You also want an ePaper? Increase the reach of your titles
YUMPU automatically turns print PDFs into web optimized ePapers that Google loves.
Capítulo 7
-Paul.-no puedo hablar. Por un momento no puedo respirar. Su mirada arde en mí con el frío
resplandor de hielo, y se acerca, como si se preparara para hacer lo peor.
Recuerdo que el teniente Markov disparó contra la guardia traidora que habría asesinado a la gran
duquesa, y, de otro mundo, al hijo del señor de la mafia rusa que arrancó las rodillas de Theo a
sangre fría. El potencial para la violencia, ya sea para bien o para mal, está dentro de cada Paul,
incluyendo a la persona que amo.
Mi propio Paul había superado eso, mucho antes de que se rompiera. Antes de que lo conociera.
Había luchado a través de la oscuridad en su pasado para convertirse en una buena persona, y un
hombre fuerte. Pero las grietas en su alma permanecen, y en cualquier momento el hombre bueno
que amo podría desmoronarse. Convertirse en alguien más, alguien peligroso.
Así que mejor me defiendo.
-De acuerdo.- comienzo temblorosa. -Yo fui secuestrada por primera vez en mi propio cuerpo,
porque Malvada.
-¿Malvada?.- Paul hace muecas, como si evaluara a un extraño sospechoso.
-¡Correcto! Así la estoy llamando, la de la Oficina Central, porque bueno, es más fácil, por un lado, y
ni siquiera creo que merece ser llamada Marguerite. Pero ella conoce a Nightthief, ¿no? Entonces
... entonces apuesto a que no sabe lo de las terribles vacaciones de primavera que tuviste con Theo
en Las Vegas ...
-Detente.- Paul toma una respiración profunda, y entonces él se parece a sí mismo nuevamente.
Mi pavor nauseabundo se desvanece. Por supuesto que no tenía que tener miedo de Paul.
Estropeado o no, sigue siendo él mismo. Tiene que serlo.
-Sabía que eras tú tan pronto como me dijiste que apodaste a la otra Malvada.
No quiero preguntar lo siguiente, pero tengo que hacerlo. -¿Qué pasó en el Londresverso?
-¿Qué crees que pasó? ¿Necesitas que lo diga en voz alta?.
Asiento con la cabeza como el hipócrita que soy, exigiendo que Paul hable cuando me falta el coraje
para siquiera hacer la pregunta.
-Está muerta -dice Paul pesadamente. -La vi morir.
El conocimiento se estrella en mí, casi tan duro y frío como el agua del Támesis debe haber sido para
ella. Daría tanto que me hubiera quedado en un segundo más, haberle ahorrado la conciencia de su
caída hasta el último instante, cuando ni siquiera hubiera tenido tiempo de comprender lo que
estaba sucediendo.
No se puede cortar tan cerca, me recuerdo a mí misma. No la salvarías, y sólo te pondrías en peligro.
Cierto. No me hace sentir mejor.
46