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ISIS SIN VELO - masoneria activa biblioteca

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dedos de pies y manos, amputarse las piernas, sacarse los ojos, enterrarse hasta el cuello y pasar así muchos<br />

meses, son para ellos juegos de niños. Uno de los tormentos más frecuentes es el tshiddy-parvâday (26).<br />

Consiste en suspender al fakir de uno de los brazos movibles de una especie de horca que suele verse en las<br />

cercanías de los templos. En el extremo de cada uno de estos brazos, hay una polea a la que está arrollada<br />

una cuerda con un garfio de hierro pendiente, que se clava en la desnuda espalda del fakir, cuya sangre inunda<br />

el suelo, y levantado en alto se le hace girar alrededor de la horca. Desde el primer momento de tan cruel<br />

operación, hasta que por su propio peso el cuerpo cede rasgado por el garfio y cae sobre las cabezas de la<br />

multitud, ni un solo músculo del rostro del fakir se contrae en lo más mínimo y queda tan tranquilo, grave y<br />

reposado como si saliera de un refrigerante baño. El fakir se goza en despreciar los mayores tormentos, porque<br />

está convencido de que cuanto más mortifique su cuerpo material, más brillante y santo será en cuerpo<br />

espiritual. El derviche no es capaz de infligirse tales torturas.<br />

DIOSES PAGANOS. – El vulgo confunde lastimosamente los dioses con los ídolos del paganismo. Sin<br />

embargo, el verdadero concepto expresado en la palabra dioses, nada tiene de objetivo ni antropomórfico,<br />

pues o bien se refiere a las entidades planetarias y a los espíritus desencarnados de hombres puros, o bien<br />

representa para los iniciados de todas las religiones y escuelas la manifestación visible de una potestad<br />

ordinariamente invisible. Cada una de estas ocultas potestades tenía por símbolo el dios bajo cuyo nombre se<br />

la invocaba, de suerte que los múltiples dioses de los panteones indio, griego y egipcio son sencillamente<br />

representaciones de las potestades invisibles del universo. Cuando en los oficios religiosos invoca el brahmán<br />

a la diosa Aditya, representación femenina del sol, actualiza la potencia del espíritu residente en el sol<br />

mediante la palabra de poder (Vâch) contenida en el mantra empleado en la invocación.<br />

Las potestades espirituales son los hotares o vicarios del supremo Ser, mientras que a su vez el brahmán es,<br />

en el momento de oficiar, el vicario o embajador en la tierra de la invocada potestad celestial.<br />

DRUIDAS. – Casta sacerdotal que floreció en las Galias y gran Bretaña.<br />

ESENIOS. – De asa, el que sana. Secta de judíos que, según Plinio, vivieron cerca del mar Muerto per millia<br />

soeculorum, durante miles de siglos. Han supuesto algunos si serían fariseos ultrarradicales, y otros, lo que<br />

parece más cierto, los tienen por descendientes de los benim-nabim de la Biblia, o sean los kenitas y nazaritas.<br />

Tenían muchas ideas y prácticas budistas, y es digno de mención que los sacerdotes de la Gran Madre en<br />

Éfeso, la Diana-Bhavanî de múltiples pechos, llevaban también este nombre. Eusebio y De Quincey dicen que<br />

eran los cristianos primitivos y esto es muy probable. El título de hermano, usado en la Iglesia primitiva, es de<br />

origen esenio. Constituían una comunidad o koinobión análoga a la de los primeros conventos. Conviene<br />

advertir que únicamente los saduceos o zadokitas, la casta sacerdotal y sus partidarios, perseguían a los<br />

cristianos, pues los fariseos eran por lo general indulgentes y con frecuencia se declaraban a favor de aquéllos.<br />

Jaime el Justo fue fariseo hasta su muerte; pero Pablo, o Aher, fue tenido por hereje.<br />

ESPÍRITU. – Mucha confusión ha producido la discrepancia de los escritores en el empleo de esta palabra,<br />

que por regla general se considera sinónima de alma, sin que los lexicógrafos se preocupen de separar su<br />

respectiva acepción. Esto es consecuencia natural de la ignorancia orriente, y de haber desdeñado la distinción<br />

adoptada por los antiguos. Más adelante dilucidaremos la importantísima diferencia entre espíritu y alma. Baste<br />

decir, por ahora, que el espíritu es el nous de Platón, el principio inmortal, inmaterial, purísimo y divino del<br />

hombre, el coronamiento de la tríada humana.<br />

ESPÍRITUS ELEMENTALES. – Criaturas que evolucionan en los cuatro reinos elementales de: tierra, aire,<br />

fuego y agua. Los cabalistas los llaman respectivamente: gnomos, sílfides, salamandras y ondinas. Podemos<br />

llamarlos fuerzas de la naturaleza, como agentes serviles de la ley general, y también suelen valerse de ellos<br />

los espíritus desencarnados, ya puros o impuros, los Adeptos encarnados, ya blancos, ya negros, para producir<br />

los fenómenos que deseen. Los espíritus elementales nunca llegan a ser hombres (27).<br />

Bajo la denominación general de hadas y duendes, los espíritus de los elementos aparecen en los mitos,<br />

fábulas, tradiciones y poesías de todas las naciones antiguas y modernas. Sus nombres son muchísimos:<br />

peris, devas, dijinos, silvanos, sátiros, faunos, elfos, enanos, trasgos, espectros, sombras, duendes, ondinas,<br />

salamandras, damas blancas, etc. Han sido vistos, temidos, bendecidos, exorcizados e invocados en todo el<br />

mundo y en toda época. ¿Será posible que estuvieran alucinados cuantos los vieron?<br />

Los elementales son los principales agentes de los espíritus desencarnados, y aunque nunca aparecen en<br />

las sesiones, producen todos los fenómenos objetivos.<br />

ESPÍRITUS ELEMENTARIOS. – Propiamente hablando, son las almas desencarnadas de los depravados<br />

que poco antes de la muerte se separaron de su divino espíritu y no pueden aspirar a la inmortalidad. Eliphas<br />

Levi y otros cabalistas, apenas distinguen entre los espíritus elementarios que fueron hombres, y los demás<br />

seres que pueblan los elementos y son fuerzas ciegas de la naturaleza. Una vez separadas del cuerpo estas<br />

almas (también llamadas cuerpos astrales) de personas materializadas, quedan irresistiblemente atraídas a la<br />

tierra, donde experimentan una vida temporal y finita en las condiciones que más armonizan con su naturaleza<br />

inferior; y como durante la vida no cultivaron su espiritualidad, sino que la subordinaron a lo material y grosero,<br />

son incapaces de seguir el elevado camino del ser puro y desencarnado que se aleja de la sofocante y mefítica<br />

atmósfera de la tierra. Después de un período de tiempo más o menos largo, estas almas materiales empiezan<br />

a desintegrarse, hasta que, a semejanza de la niebla, se disuelven, átomo por átomo, en los elementos<br />

circundantes.<br />

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