livro - ALASRU - VI CONGRESSO_PARTE 3

La crianza de niños pequeños también hace que las mujeres se vean limitadas en sus posibilidades de trabajar fuera del
ámbito doméstico: “Dicen los hombres que la mujer que se casa es para la casa. Yo pienso que deben ayudarse uno al otro” (mujer de
19 años, Emiliano Zapata). Otras manifestaciones de las mujeres respecto de su situación fueron:
Si pudiera trabajaría fuera de la casa, pero no me deja mi esposo. Me gustaría tener un trabajo en mi casa que me permita estar
al pendiente de mis niños, porque tampoco los puedo dejar solos porque sino llego y ya quien sabe qué hicieron. Pero sí me
gustaría tener alguna cosa que hacer en mi casa para tener dinero, para poder ayudar un poquito a mi esposo (mujer, Lázaro
Cárdenas, 33 años).
La verdad me gusta mucho trabajar. Siempre he sido muy inquieta, se da uno cuenta que sí hace falta, y yo siento que me
desarrollo más, que aprendo cosas nuevas... Donde he estado (fábrica Lindavista) me han brindado mucha confianza, mucha
ayuda para aprender cosas que en la casa no las aprende uno... Me tuve que salir... Mi marido no quería que siguiera trabajando
(mujer, Lázaro Cárdenas, 39 años).
En relación a este punto, Benería (1999) señala que al mismo tiempo que se profundizan las relaciones de mercado en la
sociedad, aumentan las actividades no pagadas, y todas aquellas indirectamente relacionadas (trabajo doméstico y actividades
comunitarias) donde las mujeres están desproporcionadamente representadas 9 . El trabajo de las mujeres que producen bienes y
servicios para uso y no para intercambio, no se considera dentro del comportamiento del mercado. Según Townsend (2002), las
mujeres se ubican en el hogar donde las actividades productivas son secundarias y catalogadas como “ayuda o apoyo” y son labores
estacionales. Mientras el trabajo de los varones es linear y acumulativo, el de las mujeres es cíclico y discontínuo.
Para las mujeres de la zona hay dos alternativas en cuanto a trabajo remunerado: Los realizados en sus propias casas (como
extensión de las tareas domésticas) o los realizados en la comunidad. Así, cinco mujeres planchaban o lavaban en sus hogares para
otras familias o para talleres de costura, dos habían instalado talleres de costura (en cuyo caso era encarado como una actividad
familiar), dos trabajaban en talleres de costura de la comunidad, otra trabajaba en una tienda y la restante trabajaba en una fábrica de
CIX. Estas mujeres consideraban muy necesario para la economía de sus hogares el estar generando un ingreso extra para la familia
o, en el caso que fueran solteras, para sus gastos personales. En general las mujeres, independientemente que trabajaran en forma
remunerada o no, valoraban positivamente la existencia de otras fuentes de trabajo extra-prediales, tales como los talleres de costura
y las fábricas de Ciudad Industrial, ya que representan la posibilidad de permanecer en la comunidad y frenan la emigración.
Las mujeres ven como ventajosos los talleres domiciliarios 10 debido a que trabajan a destajo dentro del hogar y no
desatienden a los hijos. Sin embargo, la situación allí es más precaria que en las fábricas ya que no tienen prestaciones sociales, están
aisladas y no pueden organizarse para demandar sus derechos laborales. Muchas veces los talleres son propiedad o los administra un
pariente masculino y la “economía moral” dicta que las mujeres permanezcan invisibles como trabajadoras. Ninguna mujer se
registraría como obrera para hacer que su pariente masculino pague la seguridad social (Afshar, 2001). No obstante, algunos
comentarios fueron también críticos respecto a los efectos de las fábricas en las comunidades valorando en forma positiva el que se
hacía dentro de la casa.
Hubo un avance de los talleres de costura, van a traer su costura desde México. Antes era muy trabajoso para tener un
dinero, los niños antes andaban descalzos. Las familias se van menos a otros lados (mujer, 59 años, Emiliano Zapata).
Yo digo que está mejor, antes no había en qué trabajar, ahora que hay talleres está mejor (mujer, 19 años, Emiliano
Zapata).
Las fábricas han ayudado mucho, era una colonia pobrísima. Cuando menos las muchachas se fueron arreglando,
vistiendo (mujer, 62 años, Emiliano Zapata).
Desde que mis hijas trabajan (en los talleres) ya uno no sufre como antes. Antes no tenía uno dinero (mujer, 55 años,
Emiliano Zapata).
Las fábricas han traído mejoras pero no para los trabajadores, sí para los patrones. Los trabajadores no mejoran, no
progresan. Preferimos trabajar en la casa porque en las fábricas igual uno se cansa, se aburre (mujer, 23 años, Emiliano
Zapata).
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