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ISIS SIN VELO - masoneria activa biblioteca

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Quedan ya muy pocos induístas ortodoxos de la primitiva religión védica que se consideren descendientes de<br />

los Rishis, legítimos agnihôtris o iniciados en los misterios mayores. En el Panteón indio se llama a esta bebida<br />

el Rey-Soma, porque quien la bebe se identifica con el Rey celestial, de la propia suerte que los apóstoles<br />

cristianos estaban llenos del Espíritu Santo por cuya virtud perdonaban los pecados. El Soma regenera al<br />

iniciado y le transforma en otro hombre, como si naciera de nuevo; sobrepone la naturaleza espiritual a la<br />

física; infunde el divino poder de la inspiración y actualiza en grado máximo la clarividencia.<br />

Según la explicación exotérica, es el Soma a un tiempo planta y ángel, pues une íntimamente el angélico Yo<br />

del hombre con su alma irracional o cuerpo astral, por virtud de la mágica bebida, y así unidos prevalecen<br />

contra la naturaleza física y beatíficamente participan, aun en vida, de la inefable gloria de los cielos. Por lo<br />

tanto, bajo todos aspectos tiene el Soma indio la misma significación mística que la Eucaristía de los cristianos.<br />

La palabra sagrada de los mantras pronunciados en el acto del sacrificio, convierte el licor contenido en la<br />

copa, en el verdadero Soma angélico, esto es, en el mismo Brahmâ.<br />

Muchos misioneros se han indignado al presenciar esta ceremonia, porque, por regla general, emplean los<br />

brahmanes en el sacrificio un licor espirituoso en substitución del verdadero Soma, sin advertir que también los<br />

cristianos creen en la transubstanciación del vino, más o menos espirituoso, en la sangre de Cristo. ¿No es<br />

idéntico el símbolo? Sin embargo, dicen los misioneros que Satanás etá oculto en la copa del sacrificio induísta<br />

y se regocija cuando el sacerdote bebe el Soma (48).<br />

TEÓSOFOS. – nombre dado en el siglo XVI a los discípulos de Paracelso, que también se llamaban<br />

philosophia per ignem (filósofos del fuego). Como los platónicos, consideraban el alma (...) y el espíritu (...)<br />

partículas del gran Archos, o chispas emitidas por el eterno océano de luz.<br />

La Sociedad Teosófica, a la que en prueba de cariñosa consideración está dedicada esta obra, se fundó en<br />

Nueva York el año 1875 con objeto de estudiar experimentalmente los poderes ocultos de la naturaleza y<br />

difundir por Occidente el conocimiento de las religiones de Oriente al par que extender por los países<br />

calificados de “gentiles e incultos” verídicos informes sobre el cristianismo, sobre todo en las comarcas donde<br />

actúan los misioneros. A este propósito, la Sociedad Teosófica se ha puesto en relación con varias<br />

asociaciones e individuos de Oriente a quienes transmite informes auténticos de la conducta del clero, cismas,<br />

herejías, controversias, disputas, revisiones e interpretaciones de la Biblia, con otros datos publicados por la<br />

prensa mundial. En los países cristianos se da por válido que el hinduismo, budismo y sintoísmo han<br />

degradado y embrutecido a los pueblos orientales, y precisamente en estos falsos informes se apoyan los<br />

misioneros para recabar pingües subvenciones. La Sociedad Teosófica desea restablecer la justicia en este<br />

punto, procurando que en todos los países de Oriente se conozca la verdad, tergiversada y fingida por la<br />

parcialidad de los informes referentes a las enseñanzas cristianas. También pudiéramos decir algo sobre la<br />

conducta de los misioneros a cuantos contribuyen al sostenimiento de las misiones.<br />

TEURGO. – Palabra compuesta de ... (dios) y ... (obra). Jámblico fundó la primera escuela experimental de<br />

teurgia entre los neoplatónicos alejandrinos, en los albores del cristianismo; pero ya desde muy remotos<br />

tiempos se llamaban teurgos los sacerdotes egipcios, asirios y babilonios que invocaban a los dioses en los<br />

Misterios con propósito de dar manifestación visible a las entidades espirituales. Los teurgos conocían las<br />

ciencias ocultas enseñadas en los templos. A los discípulos de la escuela neoplatónica de Jámblico se les<br />

llamaba teurgos, porque practicaban la magia ceremonial y evocaban los espíritus de los héroes, dioses y<br />

demonios ... (49). Cuando era preciso que un espíritu se manifestase visible y tangiblemente, el teurgo había<br />

de suministrar de su propio cuerpo la materia suficiente para la materialización, por el misterioso procedimiento<br />

llamado theopoea, que conocen perfectamente los fakires modernos y los brahmanes iniciados. Esto mismo<br />

dice el Libro de las Evocaciones que se conserva en las pagodas, como demostración de que los ritos y<br />

ceremonias de la teurgia alejandrina eran idénticos a los de la antiquísima teurgia brahmánica.<br />

Del Libro de las Evocaciones copiamos el siguiente pasaje:<br />

“El grihastha (brahmán evocador) ha de purificarse de toda mancha antes de evocar a los pitris. Arregla el<br />

pebetero con sándalo, incienso y otros perfumes para trazar los círculos mágicos que su maestro le enseñara,<br />

y ahuyenta a los espíritus malignos. Hecho esto, detiene la respiración y solicita la ayuda del fuego para que<br />

disgregue su cuerpo”. Después pronuncia cierto número de veces la palabra sagrada y “su alma sale del<br />

cuerpo, el cuerpo desaparece y el alma del espíritu evocado, se infunde en el doble y lo anima”. Vuelve luego<br />

el alma del grihastha a entrar en su cuerpo cuyas partículas sutiles se han agregado nuevamente, después de<br />

formar con sus emanaciones un cuerpo áereo para la manifestación del evocado espíritu.<br />

El cuerpo del pitri queda constituido de este modo por las más puras y tenues partículas del cuerpo del<br />

evocador, y entonces puede éste, una vez cumplidas las ceremonias del sacrificio, comunicarse verbalmente<br />

con las almas de los difuntos y de los pitris y preguntarles acerca de los misterios del Ser y de las<br />

transformaciones del imperecedero.<br />

Antes de salir del santuario ha de apagar el pebetero y otra vez encenderlo para poner en libertad a los<br />

espíritus malignos que ahuyentó al trazar los círculos mágicos. La escuela neoplatónica de Jámblico<br />

discrepaba de la de Plotino y Porfirio en que si bien estos creían en la teurgia, repugnaban su práctica por<br />

peligrosa.<br />

Dice Bulwer Lytton: “Tanto la magia blanca o teurgia, como la negra o goética, estuvieron en mucho<br />

predicamento durante el primer siglo de la era cristiana” (50). Los filósofos cuya fama ha llegado hasta nuestros<br />

días sin la más tenue mancha, nunca practicaron otra magia que la blanca o teúrgica.<br />

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