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La senda
Zen Dinámico
por Swamini Danda
Todos sufrimos, de una manera u otra,
una situación de cohibición y presión
que malogra nuestro bienestar.
Es cierto que hemos aceptado unas
normas y unos canales de relación y
de comportamiento, pero a veces, son
más importantes las normas, que las
personas.
Nadie se arriesga a perder la imagen ante los demás,
mostrando ciertos sentimientos.
Nos escondemos de llorar en público y disimulamos la
risa, nos da miedo pensar en voz alta,... todo menos
hacer el ridículo!
Todo ello impide que fluya una energía emocional que
se queda estancada.
El Zen Dinámico tiene que ver con una ruptura, con
una energía muy fuerte, aparentemente violenta, que
despierta y desinhibe. Y se entiende ya que, una decisión
tan vital, ha de ser drástica.
El Zen es un arte de contrastes, como el estallido del
trueno y la calma que queda tras la tormenta, o el silencioso
planear de una gaviota; y es dinámico porque
no nos entretenemos y participamos intensamente de
este contraste: a veces somos este trueno y otras este
silencioso planear.
Gritamos, estiramos los brazos, abrimos los ojos, el
corazón,...un estallido valiente y rebelde contra todo
aquello que nos tiene prisioneros para, enseguida, escuchar
silenciosamente estáticos, como una estatua, el
efecto de nuestra decisión.
Esta explosión es mucho más que estirar los brazos y
gritar: expulsas, vacías lo que te invade por dentro y te
hace daño y también lo que quizá no sabes, pero que
también está ahí.
El Zen Dinámico rompe situaciones
de inercia y de resistencia estúpida y
enfermiza.
Demasiado a menudo mantenemos situaciones que
no deseamos pero que por inercia, amor propio, educación
o miedo,...soportamos estoicamente, incluso
sabiendo que nos hacen daño.
Pensamientos que se instalan en nuestra mente, obsesiones,
complejos, relaciones descompuestas por detalles
sin importancia que se hacen insalvables, mien-
6 Yoga Letter
tras el tiempo va pasando,....situaciones tan absurdas
como si tuviéramos una brasa encendida en la mano y
nos la fuéramos pasando de mano en mano, soplando
y haciendo movimientos nerviosos y angustiados,...en
lugar de soltarla!
Es urgente poder soltar estas situaciones que nos
queman, que nos cargan, que nos cansan, para poder
realmente vivir!
En el Zen Dinámico, cada gesto, cada grito, es una
orden personal por encima del consciente y del inconsciente,
a cada neurona del propio cerebro. Una orden
violenta para exigir que acabe la lucha, que venga la
PAZ.
Pero una orden de este tipo no puede ser a medias, ni
decirla tímidamente. Hace falta presencia, atención y
decisión.
El Zen dinámico es una invitación a la exactitud, al no
divagar. Hay un movimiento preciso, exacto, un ritmo,
una coordinación cuerpo-mente. Esta es una característica
importante.
El Zen Dinámico no se puede hacer “más o menos”,
ni con demasiada fuerza (tensión), ni con demasiado
poca (inseguridad). En el Zen Dinámico, desde notar
los pies firmes en la tierra, hasta la chispa eléctrica
que sentimos en la punta de los dedos de las manos o
el grito valiente, todo es para crear una exactitud, una
precisión que rompa con la inercia, apática ó tensa,
que arrastramos en aquel momento, para ser libres de
nosotros mismos.
Y es que, mientras pensamos qué hacer o no hacer,
qué decir o no,... la vida va pasando de largo.
Calculamos demasiado por miedo al fracaso y como
resultado nos encontramos un fracaso más grande: la
mente insegura.
No es bueno dar vueltas y más vueltas a la cabeza, a
lo que “yo quiero”, a lo que “me apetece o no”,.... y
pasarse la vida razonando.
Hace falta desencallar esta energía poderosa de la persona
y avanzar!
Es una equivocación querer encontrar la solución a un
problema cuando toda la persona está sumergida dentro
de este.
Con una mente impresionada por algún conflicto, con
una preocupación, cansancio, etc... es imposible encontrar
la solución correcta. Sencillamente porque no
se está lo suficiente lúcido para hacerlo.
En situaciones como estas, se debe ser lo suficiente
inteligente como para no razonar, para no buscar nada
y simplemente, echar fuera la tensión que provoca la
niebla anímica y mental.
Aquí entra el Zen Dinámico: la expulsión del “virus”
interno que nubla la vista.
La gran decisión es NO DECIDIR!
Más tarde, cuando la “fiebre” haya bajado, será momento
para buscar causas y soluciones.
Swamini Danda
Profesora de Yoga.
Fundadora de Yoga Ashram