ISIS SIN VELO - masoneria activa biblioteca
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menos abstrusas; mas aunque no imitemos su conducta, tampoco hemos de desconceptuarlos ante la opinión<br />
pública. Pero por desgracia, no son los dioses quienes más alto claman.<br />
LOS MONOS DE LA CIENCIA<br />
El elocuente Tertuliano llama a Satán y sus retoños “monos de Dios”, porque remedan las obras del<br />
creador. Suerte tienen los filosofastros del día que no haya un nuevo Tertuliano para inmortalizarlos<br />
despectivamente como los “monos de la ciencia”.<br />
Pero volvamos a los verdaderos científicos. Dice Aksakof: “Los fenómenos de carácter meramente objetivo<br />
demandan la investigación de científicos que los expliquen; pero los pontífices de la ciencia quedan<br />
desconcertados ante una cuestión tan sencilla a primera vista, pues parece como si al tratar de ella se vieran<br />
en la precisión de faltar, no sólo a la suprema ley moral: la verdad, sino a la suprema ley científica: la<br />
experimentación... Advierten que algo muy importante hay en el fondo de todo ello, pues los casos de Hare,<br />
crookes, Morgan, Varley, Wallace y Butleroff sembraron entre ellos el pánico y temen que, de retroceder un<br />
paso, se vean precisados a abandonar todo el terreno. Los principios consagrados por el tiempo, las<br />
especulativas contemplaciones de toda una vida, de toda una generación, dependen de un sencillo vuelco de la<br />
suerte” (6). Ante experimentos tales como los de Crookes, Wallace, Hare y de la Sociedad Dialéctica, ¿qué<br />
cabe esperar de las lumbreras de erudición? La actitud respecto de fenómenos innegables es ya, por sí misma,<br />
otro fenómeno sencillamente incomprensible, a menos que admitamos una enfermedad psíquica tan<br />
contagiosa como la hidrofobia que, sin exigir nada por el descubrimiento, llamaríamos psicofobia científica.<br />
Deben de haber aprendido ya a estas horas en la amarga escuela de la experiencia, que las ciencias<br />
experimentales tienen su límite, pues mientras haya en la naturaleza un solo misterio inexplicado, es muy<br />
peligroso pronunciar la palabra imposible.<br />
En su Investigación de los fenómenos del espiritismo, somete Crookes a sus lectores las ocho hipótesis<br />
siguientes, respecto de los fenómenos observados:<br />
1ª Los fenómenos son resultado de tretas, fraudes, combinaciones mecánicas y juegos de manos. Los<br />
médiums son impostores, y los concurrentes imbéciles.<br />
2ª Los concurrentes son víctimas de alucinación e imaginan presenciar fenómenos sin realidad objetiva.<br />
3ª Los fenómenos son resultado de la acción cerebral, ya consciente, ya inconsciente.<br />
4ª El espíritu del médium se compenetra con el de todos o parte de los concurrentes.<br />
5ª El espíritu maligno asume la personalidad que le place, con propósito de perjudicar a la religión y perder<br />
las almas de los hombres (7).<br />
6ª Los fenómenos resultan de la acción de entidades no pertenecientes a la especie humana, pero que<br />
viven en la tierra y son capaces de manifestar su presencia en algunas ocasiones. En todo tiempo, y según la<br />
época, recibieron estas entidades los diversos nombres de gnomos, hadas, salamandras, sílfides, ondinas,<br />
ogros, duendes, trasgos, genios, diablos, enanos, etc. (8).<br />
7ª Los fenómenos se deben a la acción de las almas de los difuntos (9).<br />
8ª La energía psíquica opera, por medio de las entidades aludidas, en las cuatro hipótesis inmediatamente<br />
precedentes.<br />
La primera hipótesis sólo es válida en casos, por desgracia demasiado frecuentes, pero no tiene<br />
importancia alguna con relación a los fenómenos de por sí. Las segunda y tercera son los últimos reductos en<br />
que se guarecen los escépticos y materialistas, a quienes puede aplicarse el aforismo jurídico: Adhuc sub<br />
judice lis est. Por lo tanto, sólo hemos de analizar las otras cuatro hipótesis en las que podremos incluir la<br />
octava.<br />
En prueba de lo muy expuesta a error que está toda opinión científica, compararemos los diversos artículos<br />
que sobre los fenómenos espiritistas escribió Crookes desde 1870 a 1875. De uno de ellos entresacamos el<br />
siguiente pasaje:<br />
OPINIONES DE CROOKES<br />
“El perfeccionamiento y difusión de los métodos científicos facilitarán la exactitud de las observaciones, con<br />
estímulos de mayores anhelos de verdad, en los investigadores futuros, cuyos descubrimientos lanzarán los<br />
vanos residuos del espiritismo al desconocido antro de la magia y de la nigromancia”.<br />
Sin embargo, en 1875 describía el mismo crookes, con profusión de pormenores, los fenómenos<br />
producidos por el materializado espíritu llamado Catalina King (10). No cabe suponer que durante dos o tres<br />
años seguidos estuviera Crookes sujeto a algtuna sugestión extraña o alucinado por completo, pues la<br />
materializada forma de Catalina King se le aparecía en su propio despacho en circunstancias incompatibles<br />
con todo fraude, y la vieron y oyeron centenares de testigos. Sin embargo, dice Crookes que jamás creyó que<br />
Catalina King fuera un espíritu desencarnado. Aun admitiendo la afirmación de Crookes bajo su sola palabra,<br />
tendríamos que la materializada forma había de ser forzosamente una de las entidades enumeradas en la<br />
sexta hipótesis, según opina el mismo Crookes (11). Y por cierto, que tan sólo a un hada pudiera aplicarse la<br />
poética descripción del insigne físico cuando de ella dice:<br />
“Aparece rodeada de un ambiente de vida, y sus dulces y serenos ojos, tan bellos como los pensamientos<br />
celestiales, acrecientan con su mirada la diafanidad del aire. Ante su avasalladora presencia, sentimos que no<br />
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