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El-otro-cristo-espaniol-juan-a-mackay

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22 JUAN A. MACKAYque llamamos adversos, o de los que parecen envilecernoscon su contacto, mantente de tal modo firme y erquido,que al menos se pueda decir de ti que eres un hombre".<strong>El</strong> supremo ideal de hombre en la edad de oro de lahistoria española era el soldado. Hasta los sacerdotes,frailes v monjas de ese período tenían el corazón y eltalante de hombres sobre las armas. Bien se ha llamadoa los grandes místicos españoles "caballeros a lo divino."Este ideal militar, que es la forma más natural de expresaruna individualidad primitiva y enérgica, sirvió de instrumentoa la altiva voluntad de España y se convirtió en elceloso guardián de su honor. <strong>El</strong> país, como lo hace notarJorge Borrow,^ no es fanático por naturaleza. Pero es,en cambio, terrible y fatalmente orgulloso, v siempre hatenido en más su honor que su vida. No fué, sostieneBorrow, un fanatismo nativo, sino su orgulloso sentidodel honor, lo que en un tiempo convirtió a España encarnicera rehgiosa y la hizo dilapidar su preciosa sangrey sus riquezas en las guerras de Flandes. Como hijaselecta y privilegiada de la Roma Papal, se ha sentidoobligada a demostrar que es digna de tan gran distinción."Muera yo, pero sálvese mi honor", es un significativolema español.La intensa individualidad del carácter español formauna especie de universal primitivo. Es una unidad sindiferencia, en la cual, como en la gran literatura que hanacido de ella, no hay medios tonos. Es un extremo o esnoche sin estrellas, sinluces crepusculares. <strong>El</strong> español es incapaz de la ironía, esedehcado matiz en que es maestro eximio el francés. Forjasemidioses con la alabanza y demonios con la execración.Por la misma ley de polaridad van siempre juntos DonQuijote y Sancho^ Panza por los caminos de la vida, y noes raro que el caminante español se convierta alternadamenteen uno y en <strong>otro</strong>.Los más notables personajes que la literatura y el arteespañoles idealizan son españoles hasta la médula. Compárense,por ejemplo, los personajes de Shakespeare con losde Calderón de la Barca, el más genuinamente español de^Idearium Español, Ed. Espasa-Calpe, Arg., pág. 8.•La Biblia en España, Prefacio.

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