LIBRO SEGUNDO - Bicentenario
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ra, Agustin del Rio, etc., etc., etc., en plena senectud; allf Ilegaron-<br />
Gumersindo Enriquez, Guillermo Obreg6n, Carlos Flores y otros.<br />
El Senado ni ruido haefs.; lievaba uns existencia patriarcal, egolst&,<br />
met6dica; (ilia a ruibarbo y a flor de malva, y al ver c6mo iban<br />
Ilegando a sus sesiones aquellos veletudinarios exangoes, y contar<br />
los poquisimos minutos que duraban aquellassesiones, comprendis,<br />
uno el aburrimiento que tenia que reinar en aquel recinto, donde se<br />
ostentaban tantas ruinas humanas, coro fatal de los desengaflados de<br />
Is politics, que ya on los umbrales de I& tumba se empefiabaD, todavie,<br />
en quemar sus tiltimos inciensos on loor del viejo Caudillo, mis<br />
viejo quizds que todos ellos, pero que continuaba fuerte y erguido,<br />
mientras ellos apenas si pudian ya geork Is eruz do su rosario^. Habia<br />
algunos, entre aquellos septuagenarbs, que eran vistos como jovenzuelos,<br />
con todoy que pasaban de Is cincuentena.—tMuchachito-,—le<br />
docia el doctor Ortega y Reyes a Guillermo Obreg6n.—cJovcn>—Ie<br />
Ilamaba don Sebastian Camacho a Pancho Sosa.<br />
Lo cierto era que aquellos vejestorios Dads, hicieron, nada intentaron<br />
bacer en bien de Is. Naci6n, del pueblo o de Is. Patria; apresurfindose<br />
tan s6lo a der su aprobaci6n on la forms que lo mandaba<br />
el Caudillo, respecto do los asuntos que iban en so conocimiento. ED<br />
todo el periodo porfiriano no hay on solo acto do abnegaci6o o patriotismo<br />
por parte del Sonado; no hay una manifestacio'n de valor<br />
civil personal. Todavla en la C4mara de Diputados do vez on cuando<br />
so presentaba unarranque de virilidad y civismo: Duret, Salvador<br />
Diaz Mir6n y Viffas, en Lin tiempo. 11criberto Barr6n, Pe6n del<br />
Valle, Ferrel y Zubaran en otro, dieron prueba do ello. ED el Senado<br />
jamis se vi6 un acto semejante.<br />
El Senado olia a muerto y casi era on verdadero museo de momiss.<br />
So existencia ba comprobado su inutilidad.<br />
La Camara do Diputados fue muy distinta en su modo de ser,<br />
aunque contenida siempre dentro de los limites de una obediencia<br />
milicianit.<br />
I.,a Cimara era formada u5 nica. y exclusivamente por el Caudillo.<br />
Podfan Ilegar a ella, tal vez, individuos desconocidos personalmente<br />
del dietador; pero Ilegaban introducidos por so venia y como resultado<br />
de algui3a conde-scoudencia suya bacia un privado. La formuci6n<br />
de aquellos Congrosos presentaba matices curiosisimos.<br />
Primero venian los miembros de Is familia reul: Porfirito, Ig-