LIBRO SEGUNDO - Bicentenario
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En Oaxaca, a la separaci6n del gobernador ChAvez, el Caudillo<br />
escogi6 par& tan alto puesto, a su antiguo asistente elevado at<br />
rango de general, a quien todos Ilamaban ^Caclito-, el general<br />
Martfn Gon7AIez. Don Martfu GoiizA'.ez liabia salido de las filtimas<br />
clases sociales, sin instruccift, sin educaci6n, perfectamente<br />
analfaboto, que apenas si sabfa medio leer y escribir. Rudo, violento,<br />
vanidoso, muy viejo, de un. fisico ridioulo, insolente y sLn miramientos<br />
sociales. Todo esto reunfa c.Martfn Caclito^.<br />
El Caudillo aabfa perfectamente que ese an antiguo asistente,<br />
levantado hasta, el puesto de jefe del Estado Mayor presidencial,<br />
era absolutamente incapm de gobernar, ya no se diga un Estado<br />
de la importancia do Oaxaca, nt siquiera un poblacho de cincuenta.<br />
vecinos. Habfa hecho aquel nombramiento para imponer un castigo<br />
a su tierra, a su cindad natal, por nosO qu6 pretendidas ofensas<br />
que le habian inferido. Y eCaclito x foe gobernador, nombrdudosele<br />
como secretario de Gobierno at licenciado Eutimio Cervantes,<br />
sobrino del Caudillo, hombre inteligente, en4rgico, trabajador<br />
y buen liberal, aunque incurable enfermo de un mal que voluntariamente<br />
se ocasionaba.<br />
Martf n Gon?Alez f ue un. gobernador verdaderamente estrafalario,<br />
digno tan s6lo de figurar en un. sainete de los mAs grotescos.<br />
La socledad oaxaquefia sinti6 la ofensa que el dictador le infiri6<br />
con ese nombramiento, y dej6 en el mbs completo olvido at nuevo<br />
cpacha'^. nuevo Sarmho Panza eu. aquells nueva fasula Barataria.<br />
cCaclito^ pronto comenz6 a bacer de las suyas, y tanto hi7o y a<br />
tanto Ileg6. que un dfa en que insolentemente. se permiti6 algo que<br />
es innarrable en ]a casa de un s6bdito del Kaiser, el ofendido tom6<br />
a su excelencia por las orejas, losacudi6 fuertemente y to sac6<br />
de an casa a puntapi6s, rolando las escaleras aquel nobilfsimo senor<br />
gobernador.<br />
Mientras tanto, an secretario de Gobierno continuaba de to<br />
mds entermo, victima de sus males voluntarios e incurables, y es<br />
fama que en una ocasi6n, presa de un ataque de su enformedad,<br />
aquel senor secretario de Gobierno en pleno dfa mont6 en un borrico<br />
y 0Dn tal cabalgadura bizO an entrada en el palacio de Gobierno,<br />
gritando a voz en cuello: ^;Paso ... paso...! ique voy sobre el<br />
senor gobernadoi ..... !j,<br />
El ^chiste^ fue celebrado ruldosamente por aqueUa sociedad