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LIBRO SEGUNDO - Bicentenario

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-188—<br />

y Isiempre estaba listo cualquier Rosalino Martinez para ir a ametrallar<br />

a] pueblof<br />

IA secretaria de Instrucci6n Pul blica, en manos de don JustA)<br />

Sierra, fue un juguete valiosisimo en manos de un niflo. Don Justu,<br />

siernpre y ante todo, coutinu6 siendo toda sL vida ^un poeta^, el<br />

splaudido cantor de las cplayeras^.<br />

Puesto ya en aquel venturoso miDisterio, bizo hk fortunn de maebos;<br />

mas 41 qued6 siernpre pobre y foe siempre honrado. Pero iquA<br />

desbarajuste el de aquella secretarial Se gastaroD millones, se cont^truyeron<br />

escuelas que ya esta-ban caye'ndose y Imbia nece^idad de<br />

apuntalarlas casi a] momento do su inauguraci6n. (Los arquitetos<br />

fueron Porfirito y sus protegidos.) Se despilfArraban cientos de<br />

miles en ]a Preparatoria; se ensayaron cuantos sistemas educativos<br />

quiso adoptar Ezequicl ChAvez, que fue el asesor pedag,6gico de don<br />

JustAD; so crearon comisiones on el extranjero parR que fucran ]a recompensa<br />

do los parientes y alleg-t(los; se. aumentaron elases para<br />

obsequiarlasa los amigos; sesubvencion-tron ccompaiii:ts de 6pera (le<br />

jacal6n^, se hizo del teatro -Arbeu^v tin negocio productivo para<br />

un favorito y se derram6 el dincro a manos Ilenas, al grado quo Limantour<br />

se opusiem a muchos gastos, verdadero p despilfarros, en mfinidad<br />

do ocasiones, y4ndole a la maDo al poeta pro'digo que todo lo<br />

obsequiaba. Pero como un progreso intelectual notorio nada se 1we.<br />

do seffalar.<br />

Y el tiempo transcurri6 para. aquellossofiadores entregados a qwmeras,<br />

quo creian buenamente que N14xico vi - via una existenciafan-<br />

Ustica, de millones y lisonjas, ya que nunca quisicron ver sino haciz<br />

el Cielo, donde irradiaban fulguranies puestas do sol . Si hubieran<br />

bajado la vista y mirado hacia el pueblo, tal vez bubieran divisado<br />

el hondo abismo que la tiranis habin socavado en sus cimientos, y<br />

que se iba abondando diak por dia, hasta tragurse aquella. dictadurs<br />

que parecia omnipotente.<br />

He dejado ex profeso el ligero estudio quo dedico en esta obra. a<br />

is secretaria de Hacienda, porque aun en una generalizaci6n como<br />

ests, el asuntk) merece singular atenci6D. La obru financiera de don

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