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LIBRO SEGUNDO - Bicentenario

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<strong>LIBRO</strong> <strong>SEGUNDO</strong><br />

LXS PODREDUMBRES DE LA DICTADURA<br />

CAPfTULO I<br />

EL CONGRESO DF LA uxMN<br />

Cuando escribo estas lineas oigo en torno mfo una seric de protestas,<br />

lanzadas contra los escAndalos de la famosa Convenci6n revolucionaria.<br />

Con esas protestas, que son sinceras y merecidas, eseucho tambi4n<br />

un coro gemebundo y lacrimoso, con hi pos y garraspeos, acompaAado<br />

de. encubiertas amenazas, de anlielos v, deseos viles y menguados,<br />

que es obra exclusiva de todos los reaccionaricis riacionales.<br />

jEstos son los eternos traidores.. . .!<br />

Son los mismos ( 1 ,ie ayer mendigaron la intervenei6u francesa<br />

en Las rLIllerias; los mismos que hoy In solicitan, Mstreros y falaces,<br />

en las ante.caimarus de la Casa Blanca. Antaflo invocaban los desastres<br />

causados por las guerras civiles emanadiks, del Plan de Ayntla y que<br />

produjeron lit Refornw, despu4s de baber s ido aplastados los euartelazos<br />

de Flaro N. Tarnariz, Comonforty Zuluaga; ogafio invocan los<br />

males ocasionados con lw- guerrits civiles que se litin originado del<br />

Plan de San Luis Potosi, despn& de fiRber sido apla-stados los cuartelazos<br />

de Pascual Orozco, Bernardo Reyes, Felix Dfaz y Victoriano<br />

Huerta.


-84—<br />

Para esa gente men guaday bellaca, )a Patria consiste en cohrar<br />

fntegros los cuantiosos r6ditos do sus agios e hipotecas; en que no se<br />

mermen sus rentas; en hacer sudar sangre al infeliz que tienen in&niatado<br />

con embargos y lanzamientos; en acaparar abundantes cosechas<br />

y luernr con el hambre del pueblo; en colocar sus capitales con<br />

intereses usurarios y hartarse do pitanza y satisfacciones. 4Lea falta<br />

a1Kuna do estas granjerfas? Ponen on seguida el grito en el Cielo y<br />

claman venganza 3, terrible escarmlWO contra el causante do tal<br />

iniquidad. ;.Fs una justa reclamaci6n do los obreros de una fibrica.<br />

que piden aumento de jornal o bueD trato do las eapaht^—W.. .. Que<br />

Is autoridad intervengra eb6rgicamente; cque Is vindicta pt^iblica quede<br />

satisfecha3 , ; que degilellen, fusilen y aborquen a esos ?auaro-<br />

SOP– .. - f 8Es, por evento, algona disposici6n administrativa que los<br />

obliga. a hacer tin gasto? (wnstruccift de albafiales, obras de saneamiento,<br />

etc.) ;Que se derogue en el acto tal disposici6h! inbajo Ins<br />

tiranins.. ..! ihorror a Ins iniqu i dades! jUn nuevo irnpuo^ito 0 Cl aumento<br />

de una gavela? Que se casti.-ue al atrevido flue tal hace; que<br />

sederoguen los impuestos; quese decrete que 4ellos^ no deben pagar<br />

nada. ;Son In gento decente.... ! Lo tinico quo quieren y les preocu-<br />

Pa es no perder u n solo centavo y ejercer, en toda omi6n, su despiadada.<br />

usum.<br />

Es por todo ello por lo que aliora piden a gritos In intervencift<br />

norteamericana con una avilantez que subleva el Animo. ^No puedom<br />

cobrarJas rentas de las accesorias, Di de Jos cuchitriles que arriendan<br />

con filantropla do Shylocks.. .. ? ;Que vengun los yanquis .... !<br />

tN'o pueden arrebatar sus muebles, por una bicoca, al deudor moroso..<br />

.. ? Que vengRn los vanquis.... ! ^No pueden especular con el<br />

hambre del pueblo; no han tenido cosechas; lea han quitado sus autom6viles;<br />

sus rentas no les alcanza para viviren Europa; han benido<br />

que disminuirel cargamento do coffac que antes ingrurgitaban; ya no<br />

reciben confecciones do Lundres ni de Paris; el tabaco babano estA<br />

muY Caro .. .. ? Tronto, pronto! .... I que vengan los yRnquis....!<br />

Y que la Patria se pierda, y que In nacionalidad perezea y que la<br />

rw.a quede eneadenada y humillada .... I 4Qu6 les importa a ellos<br />

si, en realidad, do tatarabuelos a oboznos no han sido jamAs mexicanos<br />

.. . ? Ellos son ricos, tgente deccnte^, atmbiliarios, vampiros de<br />

In. sangre del pueblo, serviles y bajos por temperarnento y por<br />

herencia, son hueros o q uieren serlo, angl6manos, haraganes, hinchados<br />

de vanidad y de vicios. No quieren ser mexicanos. Ser<br />

mexicano significa. ser trittueflo, estar quemado por el sol y vigorizado<br />

por el trabajo, rendir culto de adomci6n a Hidalgo, Morelos y


- 85—<br />

JuArez; eilos no sienten esos carifios, ni comprenden ese culto. Son<br />

extraflos'a todo sentimiento nacional; y si In Patria so encuentra amagada<br />

por tin invasor o conmovida por una crisis social, ellos eson<br />

gente decento-, de maAera firia., no pueden codearse con Is pelusa y<br />

no estAn hechos para exponer stis preciosisimas vidas. Para eso sirve<br />

Veracruz: para salirse bonitamente del pais y marcharse a Europa<br />

o los Estados Unidos, a fin de ver los toros desde In. barrera. 8Que<br />

la crisis so prolonga.. .. ? A gritar con todo 4nfasis: e Monsieur Napole6n<br />

III: s'i1 vous plait: . .. invada usted, ocupe, mancille, robe<br />

nuestra querida tierra, donde liny muchos indios muy fcos. Rasgue<br />

nuestra ensefia nacional. Aplaste nuestra soberanla. Asesine a nuestra<br />

Patria, con tal de que nosotros sigamos gozflndo de todo confort<br />

y cobrando, fntegras, nuestras rcntas3^ ...... %lister Woodrow Wilson,<br />

iny deart.. . . linzate a In. intervenci6n armada., bloquea, bombardea,<br />

nuestros puertos, ilLsembarca. en Veracruz y ametralla al pueblo,<br />

aplastAL a C.SOS indios que se han levantado rompiendo sus eAidenas:<br />

son de maders corriente. y ordinaria; anexi61 ' iaw la Baja California<br />

y los Rstados froDterizos como corretaje do tu misi6n paci6eadors;<br />

restablece de nuevo cualquicri dictadura reaccionaria que impida cl<br />

ejercicio de, Ins libertades y el uso de los derechos: lo importarite es<br />

quo nosotros sigamos cobrando. integramente, nu pstras rentas; que<br />

gocemos de todo confort y nos hartemos do sinecuras y gollcrlas^.. . .<br />

Esto es lo que han hecho siompre, y contintian haciendo, los<br />

odiosos reaccionarios. Ayer con In complicidad de los Almoute, Nliranda,<br />

Labastida y Guti4rrez Estrada; aliom con las criminales intrigas<br />

do los que rodean % Wilson, enardecen a Roosevelt, azuzan a<br />

la prensit amarilla y mendigan por dondequiera la intervenci6n norteamericana.<br />

Los de antaflo vendfan a su patria on nombre do In. Iglesia ro-<br />

Mana, criminal y corrompida, quo hacia nulos, con sus enorines riquezas,<br />

todos; lo- estuerzos del pueblo para manumitirse y crearse<br />

derccho5 politicos; ios do o.-afio venden a la patria, SOfIRDdo en restableeimientos<br />

imposibles, en In resurrecci6n de la dictadura porfiriaria,<br />

con otro amo, con los hombres del 4 cientificismo- quo estAn<br />

MACOIados y que ostontan estigmas ind6obles. Aquilillos ansiabaa<br />

retrogradur a. los tiempos de Su Alteza zScrenisima; 6stos quieren<br />

volver a Ins 4pocas del incondicionalismo, de la abolici6n de)a justicia,<br />

del apliistamiento de ]as libertudes y do la oxistencia de aquellos<br />

focos de corrupciOn social que so Ilamaron CCUDgreso do lit Uni6no,<br />

c Corte Suprema de Justicia>, eSecretarfas de Estadox-, t(Tobiernos<br />

de los Estados^, -cjefaturas politicas, comisarfas y Direcciones gone-


-86—<br />

rales3,, c elero, terratenientes y encomenderos ,, 4 bantlueros judlos,<br />

especulaclores, grandes industriales y concesionarios^, ^zonas militares^,<br />

etc., ett--.<br />

Este libro, como lo dije on sus primeras lineas, no estA escrito<br />

Para halagar a los verdugos, sino Pam fortalecer a las victimus, con<br />

el fin do vigrorizar nuestras resoluciones de quo ya no debernos tolemr<br />

la tirania de nadie, en ningun instante, ni por ningtin motivo.<br />

Pam los (jue echan do merios los oprobios del pasado; Para los clue<br />

suspiran poraquellas 4.poms de avilantez y servidumbre: Para los<br />

que s6lo quieren ver do la dictadura los millones atesoraclos, la Paz<br />

mecaDica y tantos oropeles de quo nos envanceimos , ]as lincas clue<br />

vienen en seguida van a ser unadura revelacio'n. Aquellit-spodredumbres<br />

se cubrfan siempre con formulismos y condescondencias criminales,<br />

a guisa de mamparas y biombos, que todos sablamos muy bien<br />

quo eran en extremo fnIgiles. Es necesario levantAir HqUellOS SUntuosos<br />

tapices blasonados^ aquellos cortinajes de brocatel y felpa quo<br />

ocultaban las cloacas, haciendo obra de sanearniento Para que scan<br />

extirpados de una vez aquellos antros de corrupci6n. Las ptistulas<br />

deben abrirse y cauterizarse, si se quiere dar vida y salud a] enfermo.<br />

El bisturf es cruel, pc^ro sano.<br />

El gran c6mplice de ladictadura porfiriana en toda ocasi6n;<br />

e6mplice gustoso, consciente, fervoroso, anhelaute de hiteerse U'til,<br />

implidico siempre y con Cinismo horripilitnte, fue la instituci6n politico-social<br />

que esL4 hecha Para salvar a LIM naci6n, Para darle vida<br />

independiente y sana, Para defenderla do todas las tiranias, Para<br />

enaltecerla, Para asegurarle gitruntfits y libertades, Para srjr la expresi6n<br />

de Jos Rnbelos y de )a voluntad nacional: el Conglwo dela<br />

U71 idn..<br />

Los Congresos todos do la dictadu ra porfiriana, a exccl)ci6n del<br />

primero, que f ue f ru to de las elecciones do 1877, todos, todos sin otra<br />

excepci6n, fueron los serviles auxiliares del tirano; sin tasa on sus<br />

complicidades, ni vacilaciones en sus actos, ni retardo en stj acci6n;<br />

dando siempre mAS do lo quo so les pedia; armstrai nclose y humillAndose<br />

ante el amo, sin clignidad ni decoro, y entonando en Wda, ocasi6n<br />

y con cualquier pretextA) un coro de vergonzantes lisonjas, indecorosas<br />

y bajas, cantado con entusiasmos desenfrenados, que en<br />

m6s do una ocasi6n sonrojaron al mismo dictador.<br />

Esos fueron los Congresos porfirianos.


-87—<br />

Pam Ilegar a ellos, para ocupar aquellas curules, para ungirse<br />

padre de )a Patria y cubrirse con el manto augusto del fuero constitucional.<br />

era innecesario recurrir a los comicios: bastaba tener el<br />

voto del Gran Elector: del general Diaz. 91 seleccionaba a sus protegidos<br />

o a los protegidos de sus Intimos; y despu4s de asegurarse<br />

de su incondicionalismo, de su docilidad y disciplina, y del sacrificio<br />

voluntario que hacian de toda iniciativa personal, los hacia senadores<br />

o diputados.<br />

De euando en cuando se introdLICia cen ]a caballuda> (1) alguno<br />

que resultaba indisciplinado y nervioso. El suceso casi producia una<br />

crisis, y el atrevido o deslenguado, si no era posible su inmediata<br />

eliminaci6n, sabia perfect q mente quo estabR decretada su muerte<br />

civil. 4 Se era diputado o senador pam ver, oir, callar y votar come,<br />

lo ordenaba el seflor President".<br />

Tambie'n, en alganas ocasiones, el amo concedia libertad de v(>to<br />

y de neci6n. Era en aquellos asuntos de ninguna relaci6n politi.<br />

ca, verdaderamente anodinos, que s6lo tenfan importancia doctrinaria,<br />

que jamil)IS dicron resultados pra'cticos y que producian passjeras<br />

algaradas parlamentarias, con )as cuales pretendia cubrir Ins<br />

apariencias para dar colorido y remedo de ccuerpos legisladores^ a<br />

sus grandes agrupaciones de inxitiles.<br />

Los C-ongresos do ]a Uni6n que asi laboraron Ilevar sobre si gmmdes<br />

responsabilidades quo depurar: todos ellos, segdn frase de Bulnes,<br />

4 .... en Ins orgias de ]a tirania escanciaron sin tasa ni reparo<br />

el vino de Lesbos, colmando ]a copa del dictador.. ..^<br />

Examinemos separada y detalladamente lo que fueron aquellos<br />

qSenados- y eCimams do Diputados^.<br />

El Senado fue el asilo do todos los fracasados de la politica porfiriana;<br />

^los Invitlidosi- de los gobernRdores depuestos, de los geDemles<br />

removidos del mando de zonas, de los magistrados de In Corte<br />

nauf ragados 3, de las estantiguas que no tenian cabida posible en<br />

ninguna parte. Allf fuerona dar: Curiel, Ar6chiga, Morfin, Cahuantzi,<br />

Lauro Carrillo, Martinez Arredondo, L6pez Garrido y tantos<br />

mas; alli so reunicron: Ortegay Reyes, SebastiAn Carnacho, Mance-<br />

(1) El general Diaz, eu algona ovasi6n en que rehue6 hacer diputado<br />

a una persona de reconocida independencia de rarfict-cr, dijo de un mr,do cho.<br />

carrero: -'No, porque ese rne va a alborotar la caballada."


— 88—<br />

ra, Agustin del Rio, etc., etc., etc., en plena senectud; allf Ilegaron-<br />

Gumersindo Enriquez, Guillermo Obreg6n, Carlos Flores y otros.<br />

El Senado ni ruido haefs.; lievaba uns existencia patriarcal, egolst&,<br />

met6dica; (ilia a ruibarbo y a flor de malva, y al ver c6mo iban<br />

Ilegando a sus sesiones aquellos veletudinarios exangoes, y contar<br />

los poquisimos minutos que duraban aquellassesiones, comprendis,<br />

uno el aburrimiento que tenia que reinar en aquel recinto, donde se<br />

ostentaban tantas ruinas humanas, coro fatal de los desengaflados de<br />

Is politics, que ya on los umbrales de I& tumba se empefiabaD, todavie,<br />

en quemar sus tiltimos inciensos on loor del viejo Caudillo, mis<br />

viejo quizds que todos ellos, pero que continuaba fuerte y erguido,<br />

mientras ellos apenas si pudian ya geork Is eruz do su rosario^. Habia<br />

algunos, entre aquellos septuagenarbs, que eran vistos como jovenzuelos,<br />

con todoy que pasaban de Is cincuentena.—tMuchachito-,—le<br />

docia el doctor Ortega y Reyes a Guillermo Obreg6n.—cJovcn>—Ie<br />

Ilamaba don Sebastian Camacho a Pancho Sosa.<br />

Lo cierto era que aquellos vejestorios Dads, hicieron, nada intentaron<br />

bacer en bien de Is. Naci6n, del pueblo o de Is. Patria; apresurfindose<br />

tan s6lo a der su aprobaci6n on la forms que lo mandaba<br />

el Caudillo, respecto do los asuntos que iban en so conocimiento. ED<br />

todo el periodo porfiriano no hay on solo acto do abnegaci6o o patriotismo<br />

por parte del Sonado; no hay una manifestacio'n de valor<br />

civil personal. Todavla en la C4mara de Diputados do vez on cuando<br />

so presentaba unarranque de virilidad y civismo: Duret, Salvador<br />

Diaz Mir6n y Viffas, en Lin tiempo. 11criberto Barr6n, Pe6n del<br />

Valle, Ferrel y Zubaran en otro, dieron prueba do ello. ED el Senado<br />

jamis se vi6 un acto semejante.<br />

El Senado olia a muerto y casi era on verdadero museo de momiss.<br />

So existencia ba comprobado su inutilidad.<br />

La Camara do Diputados fue muy distinta en su modo de ser,<br />

aunque contenida siempre dentro de los limites de una obediencia<br />

milicianit.<br />

I.,a Cimara era formada u5 nica. y exclusivamente por el Caudillo.<br />

Podfan Ilegar a ella, tal vez, individuos desconocidos personalmente<br />

del dietador; pero Ilegaban introducidos por so venia y como resultado<br />

de algui3a conde-scoudencia suya bacia un privado. La formuci6n<br />

de aquellos Congrosos presentaba matices curiosisimos.<br />

Primero venian los miembros de Is familia reul: Porfirito, Ig-


-39 -<br />

nacio de I& Torre y Mier, Rinc6n Gallardo. Pepe Teresa, Juan B.<br />

Castel 16, cEl Chato^ Elizaga, Ignacio Muffoz, FOix Diaz, E utimio<br />

Cervantes, Pedro Laclaud y Alonso, Enrique, Luis y Francisco Forndndez<br />

Castello'. Luego se sefialaban los hijos de los viejos compafferos<br />

y privados del Caudillo: Jenaro, Daniel y Roberto Garcia,<br />

Luis Curiel, Julio L6pez Masse, doctor Wrez, Arturo Paz, Rtun6n<br />

Prida, Martinez Peregrina, Michel, Bandala, Cravioto, el bijo de<br />

Martin Gonzalez, Gonzalez Cosio, Mercado, Rondero, Julio Espinosa,<br />

etc., etc., etc.<br />

A continuaci6n debo mencionar a c los yernos*, la famosa partida<br />

de los cyernuv, de los tenorios que, por haberse casudo con ]as hijas<br />

do los ministros, gobernadores, subsecretarios, jefes de zona, goneralotes<br />

y altos personajes, aseguraban la pitanza cobrando dietas.<br />

Y entre ellos los hubo curiosisimos. Escribientillos y gente sin valer,<br />

que gneias a lit explotaci6n do tsu fisico^, llegabim a la curul merced<br />

a la divina llama amorosa que habla heclio conmoverse el comzoneito<br />

de sit c6nytige. Eran los buenosmozosde ]a Cimara. auLque<br />

habia algonos que.. ..<br />

El 1-rupo de los cniflos fims;o se seffalaba en seguida-, losque deblan<br />

la curtil it lo finniudo do su pro sapia, a ]a influencia femenil, a<br />

]as recomenclaciones del arzobis jw o a fit benevolencia de Carmelitat.<br />

&Aos eran gente de grandes IDfulas, blasones y pergaminos; angl6manos<br />

rubiosos, hijos de reaccionarios recalcitrantes, clericales in-<br />

6tiles y apoeados.<br />

. ]"or ditin3o. el grupo de lois que debfan la curul a sus propios<br />

m4ritos, apreciados Runque siempre tardiamente. por el Caudillo. ya<br />

por haberle pre-stado servicios politicos on la Administrac16n, por<br />

haberse distinguido en sus empleos o comisiones, o por haber ganado<br />

famay renombre en sus respectivas profesiones. Citar4, entre<br />

4StOS, a EMiliO Pardo, Emilio Rabasa, Jonquin Casoistis, Manuel Flores,<br />

Jos6 Gamboa, 'Manuel Calero Sierni, Jos4 Pe6ti del Valle, Antonio<br />

Itamos Pedrueza, Aloriso Rodriguez Miratn6n, Rifitel Zubaran<br />

Capmany. Gabriel Gonza'lez Mier, Jo ,;6 Ferrel, Jesils Uructa, Francisco<br />

Le6n de ]a Barra, etc., etc., eve, F inalmente, of grupo cientifico,<br />

que ya nos es conocido, y gel gran mont6n^, g la capirowda- de innumerables<br />

desconocidos.<br />

Toolos, absolutamente todos los que ingresaron a los Congresoa<br />

porfirianos lo desearony lo solicitaron directa o indircct-amente del<br />

Caudillo, como tin galard6n o tina lionrosisima distitici6i); v todos<br />

fueron electos por el nUmer g ) 8 do la calle de Cadena, donde habitaba<br />

el general Diaz. Los distritos clectorales que representaban les


-- 90—<br />

erazi perfectamente desconocidos, como ello-,^ a sn vez, eran completamente<br />

ignorados on los colegios cloctorales quo los habian electo.<br />

Nadie sabia si saldrut vclecto^ diputado, ni por d6nde, hasta el<br />

lunes siguiente del domingru on que so verificaban las elecciones secundarias,<br />

pues entonces cEl Imparcial , comenzabit a publicar Ins<br />

listas incompletas de los favorecidus en aquellos sorteos extraordinarios<br />

de la lowria porfirinna. Y entonces comenzaban Ins sorpresits.<br />

Nadie, a excepci6n de Chausalito, que era mAs mudo que unit<br />

tapiay ma'8 marrullero que tin gitano de feria, conocitt aquellas famosas<br />

listas de Jos elegidos, , y muchHs veces ni el misino diminuto<br />

Chausal conoci6 Is lista completa. Eso era obra personalisima del<br />

Caudillo, on la CLMI nunca dej6 inaagonear a nadic. r',I formaba sus<br />

listas, las corregia, las reformaba y his comunicaba a los gobernadores;<br />

61 solo imponia los castigos A de supresi(')n^, que evan serial in.<br />

equivoca de cfalta de privanza> y como sintoma de muerte civil. Ni<br />

Romero Rubio, ni DublAn, ni Baranda, ni Limanlour on susmejores<br />

tiempos, iii Corral con todo y su vicepresidencia inkil. Tii Da,<br />

die, sup) jamm's qui6nes iban a salir diputados o senadores, 11i tuvo<br />

influenein stificiente para imponer tal o cuut candidatura. El Caudi-<br />

Ilo se encerraba a piedra y lodo pars fritguar su chancliullo electoral,<br />

y 41 mismo ordonaba el cumplimiento do) ctlkase^, que Jos gobernadores<br />

acatAtban con una fidelidad asonibrosa, so pena de verse climinados<br />

de sus respectivos Gobiernos. Y cilazido por un evento extraordinario<br />

se cometia algtin error, o se colaba quien no habia sido<br />

cnombrado , por el dictador, no habin que apurarse: ]as credenciales<br />

buenas se perdian y se fabricaban otras por artk, de magia, que eran<br />

las que resultaban aprobada&<br />

Asi fue que aquellos favorecidos on los sorteos electorales s6lo<br />

debian su curul al general Ma y., y de witil venfa st, incondicionalismo.<br />

Y por eso tambi6n los Congresos do Is Unio'n s6lo eran porfiristas.<br />

Romero Rubio, Dubitin, Pacbeco, Limantour y Corral s6lo<br />

tuvieron I& representacio'n y valor que quiso concederles el Caudillo;<br />

y 4ste manciaba el Senado y Is Cilmam do Diputados a su voluntad,<br />

haciendo maniobrar a estos dos cuerpos legislativos con Is misma facilidad<br />

que lo hubiera hecho con un pelot6n do infanteria. Arguinzonis<br />

on el Senado y Chavero (in Is Camara eran los portadores do Is<br />

consigna quo habla que respetar y acatar como si fuera una enciclica<br />

del Sumo Pontifice. Arguinzonis desempeM siempre su misi6n<br />

sin desagrados, ni desatenciones pars. nadie; pero Chavero jams's lo<br />

hizo asi. Don Alfredo Chavero, vanidoso, agrio de carai cter, violento,<br />

cre.y4ndose una notabilidad y con Is categoria de


- 91 —<br />

cartem>, no tuvo nunca el tino y la cordura necesarios para cumplir<br />

su encargo, y do aqui quo su gerencia resultam on muchas oc&siones<br />

dura, inconveniente, sierapre molesta, Ilegando 61 a ser cordialmente<br />

odiado do todos. A la muerte do Chavero, su cargo lo licred6<br />

e El Cliato3 , Elfzaga, quo con su caricter afable y cordialisimo lo<br />

hizo mejor quo Chavero.<br />

Pineda, Cisasus, los,%facedo, Pimento), ett,, etc., nada significaban<br />

dentro do la Qimara, ni Hisladamente ni reunidos. Sus grandes infulas<br />

se deslefan on la muchedumbre, y no oran sino coristas quo es.<br />

taban obligados a representur todas las farsas quo les imponia


-92—<br />

a la rotonda, asaltaba al presidente con a1guna petici6n carabina, o<br />

se pordfa por los pasillos pars, cumplimentar In orden quo so le daba.<br />

Y aquel saco de bilis cont^nusba impasible, digndndose tinicamente<br />

dar audiencia a clos padres inaestrov , del cientificismo. Pablito Macedo<br />

era niiis comunicativo, aunque siempre hip6crita, y Miguelito<br />

em tan risuefio, que parecia sufrir algu'n mal nervioso. Menus mal.<br />

Y mientras cel maestroi, se daba aquellas fitfulas, era objeto de<br />

todas las bu Has y erf ticas do Is cmontaffa-, donde so reti nfa cl gru po<br />

compacto de sus francos desafectos, enemigos irreconciliables de los<br />

cient1ficos. Atli estaban Bonito Juarez, Pe6n del Valle, Ireueo Paz,<br />

Antonio Tovar, Ignacio Luchichf, Alonso Rodriguez Miram6n, Arturo<br />

Paz, Cadena y Marin, Lorenzo Septilveda, Ignacio Mairloz, Fenochio,<br />

Melesio Parm, Rafael Zubarsn, Heriberto Barr6n, JoA Ferrel,<br />

Francisco Romero, etc., etc., y on los dItimos ticinpos Jestis<br />

Urueta y Manuel Calero Sierra.<br />

Con bado y Is consigns, on muchas ocasione-s aquella falange do<br />

incondicionares so conmovi6 hondamente, dejando escapar la indignaci6n<br />

quo les causaba la vil polftica li=ntollriaDa-corralista. Fueron<br />

do esos momentaneos arranques de independencia, In razonada<br />

oposici6n que so prpsent,5 contra ]a ley corralista que reforino', hasta<br />

hacer imposible y nugatoorio, el recurso do amparo-, proyeew de ley<br />

presenutdo por ]a secretarfa do GobernaciOn, y on cu.N-o astintose em.<br />

p et -16 personalmouLe cl mismo Corral. asistiendo it todas las sesiones<br />

en que so discuti6 Aquella moustruosa nititilticio'n que se hizo do nuestro<br />

salvador chabeas corpus^.<br />

Entonces so escucharon frases vibrantes que parecfan ser tin<br />

pn-)nOstico: -cVamos at abismo^, dijo Heriberto Barr6n, y ft fe (JUe<br />

no so equivoco'.<br />

En cambio, tits pruebas de sumisi6n vergonzosas fueron por<br />

millares. Este proponin eque se erigriera unit estittua at general<br />

Dfaz^z aquel iniciaba -la creaci6n ile unit medulla navional, Hamada<br />

do<br />

la Paz, (like deborflL imponerse solemnemente nI Caudillo,: el de<br />

in^s allA pedfa -que se concediera este %) aquel voto de gracias at<br />

glorioso Ejecutivo^, etc., etc. La buicza no reconocil l) limiu-s.<br />

Entre todas aQUeIIUS lisonjas at Caudillo, Imbo unit que fue<br />

traseendental en extrento: Ix reforma constitucion8l iniciada por el<br />

licenciado Ajonso Rodriguez Itiram6n y sostenida por Is diputaci6n


-98—<br />

del Estado de Veracruz, que propuso se ampliam el t4rmino do duraeik<br />

de los perfodos presidenciales, de cuatro a ocho afios.<br />

El dfa do Is iniciaci6n de tal reforma, su autor Ileg6se a la CAmara,<br />

con un verdaAero cargamento de libros, pantletos, diccionarios,<br />

infolios, monograffas 3 , hasta almanaques. Los diputados se estremecieron,<br />

el numeroso pilblico que Ilenaba las galoripus so aterroriz6<br />

y algu'n padre do la Patria pretendi6 mandar aviso a su casa que<br />

no regresaria a ells sino dentro de una o dos semanas. Llegado el<br />

momento de discursear, Rodriguez Miram6n se adelanO a la barandills<br />

del hemiciclo frente a su sill6n, do un modo teatral; y sin ocuparse<br />

do ]a biblinteca que Ilev6 consigo y que s6lo parecia, servirle<br />

de trinchera, espet6 a ]a CII'mam un discurso kilom4trico, on el cual<br />

comprob6 con ]its opiniones do Cayo, Justiniano, Ilerbert Sp6neer,<br />

I& madre Matiana, Bourdaloue, Balmes y el moro Muza, quo los periodos<br />

presidenciales del geneml Diaz deberfan ser do ocho afios.<br />

El proyecto triunf6 a medias, puesto que la. Coustituci6n se reform6<br />

on el sentido de que el t6rmino del periodo presidencial seria,<br />

en lo sucesivo, de seis aFios; pero el autor do ]a reforma triurIf6 por<br />

completo, meveciendo por su. adhe,-i6n al Caudillo ser premiado con<br />

una avigistrittura de ]a Corte Suprema, de Justicia do la Naci6n.<br />

Otro suceso sen gacional fue la reforma coDstitucional que cre6<br />

]a Vicepresidencia do ]a Repilblica para que el general Dfaz nombmra,<br />

en vida, a su sucesor. Lit discusi6n parlamentaria que asegar6<br />

esa reforma fue torpe. incolora. sin convicciones y sin sinceridad.<br />

Como quo iba manchada por el aliento corruptor de los cientificos.<br />

Ya me ocupare' do la Vicepresidencia de la Repui blica. de tin wodo<br />

especialisimo.<br />

Y yase sabin que cuando ]as CAmaras iban a cerrarse al final de<br />

cada periodo, fo rzosamente se producirfan dos sucesos sensacion8jes:<br />

uno, )a serie de decretos aprobados de mogoll6n, on virtud de los cuales<br />

se concedian facultades a] Ejecutivo para que legislam sobre los ramos<br />

de flacienda, Gobernaci6n, Justicia y Guerra. El otro: un discurso<br />

sensacional quo indefectiblemente tenfa que pronunciar el viejo<br />

y popular tribuno don Juan A. Mateos.<br />

Con aquellas autorizaciones que se daban al dictador pam que<br />

legislara sobre todos los ramos de la Administraci6n, la Camara hacia<br />

renuncia expresix do sus derechos y prerrogativas, declaraba su inutilidad,<br />

se abolla, se anulaba. voluntariamente. Y aunque esas facul-


-94—<br />

tades legislativas se concedfan con ]a obligaci6n de que el Ejecutivo<br />

v dierit cuenta, sobre lo que hiciera, esa ccuenta^ era s6lo informati-<br />

Va Y jaM§S COMSUltiVa. Asf fue como el general Diaz acumul6 en su<br />

persona el enorme poder que de becho ejercfa. Podia reforinar las<br />

tarifas aduanalM aumentar o disminuir los impuestos, modificar los<br />

medios de percepci6n sin acudir a los cuerpos colegisladores. Podia<br />

aumentar el ejdrcito, cambiar su modalidad, suprimir la , y de los em.<br />

pleados do ]a admiDistraci6n de Justicia, desdefiada en lo absoluto<br />

por aquella pandilla, sobre todo cuando fue ministro el seflor Baranda.<br />

Todos los sueldos se aumentaron notablemente, menos los de<br />

los magistrados, jueces, agentes del Ministerio ptibboo, defensores<br />

y empleados. Para cesos^ Limantour no daba* ni un centavo, pues<br />

los consideraba sus cytemigos.<br />

Tampoco queria dar dinero pam el ramo de Guerra. De aqui<br />

que nuestros almacenes militares estuvieran exbaustos de municioties;<br />

que tuvi6ramos poquisinto armamento; que se careciera de lo<br />

m6.* necesario: ruindades voluntarias de Liniantour que tuvieron<br />

tristfshnas y fatales consecuencias. Cuando la revoluciOn estalle) en<br />

191o. aquella dictadurn, que se considerabn inconmovible, etet-DIL Y<br />

Hvits"djadora, se eacontt-6 falta de todo para reprimir In grandiosa<br />

insurre^-ci6n popular. [)(,- eso tuvo la culpa, (inicamente, 11L MeZ( I tlindad<br />

de don Jos6 Ives Limantour.


- 96 —<br />

Pero bubo millones pars, las obras del Teatro Nacional, pam Jos<br />

edificios que se tenian que inaugurar en las fiestas del centenario y<br />

quo so concluyeron despu6s de aquellos festejos, pam el parque de<br />

Chapultepec y para favorecer las grandes empresas de los geonsentidos^:<br />

comolos millones que se dieron o prestaron a Manuel Cuesta<br />

Gallardo para su empresa agricola del lago de Chapals; los que se<br />

proporcionarou a ffiigo Noriega pars. ^La SauteFia^ y los despilfarmdos<br />

en el lago de Texcoco, etc., etc.. etc.<br />

El discurso obligado de.luan A. Mateos era cel bouquet> que<br />

anunciaba el final de log fuegos artificiales parlamentarios. Matcos,<br />

previa venia del Caudillo, se lanzaba a la tribuna, impa'vido e implacable,<br />

con su dial4etica especialisima, fulgurante.v sonora, aportan-<br />

do siempre un cargamento de denuestos contra of clero; ciego, sordo<br />

c inconmovible ante la verdad, faiscando ]a Historia, y atropellando<br />

Is cronologfa, siempre con uD humorismo radical, delicioso y sarcAstico,<br />

solazando at Parlamento por sesenta o setenta minutos. Aque-<br />

Ito era casi siempre una explosi6n do hilaridad, que clausuraba c6micamente<br />

las labores de cada legislatura. Todus lfks iniciativas de ley<br />

presentadas por los hombres do recta conciencia, por los que habian<br />

alentado algo util y provechoso, quedaban olvidadas y eubiertas de<br />

polvo on los cerrados cajones do los pupitres, desdefladas por las comisiones<br />

y condenadas a muerw antes de nacer.<br />

8610 habia surgido, s6lo so habia aprobado, s6lo se habia discutido<br />

y votado to que habfu querido y mqndado el dietador omnipotentey<br />

soberano. Aquella protesta: cdc cumplir y hacer cumplir la<br />

Constituci6n y hts leyes quo do ella emanen-; 'tants, frase sonoray oropelesca<br />

cdc engrandecer at pueblo^, e de enaltecer la Justicia^, ^de<br />

mejorar la condici(')n del infsero> y c de moralizar la Administracilin<br />

p Ulbhcn^,<br />

habfan sido humo y unicamente. humt) que pronto se habla<br />

desvanecido, quedando como verdad do tanto engafio, que todo aque-<br />

]to habia sido tan s6lo: Kpalabras, palabrm y.... palabrRs^.<br />

Y a fuerde sinceroadorador de la verdad, debo de seffular ciertas<br />

excepciones Y hacer a1guims considerandos respecto a una fracei6n<br />

minimn, poro impurtante, de tiquOku; CAmaras de Diputados, entre


- 96 —<br />

Jos cusles bubo muchos quo merecen complets exculpaci6n y cnya<br />

actitud digna, levantada y siempre honorable, los hace merecedores<br />

do toda considemei6n social.<br />

8f, lo repito, todos JOS que formaron parte do aquellos Congre-<br />

SOS lo de-earon y solicitaron del Caudillo, y s6lo a 61 debieron 4sus<br />

nornbramientos^. Pero muchos, rauchisimos obraron asi por adhe.<br />

si6n sincera y lea] a] general Diaz y considerando que sus actividades,<br />

en un remoto nada lejano, podrian ser ul tiles a ]a Patria. Ade.<br />

m6s, pam oponerse con todas sus energiAs y valor civil al encumbramiento<br />

del odioso partido cientifico.<br />

La verdad es que hubo una 6poca cuya dtiraci6n fuede muchos<br />

affos, en Is cual de un imbik) al otro de la Rel)u'b)ica se gritaba con<br />

tod(-) entusiasmo: c iViva el general Diaz> La popularidad del viejo<br />

le6n era horida, cierta y sincem. So administraci6n teula muchisimos<br />

puntos vulnerables; sus procedimientos gtibernativos levantaban<br />

protestas y descontento; pero todo se olvidaba al fin al palparse, a]<br />

sentirse los beneficios del prodigioso progreso material del pais. 8f:<br />

c habfa mucho podrido en Dinamarca^; pero habia por entonces to-<br />

davT& mucho que era sano. La tiranfa del Caudillo causaba n6useas y<br />

calosfrl()s; pero todo anholo de violentar su calda se detenla ante estas<br />

consideraciones:- 4Fs tan wiejo^. cl'ronto tiene que morim<br />

Algo existfa, no obstanto esas trunsacciones, que preocupaba<br />

fuertemente la opiT)i6n pUblica: tel acercamiento de Jos cientificos a]<br />

Poder y la creciente influencia quo iban tomando en cl Animo del<br />

Presidente los clementA)s reaccionarios, cada dia mAs ricos y audaces^.<br />

Pero el general Diaz segum presentAndosecomo el liberal irredento<br />

do los tiempos de la Reforma, y sus protestas de continuar<br />

siendo el firme sostenedor de la O)nstituci6n de b7 y de las Leyes de<br />

Reforma aplacaban esas ansiedades.<br />

Cuando el general Reyes ingres6 al Ministerio porfiriano, todos<br />

vimos on 61 al segruro sucesor del Caudillo. 4Por fin—dijose entrando<br />

en calma el Partido Liberal—el problema esU resuelto. La reac-<br />

ci6n quedara' desbecha cuando Reyes sea Presidente. Sepamos esperam<br />

Desgraciadamente acontpcieron variRs cosas: que Reyes def raud6<br />

IRS esperanzas que en 61 se hablan puesto, vque So hizo cicntffico^por<br />

algdn tiempo; que se inostr6 imposib)e e impolftico; que jamAs<br />

supo estar a la altura de IRS eircunstancias; que vaci16 y flaquc6<br />

en los instantes criticos on quo de 41 se esperaba gran resoluci6n Y<br />

fucr-za do ai nimo y que, por tUtitno, )a rcacci& triunfam por com-


-97—<br />

pleto al encumbrarse definitivamente los limantourianos y cormlistas.<br />

Si hubo tant4)s entusiasmos por el general Diaz de 1885 a 1901,<br />

;porqu6esdeextranarsequemuchosliayanqueridoingrmrala Cdmara<br />

de Diputados pars. hacer allf obra sana, honrada, patri6tics,<br />

liberal y progresista? Si claramente se vefa que el Caudillo esutba<br />

pr6ximo a desaparecer, 4por qu(t es de sorprenderse (in(-. muchos entusiastas<br />

por el bien pliblico hayan querido ingresar a esn. Camara,<br />

para oponer sus energins honradasy fruneas, coiara Ins miras avicsas<br />

y Is politics. reaccionaria de Ins cientificos? Crcycron que el Caudillo<br />

podria evolucionar si ellos se acereaban a 61 y lo steonsejaban,<br />

y estAo fue su Unico error. Pero on error no es un delito. Y ademfis,<br />

iqui6n sabe.... ! lQui4n sabe si el Caudillo hubiera liecho tomar<br />

otro derrotero a su piditicasi, en vez de tener a sn lado Ins consejeros<br />

que tuvo, hubieran podido Ilegar a sus intimidades tantos y<br />

tantos que son dignos de eoDsideraci6n y respeto.. ..1 Pero el acercarniento<br />

al Caudillo ent imposible, pues como ya In hemos dicho,<br />


- 98—<br />

Pero excepci6n becha de osta minorfa, todos los dema's cse fueron<br />

a Is, cargada^; permitaseme esta f rase tan vulgar, pero que expresaba<br />

grificamente ]a vileza humans. La mayorfa de aquellos<br />

diputados s6lo procur6, en todw ocasiones, hartarse de sinecuras y<br />

graDjerfas, y agruparse en torno del quo podfa repartir billetes de<br />

Banco.<br />

Para esss mayorfas insanas, par& esos serviles, pars P-sos indignos<br />

son mis ma's en6rgicas censu ras. Jamds sintieron la vergfienza<br />

ni conocieron la dignidad. Fueron c los del mont6n^, ]a comparscria<br />

cernavalerea que en todo instante tenfa que aplaudir y vitorear al<br />

favorito que repartia Is pitanza, fueron los que aceptaban gustosos<br />

^la ignominia^ que pregoDaba cinicamente Pablo Macedo; !os quo<br />

anatematizaban a Madero, quo iniciaba su apostolado, parangonindolo<br />

con Zu'fi- iga y Miranda; los que jamH's sintieron rubores ni pudor.<br />

Y allf estA a la vista su proceso politico completIsirrio: fueron<br />

despuds los quese vendieron a Madero, los que lo adularon, los que<br />

lo eugaffaron al (in, prosternindose ante el ministro Rafael flernAnder<br />

que les ofrecia su reclecci6n, los que ban sido los cjudas^ do<br />

todas las facciones revolucionarias. S610 podian existir en los tiempos<br />

porflrianos^ elogjando ]a polffica de pan y circo^, y on aquellos<br />

Congresos representaban el papel de esclavos, de viles forzados que<br />

remaban gustosos en Is cgran galera de la ignorninia^, encorvadns<br />

las espaldas, vibrantes los iniisculos, tendidos los bnizos, confundidos<br />

en la innu'mera


_99—<br />

CAPITULO 11<br />

LA (3ORTE SUPREMA DE JUSTICIA<br />

Una vez que al. general Diaz le Ilevaron el chisme que ftligo<br />

Noriega decia: cque la Corte Suprema de Justicia de la Naci6a<br />

hacfa lo que 61 querfa^, el Caudillo contest6 con amargura:—eNo<br />

e8 lo malo que tW. to diga, sino que sea verdad (1).<br />

Esta f rase, que fue ciertay aincera, hace la apologia del pri.<br />

mer tribunal de justicia de la Rep6blica.<br />

La Suprema Corte porfiriana, que prolong6 su existencia hasta<br />

agosto de 1914, en qua la revoluci6n constitucionalista triunfante<br />

(1). Eldiario.Elintmnaigente-,dolaciudaddeM6xico,enautifimero92,<br />

corrempondienta at 31 do julio de 1912, puhlic6 to siguiente:<br />

4fligo Noriega y ki Supreina Cortr de rissfivia efe 14 1Vaci&v,.--Mucho so fix<br />

dicho antes y hoy de Is influencis. qua at sailor TAigo Noriega tiene Bobre at<br />

printer tribunal de justicia del pats. Los dicerea ban 8ido tan constantes y<br />

goners.lizados, qua comprenden a todon los aefiores magistradoe de la Suprein&<br />

Corte.<br />

Fa los asuntos de muchs, importancia, an too qua se versan grandea in.<br />

tereses o an los qua directaniente afectau a personas pudientes, as de todoo<br />

aRbido que se forman dos verdaderos; ej6rcit-os de abogadoa y no "ogad08 para<br />

defender los derechos de cada on& do las partes. En ostos caeos as fractionto<br />

oir decir: -par& at niagistrado Fulauo, una. palabra del sefilor Migo Noriega<br />

es una. orden-.<br />

So ha Ilegado a rnfis. Se ha dkho: Ifligo Noriega as at awo de ]a Sapre.<br />

ma Corte do Juoticia-.<br />

Oir.ndo esta frase bochornona, Ileg6 a conocirniento del entonces Preai.<br />

dento de Is. Repiliblica, eefior general Porfirio Diaz, cudntase qua reapondi6:<br />

.I.o rnalo no eatA an qua so diga, sino an qua realmente sea-.<br />

Nusotrost diferimom de tan autorizada.opiuift y creenios quo tambi6n as<br />

inalo. muy rnaln, quo se dig& qua un particular as at Arbitro del tribunal mks<br />

alto de F% NAci(w ..........<br />

......................... ................... ........... .......... ......... I .........................<br />

En el escandalo-4o anaparo prornovido por Ifligo Noriega cobtra ]a posi-


more ME<br />

acab6 con ella, ha sido el punto de mira de todoa los que tachan,<br />

de diversos modos, ]a administracift de justicia de Is dictadura.<br />

Don Justo Sierra, en un famoso discurso que tuvo gran resonancia,<br />

pronunciado ante la Convenci6n liberal de 1892, dijo esta frase<br />

que se ha hecho c6lebre: cel pueblo tiene hambre y sed de justicia,^.<br />

Y esto ha sido Is verdad desde liace muchos aflos. El I mal seguramente<br />

que ba residiao en todos los tribunales de Is. Repiiblica,<br />

desde los ma's fnfimos hasta los sulxriores; pero ]a traseendencia<br />

de los errores es mayor mientras mayor es la categorfa del tribunal<br />

que lo comete. Siempre existe un recurso contra toda sentencia<br />

injusta o dolosa, y ese recu rso permite reparar el malcausado;<br />

cuando se Ilega ya al altimo extremo; cuando se acude al tribunal<br />

que lia de pronunciar ]a postrera palabra de ]a controversia judicial,<br />

entonces esos errores o dolos toman proporciones espanto.<br />

sas y producen verdaderos desquiciamientos sociales.<br />

La administracift de justicia nacional, desde tiempos inme<br />

moriales ha, Ilevado el merecido sambenito del desprestigio. Y ese<br />

mal cr6nico y agodo ha sido uDa de ]as causas eticientes de todas<br />

nuestras revoluciones. Contra el atropello solapado; contra Is infa.<br />

mia curialesca; contra el negro y sucio engranaje procesal. mds<br />

bilidad de qua un juez de instruccift dictars, orden de deteoci6n en an con.<br />

tra, solicitaudo la fu.Rpe.nBi6n de un acw que todavis, no so realizabs-, ma.<br />

'6n (lue la Corte caiwt&6 a Noriega, el magiatrKdo Alonao, Rodriguez<br />

Mirarn6n, en su voto particular, Ainico contra tan nionatruosa y corruptor&<br />

petici6n,., dijo lo siguiente:<br />

.El sehor lAigo Noriega ba bido lisroado ante I& jueticia penal it fin do<br />

eaclarecer ciertos bechos, a Ion quo se les atribuye caticter penal y que as<br />

cnatigan ^on pen& corporal. El sefior Noriega prownde que ]a Suprerna Corte<br />

de Justicia le otorgue una rarta de seguridad gas pougs, a on peraona fuera<br />

do Is acci6n de Ion tribunales, (inicamente porque Pf, pues le parece irnposible<br />

quo pueda ballarse mometido a Ns contiugencias que afectan al coru6n de<br />

los rnortalea,,.<br />

-Ante pretenni6n tan nionstruom, yo no puedo menos que recliamr1a<br />

con mi voto y proteetwr hoy en el seno de la Corte contra su concesi6n,<br />

corno proteatar6 rnsfiana ante el pueblo de Is, Rep6blic-a ....... . En el eetado<br />

do excitaci6n en que se encuentra ]a Rep6hlica, el otorgarse el privilegio que<br />

se solicita seri Is. prueba mia palmaria de que en Mftico !& justicia no ea<br />

com que alcAnce ni pueds toc&r a Ion poderosoa. Si un infeliz bubiers venido<br />

con semejante pretensi6n ante esta Corte, ni un instaute so hubiers Y&cilado<br />

en rechazarla*.<br />

(aEl Intransigenteo, de 11 de octubre de 1912, u(Imero 154. )


_101—<br />

doloso mientras wis premeditado, s6lo existen dos recuram para<br />

los hombres senoillos de las campinas y de la montaita: la rewlu-<br />

ci'^n y 4 rifle..<br />

Nuestros legisladores quisieron evitar toda conflagracift,<br />

aceptando en nuestras instituciones, tomAndolo de la legislaci6n inglesa,<br />

prohijado por Is de los Est-ados Unidos, un medio, un procedimiento,<br />

un recurso que impidiera la comisi6n. de cualquier<br />

atentado y violencia, o que proutamente Jos remediara, a semejanza<br />

del famoso chabeas corpus^ que mencionamos, y crearon el<br />

4 recurso de ampam^.<br />

Ese recurso fue por muchos aflos la finica tabla de salvaci6n<br />

on I& cual podian escapar las victimas de los naufraglos, judiciales,<br />

producidos por todos los tribunales y aut-oridades del pafs.<br />

TeniamoN plena contianza en 61, nos Ilenaba de smtisfaccift, era un<br />

escudo invulnerable que nos protegfa y en nuestra legislaci6n existia<br />

como flur perfumada y exquisita.<br />

Ija Supreina Corte de.Justicia de ]a Naci6n respet6, sostuvo,<br />

enaltec i6oimpuso siempre con seflorial autoridad los fucros y<br />

trascen"Lncias<br />

del amparo, que concedi6 a todos con augusta ma-<br />

jestad. d"afiando las iras del poder, ]a influencia clerical y las<br />

corrupciones del potentado. Era que los hombres que ]a formaban<br />

se IlAmaron: Benito JuArez, Sebastiin Lerdo de Tejada, Jos6 Maria<br />

Iglesias, Le6n Guzrn^n, Ignacio Vallarta, Bautistaytantos ilustres<br />

desaparecidos. Y era, tambi4n, que el Poder Ejecutivo de<br />

e6tonces, digno, decoroso y respetuoso a Is ley, habia sostenido y<br />

levantado en toda ocasi6a la autoridad y prestigio de Is Corte.<br />

Cuando el incondiciunali%mo lii7.o su aparici6n, las fueros de<br />

la Corte comenzaron a unermarse a tal grado, que ensus postrime-<br />

Has vinieron a ser casi nulos. La autoridad y prestigiode la Corte<br />

camiu6 on ra?An inversa do la autoridad y prestigio do la dictadura,<br />

hasta, llegar a ser y convertirse, solapadamente en una dependencia.<br />

de la, secretaria de.lusticia, sumi^a a los mandaws do un<br />

Novoa o de un Garza Galindo.<br />

La Corte viuo decayendo dia por dfa, falta de independencia,<br />

de soberanfa y de libertad de acci6n; y fue una do las principales<br />

causantes do su apocamiento la calidad y condici6n de JOS hombres<br />

que paulatinamente iban ocupandoaquellos sillones de ministros<br />

augustos do ]a Justicia federal. Cada rernoci6n parcial do la<br />

Corte lievaba a su recinto nulidades o amorales; y desgraciada.<br />

monle la muerte inexorable iba segando vidas y destruyendo<br />

existenclas, abrierdo amplios hnecos en aquel alto tribunal, que


-102—<br />

ea Caudillo se apresuraba a Ilenar, conduciendo at solio de "net<br />

poder soberano a sus protegidos y allegados, no por m6ritos de<br />

saber y honorabilidad, sino por pruebas y servicios de incondicionaiismo.<br />

Seguramente que hay excepciones en to que digo; pero<br />

son contadisimas.<br />

Paralelamente a ese defecto fundamental se present6 otro,<br />

todavfa de mAs trascendencia: cel afin manifiesto del Ejecutivo<br />

parahmitary dificultar el uso del recurso de amparo*. Y foe monstruosa<br />

e infame mutilatift de esa garantia salvadora Is inicua reforma<br />

del juicio de amparo,-iniciada, sostenida con tes6n, impuesta<br />

casi por el Vicepresidente Ram6n Corral. Con el especioso pretexto<br />

do impedir el abuso de ese recurso y de ^descar&mr el trabajo<br />

abrumador de ]a Corte^, se solicit6 y sostuvo esa reforma,<br />

principalmente en to quo se reflere at amparo en materia civil.<br />

Independientemente de to dicho, hubo otra causa de desprestigio<br />

Para Is Corte: la inconsecuencia, la incongruencia, Is versatilidad<br />

y contradieciones do sus fallos; su carenei% absol-ota de<br />

jurisprudencia; sus veleidades juridicas y sus contempori7aciones<br />

con el Podery los podcrosos de todos g4neros.<br />

El senor licenciado don Demetrio Sodi, de lionorabilisimos antecedentes.<br />

que lia sido uno de los ministros de la Corte que ha<br />

sabido cumplir con su deber, dice de ]a misma, do la cual form6<br />

parte do l c)06 a 1914, en so valioso libro titulado: Procedintientos<br />

T,ed,e-rale^v,, to que copio on seguida:<br />

(PAgina 403.) c ..... triste es confesarlo: la Corte no respeta<br />

sus propias sentencias y unas veces establece determinados principios<br />

y ot^as abiertamente los contradice con una inconsecuencia<br />

pasmosa, y con una versatilidad desatinada y caprichosa que<br />

produce ^I dt^sprcstigio detits fallos y Is, incertidumbre mAs com.<br />

plets, entre las partes litigantes^-<br />

En ]a exposici6a do motivos del C6digo Federal de Procedimientos<br />

Civiles, se lee:<br />

vLa misma Suproma Corte respetarei sus propias ejecutorias.<br />

Podri, sin embargo, contrariar Is jurisprudencia establecida; pero<br />

expresando siempre, on este caso, las razones Para rp.solverlo<br />

asi. Estas ra7ones deberAn referirse a las quo so tuvieron prosentes<br />

Para establecer la jurisprudeDeia que se contrariap.


-108-<br />

El sellor licenciado SodL a este respecto, dice en so obra ctt&da<br />

(p&gina 427):<br />

cEn el seno mismo de Is eomisi6n revisora del C6dIgO feder&L<br />

se recouoeO que Is. Suprema Corte no puede establecer una<br />

jurisprudencia^.<br />

4EI senor ministro FernAndez expres6, con ruda franquem la<br />

siguiente triste verdad: cque Is Corte unas veces resuelve un<br />

punto en un sentido y otras en otro; y que precisamente por esto<br />

todo el mundo se queja, dado que esta falta do fijeza en las decisioDes<br />

las hace caprichos p s y siempre inciertas3,.<br />

eEl senor Chapital manifest6 9qua hace referencia a Is dildcultad<br />

sehalada por el senor Do ]a Garza pars, que se forme ]a jtlrisprudencia<br />

do la Corte, diciendo que, dads Is variabilidad del<br />

n-dmero de los ministros que forman el tribunal pleno, no serfa<br />

posible aceptar doctrinas de interpretaci6n uniformes y eonst&Dtes.<br />

Aderngs, Is misma Constituci6n previene quo Is sentencia do<br />

amparo debelimitarse en sus alcances al caso concreto sobre que<br />

verse el juicio; de manera que no podrd servir de fundamento para<br />

otro caso semejante^.<br />

-EI senor Garefa contest6 con acierto, eque, sin embargo, Is<br />

Corte puede adoptar, para casos iguales, doctrinas iguales, de<br />

manors. que an jurisprudencia sea firme y constante^.<br />

cElsenor Chapital insisti6 diciendo que en muchos casos ;a<br />

variabilidad de dvetr^n.as & la C(wte y 8us gente7wiai contraria8, son<br />

una prueba de ou independencia, porque los miuistros nose gnian<br />

por las opiniones de Jos demds, sino por is suya propia, por su<br />

personal criterio; y no siendo lo s mismos magistrados los que diariamente<br />

estin fallando, es natural que resulten contradiccione".<br />

I A estas disculpas del magistrado don Crist6bal Chapital, contests<br />

el mismo senor licenciado don Demetrio Sodi, en su dicbo<br />

libro (pdgina 428):<br />

^Las ejecutorias que hemos (]ado a conocer en esta obra demuestran:<br />

que .9iew& wws mi&?rws los 7n inietros que )411an 708 negocios,<br />

unas veces reww.^bven enun 8entid-o y otras en elcontrario, erdtdndose.<br />

de iguala doch-inw, d,, caws idVni-iC08, de articulos terminanse8<br />

deZ Oeidlgofede^al, que del modo vais dherso eeinterpretan y apl-ivan^.<br />

Y contin6a diciendo el licenciado Sodi:<br />

cL*s fallos de Is Corte no gulan ni iluminan a los; jueces do<br />

Distrito, ni a los litigantes; no tiene ya mwhas veces la autoridad de<br />

la razdn, y por In mismo no debemos aceptarlos como suplemento


-104—<br />

do lalegislaci6n, segiln f rase de Portalis, sino tan s6locomosentenclas<br />

aisladas qua tienen valor an a] caso concreto, an la controversia<br />

particular qua an cada amparo establece si se violaron o no las garantfas<br />

individuales. En Is Corte, muchas veces durante la discusi6n<br />

de un negocio se llama Is atenei6n a los ministros sobre ejecutorias<br />

anteriores qua han resuelto an determinado sentido el<br />

asunto sujeto a revisi6n, y generalmente esos toques de atenei6n<br />

son ineficaces, porque, a las ejecutorias no ve enez",ntran a Ia rnawo<br />

de*tZe Imerlo, o bien no fueron votadas por mds de nueve ministros,<br />

ni son cinco no interrumpidas por otras an coutrario^.<br />

El senor licenciado Sodi hace las siguientes importantes y<br />

pasmosas revelaciones (p6gina, 429): eSeria do desear qua el alto<br />

Cuerno, encargado do la interpretaci6n de los preceptos constitucionales,<br />

se preocupara algo mAs de sus fallos y qua fuera consecuente<br />

con sus propias resoluciones. i.Es esto posible? Seguramente<br />

no an estos momentos, dada Is forma del despaf;ho an el<br />

tribunal piano. Muchas oeasiones los ministros no nos Xjanos an<br />

lo qua lee el secretario, ni an lo qua ewpon, el revisor. Nos entretenomos<br />

en, la Iectura (14 los perll'ddi^war, an deApachar nve,6era CarreYpOnd,"icia<br />

privada, an estudiar expedientes, en ronveyverr con W own.<br />

pa&-ros, y por esta causa, cuando el presidente ordena qua se reco-<br />

ja la vot%ci6n, coutestamos: 4como el wanistro rp nisur^,sin sabor realiftwt6<br />

to que votaviox. Para corregir eate vicio seria conveniente<br />

gae 7o& ewuerdo8 fuesen pilblicos, y no reservad'.m Como lo son an Is<br />

actualidad por un precepto ael reglamento interior. Con acuerdos<br />

pfiblicos, los interesados y abogrados sabrian si se rallaban los<br />

negocios an tal o cual forma; oirfan las discusiones, podrfan penetrarse<br />

del alcanco do las ejecutorias, y los ministros, en preseucia<br />

del p6b)ico— cguardarian la compostura y1a (1h,11c;4n<br />

indispensable en a] desempefio de Ins funcioaes tan altas que la<br />

ley les contiere*.<br />

Las import-ante% y houradas declaraciones del senor ficenciado<br />

Demetrio Sodi, expresadas con una valentfa qua lo enaltece,<br />

nos dan a conocer una parte minima de los vicios ocult,)s de aqua-<br />

D& Suprema Corte de J usticia (1).<br />

(1). El neilor licenciado Alonzo Rodriguez Nfiranift, ministro de la Corte,<br />

ha dicho:<br />

.Resolvi6ndose por el tribunal pleno compueato do quince ministros y sian-


_105—<br />

La Corte, sin reagpnsabilidades efectivas y pricticas, 9610 debi6y<br />

debe formarse con personalidades excelsas, probadas, de<br />

honorabilidad indiscutible. El general Dfaz, el gran elector de todos<br />

los Poderes pfiblicos, entre uno que otro abogado de valor que<br />

llev6 a ese alto tribunal, levant6, par& coloearlas en esas magistraturas,<br />

a personas sin saber, sin anteeedentes, sin prestigio, ni<br />

valer. Y conste que no hago imputaciones de mayor trascendextcia,<br />

annque contra algunos si que deberfan hacerse.<br />

Adem&q , la forma del despacho en los negocios, la imposibilidad<br />

de que los interesados tengan eonocimiento de Is secuela de<br />

las revisiones, pues se mantienen en torno do ellas un misterio<br />

do nurnerosoa Ina juicio8 de esa ciaAe de giro, reiulta que respecto do Is caN<br />

unanimidad de ellos, el (Inico quo los estudia ea el ministro revisor, y todoe<br />

Ins dernis mini8tros se limitan a adherirse a su opini6n, siendo consecuencis<br />

de esto el que si bien en In forms el tribunal p1suo resuelve, de hecho y positivamento<br />

un solo ministro decide. Eo frecuente, mejor dicho, habitual. en<br />

a1gunos sefiorea ministros, el que no tomen parte an ]a discusi6n, ni do hecbo,<br />

ni aiquiers, con Is atenci6n, limitAndose Al flegaz In oca8i6n del veto, a emitirlo<br />

con In fraAe de e8tampilla: Xon el sefior revisor-, y sin toner siquiers<br />

Is mia ligera noci6u del ass nto de que<br />

*<br />

as ba tratado ........ Por supuesto que<br />

ciertos negocios de grande enantla pecuniaria, en qua los intere"Aos cuidan<br />

de apersonarae con Ins rniuistrm, a fin de lograr fijen an atenci6n, proporcionando<br />

at efecto alegatos que se imprimen, fdrman una excepei6n. MRS In reg1s.<br />

general es Is, indicada, y bR acontecido que Pe han resuelto negocios en<br />

nfirnero de cuarenta y cincuenta. en acuerdo de tres horns o menos, conss^<br />

grando a cadR uno do olloft ires o eninfro wtinulos apenax, so decir, an ha resuelto<br />

sobre In propiedad, el honar, In libertad y Is. vida. del hombre, en un tiempo<br />

menor del que so consagra a cualquier stencift trivial y sin importancia.<br />

...... No ha side rare el caso en que, con8ultada por PI revisor In negaci6n<br />

del amparo en virtud do haber confisdo on In veracidad do ]a autoridad reaponmable<br />

que pRrft juetificar8e no lot hecho otra cogn que mandar copia do Is<br />

Qentoucia en que conAi 8te el Acto reelamado; traido el proceso a Is vista a<br />

moci6n de otro minintro, se ha veriticado que la autoridRd i pgponeahle no Be<br />

produefit con verdAd, que el acv) rec l Kinado em monstruwo atontado y<br />

que el condenado A nivarte. y quf- eAtaba a 1mrito de sufrirls, debla eer pues.<br />

to en inni ediata libertad, ^omo en efeeto so vi6 nbligada !a Corte Suprema a<br />

reconocerlo y orde:mrlo ..... jCLIAOtAS iniquidadesjudiciales cubrirA el polvo<br />

de los archivos de In Suprervia Corte, no s6lo en inateria de pens, de muorte,<br />

sino tratfaulose de otria graves de prisi6n, relegAni6n, etc., etc., etc!<br />

(.La Inamovilidad de Is Suprewa Corte de Jtjaticia-. Opini6n del Wier<br />

miniRtru Alonso R , ;driguez Afiram6n. Folloto publicado en lit tipograffa do<br />

.,T.sL Europea,,­ 1911.


_106—<br />

cuasi inquisitorial; el secreto con que reservan sus dictImenes los<br />

mini8tros revisores, que hace imposible toda gesti6n oportuna para<br />

ilustrar el criterio de los magistrados; ese desd6n, desvfo, jgnorancia,<br />

indifeerencia, desconocimiento y ligere7a con que los se-<br />

11ores ministros do la Corte de3pachaban los negocios en los que<br />

fallaban, seg6n afirmaci6n categ6rica del licenciado Sodi; ese secreto<br />

cdo tribunal veneciano3, con que se rodea la discusi6a y el<br />

fallo de los asuntos, han liecho de aquel poder algo tan anodino,<br />

tan datado. tan infitil, tan perjudicial e insano, que fueron en extrewo<br />

justas las iras y las censu ras de todos los que condenaron<br />

la existencia de esa reliquiade Is dictadura.<br />

Voy a procurar dar un colorido al modo de ser de aquella<br />

Corte en sus postrimerfas. Supongamos a un abogado extraino<br />

al Foro capitalino, quo hubiera venido de su Ebtado Reno de fe y<br />

confian7a en Is rectitud y sabiduria de la Corte, para cuidar un<br />

juicio de amparo, cuyo fallo se revisaba. Los autos Ilegaban casi<br />

al mismo tiempo que cl abogado, y 6ste, desde luego, inquiria a qu6<br />

sala estaba turnado el amparo. Primer punto. i.Qui6n era el ministro<br />

revisor? Esto era importantfsimo. Si el asunto cafa en ]as manos<br />

de Ins seis o siete magistrados exentos de toda consur-4, no<br />

habis, peligro de niDgdn g6nero. Pero si no era as[ ..... ique trances<br />

tan apurados iba a pasar ese seflor abogado.. ..!<br />

Y el negocio, por an desgracia, no cala nada bien. M calvario<br />

de aquel hombre honrado comenzaba. ... .!<br />

AEl abogado querfa presentar a la Curve aigunos apuntes pars.<br />

combatir los considerandos de la sentencia que venia a revisl6n?<br />

Puesapenassit^onfatiernpol)aracilo. Unoscuantosd(as,ye.ncgocio<br />

iba on seguida con el magistrado revisor. Aqui comenzaban los<br />

procedimientos casi inquisitoriales. dignos de un tribunal veneciano.<br />

El ministro recibia loi autos con otros muchos, y el negocio, por<br />

ol momento, parecia entrar en un periodo de franca calma. Uo<br />

mejor que segi5n el abogsdo podfa liacerse, era tener una conferencia<br />

con aquel ministro revisor, de cuyo criterio, estudio y voluntad<br />

dependia el 6xito del negocio. JHablar con el revisor? Qu6<br />

cosa tan fAcil de decir.. ..! 4Verlo en su casa? Sf, esto se consegufa<br />

fAcilmente con los licenciados Sodi, Alvarez y Bulli y Goiri. .<br />

y nada mAs. iLoa otros sellores ministros estaban en la Corte a<br />

la disposicift del pilblico.... !


-107 —<br />

06nde se lea podia bablar si entraban a )a Corte, caal retardados<br />

y corriendo, despu4s de las nueve de Is matiana, eaando va<br />

babfa comenzado el wuordo pleno; y sal-fan, tambi6n oorriendo y<br />

presurosos, on punto del mediodia, sin haeer caso do nadie.... ?<br />

Pues en el zaguAn del palacio de la Corte, y eso .... hablaindoles a<br />

medias palabras.<br />

Y era do verse el zaguAn de esa casita de Is avenida JuArez,<br />

donde esti instalada la Corte, el primer tribunal de justicia de<br />

is Repi5blica. con una miseriaquecausa grima. Deochoymedia<br />

al mediodfa el espectAculo que &]If se ofrecfa era en extremo curioso.<br />

De pie en ]a puerta de )a calle, o en la acera espiando la<br />

Ilegada o la salida de Ins magistrados, cazdndolos casi, se encontrabanabogadosdistinguidisimos.<br />

Allf tenfan que esperar moderando<br />

sus impaciencias, disimulanda sus iras,y s6lo asf podfan hablarles<br />

a esos seflores ministros, y a medias palabras, casi a la carrera,<br />

concretando su pensamiento, baciendo de su derecho de peticiOn<br />

una especie do recomenclaci6n para su negocio, y convirtiendo<br />

de esa suerte el administrar justicia, con un favor. No todos<br />

aceptaban que se lea hablara: babfa algunos que s6lo concethan<br />

ese favor a sus fntimos, y que ponfan una cara tan avinagrada<br />

pars, todo aquel que no era su amigo, que el mds atrevido se<br />

desoorazonaba; y ellos, de prisa, sin detenerse, casi ni escucbaban<br />

a sus interlocutores. Otros, mis afables, concedian atenci6n y<br />

amabilidad; porn dando sus audiencias al sire libre en ]a puerta<br />

de la calle.<br />

Es cierto que existe un sal6n de audiencias pars, el p6blico,<br />

donde eu realidad las concedfan uno que otro magistrado. Pero<br />

en qu6 rstras ocasiones. iSi entraban como exhalaciones y se sa-<br />

Han corriendo, sin que nadie pudiera detenerlos!<br />

La importancia del negocio obligaba al honrado abogado, desconocedor<br />

del medio, a solicitar una audiencia del ministro revisor.<br />

Se le concedfa; pero desde luego se le avisaba que fuera breve.<br />

iF,xplique usted no negocio largo y embrollado en cinco minutos... I<br />

La audiencia resultaba indtil. Y despu(s de esa tares, cuando el<br />

asunto ya babfa sido despachado por el ministro revisor, quedaba<br />

el trabajo de hablar y convencer a Ins 14 ministros restantes.. .. !<br />

iAllf era Troya! Si pars, uno costsba tanto trabajo, ;para 14 .... ! El<br />

hombrecomenzabitaperderlefe,yaeatabafatigado. Varnos,-no<br />

babla que perder Ins brios, publicarta, un folleto que contuviera I&<br />

sentencia que 61 atacaba, los razonamientos legales que invocaba,


— 108 —<br />

etc., etc,, etc. Pero todos le aconsejaban: cque sea muy corto In<br />

que escriba usted para qw lo lean W magi^tradmo.<br />

Y alli va el folleto. Ocho o diez pAginas, y a repartirlo. Ar_*<br />

enviarfa al domicilio de cada magistrado pars. que ni Ilegara a sus<br />

manos? 4Lo mandaba a an destino, entregAndoselo a uno de los<br />

porteres del tribunal para que, &I recibirlo, los seriores magistrados<br />

In dejamn sobre algiin mueble, perfectamente olvidado? Nada<br />

de eso, 61 mismo los repartiria personalmente a caft magistrado.<br />

Otra temporadita de forzosas esperas en la puerta de Is calls, Sal&<br />

de recepei6n obligada de aquellos personaies.<br />

Por fin el folleto so habia repartido satisfactoriamente. A<br />

todo esto, ya hablan trascurrido tres o cuatro meses desde el dia<br />

en que llegaran a la Corte los autos a revisi6n.<br />

Y conste que he supuesto un caso sencillo. ^Qu6 serfa cuando<br />

contra ese abogado de buens. fe se oponfa la influencia avassfladora<br />

de al&,uno de los intimos de Corral, de Pineda, etc., etc.,<br />

de Novoa, de ffiigo Noriega, de alguna compania extranjera recomendada<br />

por el Caudillo, o de alg-6n senor ministro de Estado?<br />

4Qu6 serfa cuando el ministro revisor se convertfa en el verdadero<br />

patrono de una de las partes, y se despachaba dl mismo a su gusto<br />

sin que el abogado de buena fe pudiera hacer algo para defender<br />

y salvar los intereses do su cliente*) (1)<br />

(1). Por no recargar lag tintsm aombA48 del cuadro de8setrop o que presen-<br />

M squella Suproms. Corte de Justicia, no hago hincapi^ contra ella sobre tan.<br />

to y tanto quo no debe pasar inadvertido, &tin en eatudios de generalizacift<br />

conio el presente. El dia en qtie Be escriba. Is hi8toria de Bea Corte, Be revslarfin<br />

cos" mon6truosas. Y unit de las quo mis debe Ilatuar Is. atencift<br />

serl el punible incoodicionalismo, At cual so pre8t6 gu8to8a, para. quo Is per.<br />

secuci6n quo hizo Is dictudura a tods, la Pronsm indepeudieute Be Ilo yara a<br />

cabo con toda impunidad.<br />

Fuerou in6tiles todos IoR ampATO1 que se promovicror contra Ima atenta.<br />

torim prisiones y Ioe despojom de I" imprentas. JAmfis fie di6 el caso (to que<br />

so suspendiera el acto reclarnado inniediatarnente. En las poquiuirnas veces<br />

en que Be concedi6, Be hiZO C.Uando In victims, ya habla Hufrido mucho Liernpo<br />

Is, priei6n. Um amparos solicitadom pQr If)s defenhores do Filomeno )Iata,<br />

Daniel Cabrera y otros que euirieron continuas pereecuciones, estAu a la vista.<br />

Victoriano Agiierom fue procesado milit q rmente por un delito de imprenta,<br />

y no No amparado. Inooencio Arriobt (tie victima (to una infitme<br />

intrigs, urdida por Jos arnigos do Roberto Mfiez, y a fin de acabRr con PEI Tercor<br />

Imperio-, qtie to atacaba ditramente, Arriola no fee amparado. (Esoo<br />

amigoa imprinfieron tin n0mero ftalso. de aquel peri6,lico, eLl el CUAI IMIbli-


—log—<br />

El negocio se ponfa, al f n, en la elista de vistaw, de ]a respecti.<br />

vasecretaria. Comenzabaulasoongojas. Taldfanohablaacuerdo.<br />

Eseotrodfano asistla &I ministro revisor. Seenfermabsel<br />

revisor. Otro ministro pedia los autos para estudiarlos. Un mes<br />

perdido.<br />

Por fin llegaba el ansiado dfa en que necesariamente tenfa<br />

quefallarseelasunto. lYelabogadodebuenafeseconfundfa....!<br />

106mo! 4C6mo era posible que ese dia se despacbara su negocio, en<br />

el cual s6lo los alegatos y Is sentencia tenfan ctautaa^ fojas; si<br />

squel mismo dia los sellores ministros de la Corte tenian quo resolver,<br />

adem6s, quince o veinto incidentes de suspensi6n o sobreseimiento,<br />

cinco o seis asuntos penales de pens. de muerte y<br />

otros tantos asuntos civiles, todos diffeiles y complicados? LC6mo<br />

era posible que aquellos seriores magistrados on tres horas esew<br />

sas (de 9 a. m. a las 12 m.) y de las que tenian que emplear alg4n<br />

tiempo pars. firmar el sets del dfa, pudieran darsecuenta do toodos<br />

aquellos asuntos tan importantes, tan cuantiosos, tan dificiles,<br />

tan embrollados y trascenden tales par& los que en ellos se interesabam,<br />

y de los que dependia Is vida, Is fortunay la tranquilidad<br />

caron lo que quisieron, y el juez que lo proeee6 era Intimo amigo de a"amigoa..)<br />

Y todsa e8tas victimaA de Is. tiraniajamfis encontraron apoyo y protecei6n<br />

en Is Corte, In Cual fue sorda, ciegs, y muds, ante Ion desmanes de Is, dictadurs.<br />

Y cuando era verdaderamente iniposible negAr el amparo solicitado,<br />

Onto Ilegaba ....... como ]as palmas de Toledo.<br />

Adem&s, In Corte so seAaI6 corno un auxiliar gustoso, como c6mplice do<br />

lo g wencomenderop , protegidos por el Caudillo, que despojaron do sue tierran,<br />

de sue montes y do sue sgua8 a Jos pueblos, o a log desg7sciados quo exan sue<br />

coli, ndante8. Janifis se vi6 qua el despojado fuers, amparado por Is. Corte.<br />

Los amparos promovido g por log indigenas de los diveraos pueblos del lago do<br />

Chalco, qua perdieron sue tierras y nus ci6neg" pars. acrecentar el Fendo de<br />

Xico,-; Ion de lo g montes del Popocatepetl despajados do esos montes por Ifti-<br />

go Noriega; lo g amparo8 solicitadoa por lo g vecinos de lo g pueblos de Sant4l<br />

Agueds, San Joed de Is Magdalena, San Lucas y San Bruno, de gpojRdoe en Is<br />

Baja California por ]a odiosa e infame compaills, miners. de -EI Boleos; log<br />

solicitadoe en el partido de Mexicalli, Baja Californis, contra Isa infamies y<br />

deopojog de Is compahis yanqui The Colorado River Land Company *, de Is<br />

cual eran g"ios el general Diaz y Ram6n Coff &I; lo g quo promovieron loo.indigenas<br />

do Its vegas do MetstitIfin; etc., etc., etc., jamis fueron atendidoe<br />

por Is Corte.


m5frolm<br />

de tautoa .... ? Entonces el abogado aquel empezaba a toner absoluta<br />

desconflanza de aquel alto tribunal.<br />

AAquellos serlores Min18tros de la. Corte estudiaban, o no, los<br />

negocios que despachaban .... ? No podian humanamente estudiar,<br />

en tres hora8 escasas, tanto asunto tan distinto como complicado.<br />

APronunciaban sus fallon, por lo menos, con pleno conocimiento<br />

de lo que bacfan.. ..? ZQu6 conocimiento podfan tener de lo que<br />

haelan, si aI dar cuenta ]a secretarfa de los negocios, aquellos senores<br />

ministros testaban leyendo el peri6dico, despachando su<br />

eorrespondencia particular o conversando con sus compalleros...?<br />

iLuego votaban sin saber lo que resolvfan, sin conocimiento de<br />

causa,


— III —<br />

CAPfTULO 1H<br />

LAS SECRETARIAS DE ESTADO<br />

Los ministros que colaboraron en la dictadura porfiriana fueron<br />

los siguientes:<br />

1?elaciones: don Ignacio Marisf.^al y don Enrique C. Creel.<br />

Gobernaai6n.- don Manuel Romero Rubio, don Manuel Gonzd,<br />

lez . Costo y don Ram6n Corral.<br />

Juwticitz: don Joaquin Baranda y don Justino Fernindez.<br />

Fonu,-nto: don Carlos Pacheco, don Manuel Feraindez Leal,<br />

don Uandro Fernindez, don Manuel Gon7a'lez Cosfo, don Blas<br />

Escontrfa y don Olegario Molina.<br />

Hacimida: don Manuel DublAn, don Benito 06mez Fatfas,<br />

don Matfas Romero, don Jos6, Ives Limantour.<br />

Guwrra: don Pedro Hinojosa, don Felipe B. Berriozibal, don<br />

Bernardo Reyes, don Francisco Zacurfas Mena y don Manuel<br />

Gouzzilez Cosio.<br />

Ooniunicaciones; don Manuel Gonzalez Costo, don Francisco<br />

Zacarfas Mena y don Uandro FernAndez.<br />

1n4-ravc?*Q'2) l'iAlica: Unicamente don Justo Sierra. Ese ramo<br />

se separ6 del ministerio de Justicia, de d%nde dependia; primero<br />

se hi7o de 61 una subsecretarfa esl)ecial y, por filtimo, un ministerio.<br />

Ademd- de estos seflores ministros, debemos sefialar a los que<br />

formaron el 1^ltimo h1inisterio porfiriano. cuando ya estaba en ange<br />

la revoluci6n y con intenciones de aplacarla; Ministerio de<br />

transici6n que nada hi7o, ni pudo hacer, sino ayudar a bien morir<br />

a I& dictad u ra.<br />

Tal Ministerio se compuso de las siguientes personas: Rezaai^anes,<br />

don Prancisco Le6n de Is Barra; Gobernavik;n, qued6 la cartera<br />

ac4fala y a cargo del subsecretario don Aliguel Macedo, hasta<br />

que se hizo cargo de ella don Jorge Vera Estafiol, que tambi6n era<br />

ministro de Instrucci6n Pilblica;,fustivia, don Demetrio Sodj; 1^^-


_112-<br />

nwnto, don Manuel Marroquin y Rivera; Haci&nda, don JoaS Ives<br />

Limantour; Guerra, don Manuel GonzAlez Cosio, y Vamunicazianew,<br />

don Norberto Dominguez,<br />

P9,ra los que hemos conocido y tratado eon mAs o menus intimidad<br />

a todas las personas citadas, de las cuales s6lo, pueden<br />

considerarse como verdaderamente sobresalientes, por su inteligencia,<br />

a Romero Rubio, Baranda y Limantour, no necesitamos<br />

un gran esfuerzo para decir Is situaci6n que guardaron las secretarfas<br />

de Estado que les fueron cricomendadas. Para un don Francisco<br />

Zacarfas Mena, por ejemplo, todo le estaba grande y estorboso.<br />

Su inteligencia, su criterio, su erudici6n y su mezquino<br />

espfrito, de no liaber tenido en su ayuda a gPorfirio^, que lo hizo<br />

diploma'tico, plenipotenciario, general y ministro de Estado, lo<br />

hubieran conducido a ser capataz en a1guna f untlici6n, mayordomo<br />

en cualquier rancho. o a lo mAs cabo segundo de rurales. Y no es<br />

exageraci6n lo que digo. A don Enrique Creel todo lo q ue no era<br />

usura, agio, especulaci6n y ansias de lucro, le venia muy mal. En<br />

toda ocasi6a se recordaba en 461 al despiadado ^empefiero^ de Chilivaliva,<br />

que en sus mocedades prestaba va real en el peso^ por<br />

hilachos y miserias. Y esto es enteramente cierto: el licenciado<br />

don Miguel Bolanos Cacho, que f ue gobernador de Oaxaca, me<br />

mostr6 en una ocasi6n una papeleta de empefto, que guardaba por<br />

curiosidad, firmada por Creel, y en la cual aparecia un pr6stamo<br />

de cincuenta centavos por unas cenaguas indiana azules^.<br />

e'Qud podia haber liecho de prov"hoso don Manuel GGD7A1eZ<br />

Cosio, que fue paseado por cuatro secretarfas de Estado, donde<br />

dej6 recuerdos imperecederos de su bondad, de su apatia y notoria<br />

incapacidad?<br />

i.Y (ion PLdro Hinojosa, de pobrfsimo intelecto? 9Y G6mez Farfas,<br />

que result6 el gran cainelo? iY don Matfas Romero, ya viejo,<br />

incapacitado y enformizo , Francamente, de todas estas personas,<br />

nada, absolutamente nada se podia esperar.<br />

Asf fue que los ministerios respectivos que estuvieron bajo su<br />

cargo durante las tristes 6-pocas que los regentearon, llevaron una<br />

existencia anodina; vegetaron penosamente, lievados al remolque<br />

por la influencia del ministro que a la saz6n fuera el oninipotente.<br />

Hacer una sinopsis de la marcha de las secretarlas de Estado


_113-<br />

de 1884 a 1911, serfa iabor tan amplia, quo necesitaria varios<br />

voldmenes para escribirse. Esto no obstante, vamos a procurar<br />

coneretar las labores de squellas secretarfas por donde deafilaron<br />

tantos, y que, en resumen, hicieron muy poca labor provechosa<br />

pars el mejoramiento moral del pueblo y pars el afianzamiento de<br />

las libertades p6blicas. Del increffile y asombroso progreso material<br />

ya nos ocuparemos.<br />

Comeuvar46 mi critica. refiridndome a I& labor del setior licenclado<br />

don Ignacio Mariscal como secretario de Relaciones Exteriores<br />

y jefe del Gabinete.<br />

Don Ignacio Mariscal fue un hombre honrado en toda ]a extensi6n<br />

de ]a palabra, liberal sincero de grandes convieciones, de<br />

gran rectitud, conocedor de an ramo, en el cual poseia una gran<br />

pr6ctica, un perfecto saber de los procedimientos, usos, formas,<br />

antecedentes y detalles diplomitticos; de bastante ilustrael6n y<br />

exacto criterio. Pero el sefior Mariscal tenfa. varios defectos sobresalientes:<br />

era muy d6bil de carticter, de excesiva bondad con sus<br />

empleados, que ni supo escoger, ni supo corregir, ni pretendi6<br />

cambiar; de una apatfa y una indiferencia innarrables; que siempre<br />

fue victima de Wdos aquell( ya a quienes favoreci6 y de un incondicionalismo<br />

que lo subordin6 al general Diaz en lo absoluto.<br />

Ku labor diplornAtica, aparte de todos los tratados de intercambio<br />

comerciales, extradici6n, navegaci6n y comunicadones,<br />

que son de estampilla y como hechos con 4machote^ en todas partes:<br />

su labor diploindtica, propiamente lialllando, fue: lade plegarse<br />

en todas ocasionos, y sin desviaci6n n! retardo, a Is politics<br />

de la cCasa Blanca^.<br />

Nuestras relaciones con Ins paises europeos y sudamericanos<br />

guardaron un e statu quo> desesperante, y cuandoacontecia alg6n<br />

mejoramiento sobre el particular, esto no era producido por nuestra<br />

iniciativa.<br />

Respecto a su polftica pars con Is -Casa Blanca>, so limit6 a<br />

un papel muy censurable; L61 mismo so encarg6 de confesarlo en<br />

aquel su memorable y desgraciado brindis do Chicago, vel de las<br />

Aguilas paralelas,, que tantas criticas le atrajo y que jama's pudo<br />

explicar satisfactoriameTite.<br />

Don Ignacio Mariscal debi6 de haber concluido su carrerg<br />

111.^1111A 8


-114—<br />

diplomg,tica cuando la opini6n piiblica, nacionai le recI%zn6 aquel<br />

discurso. Pero no fue asi; el general Diaz sontfa por 61 un sincero<br />

afecto, y mal podia reprochar en an ministro de Negocios Extranjeros<br />

ideas, preocupaciones y temores que erari los suyos propios.<br />

El general Dfa7 tuvo miedo de la tCasa Blanew , y se pleg6 a<br />

I& politim yanqui. El Caudillo siempre temia que Ilegara a producirse<br />

un choque entre N16xico y los Estados Unidos. sinti6ridose<br />

derrotado de antemano. iQu6 lejos do la realidad estaban of Caudillo<br />

y su ministro do Estado! Ahora que. hemos visto la conducta<br />

seguida por los yanquis, y que ellos wismos han comprendido toda<br />

I& alteza de caralcter y el patriotismo sin Ifmites de nuestro pueblo,<br />

no nos explicamos c6mo aquellos hombr ps sentian esos temores<br />

infantiles, que por fortuna ya han desapareeido para nosotros.<br />

IA consecuencia de aquellas debilidades fue que M6zico quedara<br />

supeditado a la voluntad do la cCasa Blanca^, hasta toner que<br />

soportar la existencia de I& estaci6n carbonera de tPichilingue3,,<br />

que concedi6 Ju6rez, en la entrada de la bahfa de La Pa4 B. C.,<br />

y Is do Acapulco, que disimuladamente existi6; que se permitiera<br />

Is estacl6n do las escuadras norteamericauas en bahia Magdalpna,<br />

que casi se entreg6; y a retardar la cuesti61) del cChawizal^ in.<br />

definidamente. Pero, mAs que esto, lo que molest6 siempre a ]a<br />

,opini6n p6blica on sumo grado, fue esa debilidad continua que se<br />

tuvo para darle a los yanquis on nuestra propia tierra ]a preferencia<br />

en todo. Ya so sabia que no habfa controvcrsia, libigio, reclamacift<br />

o petici6n de yanquis o do compaWaso empleadosvanquis,<br />

que no tuTieran pleno y absoluto 4xito. Los yanquis eran, entre<br />

mosotros, seres superiores,extraordinarios, intangibles, infalibles<br />

y ornnipotentL q . Bastaba la mds f6til queja del tsenor embajador>,<br />

pre-sentada (!(,-.i cualquier pretexto en Relaciones. para que el senor<br />

Mariscal perdiera sus naturales apatias y dirigiera a las dem6-s<br />

secretarfas de Estado oticios casi conminaiorios para que el<br />

yanqui pie ura objeto de ellos y que so liabia quejado con ma's 0<br />

menos ru/6u, oAuviera lo que queria. Y todo esto pronto, inmediatamente,<br />

quo al csefior embajador^ no le gustaba esperar.<br />

Resultado de esta ,-,ceiisurablescoiideseendeiieias fueron: que<br />

Ins yanquis se consideraran uuestros amos y que vieran con el<br />

4mayor desprecio a nuestras autoridades y a los mexicanos en general;<br />

que hicieran lo que se les ant(:)jaba en todo el pats y que<br />

fu6rainos perdiendo, de un modo real y seguro, nuestra propia<br />

soberanfa.<br />

No s6, ni quiero prever, cuil serA nuestro f uturo frente a


— 115—<br />

frente de los Estados Unidos; pero, considero preferible cusIquier<br />

cosa al pasado Ileno, de humillaciones, que fue el resultado de<br />

&quells politics.<br />

Por otra parte, mal podfa ser enaltecida nuestra Patria en el<br />

extranjero cuando se haefan ministros plenipotenciarios a las personas<br />

quo se elevaron a esos puestos sin merecimiento aiguno, sin<br />

antecedentes justos y serios y dnicamente como favores concedidos<br />

por el senor Mariscal. Francamente, mAs que asombro, causa<br />

desagrado ver c6mo fueron elevados a los altos puestos diplomftticos<br />

a personas tan incompetentes. Esto tiene como finica, explicaci6ii<br />

Is falta de carActer y Is benevolencia del senor Mariscal.<br />

Era muy amigo de la lisonja, y todo aquel que se lanzaba a<br />

marearlo con su servil adulaci6n, estaba seguro de conseguir un<br />

puesto de c6nsul o canciller pars su hijo o protegido, de secretario<br />

de legaci6n y hasta de ministro. Asf fue como pudimos ver a extranjeros<br />

casi perniciosos on puestos de iwportancia; a personas<br />

de notoria amoralidad, manchadas por el vicio y Is corrupoi6n, de<br />

representantes tv eneargados de altas misiones en el extranjero; a<br />

j6venes de nuestra cjeunesse dor6ex, notables por su estulticia,<br />

de secretarios y encargados de negocios. Vamos, liubo uno entre<br />

otros que el 6nico me'^rito que tuvo para, ser diplomfitico y Ilegar a<br />

primer secretario de Legaci6n, f ue: cSaberse de memoria el ca.lendario<br />

do GaIvAnx.<br />

Menos mal Is protecci6n quo dispens6 el seflor Mariscal a varios<br />

do nuestros literatos, que siempre f ueron indtiles pars Is diplomacia<br />

mexicana, pero al menos eran de talento, cultivaban con<br />

m6s o menos 6xito las bellas letras, daban una idea de nuestra.<br />

intelectualidad en el extranjero y eran personas honorables y correctas.<br />

Pero ^,y otros?<br />

El senor Mariscal, en Is politics nacional, fue cexclusivainente<br />

porfirista^. En una oca-siOn que el Caudillo le dijera: equiero que<br />

me d4 usted su opinift sob re quidn debe ser mi sucesor , (se tratabs<br />

entonces de que Limantour recogiera temporalmente ]a berencia<br />

pord riana), el senor Mariscal contest6 prontamente: cSenor<br />

Presidente: pars mf es ocioso pensar on tal cosa. El dia quo usted.<br />

dejo de ser Presidente, me separard inmediatamente del Miniaterio.<br />

El problems est6, resuelto pars mf; yo s6lo he .de ser ministro<br />

si ut ted as Presidente. A nadie m6.s lie de servirle^. Esta cow.<br />

testacion de incondicionalista cpur sang v lig6 mfis y mAs al Caudillo<br />

con su miul^tro de Negocios Extranjeros, quien tal ves en muchos


-116—<br />

asuntos no estuvo a I& altura de I& situsel6n; pero que siempre se<br />

manej6 con honorabilidad y desinter6s.<br />

De Creel, como ministro do Relaciones, no vale I& pena ni de<br />

hablar. No hizo nada, absolutamente nada, si no ea dar patente de<br />

d".plom6tico y hacer ministro residente, en cualquier parte, a su<br />

protegido Victoriano Salado Alvarez, que no tuvo m6s mdritAD para<br />

ao que liaber escrito un libro muy cansado y rampl6D, que tiene<br />

un titulo de tranvfa: cDe Santa-Anna a la Reformay.<br />

IA secretarfa del Interior, que nosotros llamamos de Gobernaci6n,<br />

ha sido, es y seguramente continuari siendo el pivote sobre el<br />

cual gira toda la politica nacional. Es y ba sido el conducto para<br />

lograr ]a estupenda centralizaci6n de los Poderm con todo y ser una<br />

r epu 'blica federal.<br />

La secretaria do Gobernaci6n tiende a abarearlo todo. 14a tenido<br />

la policlu rural, con )a cua) se tiene en jaque a "os Jos jefes politicos<br />

do la Repi^iblica; la sanidad, que reina en puertos y fronteras<br />

y que permite o niega la entrada a la tierra mexicana; la tutorift de<br />

todos los Gobiernos de los Estados; el f raude ^lecwral en toda la amplitud<br />

y CODsectiencias; I& policia, que todo lo examina y a todo se<br />

atreve, y el dominio de los Territorios y el Distrito Federal.<br />

Tal cumulo de poder, flevado al extremo en lus tiempos portirianos,<br />

obligaba al Caudillo a que se pusieran al frente do ese Ministerio<br />

a personas do su intimidad o de su ma's absoluta conflanza. Por<br />

eso fucron ministros de Gobernaci6n: so suegro Romero Rubio, 4su<br />

comodfn^ (Tonza'lez Cosio y su presunto sucesor Ram6n Corml.<br />

Romero Hubio cre6, en realidad, esa seeretaria, con la colabomci6n<br />

del inteligeiite y laborioso licenciado don Manuel Mercado, que<br />

fue su lionorabillsimo subsecretario y en mucho el verdadero ministro,<br />

pues Romero Rubio apenas si le alcanzaba el tiempo para hacer<br />

politica. Hombre de verdadero talento, do grandes condiciones<br />

como politico y principalmente parn jefe de partido; sin eserdpulos'<br />

sin vacilaciones, amigo de la ostentaci6n y del boato, dadivoso y espl4ndido,<br />

protector leal do sus amigos y partidarios; Ilevaba por<br />

principio lit famosa mlixima que el padre Colonna pone en hibios do<br />

aquel personale que exhibe en su novela -Pequefieces) , : ^15arrer para<br />

dmtro^. Romero Rubio fue un elemento utilfsimo para el general<br />

Diaz, on auxilio y para afirmar su dictadurit. Enemigo delas violencias,<br />

condenando el derramamiento de SaDgre, partidario cde hacer


— 117—<br />

amigos a los enemigos^, conciliador, mesumdo, sabiendo esperar sin<br />

impacientarse, buen conocedor de los hombres^ manirroto, gran vividor<br />

y gustoso del placer; ese mini ,;tro es muy digno de ser considemdo,<br />

a pesar de todos sus vicios y errores, como una alta personalidad<br />

politica. Cierto que la censu m se ceba en 61, conderiando su<br />

aHin do bacer negocios y la protecci6n que dispens6 a tantos, que se<br />

enriquecieron con valiosas concesiones y contratos estupendos; pero<br />

tambi6.n es cierto quo su benevolealaia. em sumit, que siempre gust6<br />

de proteger a la juventud, a la cual amaba y distingula. INfuchos de<br />

los que lian hecho gran carrera se lo deben a 41; y muchos tambi6n<br />

salieron do I& obscuridad y del olvido merced a su ayuda y protecci6n.<br />

Pero si coino bombre politico merece elogios, come ministro del<br />

Caudillo, con el fin deliberado de afirmar el poder de aqu6l, de solidificar<br />

]a dictadura y hacerls efectiva, s6lo criticas y censuras merece.<br />

Es cierto que so hizo cargo del Poder en una 6poca dificil, cuando<br />

so habia relaiado la disciplina gubernativa con motivo de los escAndalos<br />

quo se produjeron en las postrimerfas del gobierno del general<br />

don Manuel Gonzalez-, pero tambi(m lo es que 61. innecesariamente,<br />

aviv6 los afaries del Caudillo para extremar la tiranfa; y nsf<br />

fucron ]as cosas. La persectici6n de ]a Prensa independiente se ini-<br />

66 de tin modo espantoso. Todos los periodistas do la oposici6n fueron<br />

eneareclados; Im imprentns^ incautadas; los pequeffosempleados<br />

C01110 cajistas, prensistas y hasta pegadores de anuncios, detenidos y<br />

embastillado.s.<br />

Los pori6dicos independi p ntes tuvi p ron quo enmudecery aplacar<br />

sus brios, e-s tableci6ndose desde entonces este cmodus vivcndi^ curiosisinio:<br />

]it Prensa podia censurar a todos, jbicar a uno que otro<br />

eon nw^um ..... Imsta a1gun gobernador, hasta un ministro; pero icl<br />

general Diaz erft inatacable y mcrecedor 47i;cdmente do elogios! Y<br />

[it) hubo remedio: E' que no se sometio, vivia en las cai rceles y en<br />

los juzgados de distri(o.<br />

Una de his muestras de la mieva politica se tuvo eon (-, I proceso<br />

stiguido en 18&'1 contra Itis estudiatites ( j oe prutest-amos Contra Ql re-<br />

CODOcimiento de la Deuda inglesa. 11CO10 S011LI)fidlimente a instancias<br />

de Dublan. Por ese motivo fui encarcclado -.on inis compitfieros los<br />

estudiantes Leon Malpica Soler, Di6dorf) Batnila, AdriH'n de Garay,<br />

Carlos Basave y del Castillo Negretc, Lamberto Cabarias, Arturo<br />

Alvanadejo Y los abo.gados Emrique N1. & los Rios, Ricardo Rodrlguez<br />

y Rafael O'lloran, SigOikdosc el proceso on el juzgado segun-


-118—<br />

do de Distrito, a cargo del licenciado Luis Garfias, y despu6s, ante<br />

of tribunal de Circuito, que estaba R cargo del licenciado Andr6s<br />

Iforcasitas, quien se mostr6 impaciente para empeorRr nuestis con.<br />

dici6n y aument6 Is pena a quo se nos conden6 en primers, instancia.<br />

Obtenida Is, saal s completa. contralizaci6n, convertidos los gobernadores<br />

en dependientes sumisos de aquefla secretarfa, flevado el<br />

fraude electoral a un grade estupendo y empleada Ia polivia, ma's<br />

que en proteger la. propiedad y Is, seguridad personal, en peneguir<br />

la independencis de cai-AcWr y a Jos de.-nfectos del general Diaz;<br />

aquel Ministerio, bajo Is, direeci6n de on hombre inteligente y decidido<br />

romo Romero Rubio, pronto se convirtit) en of apoyo ma's firme<br />

y poderoso do IR dictadura, como lo ha sido hastn los dItimos fiempos.<br />

Aquello qued6 tan perfeecionado y completo como iniquina<br />

do persecuciones y do aplastamiento de la libertad politica, que los<br />

sucesores de Romero Rubio poco o nada han tenido (Ine hacer en ese<br />

Ministerio, falto de toda iniciativa. Lo han sido: don Manuel Gontfilez<br />

Ooslo y don Ram6n Corral.<br />

Don Ram6n Corral, personslidad tan discutida y tan poco conocida,<br />

fue un terrible luchador de Ja vida, incansable y Ileno de energfas,<br />

que seguramente era merecedor de otro sino que ef de haber<br />

sido una simple figura decorativa.<br />

Do humildisima cuna, naci6 en ]a lincienda de La% Mercedes, en<br />

las cereanins de Mamos, Sonora. pas6 su infancia en Palmarejo y su<br />

juventud en Chinipas, Chiliuithun; y sus primeros pasos en la senda<br />

administrativa se iniciaron como escribiente del juzgado do primera<br />

instancia, on Alamos. Fuc obra (to si mismo y 61 se form6 a fuenza<br />

de energlas y constancia eu el trabRjO. Empleado purticti far de don<br />

Miguel Urrea, ad(juiri6 una notable erudici6n en la bibliot"a de<br />

ese liacendado.<br />

Su carlicter altivo lo JJev6 iL militar en of bando oposicionista que<br />

bacia ]a guerraal general Pesqueirn, y lanzado ya en politica, so<br />

hizo periodista, c()mpr6 una. imprenta y ediO un semanario: ^La<br />

Voz de Ahtmos^. Pronto fue victima de persecuciones, perdi6 In<br />

imprents. y la libertad y , per U'Itimo, se lanz6 a la lucha armada.<br />

Aquel movimiento revolucionario f tic sofocado: Corral cmigr6 de su<br />

Estado y se refugi6 en Chihuabun, y of sacudimiento social que produjo<br />

Is, revolucift de Tuxtepec, volvi6 a la brega, pubhc6 de nuevo<br />

,clA Voz de Alamov , y triunf6 con los elementos porfiristas. Cuan-


-119-<br />

do el general Vicente Mariscal, al frente del batall6n do zapadores^<br />

pacific6 a Sonora, Corral fue diputado a Is Legislatura del Estado<br />

(1877).<br />

Espiritu inqu icto, ingres6 en I& oposici6n contra aquel gobernador<br />

extraflo e intruso, y desde entorices fue una de las personalidades<br />

salientes de aquella lejann Entidad federativa, habi4ndose unido a Ins<br />

ambiciones del general Luis Torres. La suerte, hinch6 las velas do<br />

aquella d6bil bar q u ill a YPOCO a poco Corral file CSCaIRDdo todos los<br />

puestos: presidente do In Legrislatum. secretario de Gobierno y go.<br />

bernador del Estado. Lleg(l) el din on cl ue 61, don Luis Torres e fzlibal<br />

dominaron por completo on aquella comarea.<br />

La inaledicencia lo avusa. do futber aprovechado so situacift politica<br />

pam enriquecerse rApidament4e, rccurriendo a toda clase do<br />

procedimientos. Sobre el particular muchose dice y tic cuenta. Lo<br />

cierto es quo Corral adquiri6 una gran fortuna; que foe diputado &I<br />

Congreso do In Uni6n; quo el Caudillo pudo apreciar sus m4ritos por<br />

su labor administrativa on Sonora, y que a laseparaci6n del licenciado<br />

don Rafael Rebollar del Gobierno del Distrito Fedem), Corral lo,<br />

sustituy6, sogun se dijo, por indicacionos de Limantour, con quien<br />

habla trabado una buens, amistad al haberse conocido on Londres<br />

o Paris.<br />

In.aresal.)a a] Ctobierno del Distrito cuando se hacia necesaiia la<br />

mano en(trgica do tin liombre acostumbrado a mandar y quo pusiera<br />

fin a] desbarajuste, e inmoralidad que allf reinaban desde los calamitosos<br />

tiempos del general Jos6 Cebnllos, protector decidido do Ins<br />

tabures.<br />

Si entonces Corral hubiera seguido una conducts morigerada y<br />

hubiera tenido tin carActor mALS accesible, do seguro quo so conquista,<br />

por complebo ]a opini6n I)U'I)Iica. Pero era vparrandero^ y poco se<br />

preocupaba de que se pereataran do ello; flegaba R In metr6poli Ileno<br />

de apetifo- que quiso satisfacer a wda costa, justificando aquel ad&-<br />

-io: cratichert) on poblado, diablo desatado^.<br />

Pronfo eircularon do 61 cien an4edotas que provocaban ]a hit*ridad<br />

de todos, y otras cien extra vagancias de su carActer desafinado<br />

y violento. Lo cierto es que no tmt6 de hacerse simpatico ni do hamrse<br />

querer, y de^mfi6 a In opini6n, como despreci6 a [a Prensa. independiente,<br />

muy acobardada y apor-ada entonces.<br />

Reyes habia sido nombrado ministro do ]a Guerra. y desde Sonom.<br />

donde ya conocia a Corral, habia chocado con 61. Ambos Zlardaron<br />

todos sus resentimientos y Corral uni6 Jos suyos propios a<br />

los que a su vez tenfa Pineda.


_120—<br />

Reyes desdef[6 a Corral y se lanz6 en sus intemperancias de caricter,<br />

que socavaron su pedestal. Cuando Reyes choe6 con Limantour<br />

y sobrevino Is campaffa periodistica de cLa Naci6n , y La Protest&,,-,<br />

Corral movi6 b9bilmente a su policis, y estuvo a] tanto de I&<br />

conducts del lieenciado Rodolfo Reyes. Las imprentas de aquellos<br />

peri6dieos estaban bajo el control de Corral, y no so dabs en ellas<br />

un solo paso del cual no tuviera conocimiento squel gobernador<br />

astuto. Los -coriginales* do aquella contienda periodistica venfan a<br />

manos de Corral diariamente, y no era un secreto pars. el Gobierno<br />

saber quidn redactabs aquellos furibundus ataques contra don JorA<br />

Ives, que poco a poco le fueron quitando todas las probabilidades de<br />

poder llegar a I& Presidencia.<br />

Cuando el asunto se hizo critico, necesit6se cortarlo de miz pars<br />

ovitar mayore6 espAndalos. Fue entonces cuando se atribuy6 la patornidad<br />

do a1gunos articulos do dum censura al general Reyes, y<br />

4ste sali6 del Ministerio, reBido por completo con los cientificos, pam<br />

ir otm vez a Nuevo Le6n a preparar nuevos clementos de combate<br />

a favor de sus ambiciones, que a] fin no babis, de saber aprovechar<br />

falto do resoluci6n suprerna.<br />

Fue Corral, por el momento, el hombre del dia para los limantourianos;<br />

sin 41, sin su decisi6n para acusar abiertamente a Reyes<br />

de bochornosa duplicidad y presentar al Caudillo ]as pruebas do ello,<br />

los cientificos no hubieran obtenido el triunfo completisimo que &Icanzaron,<br />

y que tuvo por consecuencia que el general Diaz so entregara<br />

por completo en sus braws. Habia necesidad de premiar los<br />

esfuer-/os y constancias de Corral, y en el movimiento ministerial<br />

quo se efectu6 poco tiempo despu4s, ingres6 a la secretaria de Gobernaci6n.<br />

Surgi6 ]a idea de crear ]a Vicepresidencia do la Republics, y<br />

wonteci6 que iba a haber Vicepresidencia, pero quo no liabia candi-<br />

dato para el puesto. Nadie se atrevfa a presentarse candidato, ni nadie<br />

lanzaba candidatura, algtins. ^Limantour? El hom6rc aquel era<br />

imposible. flablan tenido 61 V los sU 'YoS el placer de separar del<br />

Ministerio a Baranda y de derrotar a Reyes; pero, on canibio, los<br />

ebarandistas- y los -reyistas , babian deshecho a Limantour. Do<br />

la personalidad politics, de este personaje no qtiedaba sano ni su<br />

nombre, ni su nacionalidad, ni su patriotismo. El fdolo de barro,<br />

primorosamente coloreado y etiquetado a Is ^francesa*, al caer rudamente<br />

al suelo se habla hecho mil peda7os. De aquel fulguranto<br />

advenedizo, despx2 gs de ]a campaffa e barandista—reyista-v, se podia


_121—<br />

decir to que de dofia Ana de Pantoja. Limantour podria continuar<br />

siendo ministro de Hacienda el tiempo que el Caudillo quisiera; pero<br />

no podria ser, una hom siqaiem, el sucesor del general Diaz, ni presunto,<br />

ni efectivo.<br />

Y la Vicepresidencia surgi6 Ilena de esperanzas para el que fuem<br />

designado a ella. El Caudillo tenia ya 74 ^fios, estaba fatigado,<br />

casi sordo, d4bil do vista, empezaba R perder I& memoria y ya habfa<br />

tenido un fuerte ataque de cartritis^ quo puso en conmoci6n a todos.<br />

Ser el suplente de un septungenario electo jefe de Estado por seis<br />

afios, era tanto corno obterter esa jefatura en herencia "'nica y directa.<br />

La opini6n pul blica sefialaba dos presuntos candidatos: at general<br />

Reyes y a don IgnRcio Mariscal. El primero sostenido con un<br />

valor y una constancia merecedora do mejor suerte ?/ (le Oro camd;-<br />

11o, por el infatigable partido treyista^, on el cual so hablan fundido<br />

lostbarandistas* y todo el clemento liberal y jam)bino. Con el sefior<br />

Mariscal estaban los antigroos porfiristas, el olemento oaxaqueiio,<br />

tan grandey poderoso, y muchos diputados. Reyes, naturalmente,<br />

ni siquiern permiti6 questj nombre tigurara en las candidaturas, comenzando<br />

a burlarse de la suerte, que se complacia en brindarle el<br />

Poder; don Ignacio Nfariscal, sin aceptar su candidatura, guard6 una<br />

actitud expectante.<br />

Los embriones de partido independiente formados, y los cientificos<br />

perfectarnente or.vanizados, esperaban que cel Gran Elector^<br />

manifestara su voluntad. TA)s cientfflcos, a pesar de todo, aun tenian<br />

muchas esperfinzas de que don Jos6 Ives fuera designado porel Caudillo.<br />

El partido liberal estaba impaciente y ya comenzaban a buffir<br />

en su seno los nrimero- fermentos do indigmxei6n contra el general<br />

Diaz, quo mAs tarde deberfan estallar on una poderosa e irresistible<br />

revoltici6n. cYa quete tole mmos ^—decfa a f4noso el partido liberal,—<br />

q designa tu sucesor: escogre a un Fberal patriota y honrado y todos<br />

estaremos contigo-. El general Diaz Pfard6 la actitud de una esfin-<br />

je. El Virmino d3 la cleeci(')n so acercuba, los dias corrian y nadic<br />

sabla qui6n iba it ser el Vicepresidento de In Repulblica.<br />

Uno de los grupos quo ma's sufrian por estAx indecisi6n era el<br />

-Partido Nacional Porfirista^, enteramente anodino, que e--,tabfL regenteado<br />

por el coronet Antonio Tovar. Esta agrupaci6n se liabfa<br />

manifestado en todas ocasiones frtzncamenle ejmlieientijica, y todo podia<br />

esperarse do ella, menos quo on a1gun momento fuera a ponerse<br />

at servicio do sus enemigos. Y si bien el tat Partido, naturalmente,<br />

lanzaba la candidatum del Caudillo pam quo 6ste ocupara. In Presi-


-122—<br />

dencia, respecto de ]a candidaturs del Vice babia enmudecido por<br />

completo. fQui6n iba a ser el Vicepresidente?<br />

Habia, pues, que sondear el 4nimo del general Dfa y pars sorprender<br />

sus secretos designios t pero todo foe in(Itil. El Caudillo fue<br />

inabordable sobre este punto. Entonces bubo que recurrir a otros<br />

medios. jPreguntarle a Chausalitm? Tr qbajt) quim4rico. Chousalito<br />

escuch6 la pregunta, sonriendo; oy6 la s6plica sonriendo, y sin<br />

Conte-star nada, on ningdn sentido, continu6 sonriendo.<br />

Faltaban veinte dias a lo surno imm que se verificaran las Cleociones<br />

primarias, y.. .. !no se habia lRnzado nein In candidatura del<br />

Vicepresidente!<br />

Y para el ^Partido Nacional Porfiristaa, In cosm urgfa: su ^Convonci6n^<br />

so verificaba inmediatamente y nadie sabfft a qu4 atenerse.<br />

41ban a lanzar una candidalUra cualquiera, a ]a ventura? I Y si se<br />

equivocaban, lo cual era muy fal cil y al Caudillo le oafs mal la equivocaci6n?<br />

;Qu6 perplejidad y qu6 angusti' as!<br />

Por fin se dice que el coronel Tovur tuvo conocimiento del candidato<br />

oficial la vispera o cl inismo din en que debla verificarse e'"<br />

famosa ConvenciOn3-. Los delegados se reunieron en In CAmara do<br />

Diputudos y nadie conocia In candidatura oficial. Los creyistasi.,<br />

quo ya sabian que no podfan ni siquiera pronanciar el nombre do su<br />

fdolo, empezaron a trabaj%r abiertamente para procurarse un candidato<br />

liberal. Lo principal era quo no fuera electo tin cientifico. Y<br />

el infatigable Ileriberto Barr6n comenz6 su campaiia de propinganda,<br />

y pronu) reuni6 LID considerable nizincro de adeptos a Its enndi-<br />

datura del licenciado don Ignacio M it riscal. El triurifu do esta candidatum<br />

pareefa Rsegurado.<br />

Lleg6 el dia de ]a declaravi6n de randidaturns, y despue-s do uns<br />

,cuni6n absoluta^ para designar lit del general Diaz para Prosidente,<br />

se inici6 la g"n dificultad. Barr6n luchabit incansable y todos parecian<br />

optar por In candidabura Mari.wal. Por fin, In preiidencia de<br />

esaConvenei6n anunciotime el doctor Gregorio Mendizabal iba a bacer<br />

Uso do ]a palabra e para proponer Is eandidatura (to Viceprcsidentt^.<br />

Todos comprendieron que it.quelln era In treandidatura oficiii.12.<br />

El doctor Mendizilbal abord6 la tribuna, y un silenciv de curiosidad<br />

ansiosa so hizo. Y Is verbosidad del doctor PstaI16 com(, Is<br />

trompeterfa de In marclia trinufal de -cAida^; y eso foe tin estallido<br />

do cohotes do )uz, una, serie de Jug-ares comunes inacabable: cEl vAndidato<br />

que habla que designar deberfa tener estos 3 , esos m6ritos,<br />

y osas y otras virtudes, tal 3 , cual antecedente y estas m lits energias y<br />

patriotismo, y etc., etc. ^Ese candidato deberfa flenar Ins aspiracio-


-128—<br />

nes nacionales-l-, etc., etc. Pero por fortuna pam el pais.. .. cezistia<br />

aquella presea!^ Sf que existia. Ese bombre extmordinario, ese<br />

hombre eminentisimo, ese homhre egregio, ese hombre curiosisimo...<br />

era.... era .... idon Ram6n Corral!<br />

Cuando el buen doctor soIt6 In soluci6n de Is c%aradfi. un<br />

lohl estruendoso so escuehO on el inmenso sal6n de Is Ciroars.<br />

Pero aquella exciamaci6n do sorpresm estaba snipirads de Is ma's<br />

francs hilaridad. iC6mol i.Aquello era sorio? ZEI doctor Alendiz6balestabicusujuicio?<br />

i Corral Vice presidente de Is Repd blica. y<br />

candidatooficial? !Qu6cwurroncia! Yyaniseescuch6eltinaldo<br />

aquel discurso. Todo.- rcian, se carcajeaban, I)Iatic&bRD Y baCian 108<br />

mis curiosos comentarios y repetfan Ilenos de festivo asombro: Wonque<br />

Corral, ch?.... Qu4 gunsal<br />

Pero al Ilegar Is votaci6n Corral fue designado candidato del<br />

al lart1do Nacional Porfirista^ pars quo mupam In. Vice, p residencis<br />

de la Repiliblica, rechazandose )a candidaturn do don Ignacio Mariacal<br />

por unos votos nada m IS.<br />

lAquello era estupendo! El


-124—<br />

presidente; de no ne-eptar Corral, el cPartido, corria el riesgo de quo<br />

el Caudillo se entregara on bra7os de un tercero, que bien podrfa ser<br />

don Teodoro Dehesa o el mismo general Reyes; y en ambos casos el<br />

c cientificisrno^ quedaba destruido. Corral previ6 perfectamente quo<br />

cese nombrarnien&)^ le iba a acarrear toda clase de dificaltades, sin<br />

proporcionarle ]a menor satisfacei6n-, pero so sacrific6 sin vacilar,<br />

por ser consceuente con sus amigos y no perjudiCRral Partido. Sabfa<br />

muy bien que carecla de popularidad, que no era querido, que jama's<br />

habla de serlo porque no tenfa caricter a prop6sito para conquistar<br />

partidarios personalistas, y acept6 la Vicelmsidancia, como -on general<br />

acepta sin chistar, en el momento de la batalls, el ir a ]a vanguardia.<br />

Obedeci6 a su Partido y nada mAs.<br />

Los cientfficos proclamaron su triunfo, y mAs que nadie, don<br />

Rosendo Pineda, que habfa sido el al= de aquellos trabajos. Desde<br />

entonces los cientificos, do hecho, q uedaron divididos en dos gru pos:<br />

Los ceorralistas, con Pineda y sus seCLIftCeS y lo ,3 netos cientificos<br />

con Limantour, los Macedo y Casasus. Ambasagrul)aciones fueron<br />

afines y consecuentes entre sl; pero sus tendencias, aspiraciones y<br />

finalidades quedarom perfectamente distanciadas.<br />

Y Corral fuc Vicepresidente de la Reptiblica y presidi6 el SeD&*<br />

do, sin haber ascendido nada en ]a escala p olitica. Nadie tom6 a lo<br />

seriosu Vicepresidencia y continu6 de ministro de Gob6rnaci6n, en<br />

cuya labor perpetr6 un acto plenamente anti dernocritti co: ]a mutilaei6n<br />

y el aplastarniento del r4gimen municipal on el Distrito Fedeml<br />

y Territorios. El pensamiento y la labor fucron do don Miguel<br />

Macedo, el hermano de ^Pablito^.<br />

Por esa monstruosidad, quo aun subsi%toe de un modo inexplicable,<br />

los A.yuntamientos que antes tenfun una esfera do Rcci6n propia<br />

y ciertas libertades, so convirtieron en una depeuxlencia servil de la<br />

autoridad polftica, perdieron sus preeminencias, sus facultades, sus<br />

fondos propios, su libertad de acci6n y hasta do vigilancia y administraci6n<br />

de los servicios p4blicos. La. dietadura Ilegaba a su apogoo,<br />

asesinando el r4gimen municipal.<br />

Y C3rral fue un personaje decorativo, de lo cual 41 so refa y burlaba<br />

Alegremente:—cEstoy divertido con esta Vicepresidencia,—<br />

dijo; el seflor Prosidente s6lo se acuerda de mi, como Vice, cuando<br />

quiere quo lo represente on algu'n acto oficial al cual no le conviene<br />

o no quiere asistir. 4,Se trata de una fiesta o solemnidad de lucimiento?..<br />

. . AIIA va 61 ! ASe tmta deasistir a una repartici6n do premios<br />

que ha de terminar a media uoche^ .... QuP va.va Corral! El<br />

dia estA frio, Ilueve o hace raucho calor y hay temor de pescar una


-125—<br />

pulmonfa o una insolaci6n?.... !Que vays Corrall tEs cuesti6n de<br />

coneurrir a una fiesta de caridad, donde ha y quo soltar cien o quinientos<br />

pesillos de donativo?.. ..;Quo vaya Corrall^ Cierto o falso<br />

el cuentecito, no dej6 de, toner su ixito: tA)dos conocieron su exactitud.<br />

X6mo iba a gobernar el Caudillo, teniendo ya a su lado a su<br />

sucesor legal, escogido ampliamente por 41?<br />

Lo 16gico, lo natural era quo fuem rodeando de prestigio al fu-<br />

turo jefe del Estado; formindosele un apoyo Politico y dAndosele<br />

fuer-/as, con ]as cuales pudiera, ma's tarde, gobernar el Pais. Pam<br />

ello no habfa. otro camino que asociarlo al Poder, gobernar do acuerdo<br />

con 61, darle gubernadores, diputados, senadores y jefes do zona<br />

quo fuemn sus sinceros amigos y que formaran, en realidad, el<br />

partido eorralista.<br />

Nada, absolutamente nada de eso hizo el Caudillo. No s6lo no<br />

rode6 de apoyo Politico a su Vicepresidente, sino que vi6 con desagrado<br />

]a existencia del exiguo grupo cormlista. Y Corral no tuvo ni<br />

siquiera un diputado que ingresam a Ia. Cimam por su personal recomendaci6n.<br />

Bastaba 6sta Para que el recomendado fuem reeba7ado.<br />

Quedaron los que estaban y que Corral pudo hacer Ilegar RI Congreso<br />

antes que fuera Vice, Pero nada mas. Gobernadores, ni se<br />

diga; continu6 Ia dominaci6n del general Torres on Sonora, porque<br />

6ste, con sumo tacto, fue cporfirjsta^ y jamAs rcorralistaj^. Y el geneml<br />

Diaz continu6 gobernando dictatorialmente, sin importarle nada<br />

Corral, mirAndolo con desconfianza, restaindole amigos y prestigio,<br />

relegai ndolo al despacho de su ministerio, en el cual le tenia COMO<br />

cufla a Migiielito Macedo, y teniendo que soportar ]as iras de Ia opini6n<br />

publics, que lo consideraba el co-responsable de aquel gobierno<br />

dictatorial, cuando en realidad no era csino Ia primem vfctima del<br />

general Diaz^.<br />

Corral contrajo, con Is serie do desagrados ycontrariedades que<br />

le proporcion6 aquells situftei6n ambigua, Ia enfermedad que lo llev6<br />

on plens cdad viril a Ia tumba. Los primeros sintomas se le<br />

anunciaron v 41 so manife-st6 dispuesto a renunciar Ia malhadada<br />

Vicepresidencia. El general Diaz, seglin voZ general, no veia sin ciertasatisfacci6n<br />

c) comienzo de aquellos males y parece que dijo:<br />

c lRombrc! Me ponen a Corral porque dizque me voy a morir y ya<br />

esticasi caddverz.


-126—<br />

Asi Ileg6 el atio de 1908, en el cual tuvo verificativo ]a famosa<br />

conferencia Creelman, que fue tan trascendental para los asuntos de<br />

m6xico.<br />

La secretaria de Justicia, que en una 6poca tuvo bajo su dependencia<br />

In<br />

I<br />

instrucei6n publica, fue a cargo del sefior don Joaquin<br />

Bax3nda desde el affo de 1883 al de 1901, en que este eminente ciudadano<br />

fue separado del Gabinete por las intrigas limantourianas.<br />

Barands tuvo que luchar siempre con la falta de dinero; primero,<br />

porque no lo bubo y Dublin era muy parco en repartirlo, y luego,<br />

porque Limantour di(') dinero a todos, menos it lit secretaria que estab&<br />

a Cargo del seffor Baranda.<br />

El seflor Baranda form6 jueces y magistrados. de su protccci6n,<br />

smistad y designaci6n, su rgieron personalidades como Rafael Rebo-<br />

Ilar, Jos6 R. Aspe, JosA Pe6n del Valle, Alberto Gonzilez Le6n,<br />

Demetric; Sodi, Jos^ Saavedra, Ahnuell%larrft Aguirre, Arturo Mo-<br />

reno y Contreras, Renato Hernandez y I lernandez, Aurelio D. Canale,<br />

Antonio Ramos PedruezR, Alonso Rodriguez Miram6n, Jesds<br />

Ledesma, 'Mariano Flores del Villar, Enrique Sort de Sanz, Adolfo<br />

Fenochio, Gonzalo Fspinosa, Adalbertx) A. Fsteva, Adolfo Dublin,<br />

Carlus A. Govanues, Aurelio 'Maldonado, Rafael Dorantes, Enrique<br />

Pi6a y Aguayo, etc., etc., y tantos mis que se ban distinguido lionrosa<br />

y notublemente Como jueces en6rgicos y entendidus, como rec-<br />

Ws magistrados. como oradores forenses y parlainentarios, y Como<br />

letrados seriosy recomendables. Pu4dese decir que cunnto abogado<br />

distingnido existe, Ileva el sello de lit amistad del serior Baranda.<br />

Naturalmenve. que no existi(') indeperidencia en ]a judicattim: era<br />

imposible (lite eso fuera. con tin r4ginien dictatorial extremado. Pero<br />

0; sefior Buranda jituiiis di(') consignas it nadie; jauids se, ruezcl6 en<br />

m6rcantilismos abyccws, ni intervino .en el despacho de los jueces;<br />

civ i lo-s, ni en las q lta^ decisiones (IC lit Corte. El mal existia como<br />

UDS dolencia general.<br />

En Instrucei6ii PlIblica no pudo hacer lo que, hubiera deseado,<br />

eu una (1 1wcu en que zio se querfa gastar dinero en ]its depend-^ncius<br />

baraod:.;Ws. Sin embargo, deben seitalarse los grandes lineamien-<br />

WS d(3 la obra que teDdia a ht unidad y federal i zaci6r. de lit instrucci6n<br />

pri muiria en todo ^l pba-. Los Congrews jjedig6gri -ws :iue inici6<br />

Y reur)^-Ik al sefior Dart.rda, f;-eron de gmn 6xito y trascendencia; In<br />

Oroac : 6n y dc It, enst-imn.at norwalists, itJoiias v res-


-127--<br />

lizadapor6l, fue do efectos incalculables, y se cre6 una Escuela Normal,<br />

que fue ua modelo en so g6nero. Adema'sq, Is fedemlizaci6n<br />

de, In enseffariza elemental en el Distrito Federal y Territorias y el<br />

establecimiento de In Direcei6n general de . Instrucci6n Primaria, que<br />

estuvo acertadamente a cargo del notable pedagogo y metodista doctor<br />

don Luis E. Ruiz, fue obra laboriosa, trascendental y de grande<br />

influericia moral. Y con grandes econornfas se hicieron grandes coass:<br />

In formaci6n y creaci6n do Is Escuela Normal; Is, restauraci6n<br />

completa de In Escuela Nacional Preparatoria, hasta hacer de ella el<br />

primer establecimiento de su g6nero on Am6rica; ]a creaci6n y terminaci6a,<br />

en lo principal, de Is, Escuela de Artes y Oficios pura hombres,<br />

y la de mujeres; Ins importantes obras que se bicieron on In<br />

Escuela N. de Agricultura, Escuela de Medicina, Eseticla, de Ciegos<br />

y Escuola de Jurisprudencia; grandes mejoramientos en el Museo<br />

Nacional y on Bellas Arte,^ y late rminaci6n y solemne inauguraci6n<br />

de nuestra monumental Biblioteca Nacional.<br />

Comp6rense esas positivos progresos, esas mejoras traseendentales<br />

con lo que hizo despu6s don Justo Sierra teniendo millones a<br />

su disposici6n, derrochando el dincro a manos Ilonas y con el apoyo<br />

completo de Limantour.<br />

En tiempos de Bartinds v6ase lo que se hizo on In Preparatoria<br />

eon poco inds do cion mil pesos; vdase a lo que so pudo Ilegar despu6s<br />

eon ^wt nidMn noveeiewo8 inil pe8os^. (Los despilfarros hechos on<br />

Ins diferentes obras que so hicieron en lit Escitcla N. Preparatoria<br />

son tan escandalosos, que debe haterse sobre ellos 11na averigkiaci6n<br />

judicial). Y en cuanto al profesorado barandista, Ilamemoslo asf, fue,<br />

ha sido y continua siendo lo ma's notable, digno, sabio, inteligente y<br />

desinteresudo quo hemos tenido. Todos los vLrdaderamente intelectual(,^s,<br />

amantes do la ensefianza, formaron parto de 6,1 y crearon tina<br />

juventud vigorosa, patriots, honrada, amante de las libertades pilblicas,<br />

entusinsta por el porvenir do su raza y por el engrandecimiento<br />

nacional. Do esa falange de, intelectuales, profesian istas, estudiantes<br />

y houibres de saber, salio' el movinii(stiti, tie impaciento<br />

desagrado contra el Caudillo, que Ittego se transforu16 en oposici6n,<br />

pars. estallar al tin en )a terrible y grandiiisit revoltici6n que presencianios<br />

y que es el asombro de toda lit Atn4rica.<br />

Los enemigos de Is revoluci6n s6lo ven en ella los yerros, )as<br />

viviencias, I&s hecatombres y desgriteins. Son los etertios reacciouarios<br />

que jL]ZfffLn In obl-5 de lit Revolucitin francesa por los yerros<br />

do Dant6n, ]as ma levolencias de Marat y los RbUsos de Robespierre,<br />

Wn scordarse quo do ess. revoluc.i6zi 'salieron clos derechos del hom-


-128—<br />

bre^ y Is transformaci6n complets, y absoluta. de Is legislaci6n mundial,<br />

de Is forma, politics, de las naciones y de ]as sociedades. De esta<br />

revoluci6n surgir g un cM6xico nuevo;^, un Mkico netamente nacional,<br />

qu ' ebrai ndose para siempre los viejos moldes virreinales que nos<br />

ban maniatado, aplastando el caciquismo regional, manumitiendo a<br />

JOS hombres del campo y de las f9bricas, acabando con todos los encomenderos<br />

y todos los inicuos explotadores del trabajo, difundiendo<br />

]a pequefia propiedad, revisando los titulos do dominio, impidiendo<br />

Is servidumbre do Is globs, libertando conciencias y voluntades y<br />

fundando los seguros cimientos sobre los cuales ban de descansar<br />

nuestras futtimsdemocraciss.<br />

Estamos on un solemne y terrible momento hist6rico, y como en<br />

1859 ensefiamos a ]a Am6rica espafiola c6mo so bace Is reforms po-<br />

Iftica religiosa, abora le mostraremos c6mo so destru.ycn Jos vetustos<br />

edificios del pasado y so sanes, un pals profundamente infectado<br />

por las podredumbres de una dictadura de treinta afios.<br />

A ]a separaci6n del seffor don Joaquin Baranda, burlando ]as<br />

esperanzas de ]a v pandilln^ que crefa heredar el Ministerio, fue nombrado<br />

secretario de Justicia don Justino F^.rn gndez, tio de Carmelita^<br />

y subsecreturio don Eduardo Novon. Aquell& secretarfa fue ob-<br />

jeto de un gran affin do reformas y remociones, debidas a] caricter<br />

inquicto y doininador de Novoa. Parecia que aquel sefior entraba. en<br />

pais conquistado; todos los quo tenian unafiliaci6n c barandista^ fueron<br />

separados o postergados, y comenzaron a entrar en los puestos<br />

publicos los recomendados y protegidos del cientijfieismo. Y Is cosa<br />

continu6 con ]a legislaci6n. Se reform6 ] & Ley del Notariado, imponiendo<br />

toda clase de dificultades y taxativas a los notarios. los<br />

cuales se vieron privados de sus protocolos y despojados do sus notarfas.<br />

M6,s a^n: s6lo obtuvieron notarfas los amigos del nuevo y<br />

reformists subsecretario, quien era amigo fDtimo do ffiigo Noriega.<br />

Despu4s de ]a Ley del Notariado vino ]a de Organizaci6n de Tribunales,<br />

cambiando Is competencia y jurisdicci6n de todos ellos,<br />

creandose m&s oficinas y mejorAndose los sueldos do los empleados.<br />

Limantour comenzaba a proteger a Is. secretaria de Justicia. Entre<br />

]as reformas do Is Iey de Organizaci6n deTribunales, se sefia16 muy<br />

principalmente ]a referento al cjuicio de responsabilidad de los funcionarios<br />

judiciales^, que se convirti6 en una arms Segura, puesta<br />

on manos del Ministerio para dominar por completo a jueces y ma-


—M. __<br />

gistrados quo estaban acostumbrados a no recibir consianas, pues<br />

jamAs las di6 don Joaquin Baranda. En lo sucesivo los funcionarios<br />

del orden judicial tenian que ser cempleados adivios e iywvndiew.<br />

nalmii,, pues las consignas tenfan quo cumplirse pronto y efieazmente.<br />

El servilismo Ileg6, y los empleadas honombilisimos de. I& 4poca<br />

barandista fueron removidos do sus empleos; don Justino FernAndez<br />

dej6 liacera N6voa, a pesar do que muchos do sus adictos--como<br />

Clausel y Victor Manuel Castillo, abogados distinguidos, jefe do la<br />

secci6n deJustivia el primeroy secretario particular del ministro el<br />

se.fftindo--procuraron oponerse a esa, dominacift ton absoluta. Pero<br />

Novon triunf6y fuc el verdadero ministro; el general Diaz lo sostuvo<br />

con toda energia, aun en ]it 4poea on quo don Justino Fernindez.<br />

no querfs ya tenerlo it su lado y Podia so inmediata separaci6n.<br />

Novoa pretendis ser el heredero de don Justino, y 4ste, si bien al<br />

principio de su estancia en el Ministerio y por muchos aflos mbs'<br />

le habla tenido gran predilecei6n, cuando so percat6 do sus ambiciones<br />

le tom6 una nbsoluta tiversi6n y le quit,6 toda clase do facultndes,<br />

sonvirti6ndose de improviso, del omnipotente subsecretario que antes<br />

era, dispensador do favores y repartidor do empleos, en el primer<br />

escribiente del Ministerio. Pero ya era tarde, y adem&% don Justino<br />

estaba ya muy enfermo y cansado; Ileg6 a tanto, que cuando autorizaba.<br />

los OfiCiOS, firMLba: -Totoapa- v , que era. el nombre de su ha-<br />

cienda.<br />

'Qu6 podia espemrse de una secretaria que habia Ilegado a tal<br />

cdebacle?^ Succdi6 lo quo tenfix que suceder: que aquello caminam<br />

&I abismo; que Itubiera jueces concusionarios, conocidos de tados,<br />

quo bicieron ripida forturia al convertir so tribunal on un bazar; quo<br />

tres o custro picarw dominartin en lo% juzgados y que en la, Corte<br />

Suprema de Justicia pasaran cosas, increibles. Dori Justino Ferniiindez<br />

no sabia nada de esto, y cuando. por vasualidad, se informaba<br />

de algo, estallaba on tremendas iras. que no remediaban prActicamente<br />

nada, pues Jos corruptores confinuaban en sus puestos y a6l se<br />

le olvidaba el suceso, o confundia a un juez con otro.<br />

El pobre sefior estAiba completamente achocbo^.<br />

I-at ovini6n Pu'bhCR estaba indignada contra tal estado de cosas,<br />

y sunque of Caudillo tenia conocimiento de todo y se pedia prontA) remedio<br />

Pam moralizar hL administracio'n de justicia, ui se preocup6<br />

de hacerlo, pi intertO tal cosa. Wara quP.. .. Aquella administra-<br />

66ti de justicia corrompida y servil secundaba admirablemente sit


_130—<br />

polftica de terror; lo que menos deseabs em toner jueces rectos; lo<br />

importante em tcner)os incondicionalm<br />

Todos los cauddlos de este movimiente revolucionario ban sefialado<br />

]a falta do justicia que babis en el pals, su r.orrupci6n y defi.<br />

ciencia, como las musas principales del desquiciarniontv social y cl<br />

motivo capital de Is revolucift.<br />

H n In. secretarla de FOMeDtO, que tambien se Ilam6 cdo Colonizae.i6n<br />

c Industria , , tuvieron Jugar grandes esca'ndalos y so formaron<br />

grandes fortunns. LR murmuraci6n repetiat que una vez que un<br />

tal Mr. 11cill, para asegurarso de una. conc*si6n sobre la explotaci6n<br />

de la orchilla, que solicitalm en terrenos do Is costa occidental do ]a<br />

Baj,,L California, IC dijo a un alto perkmaje de ese ministerio:—vLe<br />

doy it usted cincuerita mil pesos y no se to digu a nad-ic, —el personaje<br />

aquel le contest6:— c Deme cien mil y rligcselo a todo cl nmndoj^.<br />

Sobre todo, las concesiones de deslindes do terrenos baldfos se<br />

coricedieron it graDel Y emriquecieron a muchos. En esas concesiones<br />

de todo bubo: se vendieron como terrenos baldlw^ ]as<br />

tierras comunales, ius ejidos y his tierras de los pueblos. FueruD<br />

comprendi-los on Jos deslindes pueblos entAeros, haciendas y raDchos<br />

depropiedad particular, ya que er ellos no hubo picardfa que no so<br />

hiciera, ni infamia que rit) fuera pa_'Uda espitindidamente por los concesionarios.<br />

Muchas poblaciones fucron despojada^5, entonces. do sus<br />

ejidns y agoajes, y convertidas en 1fropiedad particular, cm hts que<br />

los habitantes que babian construid,) sui z casas sobre terrenos libres<br />

mw,thos aitos antL,.S, tuv i eron que pagar rentas o comprar las tierrus<br />

al precioque quisieron los explotadores.<br />

Y fueron inxitiles ]as inil 1)rotestas trie se!(ivAni^Aron por doquier,<br />

y las quejas de tA,do g4n p ro (1m, se originaron y Ios am ,mros que se<br />

vromovieron. Las nutoriclades todAS: j4,40S j)01f1ik'U%, 211".'Lld" Muni-<br />

^,-ipal", jueces, magistrados y ininistros. se hif,-ierori t!^ordos^, antorizando<br />

tan in fames e inaudit4,s despi-jos. Y tales irifarnias han subsisfirl(i<br />

y a(loel l as fierms permtriecen on jmder de los dettmadores.<br />

continuando las vfetimas (in la ma- -or miseria.<br />

La secretairl'it de Foni c-rito spriobalill '<br />

alluellos deslindes, autorivaba<br />

aquella.-, tcrribl.v; injusticias y fival%ba las Lierras a Jos protegidos<br />

del Caudillo con Imn w.mbles y dvts4stxom-^ Age produjo<br />

In emigraci-5n q ue ti-clos wq)crabav, e) arribo de colonas extranjer"S


— 131—<br />

que vinieran a cultivar aquellas tierras? No, nadie vino. Mal podfan<br />

venir colonos a un pufs en donde el jornal agrfcola era de 30 a 50 centavos<br />

plats, ettiando en Ia Argentina era, por lo menos, de $2.00 or#<br />

y en los Fstados Unidos de $1.50. Los campos permanecieron yermost<br />

con ligeras excepciones; Vero sus legitimos propietarios o sun<br />

poseedores de. muchos aflos quedaron en ]a ruina y despojados.<br />

El abuso, el chancImPo IIeg6 a tanto, que un jefe de secei6n autorizO<br />

Ia venta de tin mismo terreno a tres compradores distintos y que<br />

los t(tulos expri?-abain porciones de tierms quo se invadian imas a<br />

Otms. lo (.-us], no obstante, perwiti6 que uquel audaz se diera Ia vids<br />

de un principey construyera on palacio por el Pasco de ]a Reforma.<br />

Y cuando todo se descubri6 y el general Dfaz cc vi6 precisado a satisfacer<br />

ks reclamaciones de las compariias yanquis estafadas, en<br />

vez de manclar a on<br />

pmsidio a quien tal hizo, se content6 con desti-<br />

tuirlo, hacer que vpndiera so 1)alaeiu para indt,-mnizar en parte a ]as<br />

victimas, y It, perdoii6 p,orque. erm licrinano de uno de -w^ mu'lq ac6frimos<br />

incondicionales.<br />

De esiv; concesiones vicio&-ts y criminales ha venidu tauw wal y<br />

(amto descontento. cwa_,iintes & Ia re.voluci(m. Los pueblos fronterizos'<br />

cuandto ,;upieron que el movimiento maderista ofreefaladevoluci6n<br />

dt,- Itits Lierrus indebidamertic. arrebatadi ,, y que tales riquezas<br />

regrre-sarian a sus primilivos y l egftimos dueflos, abrazaron co y) entus<br />

i qs ino Ia cutisa revohwi,,naria, ya que C'sta em el unico recurso<br />

pam recobrar sit-, prop i edatics. Y asi es com ­ el problema agrlcola<br />

; 4; Vellidt, Zk OW11 1 fli"lil' hL a '_!rtj^ t j Sjt"jHj_'j6rj'<br />

Y It- ­$ m, t lweimosdc lw^ t i erras se puede hacer extensivo % las<br />

uonccsioij,^^ ferrtwarrilerasqtie se dicron a los favoritos, y a<br />

las con-<br />

111114^ 1' Iv apr­ % (-,Ammiento de ag-mis y a Ia fittilaei6n de minw' , en<br />

^wrb^iierxias riv^t^ y dispitada^. Todose dA se rega16, se concesio.<br />

riil) a lo^ de) C'mi'lillo, entre los cuales se cuentan principalwmte<br />

Io.s c7iewffico^, Uu individuo qae fus- empleado de Pinedu ba<br />

pablicutio LM.1 hs:a tl,, co i jreqion(^.s. pant comprobar que no fi-<br />

--tiran entre Jos eoiw(^s i orwr;()s ini!w.,pales civiAlfices. iNattli-Ed-<br />

Ine"ite, Buenos eran -T,,s jwi%. jugar vv lescubicrto. En las gramdes,<br />

( q, la,^ p^jj,rfiCs<br />

I (-^j 13S(j11(' '^i^ graill'ban m i llones, Ios 'NfttCvdo,<br />

l l inctlu. Cmasw l ^, I li inc..td y utrus, ^,- cie-vt,i qa ., 7t(/.1?yf1rav1 Cmoo<br />

( Il i pon, flw ' or' Jos corredores. !os chalanos, lo,^ vendedoi<br />

c^ agik,*istas y ltvml.re^; de negocios th, Jos espeeUladcres; y sin<br />

flo .; III, hul lm ooic^!S;611 I msil."le, y sin wricesi6ii nt^ habLi ni,goclo.<br />

Y 4!ier:0i_-os cat) ni- i pararov. Loz no las^ al-rovoclift.<br />

il . i. his '^t' Lmis n't


-182—<br />

poder. Vendieron concesiones, que en los ministerios so les entregaban<br />

segun Ns pedian, y ellos ]as convertian en dinero. Entonces<br />

vendieron concesiones; imis tarde hubieran vendido a la Patria!<br />

La socretaria de Fornento necesitaba grandes y fundamentales<br />

r(4ormas y un completo saneamientA). LA) primero se consigui6 con<br />

k creaci6n del ministerio de Comunicaciones y Obras P Owlicas; y lo<br />

segundo con el ingreso a la secretaria de un hombre de extrems honradc7.'.-<br />

don Leandro Fernandez, secundado por su subsecretario Gilberto<br />

Montiel.<br />

Pero esto f ue cuando yase bablan dado las principale-9 concesiones<br />

sobre tierras, aguas y ferrocarriles; cuando ya hal)fa una compaffia<br />

de c El Bolco^ que ha convertido una inmensa regi6n de la<br />

Baia CHlifornia on una cPachalato Franc4s3 ,; cuando el concesionario<br />

don Guillermo Andrade habia vendido ya su concesi6n do los terre-<br />

U(Is del Norte dela Baia California a la cColorado River Land Com-<br />

FQny^; cuRndo las tierras de Chihuahua ya babfan sido repartidas a<br />

varius especuladores; cuacdo por doquier se presentaban rcompa-<br />

K&q deslindadoras^, que fueroj el terror de Jos pueblos.<br />

La secretaria do Comunicaciones, desde que don Leandro Fernindoz<br />

se hizo cargo do ella, realiz6 obras monumentales do verda.<br />

dem importancirk, y someti6 a ]as companias ferrocarrileras, con todo<br />

y la proteccio'n que Limantour les dispensaba.<br />

FIsas obras sefialan su valer s6lo con enunciarse. Sa Ilaman: e dessgue<br />

del Valle de NI6xico; drenaje do ]a Capital de I& Rcpdblica;<br />

i ntroducci6n del agus potable do Xochimilco; obras del puerto de<br />

Veracruz; canalizaci6n de la barra do Tampico; construcci6n del<br />

ous, rw de Manzanillo; obra3 del puerto de Salina Cruz y Puerto W-<br />

%to(); canalizacio'n do la barra. de Tuxpan; los faros do toda la Repd-<br />

'Aica; etc., etc.^ Por las manos de don Leandro Fernftndez pasaron<br />

m^s de trescientos millones, sin mancharlo, y las obras ban sido y<br />

seran do positivo bion pam el pais.<br />

El m%jestuoso progreso material do la Republica hacia creer en<br />

SU mo .joramiento moral y en su cristalizaci6n politica. Qu6 equivo<br />

cados e^tfLbamos! Ks cierto quo teniaut-,^b veinte mil millas de forrocarriles.<br />

t:incuentu mil de tel6grafos, jAuertus, obras monumentales,<br />

pero so otenia bambre y sed do justicia--. so soporta loan goberq<br />

Adorvz, conio Nfartin c Ca--lito*, ArisWw 'Niercado y Mucio Martinez;


-188—<br />

y Isiempre estaba listo cualquier Rosalino Martinez para ir a ametrallar<br />

a] pueblof<br />

IA secretaria de Instrucci6n Pul blica, en manos de don JustA)<br />

Sierra, fue un juguete valiosisimo en manos de un niflo. Don Justu,<br />

siernpre y ante todo, coutinu6 siendo toda sL vida ^un poeta^, el<br />

splaudido cantor de las cplayeras^.<br />

Puesto ya en aquel venturoso miDisterio, bizo hk fortunn de maebos;<br />

mas 41 qued6 siernpre pobre y foe siempre honrado. Pero iquA<br />

desbarajuste el de aquella secretarial Se gastaroD millones, se cont^truyeron<br />

escuelas que ya esta-ban caye'ndose y Imbia nece^idad de<br />

apuntalarlas casi a] momento do su inauguraci6n. (Los arquitetos<br />

fueron Porfirito y sus protegidos.) Se despilfArraban cientos de<br />

miles en ]a Preparatoria; se ensayaron cuantos sistemas educativos<br />

quiso adoptar Ezequicl ChAvez, que fue el asesor pedag,6gico de don<br />

JustAD; so crearon comisiones on el extranjero parR que fucran ]a recompensa<br />

do los parientes y alleg-t(los; se. aumentaron elases para<br />

obsequiarlasa los amigos; sesubvencion-tron ccompaiii:ts de 6pera (le<br />

jacal6n^, se hizo del teatro -Arbeu^v tin negocio productivo para<br />

un favorito y se derram6 el dincro a manos Ilenas, al grado quo Limantour<br />

se opusiem a muchos gastos, verdadero p despilfarros, en mfinidad<br />

do ocasiones, y4ndole a la maDo al poeta pro'digo que todo lo<br />

obsequiaba. Pero como un progreso intelectual notorio nada se 1we.<br />

do seffalar.<br />

Y el tiempo transcurri6 para. aquellossofiadores entregados a qwmeras,<br />

quo creian buenamente que N14xico vi - via una existenciafan-<br />

Ustica, de millones y lisonjas, ya que nunca quisicron ver sino haciz<br />

el Cielo, donde irradiaban fulguranies puestas do sol . Si hubieran<br />

bajado la vista y mirado hacia el pueblo, tal vez bubieran divisado<br />

el hondo abismo que la tiranis habin socavado en sus cimientos, y<br />

que se iba abondando diak por dia, hasta tragurse aquella. dictadurs<br />

que parecia omnipotente.<br />

He dejado ex profeso el ligero estudio quo dedico en esta obra. a<br />

is secretaria de Hacienda, porque aun en una generalizaci6n como<br />

ests, el asuntk) merece singular atenci6D. La obru financiera de don


-184—<br />

Jm6 Ives Li mantou r s6lo elogios y pambiones merece. FA& es Is<br />

verdad.<br />

10jalA que w iaombre, quo ha side un extraordinario -chacendista^,<br />

se hub i em limitado per siompre a sus funciones cientificas; quo<br />

jimis se hubiom mozolado en la politica; que no hubiem hecho causa<br />

comun conclos de la pandilla^ y bubiera side mexicano. A foor<br />

de imparcial, debo wnsiguar aquf quo los grandes progresos financieros<br />

do IFL Reptiblica, fueron obra exclusiva suys y quo estableci6<br />

moboranamente ol cr6dito nacional. Pero no un er-Mito bajo una base<br />

usuraria como en los tiempos do DublAn, sino un cri6dito serio, seguro,<br />

con s6lidos fundamentos; y bajo esas bases contrat6 sus empr6stitas<br />

e hizo sus conversiones do la deuda.<br />

De la secretaria, sf, pars nada se ocup6 y la dej6 a cargo de don<br />

Roberto Nunez, quien hacia del personal lo que querfa, guiAndose<br />

siempre per so apasionamiento. Tuvo a su lado a un distinguidisimo<br />

shogado, que laboriS siempre con gran talentoy rectitud, don Jes6s<br />

[Abastida, cuyos (Astudios sobre la desamortizaci6n, ]a nacional i zaai6n<br />

y la existeDeia y condici6n legul do ]as tierras p rovenientes de<br />

squellas ]eyes y de ejidos, etc., son verdadei-ameDte notables.<br />

Nforaliz6 extraordinariamente todos lo3 departamentos do su socretarfa;<br />

hizo que la percepci6n del impuesto f uera cRda vez m9s<br />

ficil, M68 completit y m4s barata y no consinti6 chanchullos en su<br />

ministerio.<br />

Y sin embargo, ege hombre hizo gran mal a] pals. Lo caus6 como<br />

jefe do un agrupamiento de politicos intriguntes; y ambiciosos<br />

quo jain gs se inspiraron en el bien pliblico, codicioscis de un Poder al<br />

etial s6lo podian Ilegar adulando al dictador para conquistar su confianza.<br />

Y para ello lo prestaron el contingente de su sabor y de sus<br />

talontos, ampleAndolos para afirmar esa tirania, para extremarla,<br />

para afinarla y llevarla a lo increible.<br />

Limantour, como hombre inVligente y progresista, jam6s debi6<br />

haborse puesto al servicio politico de una dictudura caduca, ejercida<br />

per un valetudinario Ileno do prejuicios y de personales dominaciones.<br />

Limantotirdebi6 baberencabezudo el cpirtido de los intelectualas^<br />

que aspiraban a un maijuna lleno de libertades y grandeza,<br />

no a la conquistAt de on presente cubierto de ignominins. Limantour<br />

debi6 haber empleado sus energias en bacer saber ht verdad al d(--'3pota,<br />

para desilusionarlo sobre sus quim4ricas adoraciones del pueblo<br />

para apartarlo de squellos caprichos insanos, para retirarse de<br />

41 en ultimo extremo, a] ver que era desoido y desabimdido.<br />

Quo un anciano se encaprichara en sostener los viejos moldes de


-185—<br />

gobierno, era nutuml que asi fuera; pero que tales cosas Ins biciem<br />

un estadista relitivamente joven, tin intelectual que conocia, al dedillo<br />

I& vida de. Ins sociedades europea.% que hubta. vivido en el pais.<br />

de la liberLad efecLiva, citie conocia In inmensa. vitalidad do Duestra<br />

Republica y In docilidad do nuestro pueblo, eso es imperdona6le.<br />

Limantour y lo8 suyos quisieron conquistar, por niedio de Is intrigs,<br />

y empleando las artes delictuosas do Ia. dictadura, un poder que bien<br />

pudieron itic-anzar franca y abiertarocnte^ rA)mo 113 conquist6 el mismo<br />

Madero, con m&s seguridad de triunfo, con glorisy proverho.<br />

Quisieron obtenerlo por los eaminos tortuosos do la adulaci6n y de<br />

]a bajeza, siendo Ins firmes columnas de lit dictadurs y pretendiondo<br />

In coutinuaci6n de 4-sta. Eso los perdi6,.<br />

Y a Liniantour lo dartaron tambik, y on mueho, el carai cter imposible<br />

do Pineda, Is. codicia do sus Inti mos y el mereantilismo de<br />

todos. Y su obra financiera, quo tantA) rentimbre debis. conquistarle.<br />

apenas si es cloginda, por los jx)cos quesaben apreriar el m6rito dondo<br />

le encuentran. Nada quiso hacer en bien de In Patria que. se Mindiorn<br />

it sit trabajo de hacendista. Debi(') uiiirse a] otro gi-an intelectual<br />

que habis an el Gabinete, don Joaquin Baranda, y por las<br />

odiosidades de Pineda. rompi6 wn 41 y lo combati6; debi6 de haber<br />

sostenido la candidaturade Reyes para sucesor, en cutilquiers. forms,<br />

del general Diaz, ya quo bien comprondfa quo pitrit Mkico no ha<br />

Ilegado aein el reinado de los civiles, y no quiso hacerlo, impulsado<br />

por su camarilla; debi6 haber stdo el eampc6n do la libertad y Is<br />

democracia y se hizo el ^Ieader^ tit , los reac.cionarios. Fsos son sus,<br />

grandes delitos politicos. So culpa os no haber sabido bacer politica<br />

nacional.<br />

Por lo dein gs, ya lo hemos dicho, ski impopularidad no so produjo<br />

por sit personal labor en la secretarfa. de Haviends, Runque alli<br />

no era querido por su desderTosa actitud hacia todos sus empleados:<br />

so ocasiono' por sus bumos de aristocracia, por su insolencia, por los<br />

aires de grandoza quo so duba, por sit egoismo, porsu q costumbres,<br />

de extrunjoro neto, por su falts, do cariflo bacia esta Patria, liscia, esta<br />

razz y estas costumbres; por sit mmicomunidad ron los ltombmq<br />

del tpartido^, del cual reneg( l) itfios despu6s; por sus intrigas coutnt<br />

hombres dc titntA) valer como Baranda, Heyes y Dolicign; por sits aficionc.-<br />

a todo lo que era reaccionario, por sit oposicio'n a los santos<br />

ideales democral ticos. por In proteccio'n que prest6 a muchas empre-


—ISO—<br />

us extmnjems que se hicieron odiosas, como I& devEl Boleoiq por<br />

ell desd4n con que siempre vi6 &I obrero, aplastando eel tmbajo^ con<br />

Is absoluta protecci6n que concedi6 call capitalio y porque tenfa on<br />

nombre netamente ex tranjero. No quiso hacerse popular; repugnibile<br />

oodearse con el pueblo; y todo esto, unido a Is en g rgica campoula,<br />

de los cbamndistas^ y creyistw-, le form6 una atm6sfem ad-<br />

7ersa de impopularidad siempre creciente.<br />

Limautour, Aque papel desempefi6 en Is, tragedia revolucionaria?<br />

Ya lo analizar4 miis adelante. Pero es lo cierto que sobre 61 pem<br />

una mancha terrible y vergonzosa, de I& cual no ba pretendido I&vane:<br />

Se la acusa de haber sido traidor a] Caudillo, de haberlo engafiado<br />

voluntariamente pam precipitar su calda, de h9berse entendido<br />

en Nueva York con los maderistas pan, precipitar en on abismo<br />

Is dictadum porfirians, de haborentregado aquella situaci6n cuando<br />

todavia tenfa, grandes elementos de combate y de resistencia. Esos<br />

son los cargos concretos que se le baceu. 91 ba contestado con el silencio,<br />

que tanto puede ser una CODfcsi6n como un desprecio. Tamaff<br />

a altivez cuadm mal con tan tremendos cargos. Y --obre, todo, el<br />

jefe del cientificismo no debe olvidar que- ceZ qtm calla, oeorga^.


_187-<br />

CAPITULO IV<br />

1.08 GOBIERNOS Dh LOS ESTADOS<br />

Como goberrindores He los Estados hubo de todo: distinguidos,<br />

honradOS, AMantes (lei crigrandecimiento do su Estado, quo lo levan.<br />

taron y lo beneficiaron, COMO el general don Jos6 Vicente Villada,<br />

cuya querida memoria perdura todavia on el Estaido do Mkico, linsta<br />

un At ucio Martinez, quo fue para I'tiebla una middici6n, y tin Martfn<br />

Gonzalez W vCaclito-, que on Oaxaca fue una irrisi6n.<br />

En treirita aRos de dictadura conocimos a los ma's extraordiDarios<br />

y estrafalarios seffores groberriadores; aigunos do una insignificancia<br />

tal, que no merecen ni mencionarse; otros quo rals bien fueron miembros<br />

escapados do i1guna banda ^e Rocambole, o c Chucho el Roto^,<br />

y otros, on fin, censurables u1 nicamente por sus incapacidades y sus<br />

torpezas. Pero hubo incapitcidades estupendas, torpezas monstruosas^<br />

csatrapfas^ terribles y crimenes sin nombre. Desde el bornocre-<br />

matorio do Pachuca. donde el infeliz Ord6ffez desapareci6, hasta Ins<br />

asesinatos do los periodistAis Carrasco, on Mixcoac; Valadez, en Mazatl6n;<br />

Rodirfatiev, en Tampico, y Olmos y Contreras, en Puebla. Y<br />

no hay que olvidar el escandaloso crimen de los -Tepames-, on Colima,<br />

obra del jefe de poliefa Pizario.<br />

Los grobernadores do todos los Fstados y jefes politicos do los<br />

Territurios fueron los v tenientes distinguidos^ del Caudillo, que regentenban<br />

los fendos do lit Federaci6n, obedeciendo las 6rdenes y<br />

consignas de -su amo* sin discrepancia ni retardo aiguno, prontos a<br />

todos los sacrificios, a la comisi6n do los mayores atentados, como a<br />

Im m6s ridiculas farsas y Ins miis odiosas exacciones. -Ma'talos en<br />

caliente-, le dijo el dictador it Luis Alier y Ter(Ln, y las victimas del<br />

26 de junio de. 1879 fueron inmoladas on Veracruz sin vacilaci6n &Iguna.<br />

-WWos^—debiti haber ordenado el Caudillo a sus sicarios<br />

do Zacatecas, y el desventurado general don Trinidad Garcia de I&<br />

Cadena y su hijo el coronel Lizardi fucron bai rbaramente asesinados<br />

en cLa Gruflidora y. (Era gobernfidor de Zacatecas, cuando so per-


- 138 -<br />

petraron esos asesinatos, el general don Jesu's Ar6cbign, protegido<br />

en nua dpoca. del mismo Garcia de la Cadens.) cLimpia Is frontemo,<br />

le orden6 el general Diaz al general don Bernardo Reyes, y 6ste la<br />

limpi6 fusilando y matando sin piedad. (Fntre tanto crimen debe<br />

contarse of perpetrado en Is. persons, del general don Ignacio Martinez,<br />

asesinado en Laredo, Texas.)<br />

Y no hubo en todo ese perfodo de dnminaci6n porfiriana unsolo<br />

gobernador quo so opusiers. a los tul kases^ del dictador, a.-I fuera en<br />

los asuntos mils trivialm iEl incondicionalismo.va babiaechado muy<br />

fue'l-tes mices.. .1<br />

Es imposible que en una obra de.-enentlizaciem como esLa so pucda<br />

hacer la. historia complets de aquellos gobernadores que fueron<br />

losmayoresc'omplice,sdeladiet,idura;e.-tonoobstitnte, voyaseflafar<br />

a losmils salientes, 3 los que provocaron mayores indignaciones<br />

con sus atembidos y a los mAs impopulares.<br />

Viene, en primer lugar, Itt dinastla Cmvioto, que imper6 en el<br />

Estado de Hidalgo, en donde los tre-s hormunos fueron grobernadores,<br />

siendo of cacique of famoso don Rafael. Aquella dinastia so posesion6<br />

del Poder y fue duena. y soberana do vidnsy haciendiLs en aquells,<br />

%tribulada regi6n do Is Republics, dejada siempre do la mano de<br />

Dios, pues despu4s de los Craviotos le vino su turno al coronel don<br />

Pedro,L. Rodriguez, pariente del Caudillo, hasta of dia en que Ift<br />

revoluci6n lo arroj6 del Poder. Pero los Craviotoq , si bien no fuerou<br />

unos cretinos, si merecieron toda clase do censuras y levantaron<br />

en an contru odiosidades tremendas por su opresi6n ignominiosa.<br />

Emn amos y seflores de. la sierra, donde siempre tuvieron armamentos<br />

y pertrechos do guerm psm ulzarse en armas on cualquiert masi6n,<br />

y 6sto so comprob6 cuando se veriftearon minuciosos cateos on<br />

las cereanias de Huauchinango. en donde so encontraron armas y<br />

municiones suficientes para sostener por largo tiempo una insurrecci6n<br />

regional. Adem1s, mucho se habl6 do cierta filbrica de moneda<br />

falsa. La responsabilidad legal do ese hecho no se concret6 contra.<br />

nadie; pero la opini6n pul blica sefla16 valientemente a los responsables.<br />

Y luego sobrevino la e-scandalosa desaparicio'n del poriodista<br />

Ord6fiez, sat.rificado bai rbammente por sicarios inhumanos, cuyo cadAver<br />

se hizo desaparecer, see n p6blica voz y fama, on el horno<br />

crematorio de I& ciudad do Pachuca.<br />

El escAndalo lleg6 a tanto y of descontento en of Estado do Hidalgo<br />

de tal modo se acentu6, que quiso que no quiso of Caudillo, la<br />

dinastfa Cravioto cay6 por tierm, con gran regocijo de los hidalguenses.


-139—<br />

En Tamaulipas liabia existido tin terrible Servando Canales, que<br />

se atrovi6 a todo, quo todo lo bizo, quo a nRdie obedeci6, que no res-<br />

Pet6 ni la propiedad del Kstado, ni la particular, ni ]a vida y libertad<br />

de los ciudadanos, ni el derecho do gente& So ecngorda^ cafa<br />

como una tromba sobre [as poblaciones indefensas, y ]its rentas del<br />

R-tado y IIIS Rduanales eran algo tisf como s it pej ji l i t , personal, Fsto<br />

sin contar con quo era el mAs audaz contritbandisf-a. Lle&ro' a tanto,<br />

que fue imposible soportarlo in" y en pleno periodo del general<br />

don Manuel Gonzilez e) mismo general Diaz se dign6 hacerle una<br />

visita en Matamoros para procurar atraerlo al orden, it [a obediencia<br />

y al respeto do los interes-p-s fiscales. Cllnftlt^'^ astuto y falso, a titulo<br />

de sufrir una scria enfermedad, Rpenas si so digno' escuchar al Cau<br />

dillo, valitindose, do sus imavinarias dolencias para de^;oir aquellos<br />

consojos salvadores. Fucron fatales para k'^l sus arg ucias 3, so insuini.<br />

siOn, pues pocos dias dp—,;I)u(-s de iti-tuellas entrevistas mtiri6 casi repentinamente.<br />

La malignidad me--ut-6 que hathla sido otivenenado.<br />

Con aquel suceso Tamaulipas fue re.went-eado en lo sucesivo por hombres<br />

quo so PlegUron en lo absolutx) a Jos mandatos y consignas del<br />

Centro.<br />

Sonora casi habla sido on kudo independiente on la --I poca del<br />

famoso general Pesqueira. El general don Vicente Mariscal lo gan6<br />

a. la Federaci6n, y fue alli on gobornador intruso y extrafio. Cuando<br />

el trjunfo de )a revi)luci(')n do Tuxtcj^ec, el EsLado cay6 en poder do<br />

I& banda t Torres, Corral e Izabal-, que con auxiliares come Cubillas<br />

y Celedonio Ortiz domir16 on aquella apartada regi6n del modo MI'Ll;<br />

calamitoso. Allf no se hacia negocio, ni Iticro, ni especulaci6n en<br />

que el I-obernador reinante no se me7clara y tomara su parte. Las<br />

incalculables riquezas del Rstado y ]a construcci6n del ferrocarril de<br />

Gw^vmas a No lgales, que entronca con lit rod ferroviaria de los Fsta<br />

dos Unidos, permitieron quo Sonora progresara a pasos agigantados<br />

y que alli se crearan grandes capitales, merced it las honancibles em-<br />

Presas y comptififas de todo ' t . nero (jur. so orgranizaron con capital<br />

norteamericano. La minerla principalmente tom6 e.xtr q ordinario all<br />

ge, enriqueciendo a muchos; y lit agricultura se desRrrol]6 enormement4e,<br />

a pesar de los tropiezos quo le ocasion6 la infame e inhuma-


— t4O —<br />

na guerm del Yaqui, que ha costado a ]a N&ei6n muchos millone.%<br />

miles de vidas y ha sido el borr6n mLs afrentos^ que ha caSdo con<br />

tra los infames que Is provocaron, los bandidos que Is mantuvieron<br />

oomo un nego6o insustituible y for hombres sin sentimiento ni piedad<br />

que no trataron de ponerle b6rmino.<br />

L& guerm del Yaqui no se provoc6 por ninon motivo do insumisi6n,<br />

rebeii6n, bandidaje o salvajismo de los yaquis. Quien tal dig&.<br />

faft& a verdad. La guerm del Yaqui so produjo, doicamente, por<br />

mstreras especulaciones iniciadas por quienes creyeron quo em muy<br />

ficil despojar a los sumisos indigenas, y robarles sus tierras y propiedade&<br />

AquelIR regi6a tan rica, tan extensa, tan f6r6l, tan ficil<br />

do explotar y de engrandecer. so quiso dar en concesi6n a aigunos de<br />

los protegidos del ministro Romero Rubio. Todavfa si aquello se hubiera<br />

hecho con mesurs, con habilidad, respetando ]as propiedades<br />

indigenas, atrayendo a los yaquis a )a empresa, componsando sus pre.<br />

tonsiones do dominadores absolutos de Is. regi6n en ulguna forms,<br />

usando do la tardanza y del tiempo pam calmar las 1 )&,;iones, de<br />

seguro se hubiera con geguido lo quo so desesba, evitado los espantosas<br />

sucesos que alh se ban desarrollado. Y con tal proceder se hubiera<br />

engrandecido la comarea, colmando de riquezas a los concesionarios^<br />

derramando gran bienestar entre los yaquis, hasta convertirlos<br />

en los. principales y mis ilitiles auxiliares de ]a empress.<br />

Pero so quiso obrar dictatorialmente y mi fue ello. Do un gotpe<br />

se pretendi6 despojar de sus extensiv; tierras a los indefensos yaqui,;^<br />

d4ndoles^ on cambio, unas evantas hectireas de sus propiog<br />

terrenos. Y fue inui til toda su'plics- eel amo lo mandaba y babla que<br />

obedeoerlo^. Los yaquis empuflaron sus rifles y so declararon en<br />

oompleta rebeli6n. LA revoluci6n contra la dictadura comenz6 allf<br />

desdo 1887.<br />

Los yaquis son do una raza que no merece ser aniquilada. Ese<br />

indigena es trabajador, sumiso, obediente, constante, en su labor, intaligento<br />

pam toda clase de trabajos, buen agricultor, buen minoro,<br />

buen pescador, buen constructor de forrocarriles y magulfico soldsdo.<br />

Puerto, ineansable, sobrio en cl comer, aunque vicioso on of beber,<br />

sano y ajeno a ]as preoctipaciones religiosas, es el obrero mis<br />

dtil que hay en Sonora y la Baja California. Aquellos pobres indigenas<br />

quo no cometieron otro crimen quo el do querer cultivar Im<br />

tierms; de sus mayores, fucron sacriticados inicuamente a las ambiciones<br />

do un especuladorsin entra5as, de un ministro ornnipotente<br />

quo patrooin6 of nagocio y do los cientifficos quo cobraban of corretaje.


_141—<br />

Los yaquis so alzaron on armas y contra el" se moviliz6 una<br />

brigada. JA brigada fue deshecbs on )a sierra del Bacatete. En vista<br />

de aquel fracaso se moviliz6 una divisi6n. La divisi6n nada pudo<br />

bacer, en definitiva, en una guerra que ha durado treinta, afios....<br />

Pero Iqu4 guerral.. ..Los indios fueron despojados de sus tierra,%<br />

arrojados do sus pueblos, quemadas sus casas, robados sus ganados,<br />

violadas y asesinadas sus hijo-s y sus esposas, eselavizadas sus<br />

familias y conducidas en tristes migraciones sanguinarias hasta Yucat",<br />

donde los pobres yaquis fueran veudido8 inhumanamente a<br />

los despiadados encomenderos yucatecos.<br />

Y es un becho monstruoso clue se debe repetir ene'rgicamente:<br />

Rosalino Martinez, cel verdugo de Orizaba 3, , autoriz6 aquellas ventas<br />

siendo subsecretario de Guerra, y Rosendo Pineda las patrocin6,<br />

vali6ndose de so influencis. con su paisano. (Pineda y Rosalino Martinez<br />

eran juchitecos.)<br />

Contra aquellas infamias, t la naci6n yaqui^, como ellos so dicen,<br />

proclam6 Is guerra santa y no dej6 de combatir ni un solo dia contra<br />

los federales, c los yoriss, como ellos Haman a los quo no son de<br />

su raza. Y a tales atropellos contestaron con crueldades; refinadas y<br />

gin nombre. Tenfan que vengar el incendio de sus jacales, el robo<br />

de sus ganados, Is violaci6n y el asesinato de sus hembras, el cautiverio<br />

de sus hijos y la venta y esclavitud vergonzosa do los suyos.<br />

Y la guerra, se hizo sin cuartel, sin piedad, salvaje, horrible, con ferocidades<br />

innarrables, y con robos y concusiones a granel por parte<br />

do los generales quo ban dirigido e intervenicto en aquellas infamias.<br />

X6mo es que el Gobiorno federal no pudo nunca acabar con )a<br />

insurrecei6n do unos cuantos miles do valientes?<br />

La revelaci6n es estupenda. Porque, aquella guerra so conserv6,<br />

se alarg6 y organiz6 como un magnifico negocio para todos aquellos<br />

que mandaban tropas. AM no s6lo se explotaba al pobre cpef6u^,<br />

a quien se obligaba a comprar las mereanclas que le vendia a diario<br />

an propio coronel o general, duefio, empresario o sociode las tienclas,<br />

rastros, tabernas y demIs comercios de Torin, Vacun o Potan; sino<br />

que se robaba tambi6n, y do modo desearado, &I Erario. Ilubo cierto<br />

jefeque cobr6 yor larguisimo tiempo los haberes do tocla una cbriga.<br />

da auxiliar^ do la coal nunca hubo on solo soldado; huIx3 quien tuviera<br />

regimientos de dragones, con escuadrones de infauteria; batallones<br />

con closciontas o trescientas plazas supuestas, etc., etc., etc.


— 142—<br />

Y todos se Ponfan de acuerdo Para robar, y el negocio enriquecis<br />

ripidarnemte a loa jefes, y ]a campaga so alargaba indefinidurnent4%<br />

porq ue acabar con ella bubiera sido ematar la, gullina de los huev6s<br />

de orov. Y I& Naci6n, micutras tanto, gastaba dos millones de<br />

pesos anuales en awlella campafia sanarienta, que era, bujo todos aspectos,<br />

on& completa infamia.<br />

Un magazine norteamericano public6 una seric do articulos titulados:<br />

cM6xico ]36.rbaro^, escritos por on tal Turner, que causaron viva<br />

sensaci6n en todo lo que dijeron respceto de aquella sangrienta guerra.<br />

Turner todlMa se qued6 corto. Dijo lu corriente, lo vulgar, lo<br />

nois saliento. Turner no entz-6 on explicaciones sobre aquellas ventas<br />

de yaquis a los hacendados yucatecos, que pagaban diversos precins<br />

porsuseselavos, segdn fueran hombres, niflos o mujeres. Porque<br />

tambi6n se hacfan prisioneras a las mujeres y se les eneadenaba, y<br />

se les deportaba y se vendian con todo y erfas. Una do ellus, on plena<br />

bahfa de Guaymas, se sacrific6 heroicameDt4e Para escapar de<br />

aquella vil esclavitud. Cuando el buque que )a conducla a Nlanzanlllo<br />

comenz6 a caminar, al ver c6mo se alojaba do aquella tiernt quo,<br />

ridR, desde la cubierta del vapor y abrazando'n on chiquitin quo<br />

cargaba, se arroj6 intr6pidamente al mar, desapareciendo y ahogAndose,<br />

prefiriendu morir a tener una, existencia de eselava. Eso fur<br />

p6blico y notorio.<br />

El general Angel Mart(nez se Ilev6 -ran ndmero de yaquis para<br />

sus haciendas de Colima: unos los contrataror como mincros on San<br />

ta Rosulfft, B. C., con la inhumana compaiiia de ^El Boleo*; otros tra.<br />

ficaron con aquollos infelices y los enviaron al istmo do Tehuantepec.<br />

Esa foe la gueria del Yaqui.<br />

Don Rafael Jz6bal, socio do Corral y de don Lois Torres, so dobleg6<br />

en lo absoluto a las exigencias do las companias americauar,<br />

especialmente con ]as rioas empresas do Cananea, del coronel Greerj.<br />

Green foe un vailucro afortunado.. quo nunca foe coroDel ni pudo<br />

serlo; quo so lii%o del control de ias ininas do Cananea vali6ndosc de<br />

Wos los medios posibles e imagirables, aun los mAs reprobados,<br />

Ilegando hasta la violencia Para despojar a sus socios. Aquel rieo<br />

ccowboy^ ordenaban Izibul que hiciem tal o coal cosa, y el seffor.<br />

gobernador lo obcdecia al momento. Lt riqueza incalculable de los


- 148-<br />

filones de oro y cobre, do las minasengrandecieron a Canaries, doDde<br />

pronto se form6 un importante centro minero y comercial. Las codiciosas<br />

compaMas yanquis trataban muy mat a sus mineros, y como<br />

las autoridades estaban sometidas a las empresas, los obreros careclan<br />

do toda clase de garwAins. El descontento que so form6 estu)16<br />

tin dia on un moVin do Io m6s violentA), y tan apuradas se 'vieron las<br />

compafifas, que solicitaton el auxilio del gobernador IzAbal. lnmediatamente<br />

acndi6 at liamado aqu4l; pero se presenth a] frent4bde<br />

una numerosa. partida de milicianos de losEstados Unidos, a quienes<br />

autoriz6 do facto para quo penetraran nrmados at territorio mex iicano,<br />

bajo sus inmediatas 6rdenes. La indignaci6n que. se produjo<br />

en todo el Estado do Sonora fue espRntosa; y la traici6n qued6 plenamente<br />

comprobada, pues se sacaron fotogruffas en las cuales aparece<br />

hibal at frente. de los soldados yanquis, con sus uniformes y<br />

armas, to que no deja duda a1guna sobre el particular. FI C%udillo<br />

se indign6 do tal suerte contra hibal, que no le valicron las influejicias<br />

do Corral, y tuvo que separarse de un Gobierno donde cometA<br />

tanU) atropello y que infam6 con sus condescendencias punibles pw<br />

ra, con los extranjeros.<br />

Por to dem6--, on Sonora pasaba cosa igual que on el resto de)<br />

pals. La administraci6n do justiciacra una quimera, y mAs alli dondo<br />

Jos jueces y los magistrados del Tribunal Superior cran tlegov,<br />

dizque porque, no liabla abogados. El erario era puesto a saco por<br />

todos los favoritos, los empleos so regalaban a los pariontes y allegados<br />

de losmagnates y la inmoralidad de ]a administraci6n pdblica<br />

era extraordinaria.<br />

A la muerw del general don Mariano Jim6ne/, quo fue un buen<br />

gobernador para MichoacAn, aunque no era michoacano, por protecci6n<br />

P-special dcRomeroltubio fue designado para aqtie)la vacant,-- el<br />

licenciado don Aristeo Mercado, quien perteDecia a una fawilia do Iiberates<br />

patriotas, que desde los tiempos do ]a Reform& y In Intervenci6n<br />

se habiadistinguido uotablemente. Todes esperaban que aquel<br />

michoacano de abolengo liberal hiciera algo, y aun muchos algos, ex)<br />

bien de su Estado natal.<br />

Desgraciadamente aquellas esperanzas salicron completamente<br />

fallidas. Don Aristeo era absolutamente incapaz do haceralgode<br />

provecho, debido a su jocapacidad mental, a su apatla tan extraor-


— 144—<br />

dinaria, a su falta absoluta do cariicter y a Is influencia que sobre 41<br />

tomaron de un modo insano varias personalidades salientes merecedoras<br />

de toda censura y reprobaci6n; entre otras, su subsecretario<br />

de Gobierno, el licenciado don Luis B. Vald6s, y su valido el licenciado<br />

don Miguel Mesa.<br />

Michoacan es una tierra rim feraz y dotada per Is Naturaleza<br />

espl6ndidameritc. Alli los montes estin cubiertos de espesas arboledas<br />

y los campos producen los frutA)s de todos los climas. Los pue-<br />

Wes viven perdidos entre ]a soledad de ]as montanas y ]a quietud do<br />

los bosques, poseyendo desde tiempo inmemorial extensas tierras que<br />

cultivan y aprovechan on comiln, pues siempre han sido reacios Pam<br />

cumplimentar las leyes do Reforms. El reparto de tierras 3, Is titulaci6n<br />

individual nunca ha side del agrado de los indigenas, y ]a<br />

mayor parte ha conservado sus propiedades formando comunidades<br />

perfectimente reglamentadas per ei uso.<br />

Naturalmente que aquello ha venido c dc perlas^ a los infames<br />

hawndados pars, acrecentar indefinidamente sus fincas, robaindose<br />

los terrenos de los pueblos.<br />

Para legalizar esos despojosy darles pretextos, se hizo y se promulg6<br />

Is famosa ley local Ilamada cLey y reglamento sobre reparto<br />

do bienes de ]as extinguidas comunidades de indfgenasj * do 18<br />

do junio y 4 de julio de 1902.<br />

Per esa ley se declar6: que no podfan venderse ni gravarse los<br />

t6rrenos do los indigenas; que para Ilegar a esos repartos, cada<br />

pueblo nombrarfa dos representantes; quo cuando esos representan -<br />

tee nofueran dcl agrado del GolVerno del FWado, per no reunir doterminadas<br />

condiciones t6cnicas, el m-iamo Gobienno nombraria a Im<br />

apoderado8 de 1,98 pwblos; quo Jos pueblos depositarfan los tftulos<br />

an manes de las autoridades, y que, si en determinado tiempo no ha-<br />

U4 nombrado repre8mtantm, el Gobi,&,-no los vmnbraria &e. oxcio^.<br />

En virtud de esa ley, los pueblos quo depositaron sus titulos<br />

to# perdieron n.-cesa?-iamente, los jefes politicos propusicron al gobornador<br />

Mercado, 4ccomo apoderados de los infelices pueblos^, a<br />

aus bijos, hermanos y compadres, nombrarnientos quo aprob6 don<br />

Aristeo, y el milagro se realiz6: los pueblos so quedaron sin mentea,<br />

sin tierms, sin tftulos y en I& mayor miseria. A q uellos apoderados<br />

enombradoo de ofIcio3 , , es cierto quo no vendieron ni hipotecAron<br />

aquellas propiedades; pero las rentaron por treinta o cincuenta<br />

sties con rentas irrisorias, y de hecho los infelices indigonas<br />

se vieron despojados de Is noche a la markana, mirando c6mo<br />

eran talados sus bosques por compallfas americanas y c6mo se


-146—<br />

robaban sus tierra q los insaciables y poderosos; hacendados. Y<br />

cuando protestaban y buscaban la protecc!6n de algi5m abogado<br />

en4rgico, haefan piiblicos sue despojos por medio do Is Prensa o<br />

pedfan amparo, entraban en sus delicadas funciones los seflores<br />

jefes politicos, y los; indfgenas que encabezaban aquellos procedimientos<br />

eranconsignados al servicio de Ise armas. Ilubo, entre<br />

otros, uaseflorC6rdoba,jefe politico do Uruapan, encuyopuesto<br />

estuvo veinte aflos, que se distingui6 sobremanera por tales atropellos.<br />

Asf pas6 con cincuenta pueblos por lo, menos. Y don Aristoo<br />

Mercado dej6 que se realLzaran aquellos despojos; los puebl()A<br />

perdieron sue montes y ojidos, y poco a poco comen7aron a despoblarse.<br />

Miis de cincuenta. mil michoscanos emigraron de Is Rep-dblica<br />

pars, ir a trabajar en el ^Southern Pacific*, entre Paso Texas<br />

y Los Angeles, hiiyendo de ]as arbitrariedades y atropellos de<br />

aquelloa caciques ladrones y despiadados. Cuando vieron que se<br />

lea hablan arrebatado sus tierras, que perdfau sus montes, que<br />

se quitaba la libertad y Is vida a sus defensores, emigraron y tambi6n<br />

pordieron su patria.<br />

El desorden rein6 end4micamente en Michoac6n, y los prote.<br />

gidos de don Aristeo Mercado so atrevieron a tanto, que se vi6 con<br />

esc6.ndalo que se vendieran por el Ayuntamiento de Morelia los<br />

prados del boaque de San Pedro, que es en aquella ciudad lo clue<br />

Is Alameda en esta Capital, pare, quo los ricos y poderosoa fabricaran<br />

allf sus cvillas^ y casas de recreo.<br />

Todas Ise gestiones que hicieron los michoacanos para liberterse<br />

de c ldelenotas^, como le decfan a don Aristeo, fueron infitilea:<br />

lo sostenta Is tfamilia rea> y con eso era intangible. La opin1e)n<br />

pu'blica se conmovi6 hondamente, y un grupo de liberales im-<br />

Wientes trabaj6 pare, lanzar la candidatura del general don JosS<br />

Vicente Villada, muy querido y apreciado en Mi6hoac&n desde Is.<br />

guerm de Intervenci6n, para que sustituyera a Mercado. La propaganda<br />

liberal babfa tenido el mejor 6xito, cuando fadleci6 el general<br />

Villads y aquella incipiente oposici6a bubo de disolverse,<br />

prefiriendo los mU comprometidos on ella, emigrar del Estado<br />

pars. librarse, de, lea iras de los aduladores, de don Aristeo. Us Iicenciados<br />

Padilla, Maciel y Estrada abandonaron el terruno, tomerosos<br />

do aquellos caciques. El licenclado Mesa permanec!6 en<br />

Morelia y continu6 gozando do todas las privanzas de don Aristeo,<br />

y a la esida. de 6sta, cuando triunf6 Is revoluci6n, 8e hizo rewlwaio-<br />

n4rio.<br />

81WORIA-10


— 14G —<br />

En Oaxaca, a la separaci6n del gobernador ChAvez, el Caudillo<br />

escogi6 par& tan alto puesto, a su antiguo asistente elevado at<br />

rango de general, a quien todos Ilamaban ^Caclito-, el general<br />

Martfn Gon7AIez. Don Martfu GoiizA'.ez liabia salido de las filtimas<br />

clases sociales, sin instruccift, sin educaci6n, perfectamente<br />

analfaboto, que apenas si sabfa medio leer y escribir. Rudo, violento,<br />

vanidoso, muy viejo, de un. fisico ridioulo, insolente y sLn miramientos<br />

sociales. Todo esto reunfa c.Martfn Caclito^.<br />

El Caudillo aabfa perfectamente que ese an antiguo asistente,<br />

levantado hasta, el puesto de jefe del Estado Mayor presidencial,<br />

era absolutamente incapm de gobernar, ya no se diga un Estado<br />

de la importancia do Oaxaca, nt siquiera un poblacho de cincuenta.<br />

vecinos. Habfa hecho aquel nombramiento para imponer un castigo<br />

a su tierra, a su cindad natal, por nosO qu6 pretendidas ofensas<br />

que le habian inferido. Y eCaclito x foe gobernador, nombrdudosele<br />

como secretario de Gobierno at licenciado Eutimio Cervantes,<br />

sobrino del Caudillo, hombre inteligente, en4rgico, trabajador<br />

y buen liberal, aunque incurable enfermo de un mal que voluntariamente<br />

se ocasionaba.<br />

Martf n Gon?Alez f ue un. gobernador verdaderamente estrafalario,<br />

digno tan s6lo de figurar en un. sainete de los mAs grotescos.<br />

La socledad oaxaquefia sinti6 la ofensa que el dictador le infiri6<br />

con ese nombramiento, y dej6 en el mbs completo olvido at nuevo<br />

cpacha'^. nuevo Sarmho Panza eu. aquells nueva fasula Barataria.<br />

cCaclito^ pronto comenz6 a bacer de las suyas, y tanto hi7o y a<br />

tanto Ileg6. que un dfa en que insolentemente. se permiti6 algo que<br />

es innarrable en ]a casa de un s6bdito del Kaiser, el ofendido tom6<br />

a su excelencia por las orejas, losacudi6 fuertemente y to sac6<br />

de an casa a puntapi6s, rolando las escaleras aquel nobilfsimo senor<br />

gobernador.<br />

Mientras tanto, an secretario de Gobierno continuaba de to<br />

mds entermo, victima de sus males voluntarios e incurables, y es<br />

fama que en una ocasi6n, presa de un ataque de su enformedad,<br />

aquel senor secretario de Gobierno en pleno dfa mont6 en un borrico<br />

y 0Dn tal cabalgadura bizO an entrada en el palacio de Gobierno,<br />

gritando a voz en cuello: ^;Paso ... paso...! ique voy sobre el<br />

senor gobernadoi ..... !j,<br />

El ^chiste^ fue celebrado ruldosamente por aqueUa sociedad


— 147—<br />

tan ofendida; pero el licenciado Cervantes dej6 de ser secretario<br />

de Gobierno. Y Martin GonzAlez hubiera. dejado de ser goberna.<br />

dor inmediatamente si no hubiera, solicitado los talentos. del licenciado<br />

don Miguel Bolaflos Caclio, de positi yas facultades como gobernante,<br />

que lo sac6 de toda clase de dificultades.<br />

Hubo necesidad imperiosa, al fin, de quo cCaclito^ dejara su.<br />

fusuls, y io sustituy6 el licenciado don Emilio Pimentel, cientifico<br />

cpur sang^, ufia y carne de Rosendo Pineda. Pimentel gobern6<br />

tan mal, con tales apasiouamientos, tales Wrpezas, tal dolo, tanta<br />

vanidad, sin raz6n y apocaLniento, que.. Jparece inerefbie ....<br />

ise echaba de memos la administraci6n de Martin Gon74lez!<br />

Pasando sobre influidad de figuras decorativas, que Tueron<br />

manejados por sus secretarios de Gobierno y que no merecen ni<br />

ser mencionados, debo ocuparme en esta generalizaci6n de tres<br />

Estados quo soportaron oprobiosas tiranfas: Veracvuz^ Puebla y<br />

Chihuahua.<br />

Don Teodoro Dehosa parecfa. que era dueflo del Estado de Ve.<br />

racruz. Elecciones venfan y elecciones pasaban, y 61 continuaba<br />

de gobernador. Veracruz le babfa sido entregado en feudo, y como<br />

tenfa ligas estrecbfsimas con el Caudillo y esa amistad nadie<br />

logr6 quebrantarla, fueron inu'tiles todos los trabajos que se.<br />

emprendieron para apartarlo del Gobierno de aquel riquisimo Estado.<br />

Los mAs inquietos eran los conservadores, que m-As tarde,<br />

en el Gobierno de Madero, Ilevaron al Poder valiendose del fraude<br />

electoral, al licenciado Wrez Rivera— cP46rez Rive ronio,—como se<br />

le decfa do guasa.<br />

Deliesa fue un liberal sincero que siempre apart6 de sf todo<br />

lo que significaba obscurantismo y oliera, a sacristia y jesuitismo.<br />

Fue, adem6s, un incansable difundidor de Is instrucci6n y educaci6n<br />

del pueblo. Veracruz era el Estado que sostenfa mayer ndmero<br />

de escuelas, y es notorio que an ^Escuela Normalista o y su<br />

cInstitute Cientifico x^ son verdaderos focos do saber, de ilustra.<br />

ci6n, do progreso y liberalismo. IvIds ai^n: era sincero partidario<br />

do las mejoras p6blicas, y todas las ciudades y villas del Estado<br />

realizaron, desde ese punto de vista, verdaderos progyesos. Pero<br />

Debesa tenfa reconocidas debilidades por sus amigos: era muy<br />

vanidoso, wuy apasionado, muy personalista, muy reacio pars<br />

&tender las quejas do la opiai6n pdbLica, muy dominador, con pr(>-


-148-<br />

cedimi6ntos violentos de autocratismo, y estabs rodeado de una<br />

camarilla que se habla hecho odiosa.<br />

De esa debilidad para con sus amigos so origIn6 que los juegos<br />

prohibidos fueron explotados por sus valldos de un modo desastroso<br />

pare, Is sGeiedad. En Veracruz, Orizaba, C6rdoba y Tlacotalpam<br />

so multiplicaron las cases de juego, que pagaban grandes<br />

cantidades cal concesionario^ y aun en ]a tnisma, Jalapa so ve(a<br />

una epartidw o en Is casa contigua al palacio de Gobierno.<br />

LAs indie=iones de Is Prensa independiente siempre fueron<br />

deaatendidas por Debosa, sun cuando se hicieran con ]a mayor<br />

justificaci6n. Bastaba que un peri6dico atacara a este jefe politico<br />

o a aquel juez, par& que 61 se convirtiers inmediatamente en su incondicional<br />

protector. Y como csus jefes polfti pov lo halagaban y<br />

adulaban hasta. lo increible y 61 era muy dado a Is lisonja, y como<br />

todos ,csus empleados 3, eran sue protegidos, resultaba que &quells<br />

adtainistraci6n era instacable o imposible. Al frente de la administraci6a<br />

de justicia so encontraba un senor licenciado don Manuel<br />

Nava, que era el amo do los jueces y el dnico dispensador de<br />

graclas en tan importaute ramo. Todas las censuras que se quieran<br />

hacer a esa administrari6n de justicia son pertinentes.<br />

El mal principal residia en aquella eterna prolongaci6n del Poder.<br />

Los veinte aftos de duraci6n de Is dictadura debesista eran<br />

consecuencia l6gica y necesaria, de. los treinta anos de Is. dietadura<br />

porfirians. Y los males do esa dictadura se acentuaron. m6s en un<br />

Estado en donde el car&cter vivo,. nervioso e independiente de<br />

sue habitantes no soporta humillaciones de ningdn g6nero.<br />

Asf fue que el gobierno de don Teodoro pesaba ya como una<br />

calsmidad para los veracruzanoo, y que 6stos vieron Is revoluci6n<br />

como el imico medio de quitarse de encima aquella pesadilla quc, los<br />

stormentaba deade haefa tantos anos.<br />

Debesa, como ya lo he dicho, fue enemigo declarado de Limantour<br />

y de los cientificos; y cuando se Ileg6 el conflicto electoral<br />

de 1910, 61 sineeramente se atrevi6 a decirle Is, verdad al general<br />

Diaz, baci4ndole ver que I& imposicift de Is candidatura do don<br />

Ram6n Corral como Vioepresidente de Is. Reptiblica podia searrear<br />

al pals grandes dificultailes. M gs a-6n: quiso que el Caudillo<br />

tuviera conocimiento de las aspiraciones de los partidos oposicionistas<br />

y obtuvo de 61 Is antorizac16a para presentarle a don Francisco<br />

L Madero, que ya se babia hecho muy notable por aus jiras<br />

politicas, en. las cuales bacfa valiente pro paganda democrAtica. EA<br />

presentacift se verifIc6 con resultados desastr000s. El general


-149—<br />

Diaz no supo apreciar los talentos y entusiasmos de Madero y lo<br />

desden6 de un modo inexplieabla. Dehesa qued6 muy contrariado<br />

do este insuceso, pues alentaba esperanzas salvadoras. Crey6 que<br />

renunciando el general Diaz a sostener la candidatura de Corral y<br />

dejando en libertad la elecci6n de Vicepresidente, se resolveria Is<br />

crisis tremenda que ya, se anunciaba. Esos prop6sitos senalan a<br />

un verdadero politico y a un hombre hAbil.<br />

Desgraciadamente cla pandillw^ no dejaba de pintar a Madero<br />

con las liaeaa del mis desastroso ridiculo y bajo una forma despreciable.—cEs<br />

peor quo Zliniga, y Miranda>, deela don Pablo Macedo.<br />

—cNo hay que hacerle caso;-, repetfa Pineda.—ellay que do.<br />

jar a ese pigmeo que haga lo que quiera*, anadfan los demAs.<br />

Y asf fueron los resultados: eel pigmeo^ aplasL6 al ooloso.<br />

Toe& hacer una ligera descripei6n de lo que f us el cPachalato-v<br />

de don Mucio Martinez, en el atribulado Estado de Puebla.<br />

4)on Mucio Martinez Ueg6 a Puebla en malas eondiciones pe.<br />

cuniarias, y desempetO empleos humildfsimos por Topeaca o Ix<br />

caquixtla. Despuds fue hecho coronel do un cuerpo de caballeria<br />

al triunfo de Is revoluci6a de Tuxtepec, y a la separaci6n de don<br />

Rosendo M&rquez nombrado gobernador del Estado.<br />

Por 16 o m6s anos, fue el amo y senor -de todos los poblanos,<br />

ejerciendo una Urania tan extremada, tan personalista y dolorosa,<br />

que Puebla f us iina do las ciudades y uno de Jos Estados m6.s eastigados<br />

p9r Is dictadura.<br />

Mucio Martinez s6lo entendi6 una forms de gobierno: cque se<br />

hiciera su absoluts, y omnfmoda voluntad,osucediera lo que sucediera^.<br />

Naturalmente, vinieron a servirle, humildes y vergon2antes.<br />

para alcanzar su parto de dominaci6n y de influencia, los elementos<br />

que siempre se asocian en todas partes a Is tiranfa: el clero<br />

y los terratenientes. Asf fue como Mucio Martinez se convirti6<br />

en un gobernador reaccionario por excelencia, aunque so dijera li.<br />

beral. A miLs de todo esto, foe un ccientifico^ incondicional, amigo<br />

carinoso de Reyes Spindola y protector de cEl Mundo* y de eEl<br />

lmparcial^.<br />

Cun tales autecedentes y modo de ser, y estando rodeado de<br />

gente como su compadre Suft'rez, el principal introductor de pulques;<br />

Pita, su jefe de policia y evade mecum^ de todos los negocios;<br />

del licenciado don Luis G6mez Da7a, corruptor de Is administraci6n<br />

de Justicia; del secretario de Gobierno, Lie. J. M. Fernfindez,<br />

que era imposible, y de otras cnotabilidades a de esa especie,<br />

su gobiernotenia que ser una necesaria calamidad.


-150—<br />

Algunos de lo g jefes politicos do don Mucio Martinez Ilegaron<br />

a teaer una reputaci6n tal, que ni lo g bandidos m" connotadom de<br />

]a Penibenciarfa, ni lo g mAs c6lebres ladrones de camino real pudi6ronseles<br />

comparar. Todavfa viven muchos de ellos, ricos, poderosos,<br />

gozando del fruto de sus rapitas, queriendo conseguir con<br />

el olvido el perd6n de todas sus infamias. Algunos han sido castigados<br />

por la revoluci6n ejemplarmente. Asi deberfa hacerse con<br />

todos ellos.<br />

^Qu46 podria acontecer en un Ettado gobernado por tales hom.<br />

bres y entales. condiciones? Loo que sucedi6: que Puebla fuera sometida<br />

a las m&s duras pruebas de tiranfa y rapacidad. Desde el a g esinato<br />

efnico de lo g desufectos al (yobierno en plena via p6blica,<br />

como pas6 con el periodista Olmos y Contreras, hasta contratarse<br />

empr6stitos por millones y mis millones, y despilfarrarlos en obras<br />

que apenes si valdra'n Is tercem parte de lo que se cobr6 por el)as.<br />

Por tales despilfarros el Estado de Puebla ha quedado compromet1do<br />

con una deuda de $13.(W.00.<br />

Toda ]a ciudad de Puebla, todo el Estado tan rico e inhuyente<br />

pedia como un favor celestial que se separara aquel d6spota del<br />

Gobierno. La grita Ileg6 a tanto, se recrudeci6 de tal suerte Is ira<br />

de la opini6n p-dblica y la Prensa independ iente tantas denuncias<br />

hizo de hechos tan censurables, que por fin, seg6n se dijo, el mismo<br />

Rosendo Pineda a fines de 1910 indic6 al general Diaz Is conveniencla<br />

de separar del Gobierno de Puebla a don Mueio Martinez,<br />

con todo y que era su futimo amigo.<br />

El general Dfaz se neg6 abiertamente a esa indicaci6n, diciendo:<br />

c p.--ro ^c6mo lo voy a separar si no ha hecho sino lo q ue yo le<br />

he mandado?^ En eso se equivocaba el Caudillo. Sf, habia becho<br />

lo que 61 le habia mandado, ycmucho mA". Y ese 4mucho m"x-,<br />

precisamente, era lo mits odioso y mal6volo de que se quejaban log<br />

poblanos.<br />

Mucio Martinez cay6 del Poder al caer la dictadura. Cuando<br />

sali6 del Gobierno, lo g poblanos se sintieron aliviados de un gran<br />

peso,<br />

Cabia preg-untar hasta 1910: ;.Los Terra?as eran del Estado<br />

de Chihuahua, o el Estado de Chihuahua erade lo g Terra7as? Esto<br />

filtimo parece ser lo cierto.<br />

El general don Luis Terrazas, valiente soldado de la Repfibli-


_151—<br />

ca, on la guerra de Independencia, tuvo la suerte y la gloria do tomar<br />

Chihuahua cuando JuArez regres6 de Paso del Norte &I interior<br />

de la Republica en 18W. Nombrado gobernador, se atianz6 an<br />

el Poder y allf qued6 por aflos y mds anos; y cuando lo abandon6<br />

a causade sus riquezaa, continu6 siendo el cacique de aquel Estado<br />

hastia 1911, ea quo triunf6 )a revoluci6n maderista. No s6 cubles<br />

fueron qua antecedente^s de fortuna; lo que es pilblico y notorio,<br />

es que era el ganadero y terrateniente mis rico de la Rep6blica,<br />

con mds do mill6n y medio de cabezas de ganado y con millones y<br />

millones de liectireas de las mejores tierras. Esta forLuna de raj6.<br />

le permitia ser el amo y sellor de aquella comarca; tanto mis,<br />

cuanto que a an poder financiero se unfan . las influencias de don<br />

Enriqu p Creel, los Cuilty, Cortazar y tantos m6s.<br />

Don Ijuis Terra7as posefa bienes por mis de eincuenta millones<br />

de pesos. Para poseer aquella inmensidad detierras, compr6<br />

muchas a los concesionarios do dealindes cde baldfos^, y ya es sabido;<br />

cquf-, on esos deslindes quedaron comprendidos pueblos enteros<br />

e infinidad de propledade§ particulares-. Kse fue el principio<br />

de su impopularidad. Despu4s vino la cuesti6n del ganado. Se le<br />

imputA que 61 reclamaba como suyo todo el ganado que existfa en<br />

el Estado, y que con el auxilio del Poder, que estaba en sus manos<br />

o en ]as do sus allegados y hechu ras, hacfa lo que querfa despojando<br />

a los desgraciados e infelices. Lo cierto es que desde hace<br />

muchos anos se levant6 una grita ensordecedora contra la dominaci6n<br />

de los Terravms. Creel fue nombrado gobernador, y aunque<br />

sus actos de gobernante no inerezean particular censura, qued6<br />

comprendido en el odio quo se le consagraba a la familia. Y como<br />

un colmo inesperado, el hijo de aquel cacique tan odiado, don Alberto<br />

Terra7as, fue nombrado gobernador de Chihuahua en sustituci6n<br />

do don J. M. Slnche7, que fue sucesor de Creel.<br />

Esto exasper6 a los ebihuahuenses. Aquel magnate, bijo del<br />

opresor comdn, era un hombre imposible, incapaz, viciosoy digno<br />

de ocupar una casa de salud o un manicomio. Y con el poder en<br />

manos del hijo, el padre continu6 haciendo toda clase de atrope-<br />

Ilos, sin que nadie se atreviera a contrariar su voluntad. Sf, hubo<br />

algunos escritores independientob que lo hicieron con toda valentia,<br />

como Silvestro Terrazas, que denunc16 ante el pafs entero I&<br />

vilcoiiductadeaquellosopresores. Pero todofueenvano:Silvestre<br />

Terrwas f ue encarcelado, su prim ido au peri6dico, incautada<br />

la imprenta, y 61, conducido aI%l6xico, estuvo a punto de ser fusi-<br />

]ado. Otros sufrieron prisiones, persecuciones y stropellos, y


-162—<br />

todos tuvieron quo enmudecer. El pueblo de Chihuahua so sentfa<br />

hmmUlado con la dominacift do aquellos inhumanos capataces.<br />

La revoluci6n acab6 con aque' estado de cosss; Is revoluci6n<br />

iniciada y sostenida gloriosamente por Abraham Gonvilez, Jos6<br />

de Is Luz Blanco, Francisco D. Salcido, Pascual Orozeo, JoS6 de la<br />

Luz Soto, Juan Josd Gon2AIez, Santos G. Estrada, Francisco Villa,<br />

Jos6 Inds Salazar, Marcelo Caraveo, Emilio Campa, Luis Moya,<br />

Abraham Oros, Toribio Ortega, M6,ximo Castillo, Guadalupe Gardea,<br />

Dolores Durbin, Francisco Sa)gado, Gaspar DurAn, Jos6 Rasc6n,<br />

Eduardo Hay, Jos6 Flores Alatorre y tantos mis patriotas,<br />

que proclamaron como su caudillo y jefe a don Francisco 1. Madero.<br />

Y esa, atrevida y Rudaz insurrecei6n se fortaleci6 en Is sierra<br />

Madre e hizo su base de operaciones en Concepci6n Guerrero, obteniendo<br />

sus primeras victorias en ^Pedernalev , , eSan Audr6s^,<br />

cMal Paso^ y en los alrededores de aCiudad Guerroro^ para triunfar<br />

definitivaineate en Ciudad Jubrez.<br />

S610 al empuje formidable de aquella revoluci6n pudo caer aquel<br />

odioso cacicazgo, que tantos males caus6 a Chihuahua, obligando<br />

a ese pueblo pacifico y trabajador a empunar las armas pars conquistar<br />

garantfas y libertades.<br />

Y todavfa despu6s del triunfo de la revolucift, aquellos reaccionarios<br />

perversos y bellacos, duefios do millones, supieron corromper<br />

a Pascual Orozco, lanzAndolo a la revuelta y a Is traici6u<br />

contra el Presidente Madero.<br />

4Qu6 poder, qu4 fuerza, qu6 elementos vitales del pals Depre.<br />

senfaban todos aquellos serlores gobernadores, los que duraban<br />

poco y los que se eternizaban en al 11oder? 8610 representaban el<br />

capricho y la voluntad del dictador. fl los haefa y los desbacia a<br />

su gusto. Por sf wismos no podrfan haberse sostenido veinticuatro<br />

horas en el Poder. Careclan de partidarios, de prestigio, de<br />

popularidad; nadie se empeftaba en sostenerlos; sus elevaciones o<br />

ca(das no produclan emoci6n alguna. Bran el reflejo del inmenso<br />

poder que habla acum u lado el Centro y que se encontraba, f ntegro,<br />

en manos del general Dfaz-<br />

Y no s6lo no podfan contribuir pars nada personalmente al<br />

sostenimiento do aquel orden de cosas; m6s todavfa: el Caudillo<br />

tenla que sostenerlos, que cuidarlos, quo impoDerlos y mantener-


_158-<br />

losenelPoder. Cuandolarevoluci6nestaU6,ningunodeeUoafue<br />

capaz part. contenerla, siquiera. hubiera sido an an propio Estado;<br />

ninguno logr6 organiz&r una. brigada, un regimiento par& oponerse<br />

aJ ineremento de Is. guerra, todos se doblegaron ants la fatahdad<br />

y ninguno de ellos tovo el menor gesto de heroicidad o de vslentfa.<br />

Aceptaron su cafda. con el. fataliRmo de cun creyent", y<br />

aaf confesaron an falta de valer e impotencia.<br />

Le tiranfa. del Centro fue muy pesada; pero la, do los Estados<br />

fue terrible y oprobiosa. El Caudillo, &I fin, en presencia, del Cuerpo<br />

Diplomfitico y de los grandes intereses financieros, siempre<br />

supo contenerse y haI16 f6rmulas y procedimientos decorosos pars.<br />

disfrasar so despotismo. En los Estados ninguno de aquetloa caciques<br />

se cuid6 de la forma; despreci6 cel qu6 dirini p ; y &I atrope-<br />

Ho uni6 el cinismo, y al cinismo Is. impudencia.<br />

Todos los crimenes se perpetraron por aquellos indecorasos,<br />

y I& Justicia fue ciega y muds. pars. castigarlos. La tentan manistada.<br />

La revolucift tents, quo ser, era el estallido neoesaria do<br />

tanto sufrimiento, de tanta humillacift, de tanto vilipendio sufridoe<br />

en ailencie y con pavor. Aquellos. bombres sin piedad y sin<br />

petrictismo creyeron que estaban an presencia. de uua piam de<br />

cerdos, de un rebano de ovejas. El pueblo se insurrweion6 e hizo<br />

perfectamente. Cuando Is Justicia. naufraga; cuando la ram6n<br />

perece; cuando las hon radeces claudican, s6lo le queds, &I pueblo<br />

un cauuno par* salvarse: la rewluci^in.


Jw.<br />

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-155—<br />

CANTULO V<br />

LOS TIRANOS INFIMOS<br />

Mientras in" bajo es el tirano, raAs dura e inflexible es an deeastrosa<br />

influencia. Muy penoso y cruel es el despotismo de un<br />

emperador; pero Is tirania de uu alcalde o do un corregidor Dega<br />

a to increfble. La dictadura. porfirlana fue personalista, y desp6ties,<br />

siompre reaccionaria; Is de los gobernadores, arbitraria y torpe;<br />

Is de los jefes politicos y comisarios fue oprobiosa. Ea ]a escala<br />

' social, mientras el tirano estA m6.s cores, del pueblo, se hace<br />

m6s cruel e inhumano.<br />

La revoluci6a social mexieana, desde el Plan de San Luis Potosf,<br />

asienta como principio este desideriiturn nacional: Is supresi6n<br />

de las jefaturas polfticas. Pero ]a cuesti6n es esta-. i.La tiranfa<br />

depmde de la existencia de esas autoridades o de )as facultades<br />

omufmodas que se les ha dado? De nada servirA suprimir<br />

las jefaturas polfticas si ese stimmum de poder so entrega a otras<br />

autoridades, IlamAndose como se Ilamen. El nombre no hace at<br />

caso; to iraportante es que no se retina en una persons, un poder<br />

tan absoluto y discrecional como ban tenido hasta Is fecha los jefen<br />

politicos (1).<br />

(1). ^q i Is revoluci6n que acaba de triunfar an la Repiliblica alcanz6 tan an<br />

brave at no previsto a increible empuje qua no pudieron contener ni cuantioson<br />

recuraos, ni grandes prestigios, ni el iotenso anhelo de pax quo sobregalls<br />

on todas lam aspiraciones, fue, no porque se habla despojado at pueblo del de.<br />

reebo de nombrar a too diputsdoe, senadorea, magistradoe y demis funcionariom<br />

pfiblicos; an at fondo por to quo pele6 una parte del pueblo mexicano,<br />

secund&do eficaclaimamouto con )a deabordanto aprobacift de I& otra, fue<br />

porque at jefe politico, impunemento, *1 apoderarse do terrenos, violaba sin<br />

esperanza de remedio at derecho de propiedad; porque eate derecho era igual.<br />

mente ooncaloado con I& imposici6n do mulW indebides quo privaban &I pobra<br />

del fruto do ou trabajo y &I rico de parte do au patrimonio; porque madie


— The —<br />

Un jefe politico, en los tiempos. porfirianos, tents a on cargo<br />

Im, direcol6n polftica y administrative del distrito, la. vigilancia y<br />

direwi6n do loo Ayuntamientos, I& cornandancia, de lea fuerzas de<br />

seguridad y do policim, el culdedo Inmediato do todos los servicios<br />

pidblloos y munleipales, lea prisiones, I& beneficencia pidbilea, Is<br />

vigilancla, de la reeaudsel6a del impuesto, Is ejecuoi6n de todas lea<br />

obras materlaies del distrito, el fraude eloctoml en todas sus es-<br />

Was, I& tutorim do lea autortdades del orden judicial, I& confeccl6n<br />

de Ayuntamientoe de los cuales q uedab&n responsables, lea juntas<br />

patr16ticas y celebraci6n de lea fiestas naelonales, Is persecuoi6n<br />

del bandidaje, el catastro, I& estadfstica, lea observaclones meteorol6gicu,<br />

Is conservael6n de Ice puentes, c&lzadas y oaminos del<br />

distrito, Is direcol6n do todo el chismerfo local pam asegumr su<br />

poder, Is preparacift y organizacift de los festejos locales pam<br />

recibir y &grader al aeflor gobernador en cad& una de sus visitas,<br />

y - - - - todo eato per $150 6 M mensusles. f tem mis: saber do<br />

d6nde swAban los dineritos que tenfan quo emplear anualmente<br />

ten Is cuelga del aeiior goberciadov-.<br />

Un hombre que tanto tenis quo hacer, que era dtil pars. tan<br />

diversos cargos y que eon tal efimulo de facultsdes no abusaba.<br />

malmente era una m&ravills.<br />

Loos gobernadores noxdbmban a csus^ jefea politicos, y heci6ndolos<br />

personalmente responsables de cuanto pasaba en sue<br />

distritos. descansaban en ellos y lea coucedian facultades extraordinarias.<br />

El teldfono, lea permitia tenerlos alaloance desus mandatos<br />

inmediatos.<br />

Un jefe politico era el amigo y dispensador de famorea a los. hecendados<br />

en Is obligaci6n quo Satos contrafan de elogiarlo y enaltecerlo,<br />

con el sefior gobernador. —cTenemoa un jefe muy eudrgico<br />

ytmbajador....^ cLos senores X. y Z. son amigos incondiciona-<br />

podia toner an seguridAd ranier hormoss si no Is, amudia a Iss mirad&a Is*oivm<br />

del caoique del lugw; porque , el operario no or* duerio de so acMvidad y<br />

twis quo ir a readir parism trabijando do halde &I que estabs puesto Pam<br />

vetar por su seguridad personal; en fin, el pueblo mexicano pel*6 y triunffi<br />

porque ou propiedad, to boom an libertad y on vida, eran el blamoo y lea vio.<br />

timas do toda claw dt, doaafueroe ante el ailencio sepuloral do toe tribunsles,<br />

que permameolan impasNes a] reciamo do ma quejas.....-<br />

(.La Inamovilidad de Is Suprems, Corte de Justicia..—Folloto publicado<br />

por a] seflor licencisdo don Alonso Rodrigues Miram6n, magistrsdo do Is Corto<br />

Suprema de JuWoijL do Is Nscift- —M4xico, 1911.


-157—<br />

lea del general Man y de usted y te preetan a to&*. En eso est'aba<br />

It reeiprooldad. Y el Jefe soot-onfa a Ion termtenientes lnhuma,.<br />

nos, corno 6aton spoyaban al Jefe. El Jefe tenfa clot caballos de Is<br />

clanda M.,,, clam carruajes de Is hacienda Z.*, un riae6n de tallpa,<br />

a medles. del mneho K.*, It leche de onto otro rancho, el pulquede<br />

w8ants, M6nlcYA, Is leta, de eSan Javierp, unas carguitas de nisiz<br />

de eftii Francisco,*, una engordita de puercow, gratis, en eSants<br />

Marfw-, quesitoe y mantequillas....detodas partes;y gallinse,<br />

hueyos, coneJoa, etc., etc., etc., de Ion euatro puntoa cardinales de<br />

ou insult, Y a ails de eat*,.. .. ilos Jaques.. ..! ilos sablaws.. ..!<br />

Pars las fiestas patrias... . pars, la enelga. del seffor gobernador .....<br />

par& la estatus. de Ju&res ..... part el Centenarlo.. .. Y allik van Ise<br />

cuotas tvoluntarlas:^ de Ion bacendadoa, que al pasar par Its manos<br />

del jefe me e inerniaban* considerablernente.<br />

Y Ilegaba a an turno cla reciprocldad*. Que el culto x- de Is<br />

hacienda babia violado a eata, o squall& pK)bre Indite?....Que<br />

el mayordomo Is babia abterto Is emboss a un tischiquero?.. ..4Que<br />

el adininistrador le habit aoltado un tiro a un c raediero* Insolente?<br />

.... Quo me necesit-aba edejar sin agua* Its labores del pueblo<br />

Fulano part que la cosechs, de Is hacienda so asegumm, pass astabs<br />

may tardia?.. ..AQuefaltsban peones Pam It pizoa y los de tal<br />

pueblo no querfan servir? .... Para componer, rernediar y snbsanar<br />

t4Ddo esto estabs. el Jefe pol(tico. Ef calftob de Is hacienda po-<br />

(IN * h"r lo que le them Is, gant, .... ipars. eso habit naeldo r1co!<br />

1A culpa Is tents &quell& India ladins, que habia quedado golpeads,<br />

y dealionmda .... ; a me callsban el padre y Ion hermanos, o &I contingento<br />

.... Aquel tlachiquaro tents Is oulpe del machetaw que Is habian<br />

dado; que lo curamn, y.... idlez peallloe de indemaimcift!<br />

Lo del balLao al taiediero y, babfa sido una acalurniv-, un embustel,<br />

el tinodlerw, habit desapareoido, art clerto.. .. I pero era porque...<br />

me habfa huido .... I 4Pam qud querfa tal pueblo tau agua^ prectsamente<br />

cuando tal hacienda It neceaktaba? . ..;que so eaperara .... !<br />

4Y osoa peones que no querfan trabaJar?....ique no fueran gans-<br />

Wes! .... is trabajar en tal hacienda por doe realea do jornal, ly<br />

pronto, 0 &1 contigente!<br />

;Ah, one contingente, on rneldita oonsignacift &I serviclo do<br />

lea arnian, fue por altos I& amenass. oonstante quo as emple6 part<br />

obligar a Ion pobres ludigense a toda clsae de trabajos personales,<br />

mal retribuldoe o no retribuidos del todo!<br />

Y no me crea quo Is. anionasm, so hacia en vano: pueblos enteroa<br />

emn ctornadoe de lerax y Its pob res famillas quedaban on In orfah-


-158—<br />

dad y Is miseria, mientras los pobres ilotas eran arrancados ini.<br />

cuamente de sus hogares y perdfan do un golpe mujer, hijos, casa,<br />

bienes y cuanto mAs querian en su vida: ;su pobre terruno .... ! Y<br />

to^o, o porque se negaban a trabajar por un mfserojornal, o porque<br />

defendian sus tierras y sus montes de la codicia de un poderoso terrateniente,<br />

o porque eran las victimas de algdn cacique secundario,<br />

mAs bajo e inicuo que eel jefO. Y aquellos coudenados abandonaban<br />

la comarea en una ouerda de forzados, como facinerosos,<br />

para ingresar al ei6reito. ;Qud pocos regresaban a sus hogares ... !<br />

Morfan en lejanas tierras; o en Is vida del cuartel todo lo olvidaban<br />

y perdfan a su familia, eomo habian perdido sus bienes y la libertad.<br />

Y todos aquellos atropellos se perpetraban en Is forma mas<br />

soez e inhumana, siendo tratadas las vfctimas sin compasi6n ni<br />

misericordia, como si no pertenecieran a I& raza humana, como si<br />

fueran sabandijas. Y tras de esos jefes, los caciques que se apropiaban<br />

las tierras, los que todo lo acaparaban, en contacto futimo<br />

con los indigenas; los duenos de los tenduebos y tabernas del lugar,<br />

en donde compraban usurariamente las pr6ximascoseebas, las vaquitas,<br />

los borreguitos y, finalmente, las tierritas .... ! AM es como<br />

han ido a parar las tierras de los ejidos, o las comunales, en manos<br />

do todos los veudedores de mez(--al, aguardiente y pulque de<br />

todos los pueblos, y como el pobre indio ha sido despojado de sus<br />

propiedades.<br />

Esos han sido c los tiranos infimos rurales D ; los urbanos, clos<br />

citadinos^, se Haman ccomisarios de policfa^.<br />

Las comisarias de. policia do todas las ciudades tienen una re.<br />

putaci6a pavorosa. En M 6xico, desde los erf menes de e.Matarra.<br />

tas^, el asesino cal menudeo3 , de la cdietadura huertiana^, hasta<br />

los sicarios del escandaloso asesinato de Arnulfo Arroyo; hemos<br />

vistodeesascomisarfascosastremendas. El pueblo las mira con<br />

odioyconhorror;quemishan servidopara atormentarlo, para<br />

infainarlo y liumillarlo, que para prestarle garantias.<br />

Los asesiiiatos de Serapio Rend6n, Sol6n Argilelles, Belisario<br />

Domingue7, Pastelin v tantos m6s, hacen recordar los nombres de<br />

Gabriel Huerta, Ram6n Castro, Chavez y tantos otros. iLa pollcfa<br />

eneargiLndose de perpetrur los asesinatos mds repugnantes y<br />

crueles...! En una comisarfa muri6asesinado el padreTortolero; en<br />

esas Ing uisiciones se ha aprehendido a) obrero trabajador, al )in-


Owt.&M<br />

milde artessno, al alegre estudiante, al sencillo monestral y al modesto<br />

empleado, sin motivo, raz6n, ni Ilenarse los requisitos legalea.<br />

Todos han estado a merced de las arbitrarieclades de un eomisario<br />

cretino, de un oficial de barandilla beodo y de un cabo de<br />

puertas sGez. Ha bastado Is artera, queja de un tendero que regalara<br />

botellas de cofiac cal jefe^; de un cantinero cque obsequiara,3-<br />

a los chupatinta. de Is comisarfa; de un emperiero dadivoso de<br />

propinas al gendarme del punto, vulgo -cvecino 2, , o de cualquier<br />

qufdam. con fnfulas, pars. que el infeliz, el sin valimiento, el cpata<br />

rajada,^ se vea, arrastrado a esas Inquisiciones por el gendarme ignorante,<br />

a quien todos han educado y acostumbrado al stropello.<br />

Cualquier individuo se querella de robo, no comprueba el cuerpo<br />

del delito, ni se ocupa de ello; pero basta que diga cque este o<br />

aquel lo han robado^ pars. que, si aquel quejoso es gente de pro y<br />

con dineros, sin prueba alguna, sin justifleaci6n de ninguna especie,<br />

so proceda a Is detenci6a y encarcelamiento de los miseros,<br />

a quienes no se lea hace caso, so lea trats como a perros y se lea<br />

consigna atentatoriamente cal turno^. En M46xico, ante )as comisariss;<br />

nadie puede decir que goza de garantlas individuales. Un<br />

comisario se cree autorizado pars, detener a cualquiera persona, &I<br />

mAs honrado, durante las 36 horas que le fija Is ley pars. hacer su<br />

averiguaci6n provia, creyendo quo todo lo compone con poner en<br />

libertad a su victims despuSs de ese tZrmino, dici4ndole: c usted dispense<br />

v . Y son indtiles cuantas quejas se hagan contra tales atropollos.<br />

La. cose. Ileg6 a tanto en las 6pocas porfirianas, que la pobre<br />

gente no querfa, por ningdn motivo, acerearse a las comisarfas.<br />

Preferfa mejor callar y soportar los roboa y los danos que sufria<br />

quo ir a exponer su queja ante aquellos insolentes empleados pollcfacos.<br />

La policia, se hizo tan odiosa, que nadie la vi6 como el amparo<br />

y protecei6n legal do I& sociedad, sino como su azote y earga<br />

m" pesada.<br />

iAh, jamAs podremos olvidar caquellas cargas de caballerfa^<br />

que Ram6n Castro y los suyos, con Is gendarmeria municipal, dieron<br />

&I pueblo en los filtimos dfas do Is dictadura! JamAs se olvidarin<br />

aquellascraw.ias^ inicuas, efectuaclas entre el sufrido pueblo,<br />

er-hico con grande^, para castigar a los que habian lapidado la casa<br />

del Caudillo, el famoso nUmero 8 de Is. calle de Cadena, el dfa I I de<br />

septiembre de 1910, en pleno centenario. Y tras de eso, las pri.<br />

siones arbitrarias para los que vitoreaban a Madero, Is democracia<br />

y el libre sufragio. Aquellos esbirros han perseguido porigual<br />

stodos. Alosedem6crat-is^yeantirreeleecionistas^,entienipos


—ISO-<br />

deCorral; a los 4porfiristas^ en tiempos de Madero; a los 4rmaderistas-ven<br />

tiempos de Huerta; a los carrancistas en tiempos Posteriores.<br />

. . Para ellos todas las 46pocas son las mismas siem pre que<br />

se trate de servir at despotismo, siempre que as persiga at pueblo,<br />

siempre quo se emplee In injusticia y el terror.<br />

Qu6 ruds tLrea va a ser ]a de Ina futuros gobernantes que emanen<br />

de I& revolucift para Umpiar tanta mancha, sanear tanta, infecei6n<br />

y tapar tants clomm.. ..!<br />

Todos esos ciatimos tiranos-v tienen que desaparecer at se<br />

quiere que I& revolucift rind& los opimos triunfos que de ell& so<br />

esperan. MLs que en to perversidad de too hombres, el mal radio&<br />

en otras causas. Pero quds reformas tan radicales so bacen neeesarias.<br />

Para el infoliz, par& el desvalido, pozo le import& que este o<br />

squed sea at Presidente de Is Repiiiblica o el goberoador do su Estado;<br />

y quo tat y cual resulten electos senadores y diputLdos. A<br />

esos desheredados do la fortuna lea preocupa que ya no hay& jefes<br />

politicos que los hagan trabajar de balde y contra su voluntad; quo<br />

lea qniten an mtsero peculio; que Ins consignen &I servicio de las<br />

armas; que los encarcelen sin motivo; que los condenen a I& limpia<br />

pidblica de Is ciudad; que los humillen, los infamen, Ins apaleen, los<br />

splasten y pisoteen bajo los cascos de [a cab"erfa municipal.... !<br />

At pueblo hay que darle libertades, asegurarle amplias garantfas<br />

y tratarlo con too respetos que se merece; y eso no serA mientras<br />

quo subsistan Ins infimos tiranos do I& dictadurs, tat como fueron,<br />

como han sido haste hoy, W como nuestra ldiosinerasia los<br />

ha su f rido.<br />

Todos los hombres de Is revolue16n han sido victim& de ellos<br />

y ban soportado sus vejaciones, hasta el dfa en que se decidieron y<br />

empuffarom el rifle. Para que eso no vuelva a suceder, es preclso<br />

que desaparewan las causas que motivaban tanto malestar y ocasionabantantoperjuicto.<br />

Los cMaxtlas b son stem pre perniciosos;<br />

pero, cuando son Infimos, pesan sobre el pueblo como una verdadera<br />

maldici6n.


-161—<br />

CAPfT`ULO VI<br />

IM TERRATENIENTES V EL PROBLRMA AGRARTO<br />

F1 acapammienui do Is propiedad mix y del numemrio en ma.<br />

noadel clero provoc6 I% revoluci6n do jVutlay Is Reforms, qua fue<br />

so consecuencia. El estanc=iento de Is propiodad y al monopolio<br />

do Is riqueza en mRnos de tin grupo dominador, ha otiginado Is pro.<br />

eente reVOlklei6n, que, on roalidad, es Is continnaei6n do Is primers.<br />

Lis Reforms qued6 incompleta; ]a prAeCtea nos ha demostrado quo Is<br />

iesamortizaci6n do los bienes mfoes, quitirldolos de las manos del<br />

oler% no basO pam engrandecer *I pueblo. ^% hizo absolutsmente<br />

necoswrio dar tin paso mjLq decisivo on el eamino do las reformas, y a<br />

ew tienden his aspiraciones de los quo oonsideramos quo este gran<br />

movimiento social que agita a Mkico debe concluir eon Is expedici6n<br />

do loyes agrarias do on caricter enteramente radieal quo ma.<br />

npmitan al pueblo do la triste condici6n on que lse encuentm y produx.<br />

can In divisi6n do IR propiedad y In difusi6n do Is riqueza pAblics.<br />

1A ley de 2.5 do innio de 18K que decret6 Is desamortizaci6n<br />

de Wdos los bienes do Comunidades, wnsign6 un principio notmetto<br />

progrosista desde un punto do vista ideal; pero que, dado el modo<br />

de ser do nuestras indfgonns, les ha sido ontoramente perjudicial- -cla<br />

repartici6n do Ins tlerras cornunales^ pTincipalmente los ejidosD,.<br />

Esa ley,en Is euPI so confundieron Is necesidRd do deramortizer y<br />

repartir los biones oclosidstioos con e] afin de mejomr la condici6n<br />

del indio, iguRlaudo Is comunidad lale g ia cou In comunidad Ayunlamiento<br />

y ]a comunidad pueblo, hm producido enormes porjuioios a Is<br />

clwm proletaria, ruml. Rrminindola an vex de me jorar su condici6n.<br />

Cuando (A conquistAor ihom to apoder6 de mw tiorms, hRei&j.<br />

dolas del monarea espa g ol )- entregAndtARs a su absoluto dorninio,<br />

todo cay6 bajo la propiodad del nuovo arno: Im tiorras, los rfos, las<br />

minRa. los mares, Is pe^ica, los metales p rvciosos, los vencidos en forms<br />

do esclavas, los rrutoos, Is vida, el cielo v hasta el air* quo se<br />

rospirsba.<br />

R1VWRfA-1$


-162—<br />

Esto a.) obstante. e: conquistador K )w qui-so ovupn- las tierrY4<br />

Ii.e. Ins 1,,t f, .-? ^,) con.^ , mwki,^ e'i I. lo,^ poh7a(Iorew,.<br />

Aconteci6 que algurc­ de sus eapitanes fueron agmei-ados con el se-<br />

Borio de este (a aque' po')Izido: pero el beneficiado, salvo el mismo<br />

C., ­arV^s, no recibi6 las '^ernis del pohlado. sino determinadas relgallas.<br />

tri, butoi V rentaks s^, I^ paigaban. Los pueblos con se r va roij cla p(sesi6n<br />

de Io que ten'ar, usuban y jsr.fructuaban ,, y esa posesi6n,<br />

mas tarde, se con v : rt :,.') an pleno dominio, al estilo de ha propiedad<br />

ibera, por razo'n de :as c mercedes o corcedidus por el monarca a sus<br />

nuevos subditos, po r 'as cualei se les &6 en propiedad clo que. yn.<br />

"^ .Oyo rlewh /.<br />

Los sefforlos y prop i edades particulares de la nobleza aztecs, de<br />

!as magnates y pr f rac i pes del imp-e rio, asi como los bienes de Ins monz^rms<br />

nalioas, fueron trawdos de otra suerte: v( . ron Yi.^caron , n prr,<br />

,!: .C& de l ,i arann. Esos. bienes fueron *<br />

J os que se repartieron, en primer<br />

Jugar, comi, propiedaies individnales, entre los primitivos<br />

termtenientes espailoles. Como entre los linderos de pueblo a pueblo<br />

y de dominif, i +)minio resultaron muchos y extensos cliticcosw,<br />

estas tierra; del rey se Ilamaron crealenga.- x y comenzaron<br />

a repartise: a uno5, wmo real donativo en pago de sus servicios; a<br />

otros, concedidas en venjta, R fin de que los colonos iberos que aco -<br />

than a poblar y civilizar Nueva Espafia pudienui fincarse en lais tiert-as<br />

conquistadas-. y por ^iltimo, a otros,


— 163—<br />

tributos3-. Mas atin: esas encomiendas se limitaron


— 164 —<br />

Iss tierras comunales con los Odos, per euento al msultado qua iba.<br />

a kener su reparto. IAS tierms comunales at drbieron 'ter repallidds,<br />

Qne am imposible pertaitir par mda tiempo el astaneamiento de<br />

&quells propiedad. Los ejidm, tio. La existencia de los ejidos asegu.<br />

mba el bjenestar, el progreso y desarrollo edel pueblo ,,; destle el mo<br />

mento on qua eel puebloii, YA no tuvo propiedad comunid, donde pastaran<br />

los ganados do stis habitantes, donde 4stos tornamn la leu nowearia<br />

pam Ins necesidades econ6micas. iba a (altar la mAs pequefta<br />

parcels do tierm pam su futuro desarrollo. eel puebloD quedabs, redapido<br />

-cal fundo legal*, Y estabs condenado a permanecer estaclocario,<br />

ya qua ontre nosotros %;iempre ha faltsdo toda iniciativa indi<br />

viduRl. Los resultados de esto los vemos en lo qua pasti. an ciertat;<br />

poblaciones. En Cuatititt. no se hit podido construir un nuevo eementeri%<br />

porque comn perM sus ejid(k% las hiciendwi de case eolindan<br />

con Ins easas de I& ciudad, y lot, propietarios lberos piden sumas<br />

estuitondas lior una pequeffa fain de #,ierm y como no so puede expropiar<br />

mr, pequeff p faja de tierm, In ciudad se Its quedado sin tin<br />

anevo cementerio. Cosas iguales pasan on Toluca, Chalet), Mexquix,<br />

lits.yopun, JojutIN Tialtuar, Jonacatepec, etr.., pte., y otros lugares<br />

7 consw qua nos fijamos an ciudades do verdaderaimportitneiR; Aque<br />

no so podrA decir de las poblaciones infimm qua pordieron sus ejidos?<br />

Part) hay mis todavis: desde el momento an quo las tierm anmwna4s<br />

ti"Wr4oit it Moron Rrrebstadas R Ins indtgenes y log ejidoe<br />

denapareciernn, Iss pobleciones quedaron amenazadas de muorte;<br />

lea pobms indigonss, tan desdefradns, ya B610 tuvieror) come porveuir<br />

Is oterna servidumbre ron los tioderosos bermtenientea, o Is mlaerie<br />

y el hnml)re (1).<br />

(I). RI generitl don Venuatiano Ouranza. printer jefe del ojircilio tionou.<br />

Witaitinallota y ontiargado del Potter Njemtivo do I& Ropablica Mexicans, on<br />

We Otimiderandoo do on Importante dwreto, fioeba 6 do onoro do 1918, dice to<br />

micalentot<br />

Pri ,"Atio lam puebloo Indiptim do too tiorru. agnas y niontoo quo ot<br />

Goblertio eoloniall lea otinoodI6, set itambift oomo lea tiongmpolionett y comm.<br />

n1dRdoo do %mm fermos isidWitoov y coneentrada Is proptedRd nural del redo<br />

del pale en pocatt mLnm no ba quodado a I& grian too" do Is poblacidn de<br />

too cam" otm recuroo pitm proporcionaroo to neceitaritt a itu vida, qnp atquilLr<br />

a vil precio sit tra*o R Inv poderop oe terrAbenientes: trayendo Ain on -<br />

mo resullado inevitable el extado do ruiveria, kbyemift y oeclsvltud do be.<br />

&hot otx que ou enorme cantidad do trabiijadorot ha vivido y vivo todaviss.<br />

91 dim'rvru"n abQR&do den Luis Cabrera, %Btu Urres., en tin riamoon


— 166—<br />

N 1956 a 1890 todas 6& fierras de los ejidoa y do las oomuaidaAes,<br />

congregaciones, etc-, etc., crepartidas legalmeateA, pmarvadel<br />

indfgenx eitl acaparador fnfimo^v a inmediato; de 6ste ftl propietario<br />

intermediov, y por ditimo, tal poderoso hacendado^. Debo dis<br />

UDguir entre todos ellos. El acaparador a qUieD 16MO AMMOA 0<br />

inmediato, as el tendero, usurero, tabernero, regidor o autoridad del<br />

pequeto pueblo, que se ha quedado con 6 prupiedad del indio. ES<br />

nuestro actual epequefio propietario^, el amo de parcelas y huertw<br />

que vivo utia exi.Rtencia independiente, tiende siempre a aumenW su<br />

pequeffa fortuna par& asceuder al r&ngo de epropietario intermediow,<br />

procura mejorar lacondici6o morale intelectual de sushijm esawan.<br />

to entusiasta del progresri^ lil)eml por temperamento y dtil a Is so-<br />

discurso qua pronunc16 an [a CLuxam de Diputadoe. dijo rospeCtID a %a ajidas<br />

10 siguiente.<br />

%L^ aituacift de los pueblo* frente a Iss haelandas era notoriamento privilegisda<br />

basta anLev do Is ley do dessworLizaci6a do 1856. Edtaa leyes efton<br />

parf6ctamentejuagadas an lo eoon6mico, y todoe vosotros aabdia^ sin neoeeided<br />

do qua oe In repits, o6mo mientras pudiaron hAber aido nns necesidad resposto<br />

de Ios propioe de loo pueblos, fuerou un error muy serio y muy graDde<br />

el haberee aplicado, a los tdidos. L^a loyes de dsaawortiwmi6n ne aplicarom IL<br />

Me elidoe on forms qua todos vo*oLroo sabdia, conforms a las circulares do<br />

odubre y diciembre do M56. resolviendo quo, an Yes de adjudicarve a los<br />

arrandatarios, debtan repartirse, y deeds entonces tomaron al nowbre do 4&rrence<br />

do repartimlento. entre loe vecince do Ice pueblos. Row fue el principio<br />

de Is desaparici6n do toe ajidoe, y este fue el origen del mmpobrecinhinwo<br />

a6whao de las pwblo". En Is actualidad, no dir4 ya por usurpaciones, quo<br />

lam hs habido; no dird ya por robos o complicidades con lea autoridades,<br />

qua too ha habido a wiles, sino por Is farm& qua as di6 a I" smorAsssiones<br />

de ojidoo, am natural, por u na rax6a econ6mics, qua Astoo fueffen a<br />

manos qua supieseu utiliwlos major. De Im manoe de los vecixLos agraciadas<br />

on an reparto, tLrde o tem prano deberfan paear a conatituir un nuavo fando<br />

o an nuavo latifundio con al caricLer do hacienda, o sgregaree a too baciendlan<br />

Circunvecinas.<br />

....... ................................ .............. .............................. I ...............<br />

....... In cierto as qae loe Pjido6 ban pasado c*6 por complain do mancs<br />

do los pueblos a manna do loo bacendadows; como cousecueneis do es6% an<br />

gran n6mero do pobla as as encuentmn an [a actualidad abooluLarnania<br />

an oondiciones do no poder aLfidAcer ni Ism necesidades mis elementales do<br />

mw habiLantes? ...... aY no so necesiLan argumentoo econ6wicos ni nxn&a<br />

ciencia. pars comprender quo umL poblaci6n no pueds vivir cuando no bay<br />

inedios de carictor industrial qua no pusdan suplir a Ina medioa do astaoter<br />

apm"mico qua Ina baclan vivir anteriormente-.


- 166—<br />

ciedad bajo todos aspectos. El indio a quien se le reparti(i of terreno<br />

no supo ser propietario; 61 adquiri6 legalmente: ,tu propiedad"','<br />

ser re*pvtada. El acaparador a quien Ilamo cpropietario intermediov,<br />

es el quo ya ha reunido ]as parcelas arrancadas al indfgena para for-<br />

mar un rancho o una pequefia hacienda. Tambi6n es un elemento<br />

social de gran utilidad, progresista, casi liberal, trabajador y honrado.<br />

Su liberalismo estA en raz6n inversa de so riqueza y bienestar.<br />

Queda en tiltimo, extremo y grado el gran terrateniente propiamente<br />

hablando, el gran hacendado, el dueflo do miles de hectirew,<br />

que a su poderlo material, que es ya una, amenaza pam el proletario,<br />

anade Jos grandes defeetos de sus prejuicios, su educaci6n, anteoedentes<br />

y aspiraciones, y Is perniciosa influencia, que sobre 41 ejercen<br />

los corruptores de toda sociedad: el clero, los judlos especuladores de<br />

]a riquwa pilblics, y los tiranos de toda especie y condici6n. Este<br />

elemento es insano, ya que tiende de continuo a substraerse de toda<br />

obligaci6n colectiva y patri6tica, a satisfacer todos sus vicios y vanidades,<br />

a.crearse una condici6n de vida especiallsima, muy por encima<br />

de todosy a ser un elemento nocivo para el agregado sociat<br />

As^ pues, del acaparamiento gradual do la propiedad del indigena,<br />

casi desaparecida, se han formado tres categorlas de propietarim.<br />

Las dos primeras dchen ser respetadas; Is U'Itima debe ser objeto de<br />

serias reformas.<br />

Yo no soy partidario en manera alguna del despojo. Clamo y<br />

me indigno contra tal atropello, venga de donde vengs. Por eso con -<br />

deno el robo inicuo de que ha sido victiina el pobre indio. Yo respeto<br />

en lo absoluto la propiedad; pero considero eque k8 gran&*<br />

propieda&B qu-c "i qten en la Rep?iblicxz, tal c~ han si4 y tal c~<br />

sim dtwnay quieren quc co ydin 4en. exiNlienda. thiben tufrir una comp1da<br />

tramq fwwwc^*Q'^I^. No arrebatg ndolas, ni roblindolaa, ni atrope-<br />

Ilando a nadic: haciendo que sus actuales poseedores y propietarios<br />

]as dividan, ]as repartan y las entreguen, en su mayor parte, a los<br />

trabsLjadores que aspiren a ser pequeFios propietarios, con gran amplitud<br />

do Virminos pam el pago.<br />

Si e-sos poderosos terratenientes tuvieran otro criterio, fueran<br />

suseeptibles do evolucionary capaces de trabajar, el problems serfa<br />

distinto y habria que solucionarlo en diversa, forma. Se podria aceptar<br />

)a existencia de los latifundios, con las obligaciones, para los latifundistas,<br />

de dar en arrendamiento o aparcerfa runt] todo el excedente<br />

de tierras que ellos mismos no pudieran cultivar. aQu6 podfa<br />

importar que ellos continuaran siendo los dueffos deesas enormidades<br />

de terrenos, si ostos eran aprovechados por los; pequeflos cul-


— 167 —<br />

tivadores y si con esas apareerfas se de.sarrollaba )a riqueza agneola<br />

y se aumentaba Is producei6n, viniendo con ello ]a riqueza y el bienestar<br />

del pueblo.....?<br />

Pero eso es imposible, bien se sabe. Esos eternos ^reaccionarios*<br />

son ciegos que no quicren ver el progreso; son sordos que no quieren<br />

oir Is raz6n: su egoismo los ha cristalizado y arruinado. A,<br />

arruinado. Son dueflos de haciendas que tienen leguas y leguas de<br />

extensi6n, y apenas si le, sacan un 6 por ciento anual al capital que<br />

representa su fines. ^Por quO Porque como Dinguno de ellos<br />

atiende el cultivo de sit latifundio, como entregan su exlensa propiedid<br />

en manos mereenitrias, 4su administrador>; a lo que pierden<br />

anualmente ^por vicios de administraci613 3, (lease v utilidad ilegal de<br />

los administradores3 ,) debe agregar s e lo que dejan de ganar por falta<br />

de cultivo, explotaci6n o desarrollo de IS8 riquezas que contiene<br />

su propiedad.<br />

Ya hemos visto c6mo ciertoo latifundio he ido form6ndose en de-<br />

T,rimento de lit propiedad del iDdio. Despui ls de las tierras comans-<br />

*los, que fueroi) f9cilmente scaparadas por los terratenientes, ccon<br />

lo cual se arruin6 personalmente el iDdigeDa 2 , vino el scaparamiesto<br />

de Is tierra de los cjidos, c con lo cual se arrtiin6 a los pueblos>. Esos<br />

scaparanodentos deben distinguirse- el realizado con procedimientos<br />

hoorados y el obtenido por medio de despojos, violencias y atropellos.<br />

El primer sistema, aunque hays, sido perjudicial para los indigenas,<br />

tiene que ser respetado y es inatacable legalmente hablando 11).<br />

Nadie ha pudido impedir al pyopietario indfgena t que vend& lo<br />

que es suyo^; de otra suerte, no serfa propietario. L(-, que ha vendido<br />

bonradamente, bien vendido estg. La reivindicaci6n debe entenderse<br />

cen lo que ba sido mal adquirido^ (2).<br />

(1).Toda propiedad que se h4y& adquirido legitimameme -de individuos<br />

o 6obiernov legalmn, y que no con8tituya privilegio o monopolie, wrd reApeladits.<br />

Articulo 5? del Afanifiesto it Is Naci6n, expedido per el general don<br />

Venustiano Carranza, fechado on Veracruz el 11 do enero de 1915.<br />

(2). En el arreglo del problems agrario no habrA confisicacionee-. Dicho<br />

problem& se resolverk por I& distribucift equitAdVR de fierrag que sun conser-<br />

VA el Gobierno; por la reirindimcilin de aquellos loirs de que hayan sido ikoalin,rWe<br />

dapoiados inditiduos o comimidades: per la expropiacift do grRmleis lo-


- 168 —<br />

Quad& el segundo sistema, que ha aide el mis us*do y omlim<br />

Eke af debe ser motivo de las reivindicaciones antes dichas, anul"dose<br />

en lo absolaw esas adqui-Aciones y regresarido, I& tierm a sua<br />

antiguos propietarios. Pero esto debe hacerse sin litigios tardlos.<br />

de modo que I& reforma-legal que se instituya sea enteramentepriatics,<br />

inmediate y efics7- La venta de uns, parcels de tierm ctituladab<br />

debe de ser respetada, porque. el contrato otorgado s6lo puede<br />

ser atacado poc el interesado, ya que k4l es el tinico beneficiado o perjudicado<br />

en la operaci6a. IA vents, cen conjuntox de las tierras do<br />

un Pueblo equd Ro hubie*en *&4 repartidas, fai 69uladae inelividuajffae?Lkb<br />

&I epormayora^ vilgasemeesa frase, " de ser &nulada, bacigndose<br />

esa declaraci6n de oficia y administrativamente, ya que Jos<br />

perjudicados son: eel pueblob, que perdi6 sus tierras; los vecinos del<br />

Pueblo, que han sido robad(k%, y el agregado social, quo estA interesado<br />

en I& cesaci6n de un alropello o en las consecuencias de la comi<br />

si6n de un delito.<br />

En el primer caso se respeta el derecho de propiedad otorgade<br />

al indigena, al que so le extendi6 on titulo de dominio. Ese propiotario<br />

c us6 y abus6b de Is, cosa, ejercit6 el derecho de propiedad- En<br />

eJ wgundo caso, elm venta es notoriamente nula porque In coss vendids,<br />

estabs. fuera del comercio, no se podfa vender, y nadie pudo toner<br />

personalidad ni facultades pars celebrar Is ventab.<br />

La f uturs, y pr6xima ley sobre Is materia debt dedamr terolinantemente<br />

que todas Us rentas aal efectuadasoon nwkw y dw minguft<br />

valor<br />

kes, ai foore neoessrio; por " dent" medion do adquisici6n, que autoricect Los<br />

IdYee del P&fG-. (Axifculo 4? de Is Forte reeolutiva del Maniflooto de 11 do junio<br />

de 1915, expedido a I& N%ci6rt po r el general Carranza en Veracruz).<br />

(I). Articulo 2. Et printer jefe de Is revoluci6a y encargado del Poder<br />

Fiecativo expedirt y poodri ext vigor, dursate Is lu&&, todas Is& leyes, disposiciones<br />

y medidas encaminsdas a dar satiALcei6o a Ise necesidades econ6-<br />

Inioss, sociales y poMicas del pals, efecW&ndo I" reformas quo liLopini6a pfibfica<br />

exige corno indispensables pitra essablecer on r6gimen qua garsotice Is<br />

igualdad do los mexicanos entro, el: Ieyes "rise quo favoreze" I& fortow<br />

ci6o do Is pequefix propiedad, diwiriendo Im latifundios y r"inyeado a Iss<br />

pueblos Im Merras de qw Awm injudamewe priv^ ......<br />

(Decrete de 12 do dieiembre de 1914, dado, por el general don Vesuskis"<br />

OUMDM)-


-109—<br />

Pam todavia, quads en pie otro probicima- Ekiden latifundius<br />

que hau sido y son extraordinariamenta ex desde que se crm<br />

ran, y en cu,) a form & Pam nada ha intBrvenido el dewjo do I=<br />

Pueblos. ED 11 frMterl, I&S haCieDds- UeDen CieDtOS de legUAS 4MMdradas<br />

de extensi6n; y por dond1equiera cum buens propiedad, tiene<br />

muchos miles de bectireas de superficie. en su mayoria no culti<br />

vadas. El punto por resolver ya no es legal: es econ6mim aFA&<br />

inmensa extensi6n de tienras debe continuar formaDdo una SDI& fiDOL<br />

o dominio? K si toda esa extexm6a de tierras as exWotula por on<br />

prolneUmo a ctu p . No. ai como pasa en la mayorfa de cLsos. Is a&plot"n<br />

se limit& a una pequeft parte de In propieda&<br />

Y aqui surge-el problema- iSe obliga &I zotual propietario a<br />

que divida so baciends y 6 rend& en pequefts extensiones? Igo le<br />

obliga, daicarmente a que no se oponga. en maners aiguna, a dar w<br />

aParcerfa to& la ext~" de Uervw qw R wnimw no cidtiva? LSe<br />

dictLu d*posiciones coDducentes a que Is autoridad de cad& luw co<br />

DwAm, por m,"ifestaciones q ue big& con tuda oportunidad el terra<br />

teniente, qui predios de so finca va a cultivary cusles va a dejar sin<br />

cultim para que esa martifestwi6n sirva de aviso a los labrvAores<br />

que se interesen por las fierras que Do ge rav&n a cultivar, y " wo<br />

tratos de aparcerfa se hagan con intervenci6n de em autoridad y<br />

&I mAjor postoO Yo me incliDo, a este ditimo, sistema. que as gas's<br />

llevadero a Is praictim, lesiona umnos untereses, puede verifimxw sin<br />

grandes desembohas y producir el sumento de I& producci6n agrfoo<br />

Is y el mejoramieDto gw.W de los que so dediquezi a ]as fienas dW<br />

ftmpo. tomando en arreDdamiento o apamerfa rural las tierms ca<br />

cultivadas hasta boy.<br />

RJ prob)ema agrioola as hondcx dificiL oomplicado, may divww<br />

an las distmias reVones del pals y &fects innumerables interaws,<br />

Pero tiene que resolvesse para que Is paz aw. mientras el terraw.<br />

niente quade como astL el mal social centinuariL y el bie^ p"U<br />

ee no podri producirse.<br />

FA abuso, fiscal oomettdo por Ins tarratenientes. adeMSAS dp do<br />

fraudar a] erario de las Rstadas y al federak daft qobre^nem a<br />

la paqueft pn*piedad.


— 170—<br />

El scilor ficenciado dor, Andrk Molina Eiii-i(piez., en sus notables<br />

estudios sobre Is inateria, sei-iala perfeciamente cudles son esos<br />

abusos fiscaJes y sus tra9cendencias. ( c Los Grandes Problemas,<br />

Nacionales^). Una hacienda que vale tin mill6n o mAs de pesos, apenas<br />

si es manifestada cpor )a quintAt parte de sit valor,,, v pagit, como<br />

consecuencia de esta ocultaci6n, cla quints, parte de ]as contribucionQs<br />

que deberfu pagar^, defrautkmfi, al t w i tro qiiinta-y part&.<br />

El seffor Molina Enriquez sefiala. como ejemplo do su afirmaci6n,<br />

U71m ella ntaw haw, *,,nd4s. La verdad es que no hay un solo terrateniente<br />

cqurjo j.ometcj e^s t:frajjdt ^ . Y son c6mplices deUdes maneJos:<br />

^el corredors- quo ajusta la venta de la bacienda, cel notario3 , quo autoriza<br />

]a escritura y todos cuantos ints-rvienen on la operaci6n. Porque<br />

el abuso vione desdo ajustar tin precio do venta'y bacer sparecer<br />

en la escriturli otro infimo, quo sirva para I )oderliacer manifestaciones<br />

engaflosas. Y cuando so trata de herencias, ya se sabe: los<br />

bienes se evalu'an on Is quinta parte de su valor pars, poder verificar<br />

el ebanchullo, yson c6mpfices de laoperici6n t4odas las au toridades ju -<br />

diciales y fiscales quo toman conocimiento del juicio sace-sorio. Y como<br />

los sefiores hacendadossiempre tuvieron la decidida protecci6n de)os<br />

gobernadores, si no es que [a del Centro, aquellos f raudes se tolera -<br />

ron y siguen tolerindose, con gran perjuicio do ]os intereses fiscalos<br />

do I& Reptiblica. Parece increlble que el Estado de. Puebla siempre<br />

se hay& encontrado en )a m6s completa penuria, teniendo ]as rims<br />

fincas de campo que alli se cultivan; j.y Jalisco, y michoaca10, y Gua-<br />

,riajuato, Veracruz Y otros Estados? Todo proviene do que Ifts contribuciones<br />

directas sobre los predios so pagan seglin las manifestaciones<br />

actuales de los terratenientes, quo def raudan, con tA)da seguridad,<br />

inuchos millones de pesos aniialmente. Est) no puede subsistir,<br />

como tampoco quo so pague el 17 al millar anualmente sobre el<br />

valor de una propiedad, como acontece en AI ichoacAn, canfidad que<br />

con el 25% federal hace ascender a un dos ji cuarto por ci*eaf) artual<br />

el pago del impuesto predial. La ley debe de ser reformada en el<br />

sentido do quo se pague menor tipo de impuest4o: pero las manifestaciones<br />

deben bacerse por el valor exact/o de ]as fincas. Existe un remedio<br />

par& todo eso: el catastro. Cuando quede catastrada toda la<br />

Reptiblica, los impuestos podrAn ser equitativos y el fraude sefialado<br />

se dificultariI grandemente.<br />

En cambio. la pcqueffa propiedad, quo no puede ocultar ol valor<br />

real que tiene, sl paga exactRmente. los impuestos, quedando de esta<br />

suerte perjudicada por los fraudes de los seffores torratenientes.<br />

El terrateniente do boy es vel awo y seffor do sus pobres peones,


— 171 —<br />

sirvientes, operarios y dependientes z. El mal viene de antaflo. Ya<br />

el obispo do Michoac6n, Abad y Queipo,' denunciaba ese estado<br />

ignominiosoy decia en 18W: cLos pocos arrendatarios que so encuentran<br />

en his haciendas, dependen de Is arbitrariedad de los seflores<br />

o do los administmdores, que ya los eufren, ya los IaAzan, perviquen<br />

tw.R gan4(Zos c inn ndian *izs chowsi,.<br />

El procedimiento se )is continuado.<br />

Y todo esto sin contar el jornal infimo, Is tionda de rays, los vales<br />

y fichas quo dan a].-unos bacendados e industriales para pagar el<br />

jornal, y los deSCL]Cntk)S, CtC., etC., CtC.<br />

I.A)s servidores, peones y dependienbes edel amw^ no tienen ni<br />

pueden tener otra opini6n politics 4que Is del senor^. Infeliz do<br />

aquel que tongs on pensamiento que no est6i inspirado por Is voluntad<br />

ornnimoda. cdel patr6n,*; al momento es expulsado do Is hacienda<br />

eomo un apestado, y no puede encontrar ya trabajo on esa clase do<br />

feenes, pues t1a cxpulsi5n^ trae sparejada una manchs de inobedienais,<br />

que es el poor estigma quo puede pesar sobre un pobre dependiente<br />

de fincas de campo.<br />

Claro estA que sobre todo lo dicho existen grandes excepciones;<br />

Pero, en lo general, el terrateniente so considers sor todavin un concomendero^<br />

y obm como tal. Es el clemento reaccionario por excelencia<br />

que se tiene que veneer para quo Jos ideales do Is revoluei6n<br />

fructifiquer).<br />

El terratenientees eladmirador y el partidarioac4rrimodeladictadura<br />

porfiriana. Para 0, el Caudillo fue un s4r providencial,<br />

divino, a quien bay quo glorificar e imitar en todas ocasiones. cEl<br />

misero, el desvalido, el -pata rajads^ s6lo merece latigazos, escarmientos<br />

y fusilatas. La. Inquisicio'n es poca cosa pars escarmentarlo.<br />

Esta revoluci6n clams terribles represailiss. La reacci6n<br />

tiene quo ser inexorable. La dietadura, se hace necesaria en M6xicfl^.<br />

Estos son los conceptos que a diario repiten los eternos traidores.<br />

En cambio vituperan todo lo que surge do ]a revoluci6n; reniegan<br />

de los ideales quo proclama y maldicen sus conquistas, considerAndola,<br />

como un cs-tigo del cielo. Sus jeremiadas ya nos son bien<br />

conocidas, sus quejumbres ya no causan I"'timas, ni convencen a nadie.<br />

iSon los mismos, los mismos de siempre: ;Los eternos enemigos<br />

del pueblo! ;Jos eternos opresores! Su raza siempre ba procla-


OF-17M<br />

undo el absolafinno pam am&bfww = apautg ag domib&ci& jr bb,.<br />

cr% son tas q ua se ban uni" a tos jewfws y a bodm Jog tj^ Pon<br />

&pl%s%Lr las &Viracionas da Miajoirawiento aDew; los que renjeasa a&<br />

= r"Aa y de so nadonaBdad con W de oomwv&r incOazass =a pf%neswuv=<br />

son Jos b*=Uvw do las esamos prejuiaos vmus wao I&<br />

que swnifica cmfonmab T cevohni6n socialb. De d" DO Sb PUO&<br />

09PAr" nads Psui6tico ni progzesin^ Son Jos bu" que buyen do<br />

IS IU& US DLtQr4LI q ue Sean Jos twtidoxias de la tir&mU y dea obwu^<br />

mufisuko. DesdeDdea de los crueles enoomeader4DS. que re6bierm<br />

e9l Calwd6a 10 a'" 600 de nuesUs fierm en pago de &= crueldadw<br />

o de sus Usiciooes eonus so ram<br />

L& podredambrt de It dictodura hwis I& delida de toda am ps^<br />

miUR de sRari-WA6 que as wnsidemba feliz y bonmdfsi= sirwiezae<br />

de Ini bm.N cOlnrwA's*S eM Uquells nueva C*rte que se aDjazabs en ej<br />

alaijar de Chapul wpew-, moordando I lL Apom ummvinom ae tesWM<br />

7 sulm " UWbWMW arrluduque ajustiaado en el earra de lAs Oam<br />

panes, Las de abom son las hijos de squeltos chawbelanm y aque-<br />

Has dwass de bonor que tanto ridicalo s Lkw=LTem ;Son y bsu dds<br />

las CusaDos de aquella podredumbre porfirisna .. ..!<br />

Ls N&66a tieDe que saneam fiorzossmaw*, y,debe remrTicr<br />

todos Jos wedios que cres neoesarios pum kgr&rto. Continu&r am<br />

em corruPci6n, es amtw a I& P*tria por 9VUsmilL Quiame quo<br />

DO 09M PerVeram el PueW tiene dermho a vi"r, a no wonrn do<br />

bumbM y ello% oon sm ecokmtm 10 condemn fabanw-me. LA reveluci6n<br />

es al reawdio salvador. CLateriza, per* abvis. y no<br />

que vacilar.- ila Pttria y h r=& tionen que salv&rse, - -. 1

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