LIBRO SEGUNDO - Bicentenario
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filones de oro y cobre, do las minasengrandecieron a Canaries, doDde<br />
pronto se form6 un importante centro minero y comercial. Las codiciosas<br />
compaMas yanquis trataban muy mat a sus mineros, y como<br />
las autoridades estaban sometidas a las empresas, los obreros careclan<br />
do toda clase de garwAins. El descontento que so form6 estu)16<br />
tin dia on un moVin do Io m6s violentA), y tan apuradas se 'vieron las<br />
compafifas, que solicitaton el auxilio del gobernador IzAbal. lnmediatamente<br />
acndi6 at liamado aqu4l; pero se presenth a] frent4bde<br />
una numerosa. partida de milicianos de losEstados Unidos, a quienes<br />
autoriz6 do facto para quo penetraran nrmados at territorio mex iicano,<br />
bajo sus inmediatas 6rdenes. La indignaci6n que. se produjo<br />
en todo el Estado do Sonora fue espRntosa; y la traici6n qued6 plenamente<br />
comprobada, pues se sacaron fotogruffas en las cuales aparece<br />
hibal at frente. de los soldados yanquis, con sus uniformes y<br />
armas, to que no deja duda a1guna sobre el particular. FI C%udillo<br />
se indign6 do tal suerte contra hibal, que no le valicron las influejicias<br />
do Corral, y tuvo que separarse de un Gobierno donde cometA<br />
tanU) atropello y que infam6 con sus condescendencias punibles pw<br />
ra, con los extranjeros.<br />
Por to dem6--, on Sonora pasaba cosa igual que on el resto de)<br />
pals. La administraci6n do justiciacra una quimera, y mAs alli dondo<br />
Jos jueces y los magistrados del Tribunal Superior cran tlegov,<br />
dizque porque, no liabla abogados. El erario era puesto a saco por<br />
todos los favoritos, los empleos so regalaban a los pariontes y allegados<br />
de losmagnates y la inmoralidad de ]a administraci6n pdblica<br />
era extraordinaria.<br />
A la muerw del general don Mariano Jim6ne/, quo fue un buen<br />
gobernador para MichoacAn, aunque no era michoacano, por protecci6n<br />
P-special dcRomeroltubio fue designado para aqtie)la vacant,-- el<br />
licenciado don Aristeo Mercado, quien perteDecia a una fawilia do Iiberates<br />
patriotas, que desde los tiempos do ]a Reform& y In Intervenci6n<br />
se habiadistinguido uotablemente. Todes esperaban que aquel<br />
michoacano de abolengo liberal hiciera algo, y aun muchos algos, ex)<br />
bien de su Estado natal.<br />
Desgraciadamente aquellas esperanzas salicron completamente<br />
fallidas. Don Aristeo era absolutamente incapaz do haceralgode<br />
provecho, debido a su jocapacidad mental, a su apatla tan extraor-