Periodismo femenino en Argentina siglo XIX - Feminaria
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adoptamos como la revelacion del instinto de lo bello, de la<br />
elegancia y aun de la poesia si quereis. El coquetismo inoc<strong>en</strong>te<br />
de que hablamos, no puede ser de modo alguno la peligrosa<br />
liviandad con que mas de una niña juega su reputacion y se<br />
compromet<strong>en</strong> á los ojos del mundo.<br />
Dejemos esta digresion y vamos adelante.<br />
Ademas de la escuela de <strong>en</strong>señanza primaria, hay una clase<br />
de música, y ademas de los quehaceres domésticos que <strong>en</strong><br />
grande escala están á cargo de las refugiadas, hay tambi<strong>en</strong><br />
difer<strong>en</strong>tes oficinas donde trabajan solo mugeres, <strong>en</strong>cuadernacion,<br />
tejidos &. &.<br />
Son admitidos desde seis hasta catorce años, y sal<strong>en</strong>. Los<br />
hombres, á los 21 años, edad que la ley marca á su emancipacion.<br />
Las niñas á los 18, porque <strong>en</strong> los Estados-Unidos, las mugeres se<br />
emancipan primero que los hombres.<br />
Asistimos esa tarde á la meri<strong>en</strong>da; á las cinco y media, tocó la<br />
campana colocada <strong>en</strong> el patio. Cerráronse al punto las oficinas,<br />
y los niños rodearon las piletas con agua, lavando el rostro las<br />
manos,peinándose y visti<strong>en</strong>do sus bluzas ó chaquetas. A las seis<br />
el director, desde la puerta de la sala con una campanilla pequeña,<br />
llamó. Los reclusos se formaron <strong>en</strong> filas. Al segundo toque,<br />
hicieron una evolucion y se formaron <strong>en</strong> columna de dos de fr<strong>en</strong>te.<br />
Al tercer toque <strong>en</strong>traron <strong>en</strong> el comedor.<br />
Ya estaban <strong>en</strong>cima de las mesas grandes cántaros humeando,<br />
ll<strong>en</strong>os unos de puches de harina de maiz y ll<strong>en</strong>os otros de miel de<br />
abeja. El director los convidó á hacer la oracion de la tarde y todo<br />
el mundo á egemplo del superior, se arrodilló durante cinco<br />
minutos. Despues de esta ceremonia el director interpeló los<br />
maestros acerca de la conducta de los educandos. Oido el<br />
informe, hizo un elogio á los bi<strong>en</strong> comportados, y los citó como<br />
egemplo á aquellos que habian delinquido. Estos últimos, están<br />
cond<strong>en</strong>ados á t<strong>en</strong>er por delante su c<strong>en</strong>a y no tocarla.<br />
Todas las señoras que allí estábamos quisimos interceder, pero<br />
el Sr. Merino nos dijo que la disciplina de la casa era muy estricta y<br />
que eso podria mortificar al director y aun á los mismos p<strong>en</strong>it<strong>en</strong>ciados,<br />
porque para los Americanos nada es tan mortificante como verse<br />
colocados <strong>en</strong> la posicion de merecer la compasion ag<strong>en</strong>a.<br />
A pesar de haber como cuatroci<strong>en</strong>tos niños, no llegaron á ocho<br />
los delincu<strong>en</strong>tes, y esto aboga <strong>en</strong> pro de la moralidad y utilidad de<br />
tales instituciones.<br />
Nos dijo el director que por malos que fues<strong>en</strong> los muchachos,<br />
cuando alli <strong>en</strong>traban era rarísimo el que no se corregia; y mas raro<br />
aun aquel que hubiese llegado á merecer la espulsion de la casa.<br />
Dijo, que <strong>en</strong>tre las niñas no habia ejemplo alguna de esa clase,<br />
que por lo g<strong>en</strong>eral eran morigeradas mas facilm<strong>en</strong>te, que no daban<br />
trabajo, y que siempre se despedian con s<strong>en</strong>timi<strong>en</strong>to de la casa.<br />
Todas las que vimos mostraban un semblante alegre y complaci<strong>en</strong>te.<br />
Cantaron á pedido nuestro, y no pudimos despr<strong>en</strong>dernos<br />
de cierta emocion p<strong>en</strong>osa al despedirnos de ellas.<br />
La casa educa no solo expósitos, como hijos de familias pobres<br />
que no ti<strong>en</strong><strong>en</strong> como sufragar á los gastos de vestuario y mant<strong>en</strong>cion.<br />
Recibe tambi<strong>en</strong> niños de mala índole, que sus familias desesperan<br />
de corregir. Esos dán á la casa una p<strong>en</strong>sion.<br />
Los niños que manifiestan una grande intelig<strong>en</strong>cia, son aplicados<br />
á estudios mayores y sal<strong>en</strong> de alli para las academias á seguir<br />
la carrera á que parec<strong>en</strong> llamados.<br />
Aquella tierra es ávara de la intelig<strong>en</strong>cia de sus hijos, y es la<br />
intelig<strong>en</strong>cia una planta que donde aparece, se cultiva con esmero,<br />
rodeándola con toda la proteccion necesaria para su desarrollo y<br />
bu<strong>en</strong> suceso de sus frutos.<br />
“Desembarco <strong>en</strong> Bu<strong>en</strong>os Ayres” No. 7 (12 febrero 1854): 54-55<br />
Hace dias que una señora de nuestra amistad, vino á visitarnos:<br />
y como uno de los privilegios del periodismo sea no guardar<br />
secretos, si bi<strong>en</strong> aunque se cu<strong>en</strong>tan los milagros, no se nombran<br />
los santos; pondremos <strong>en</strong> conocimi<strong>en</strong>to de nuestros lectores la<br />
conversacion que tuvimos.<br />
Vino esta señora á sacarnos de apuros, porque hacia media<br />
hora que revolviamos <strong>en</strong> la m<strong>en</strong>te, mil proyectos confusos de<br />
artículos; ya queriamos una cosa, ya la otra, vaya, y qué le<br />
agradará al púbico, y qué le dirémos de bu<strong>en</strong>o; esto es sério,<br />
aquello es chuzco por demas; ci<strong>en</strong>cias? ay! es tiempo perdido;<br />
artes? sí, pero sino las hay... modas? mal haya la colaboradora de<br />
Barracas que tan mal á propósito se <strong>en</strong>fermó! Sobre educación?<br />
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