ISIS SIN VELO - masoneria activa biblioteca
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el azufre y los metales, formando una sal roja de peso equivalente al de las materias disueltas con tanta<br />
facilidad como el agua caliente disuelve la nieve”.<br />
Éste es el fluido que aún hoy se emplea para sumergir el vidrio común y darle maleabilidad.<br />
Tenemos una prueba palpable de semejantes posibilidades. Un corresponsal extranjero de la Sociedad<br />
Teosófica, famoso médico que hace más de treinta años se dedica al estudio de las ciencias ocultas, ha<br />
obtenido el primario elemento del oro al que llama legítimo aceite de oro, que analizado por muchos químicos,<br />
se han visto precisados a confesar que no acertaban con el procedimiento de obtención. No debe extrañarnos<br />
que este médico se resista a publicar su nombre, pues el ridículo y las preocupaciones vulgares son a veces<br />
más peligrosas que la Inquisición antigua. La tierra adámica es de linaje emparentado con el alkahest y uno de<br />
los más importantes secretos alquímicos, que ningún cabalista divulgará, pues como dice muy bien en lenguaje<br />
simbólico: “daría explicación de las águilas de los alquimistas y las águilas tienen las alas cortadas”. Es un<br />
secreto que Tomás Vaughan (Eugenio Filaleteo), tardó veinte años en aprender.<br />
ELOGIO DE PARACELSO<br />
A medida que la aurora de las ciencias físicas fue acrecentándose en luz diurna, las ciencias espirituales se<br />
sumergieron en cada vez más densas sombras, hasta el punto de negarlas muchos muy rotundamente. A los<br />
eminentes psicólogos de otras épocas se les tiene hoy por ignoprantes y supersticiosos, cuando no por<br />
saltimbanquis y prestidigitadores, pues el sol de la ciencia brilla en nuestros días con tal esplendor, que parece<br />
axiomático que los antiguos nada sabían y estaban envueltos en las brumas de la superstición. Pero olvidan<br />
sus detractores que el sol de nuestro tiempo será obscura noche en comparación del luminar futuro, uy que así<br />
como los científicos de nuestro siglo tildan de ignorantes a sus antepasados, tal vez sus descendientes digan<br />
de ellos que nada sabían.<br />
La marcha del mundo es cíclica. Las razas futuras serán reproducción de otras hace siglos desaparecidas,<br />
mientras que la nuestra acaso reproduce la existente diez mil años atrás. Tiempo ha de llegar en que reciban<br />
su merecido cuantos hoy detractan úblicamente a los herméticos, pero que en privado consultan sus<br />
polvorientos volúmenes para plagiar sus ideas. A este propósito exclama honradamente Pfaff: “¿Quién ha<br />
tenido tan claro concepto de la naturaleza como Paracelso? Fue el audaz fundador de la química médica y de<br />
innovadoras escuelas, victoriosas en la controversia, y uno de los pensadores que dieron más acertada<br />
orientación al estudio de la naturaleza de las cosas. Lo que en sus obras dice acerca de la piedra filosofal, de<br />
los pigmeos y gnomos, de los homúnculos, del elixir de larga vida y demás temas hoy aducidos por sus<br />
detractores para regatearle méritos, no pude debilitar nuestro agradecimiento y admiración por sus obras y por<br />
su noble vida” (14).<br />
Muchos médicos, químicos y magnetizadores nutrieron su mente en las obras de Paracelso. De él tomó<br />
Hufeland su teoría de las enfermedades infecciosas, a pesar de que Sprengel le llama “el charlatán de la Edad<br />
Media”, si bien en cambio reivindica Hemman la memoria del insigne filósofo diputándole noblemente por el<br />
químico más ilustre de su época” (15). Lo mismo dicen Molitor (16) y el eminente psicólogo alemán Ennemoser<br />
(17), de cuyos estudios sobre Paracelso se infiere que este hermético fue “el más admirable talento de su<br />
tiempo”. Pero las lumbreras modernas presumen de aventajarle en sabiduría, y han hundido en el “limbo de la<br />
magia” las ideas de los rosacruces acerca de los espíritus elementales, duendes y hadas como si fueran<br />
cuentos infantiles (18).<br />
Concedemos de buen grado a los escépticos que en la mitad y más de los fenómenos psíquicos interviene<br />
el fraude más o menos hábilmente dispuesto, según prueban recientes manifestaciones de médiums<br />
materializados; pero quedan todavía muchísimos otros fenómenos perfectamente auténticos, en espera de<br />
comprobación por parte de los científicos que se verán precisados a efectuarla con toda sinceridad, cuando los<br />
espiritistas sean lo suficientemente razonables para no proporcionar armas a sus adversarios.<br />
EL ESPIRITISMO CLERICAL<br />
¿Qué concepto formarán los espiritistas sensibles del espíritu guía que después de haberse servido año<br />
tras año de un pobre médium, lo abandona de repente cuando más necesita de su auxilio? Tan sólo seres sin<br />
alma ni conciencia pueden hacerse reos de tamaña injusticia. ¿Es acaso por la fuerza de las circunstancias?<br />
Mero sofisma. ¿Qué espíritus son esos que no convocan si es necesario un ejército de espíritus amigos para<br />
salvar al inocente médium del abismo abierto bajo sus plantas? Lo que sucedió en pasados tiempos puede<br />
también suceder en los nuestros. Apariciones hubo antes del espiritismo moderno y fenómenos análogos a los<br />
de hoy se produjeron en toda época. Si las presentes manifestaciones psíquicas son ciertas e indudables,<br />
también debieron serlo los milagros y proezas taumatúrgicas de la antigüedad, porque los de ayer no tienen<br />
mejor testimonio que los de hoy. Pero aun cuando admitamos la impostura de los dos tercios de<br />
manifestaciones psíquicas que torrencialmente van derramándose de uno a otro extremo del globo, ¿qué decir<br />
de las indudablemente auténticas? Entre los fenómenos comprobados, hay sublimes, magnas y divinas<br />
comunicaciones dadas por médiums, ya profesionales, ya espontáneos. A veces son niños y personas<br />
sencillas de cuya boca recibimos enseñanzas, máximas filosóficas, poesías, oraciones inspiradísimas,<br />
composiciones musicales y obras pictóricas dignas de los comunicantes. Con frecuencia se han cumplido sus<br />
vaticinios, y a veces se elevaron a disquisiciones morales de positiva eficacia. ¿Quiénes son estos espíritus,<br />
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