SE RUEGA DIFUNDIR - El avisador malagueño

tica, cultural y religiosa. Y es que, seguimos confundiendo los tiempos. Incluso hasta para salir a la calle
se debe llevar la ropa apropiada a cada ocasión. Hay que respetar la tradición en todos sus aspectos, la
evolución de las cosas con el tiempo no tienen porqué contemplar su total transformación porque por encima
de todo, es la devoción popular, mayoritariamente, la que hace posible esta catequesis plástica. Esa
devoción que tiene y manifiesta incluso el que no cree en Dios, y puedo dar fe de ello. Su Cristo es su
Cristo porque cada uno ha elegido su modelo desde la perspectiva humana y no desde la divina. No creen
en Dios pero creen en el hombre por el propio hombre, y eso, en estos tiempos, es muy importante; es el
primer paso para tener una fe grande porque si no se tiene fe en el prójimo, en el que tienes al lado día
tras día, en tu familia, en tus amigos, es impensable que en algún momento de la vida pueda mirar al cielo
e implorar la intercesión divina.
En esta Semana Mayor se cumple el vaticinio del villancico gitano: “Esta noche ha de nacé/ Manolito
de Jesú;/ para morir por los hombres/ enclavao en una crú”. Como vemos, se nos avecina una
semana que comenzó la noche del 24 de diciembre y que la hizo posible Pilato al lavarse las manos. Contemplemos
el misterio de la Redención con el respeto que merecen todos y cada uno de sus componentes.
Es la Málaga jerosomilitana la que se tirará a la calle y recibirá al Hijo de Dios hecho Hombre en calle
Parras; el huerto de los olivos, a nuestro libre albedrío unas veces estará en “El Legío” , otras en Santo
Domingo y finalmente en calle el Agua. El puente que cruza el Cedrón arranca en la Plaza de San Francisco.
Cristo Expirará en el Perchel y será Rico en la Aduana. María lo recogerá en sus brazos en la Cruz
del Molinillo y José de Arimatea y Nicodemo, como buenos trinitarios lo trasladarán al enterramiento
después de haber sido descendido de la cruz a los pies de la Coracha. Este es un fenómeno único que se
verá arropado por una ingente masa de público que mirará curioso unas veces; indiferente otros. Unos
rezarán, otros pedirán y otros en silencio probablemente hagan sus cuentas con Dios o repasen los problemas
que aquejan a sus familiares o amigos. Cristo sale al encuentro porque muchas veces el pueblo no
va de visita a su casa. Y es que Cristo, en Málaga, como dice el maestro Manuel Alcántara, está al cabo
de la calle.
Hoy quiero ser marinero en tierra y subirme a Gibralfaro y contemplar desde la altura cómo la
Luna de Nisán, único testigo real que queda en el tiempo, baña de plata el solemne acontecimiento. Respeto,
simplemente respeto. Los globos y la música estridente para la feria. Hoy tocan limones cascaruos
como cuando se subía al Calvario, ruedas de tejeringo y porqué no, implantar los soldaditos de Pavía hoy
que se están recuperando las freidurías. Y es que no sólo de pan vive el hombre. Entre cofradía y cofradía
hay que reponer fuerzas sin flagelarse mucho con nuestro Pedro Ximén, Pajarete, Moscatel o lo que cada
uno quiera, pero siempre, siempre, desde el respeto. Al que no le guste, son días de recogimiento para
relajarse y aprovechar para instruirse un poco, oír música clásica, leer un buen libro y dejar de mearse en
las esquinas como cada viernes o sábado después del botellón. Este viernes, el Santo, Málaga la creyente
y la que no, están de luto y hasta la mujer se pone las mejores galas y desde la peina para abajo, deja caer
velo negro como celosía entre las miradas ajenas y su cuerpo serrano. Que tengan una buena Semana Santa
que yo, me quedaré en el Castillo y mi jábega vara en el rebalaje.
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