3.-Un millón de mundos contigo.pdf · versión 1

lo suficiente como para que Theo lo hiciera, tenían la oportunidad de desacreditar a Paul. Para
herirlo, incluso matarlo, y hacer que parezca en defensa propia. En ese punto sabía que no había
nada que no haría. Ella siguió a Paul dentro, mi corazón latía rápido con su determinación de
derribarlo.
-Ella nos puso en marcha, Paul.- El tono de mamá fue discreto. -Entra, siéntate. Tomaremos esto
paso a paso. ¿Todo bien? ¿Y cómo te sientes?.
-Extraño.- Paul sacudió la cabeza. -Me gusta . . . Tengo que elegir quién es. Cada momento.
Mis padres se miraron preocupados mientras Paul entraba en el interior y luego se detuvo.
Lentamente volvió la cabeza y me miró.
¿Lo ha adivinado? ¿Cómo pudo haberlo adivinado? Pero si alguien me conocía, realmente me
conocía por dentro y por fuera, tenía que ser Paul.
Me miró a los ojos, buscando algo que no podía nombrar. Malvada le devolvió la sonrisa mientras
cruzaba las manos alrededor de su brazo.
-Bienvenido a casa -susurró ella.
Por favor, pensé. No te dejes engañar. Mira dentro de mis ojos y vea la diferencia. Es nuestra única
oportunidad.
Por favor, Paul. Conóceme.
Y él hizo. Él hizo.
-Marguerite… -La voz de Paul se apagó. -Eres tú.
-Estoy bien.- susurró. -No me lastimaste.
Mis padres se tensaron ante la idea de que Paul me había causado dolor, que era justo lo que ella
quería. Pero también fue el momento en que Malvada le dio la mano, porque Paul sabía que no
había razón para que yo dijera algo así.
Paul sacó su brazo de su agarre, luego agarró mis muñecas tan fuertemente que lastimaba. Malvada
jadeó en estado de shock. Mi padre dio un paso adelante, la mano extendida, lista para actuar. -
Paul, ¿qué estás haciendo?
-No sé cómo esto es posible.- Paul me miró a los ojos y la vio a través de mí. -Pero esta no es nuestra
Marguerite.
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