Comentario sobre “Hechos de Apóstoles” - The Bible / Regresando ...
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"gran llanto" <strong>de</strong> parte <strong>de</strong> los "varones piadosos" que <strong>de</strong>sempeñaron el servicio<br />
fúnebre. Posible es que algunos <strong>de</strong> ellos no fueran ni miembros <strong>de</strong> la iglesia. Pero esta<br />
<strong>de</strong>función llenó los corazones <strong>de</strong> los discípulos <strong>de</strong> una pena in<strong>de</strong>cible, aunque <strong>de</strong>s<strong>de</strong><br />
otro punto <strong>de</strong> vista tuvo grandísimo valor para ellos. Habrán puesto todos sus intereses,<br />
temporales y eternos en la causa <strong>de</strong> Uno que, mientras estuvo presente con ellos,<br />
probó su po<strong>de</strong>r para librarlos, pero ya había <strong>de</strong>saparecido <strong>de</strong>l alcance <strong>de</strong> su vista y no<br />
tenía más coloquios personales con los que habían sido sus compañeros. Hasta allí,<br />
con muchas lágrimas, algunos golpes y bastante aflicción, habían hallado satisfacción<br />
en su servicio; pero antes <strong>de</strong> la muerte <strong>de</strong> Esteban no habían sabido por experiencia<br />
cómo se sostendría su fe a la hora <strong>de</strong> la muerte. Ahora uno <strong>de</strong> ellos había probado la<br />
espantosa realidad. Había muerto rogando por sus asesinos y encomendando su<br />
espíritu al Hijo <strong>de</strong>l hombre a quien columbraba en visión célica. Nadie <strong>de</strong> los días<br />
actuales pue<strong>de</strong> <strong>de</strong>cir cuán gran<strong>de</strong>s fueron la fuerza y el consuelo que obtuvieron con la<br />
muerte <strong>de</strong> uno que había sucumbido tan triunfante. Fue preparación a<strong>de</strong>cuada y<br />
sumamente provi<strong>de</strong>ncial para la prueba <strong>de</strong> fuego que el cuerpo entero <strong>de</strong> creyentes se<br />
vería obligado a pasar inmediatamente. Ahora podían avanzar en su carrera enturbiada<br />
por las lágrimas, sin temor ni cuidado por lo que hubiere en la tumba o más allá. Con<br />
harta amargura <strong>de</strong> corazón <strong>de</strong>jaban su ciudad natal y sus hogares individuales en busca<br />
<strong>de</strong> refugio entre extraños; pero para muchos <strong>de</strong> ellos era sin duda ligera la amargura <strong>de</strong><br />
la pérdida temporal comparada con ver la causa que amaban más que la vida, echada a<br />
la ruina aparente. Sin embargo, aunque perdían todo por predicar la palabra, iban por<br />
todas partes predicándola. ¿Y cuál <strong>de</strong>be haber sido el sentir <strong>de</strong> los doce al hallarse<br />
solos en la gran ciudad, esparcida y <strong>de</strong>saparecida toda la congregación <strong>de</strong> muchos<br />
millares que habían juntado, y ellos reducidos al silencio por falta <strong>de</strong> oyentes? Su propia<br />
vida estaba sin duda en peligro inminente; pero creyendo que no había expirado el<br />
lapso <strong>de</strong> tiempo que Jesús fijara para su permanencia en Jerusalén, y quién sabe si<br />
solícitos por el futuro <strong>de</strong> muchos hermanos <strong>de</strong> ambos sexos que langui<strong>de</strong>cían en<br />
prisión, valerosamente se quedaron a cumplir su cometido sin temor a las<br />
consecuencias. Que se les permitió quedarse sin molestarlos quizá se explique en parte<br />
por la suposición <strong>de</strong> que estarían impotentes tras la <strong>de</strong>strucción <strong>de</strong> la iglesia, y en parte<br />
por el recuerdo <strong>de</strong> sus milagros, especialmente por su escapatoria milagrosa <strong>de</strong> la<br />
cárcel. A<strong>de</strong>más, ya no podían predicar en público por falta <strong>de</strong> auditorio, y así parecían<br />
callados por el miedo y por lo mismo tenidos por inocuos.<br />
Versículo 4. Esta proclamación <strong>de</strong> la palabra era tanto privada como pública. En<br />
lo privado laboraban las mujeres también como los hombres; en lo público era<br />
trabajo que los hombres hacían.<br />
1. Su viaje a Damasco. Hechos 9:1-9.<br />
Versículos 1 y 2. De la conversión <strong>de</strong> un noble cuyo hogar estaba en tierra lejana,<br />
vuelve nuestro autor a la <strong>de</strong>l más afamado enemigo <strong>de</strong> la iglesia en aquel tiempo. Ya<br />
presenté a Saulo con lectores al dar cuenta <strong>de</strong>l martirio <strong>de</strong> Esteban; pues este, el más<br />
laborioso y abnegado <strong>de</strong> todos los apóstoles, aparece en la historia <strong>de</strong> pie presenciando<br />
que lapidaban a Esteban, teniendo a sus pies las ropas <strong>de</strong> los testigos ejecutores. Sus<br />
propias <strong>de</strong>claraciones <strong>de</strong> sí mismo nos ayudan a indagar su historia <strong>de</strong>s<strong>de</strong> período bien<br />
anterior. La educación temprana y los recuerdos ancestrales <strong>de</strong> un hombre tienen<br />
mucho que ver en la formación <strong>de</strong> su carácter y dan cuerpo a su carrera. Los <strong>de</strong> Saulo<br />
se proyectan para lanzarlo en el curso <strong>de</strong> acción en que primero figura en la narración