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Samuel Noah Kramer <strong>La</strong> <strong>Historia</strong> Empieza En <strong>Sumer</strong><br />
Al principio, la escuela sumeria daba una <strong>en</strong>señanza «profesional», es decir, se<br />
destinaba a la formación de escribas, necesarios a la administración pública y a las<br />
empresas mercantiles, principalm<strong>en</strong>te <strong>en</strong> vistas a su empleo <strong>en</strong> el Templo y <strong>en</strong> el Palacio.<br />
Éste fue siempre su objetivo principal. Pero al crecer y desarrollarse, a consecu<strong>en</strong>cia<br />
sobre todo de la ampliación de sus programas de estudio, la escuela sumeria se transformó,<br />
poco a poco, <strong>en</strong> el c<strong>en</strong>tro de la cultura y del saber sumerios. En su recinto se formaban<br />
eruditos y hombres de ci<strong>en</strong>cia, instruidos <strong>en</strong> todas las formas del saber corri<strong>en</strong>tes <strong>en</strong><br />
aquella época, tanto de índole teológica como botánica, zoológica, mineralógica,<br />
geográfica, matemática, gramatical o lingüística, y que hacían progresar luego esta clase<br />
de conocimi<strong>en</strong>tos.<br />
<strong>La</strong> escuela sumeria era, <strong>en</strong> fin, el c<strong>en</strong>tro de lo que podría calificarse como dé<br />
creación literaria. No solam<strong>en</strong>te se copiaban, recopiaban y estudiaban allí las obras del<br />
pasado, sino que se componían obras nuevas.<br />
Si bi<strong>en</strong> es verdad que los alumnos diplomados de las escuelas sumerias llegaban a<br />
ser empleados como escribas del Templo o del Palacio, o se ponían al servicio de los ricos<br />
y poderosos del país, había otros que consagraban su vida a la <strong>en</strong>señanza y al estudio.<br />
Igual que nuestros modernos profesores de universidad, muchos de estos sabios antiguos<br />
se ganaban la vida gracias a su salario como profesores, y consagraban sus ocios a la<br />
investigación y a los trabajos escritos.<br />
<strong>La</strong> escuela sumeria que, probablem<strong>en</strong>te, <strong>en</strong> sus comi<strong>en</strong>zos, había constituido una<br />
dep<strong>en</strong>d<strong>en</strong>cia del Templo, se transformó, al correr del tiempo, <strong>en</strong> una institución seglar, y<br />
hasta su programa adquirió un carácter <strong>en</strong> gran parte laico.<br />
<strong>La</strong> <strong>en</strong>señanza no era ni g<strong>en</strong>eral ni obligatoria. <strong>La</strong> mayor parte de los estudiantes<br />
procedían de familias acomodadas, ya que los pobres difícilm<strong>en</strong>te eran capaces de<br />
soportar el gasto y la pérdida de tiempo que una educación prolongada exigía. Al m<strong>en</strong>os<br />
eso es lo que los asiriólogos habían creído hasta una fecha reci<strong>en</strong>te; pero ello no era más<br />
que una hipótesis. Sin embargo, <strong>en</strong> 1946, un asiriólogo alemán, Nikolaus Schneider,<br />
confirmó ing<strong>en</strong>iosam<strong>en</strong>te este hecho, fundándose <strong>en</strong> docum<strong>en</strong>tos de la época. En los<br />
millares de tabletas administrativas publicadas hasta la fecha y que correspond<strong>en</strong><br />
aproximadam<strong>en</strong>te al año 2000 a. de J. C., se hallan m<strong>en</strong>cionados <strong>en</strong> calidad de escribas<br />
los nombres de unos quini<strong>en</strong>tos individuos, y, para mejor definir su id<strong>en</strong>tidad, muchos de<br />
estos escribas anotan, a continuación de su nombre, el de su padre, indicando al mismo<br />
tiempo su profesión. Después de haber compilado cuidadosam<strong>en</strong>te estas tabletas,<br />
Schneider comprobó que los padres de los escribas (escribas que habían pasado todos por<br />
la escuela) resultaban ser los gobernadores, los «padres de la ciudad», los embajadores,<br />
los administradores de los templos, los oficiales, los capitanes de navío, los altos<br />
funcionarios de haci<strong>en</strong>da, los sacerdotes de diversas categorías, los administradores y<br />
directores de empresas, los interv<strong>en</strong>tores, los contramaestres, los mismos escribas, los<br />
archiveros y los contables. En resum<strong>en</strong>, los escribas eran los hijos de los ciudadanos más<br />
ricos de las comunidades urbanas. No consta ni una sola mujer como escriba <strong>en</strong> estos<br />
docum<strong>en</strong>tos; es, por lo tanto, muy probable que la masa de los estudiantes de la escuela<br />
sumeria estuviese constituida exclusivam<strong>en</strong>te por hombres. 5<br />
A la cabeza de la escuela se hallaba el ummia, el «especialista», el «profesor», a<br />
qui<strong>en</strong> se daba también el título de «padre de la escuela». Al profesor auxiliar se le<br />
designaba como «gran hermano», y a los alumnos se les llamaba «hijos de la escuela». El<br />
papel principal del profesor auxiliar consistía <strong>en</strong> caligrafiar las tabletas que luego los<br />
alumnos debían volver a copiar; el maestro auxiliar debía <strong>en</strong>tonces examinar las copias y<br />
5 Por el contrario, <strong>en</strong> la época babilónica, por ejemplo <strong>en</strong> Mari, hacia el año 1800 antes de nuestra era, se <strong>en</strong>cu<strong>en</strong>tran escribas<br />
fem<strong>en</strong>inos y secretarias, prototipos, como si dijéramos, de nuestras modernas taquimecas. (N. de J. H., M. M. y P. S.)<br />
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