02.04.2013 Views

La Historia empieza en Sumer

La Historia empieza en Sumer

La Historia empieza en Sumer

SHOW MORE
SHOW LESS

Create successful ePaper yourself

Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.

Samuel Noah Kramer <strong>La</strong> <strong>Historia</strong> Empieza En <strong>Sumer</strong><br />

los excavadores norteamericanos el nombre de protolítera.<br />

Los siete u ocho siglos de Uruk fueron los que vieron a los sumerios crear,<br />

instaurar y madurar, sobre el fondo de las culturas anteriores, esta primera civilización,<br />

por la que hoy <strong>en</strong> día se les reconoce todo el mérito. Hacia el final de esta época aparec<strong>en</strong><br />

los primeros testimonios de la escritura que, con el tiempo, se convertiría <strong>en</strong><br />

«cuneiforme», la primera escritura del mundo, inv<strong>en</strong>tada por los sumerios. Pero los textos<br />

son aún muy raros <strong>en</strong> esta época, y su carácter, difícilm<strong>en</strong>te p<strong>en</strong>etrable, no permite situar,<br />

de golpe, <strong>en</strong>tre los tiempos históricos, el periodo protolítero de la evolución sumeria, sino<br />

que constituye más bi<strong>en</strong> una a modo de protohistoria que se va reconstruy<strong>en</strong>do<br />

principalm<strong>en</strong>te con la ayuda de los vestigios arqueológicos.<br />

<strong>La</strong> verdadera historia de <strong>Sumer</strong> <strong>empieza</strong> <strong>en</strong> la época sigui<strong>en</strong>te, llamada<br />

protodinástica, <strong>en</strong>tre los años 2700 y 2300, poco más o m<strong>en</strong>os. Se verá <strong>en</strong> la pres<strong>en</strong>te<br />

obra (véase sobre todo el capítulo V, pero también los capítulos III, IV y VI) cómo los<br />

textos, ya más abundantes e inteligibles, nos permit<strong>en</strong> reconstruir ciertas porciones de ella.<br />

Es ésta la época <strong>en</strong> que se desarrolla pl<strong>en</strong>am<strong>en</strong>te la civilización sumeria iniciada unos<br />

siglos antes. <strong>Sumer</strong> se <strong>en</strong>cu<strong>en</strong>tra distribuida <strong>en</strong> pequeños Estados urbanos, porciones, <strong>en</strong><br />

realidad, de territorio rural, agrupados, cada uno de ellos, alrededor de una ciudad-capital.<br />

<strong>La</strong> ciudad, rodeada de murallas y fortificada, está c<strong>en</strong>trada <strong>en</strong> el Palacio, resid<strong>en</strong>cia del<br />

monarca terrestre que la gobierna, y también <strong>en</strong> el Templo, morada del personaje divino<br />

cuya repres<strong>en</strong>tación ost<strong>en</strong>ta el rey. Templo y Palacio, construidos <strong>en</strong> obra de ladrillo con<br />

un s<strong>en</strong>tido cada vez más perfecto de la arquitectura y del urbanismo, yac<strong>en</strong> al pie de la<br />

«atalaya» de las ciudades sumerias, el ziggurat 4 , torre piramidal con pisos, que unía el<br />

mundo divino al de los hombres. Una administración civil y religiosa, cada vez más<br />

compleja, pulula por el barrio oficial de cada ciudad y responde a una organización y a<br />

una especialización cada vez más detalladas de la vida pública y de la privada. Alrededor<br />

del Palacio y del Templo, que también sirv<strong>en</strong> de universidad y de cuartel, se agrupan las<br />

casas de los ciudadanos, las ti<strong>en</strong>das de los obreros, los almac<strong>en</strong>es, los depósitos, los<br />

graneros.<br />

Estos siglos están h<strong>en</strong>chidos (véase especialm<strong>en</strong>te el capítulo V) de las luchas y<br />

rivalidades de estas ciudades-Estado, que aspiran a la hegemonía, tan pronto<br />

conquistadoras como conquistadas. Al final de este período, el país de <strong>Sumer</strong> por <strong>en</strong>tero,<br />

agrupado alrededor del v<strong>en</strong>erable c<strong>en</strong>tro religioso de Uruk, acaba por hallarse sujeto al<br />

poder de un monarca único, Lugalzaggisi, ex gobernador de la ciudad de Umma.<br />

Estas t<strong>en</strong>d<strong>en</strong>cias imperialistas llegaron aún más lejos. Pero no fueron los sumerios<br />

los que pudieron establecer el primer imperio mesopotámico, sino que fueron los semitas.<br />

Estos últimos, antiguos beduinos nómadas del desierto sirio-arábigo, se habían ido<br />

infiltrando, desde hacía mucho tiempo, por bandas más o m<strong>en</strong>os fuertes, <strong>en</strong>tre los<br />

sumerios y, sin duda, ya <strong>en</strong>tre los predecesores de éstos, <strong>en</strong> el bajo Valle de los dos Ríos,<br />

y sobre todo al norte de este valle, <strong>en</strong> el país de Accad. Hacia el año 2300, uno de ellos, el<br />

Carlomagno de Mesopotamia, Sargón de Agadé, o Sargón el Viejo, reunió bajo su cetro<br />

no solam<strong>en</strong>te la Mesopotamia <strong>en</strong>tera, <strong>Sumer</strong> inclusive, sino hasta el Elam, al este, y una<br />

parte de Siria y del Asia M<strong>en</strong>or al oeste. De este modo se inició un nuevo período de la<br />

historia sumeria, el período llamado de Accad o de Agadé, o, s<strong>en</strong>cillam<strong>en</strong>te, período<br />

revisiones y precisiones posibles por efectos de nuevos hallazgos y análisis En todo caso, desde hace una veint<strong>en</strong>a de años, otros<br />

trabajos más at<strong>en</strong>tos, fundados <strong>en</strong> importantes descubrimi<strong>en</strong>tos, han permitido reducir considerablem<strong>en</strong>te el número elevado de<br />

años y siglos que los historiadores anteriores acordaban con liberalidad a las épocas antiguas. El lector, si consulta otras obras.<br />

hará bi<strong>en</strong> <strong>en</strong> desconfiar, sobre este punto <strong>en</strong> particular, de las que se hubieran publicado antes del 1940, o de las que, publicadas<br />

después, no estuvieran al día. El marg<strong>en</strong> actual de incertidumbre es, aproximadam<strong>en</strong>te, de un c<strong>en</strong>t<strong>en</strong>ar de años; d<strong>en</strong>tro de estos<br />

límites, las cifras dadas por S. N. Kramer (véase el final del capítulo XXIV). que yo reproduzco aquí, repres<strong>en</strong>tan la cronología<br />

actualm<strong>en</strong>te <strong>en</strong> vigor <strong>en</strong>tre los especialistas.<br />

4 El recuerdo de estos ziggurats se mantuvo hasta la célebre historia bíblica de la «torre de Babel» (Génesis, capítulo XI).<br />

12

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!