LIBRO SEGUNDO - Bicentenario
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ciedad bajo todos aspectos. El indio a quien se le reparti(i of terreno<br />
no supo ser propietario; 61 adquiri6 legalmente: ,tu propiedad"','<br />
ser re*pvtada. El acaparador a quien Ilamo cpropietario intermediov,<br />
es el quo ya ha reunido ]as parcelas arrancadas al indfgena para for-<br />
mar un rancho o una pequefia hacienda. Tambi6n es un elemento<br />
social de gran utilidad, progresista, casi liberal, trabajador y honrado.<br />
Su liberalismo estA en raz6n inversa de so riqueza y bienestar.<br />
Queda en tiltimo, extremo y grado el gran terrateniente propiamente<br />
hablando, el gran hacendado, el dueflo do miles de hectirew,<br />
que a su poderlo material, que es ya una, amenaza pam el proletario,<br />
anade Jos grandes defeetos de sus prejuicios, su educaci6n, anteoedentes<br />
y aspiraciones, y Is perniciosa influencia, que sobre 41 ejercen<br />
los corruptores de toda sociedad: el clero, los judlos especuladores de<br />
]a riquwa pilblics, y los tiranos de toda especie y condici6n. Este<br />
elemento es insano, ya que tiende de continuo a substraerse de toda<br />
obligaci6n colectiva y patri6tica, a satisfacer todos sus vicios y vanidades,<br />
a.crearse una condici6n de vida especiallsima, muy por encima<br />
de todosy a ser un elemento nocivo para el agregado sociat<br />
As^ pues, del acaparamiento gradual do la propiedad del indigena,<br />
casi desaparecida, se han formado tres categorlas de propietarim.<br />
Las dos primeras dchen ser respetadas; Is U'Itima debe ser objeto de<br />
serias reformas.<br />
Yo no soy partidario en manera alguna del despojo. Clamo y<br />
me indigno contra tal atropello, venga de donde vengs. Por eso con -<br />
deno el robo inicuo de que ha sido victiina el pobre indio. Yo respeto<br />
en lo absoluto la propiedad; pero considero eque k8 gran&*<br />
propieda&B qu-c "i qten en la Rep?iblicxz, tal c~ han si4 y tal c~<br />
sim dtwnay quieren quc co ydin 4en. exiNlienda. thiben tufrir una comp1da<br />
tramq fwwwc^*Q'^I^. No arrebatg ndolas, ni roblindolaa, ni atrope-<br />
Ilando a nadic: haciendo que sus actuales poseedores y propietarios<br />
]as dividan, ]as repartan y las entreguen, en su mayor parte, a los<br />
trabsLjadores que aspiren a ser pequeFios propietarios, con gran amplitud<br />
do Virminos pam el pago.<br />
Si e-sos poderosos terratenientes tuvieran otro criterio, fueran<br />
suseeptibles do evolucionary capaces de trabajar, el problems serfa<br />
distinto y habria que solucionarlo en diversa, forma. Se podria aceptar<br />
)a existencia de los latifundios, con las obligaciones, para los latifundistas,<br />
de dar en arrendamiento o aparcerfa runt] todo el excedente<br />
de tierras que ellos mismos no pudieran cultivar. aQu6 podfa<br />
importar que ellos continuaran siendo los dueffos deesas enormidades<br />
de terrenos, si ostos eran aprovechados por los; pequeflos cul-