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el intelectual y el estadista: reflexiones sobre ... - Aníbal Romero

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"Si <strong>el</strong> cataclismo ocurría, Nixon y yo tendríamos que afrontarlo con escaso<br />

respaldo d<strong>el</strong> resto d<strong>el</strong> gobierno -y quizás d<strong>el</strong> país— en r<strong>el</strong>ación a lo que<br />

considerábamos una necesidad estratégica: apoyar a China... Desde un principio<br />

Nixon y yo estuvimos convencidos —los únicos entre <strong>el</strong> más alto grupo dirigente-<br />

que Estados Unidos no podía aceptar un asalto militar <strong>sobre</strong> China. Habíamos<br />

sostenido este punto de vista antes de que hubiese cualquier tipo de contacto con<br />

los chinos; impusimos la planificación de contingencia <strong>sobre</strong> una burocracia<br />

reacia desde <strong>el</strong> verano de 1969. Desde luego, esta actitud no reflejaba ningún<br />

acuerdo entre Pekín y Washington... se basaba simplemente en una sobria<br />

apreciación geopolítica". 102 A mi modo de ver, la posición asumida ante la<br />

confrontación chino-soviética es uno de los más rev<strong>el</strong>adores ejemplos de la<br />

dirección que Nixon y Kissinger quisieron imprimir a la diplomacia<br />

norteamericana: evitar <strong>el</strong> sentimentalismo y la aventura; asumir riesgos graves<br />

sólo si así lo exigía <strong>el</strong> mayor interés nacional; pensar con sentido estratégico y en<br />

función de una estructura global; no sacrificar la perspectiva a largo plazo a<br />

cambio de la ventaja inmediatista. Para todo <strong>el</strong>lo, Kissinger tuvo conciencia clara<br />

de cuál era su deber de asesor: hablar al Presidente sin ambigüedades <strong>sobre</strong> p<br />

las materias de su competencia.<br />

La estrategia diplomática Nixon-Kissinger tenía sus raíces en una cierta<br />

interpretación de la responsabilidad de los líderes en una democracia. Las<br />

<strong>reflexiones</strong> que al respecto hace Kissinger traslucen temas que son verdaderas<br />

constantes en su perspectiva int<strong>el</strong>ectual. En una democracia, es afortunado aqu<strong>el</strong><br />

gobernante cuyas convicciones acerca de lo que en determinadas circunstancias<br />

exige <strong>el</strong> interés nacional coinciden con la opinión mayoritaria de la ciudadanía.<br />

Pero ¿cuál es la obligación d<strong>el</strong> líder -se pregunta Kissinger- si esas percepciones<br />

difieren? Según Kissinger: "Una visión obtusa de la democracia reduciría al líder<br />

a la pasividad y le concebiría tan sólo como receptor de la opinión pública tal y<br />

como él la entiende. Pero esta línea significa la negación de las cualidades que <strong>el</strong><br />

público tiene <strong>el</strong> derecho a esperar de aqu<strong>el</strong>los que conducen los asuntos d<strong>el</strong><br />

Estado. Los líderes son responsables no de procesar encuestas de opinión sino<br />

de las consecuencias de sus acciones. Serán culpados de desastres aún si las<br />

decisiones que produjeron la calamidad disfrutaban de amplio apoyo al ser<br />

tomadas". 103 Kissinger replantea aquí uno de los grandes dilemas d<strong>el</strong> liderazgo<br />

en la democracia, y no cabe duda que uno de los aspectos más interesantes de<br />

White House Years es la descripción de los mecanismos internos de funcionamiento<br />

d<strong>el</strong> gobierno norteamericano, la quejumbrosidad de la burocracia, las<br />

luchas y la competencia desleal entre diversos organismos, la improvisación ante<br />

numerosos sucesos. Luego de leer estas "Memorias", se llega forzosamente a la<br />

conclusión de que es errado pensar que las administraciones públicas de países<br />

avanzados son maquinarias bien aceitadas de un funcionamiento casi intachable,<br />

pues en realidad éstas adolecen de serios defectos, algunos de los cuales<br />

contribuyeron a aumentar la tendencia d<strong>el</strong> dueto Nixon-Kissinger a abandonar los<br />

tortuosos e ineficientes canales oficiales y tomar vías alternas para la ejecución<br />

de sus designios. Por supuesto, <strong>el</strong> reto para <strong>el</strong> <strong>estadista</strong> en la democracia es<br />

________________________________________________________________<br />

102. Ibid, pp. 183, 764.<br />

103. Ibid. p. 292.<br />

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