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LIBRO SEGUNDO - Bicentenario

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-107 —<br />

06nde se lea podia bablar si entraban a )a Corte, caal retardados<br />

y corriendo, despu4s de las nueve de Is matiana, eaando va<br />

babfa comenzado el wuordo pleno; y sal-fan, tambi6n oorriendo y<br />

presurosos, on punto del mediodia, sin haeer caso do nadie.... ?<br />

Pues en el zaguAn del palacio de la Corte, y eso .... hablaindoles a<br />

medias palabras.<br />

Y era do verse el zaguAn de esa casita de Is avenida JuArez,<br />

donde esti instalada la Corte, el primer tribunal de justicia de<br />

is Repi5blica. con una miseriaquecausa grima. Deochoymedia<br />

al mediodfa el espectAculo que &]If se ofrecfa era en extremo curioso.<br />

De pie en ]a puerta de )a calle, o en la acera espiando la<br />

Ilegada o la salida de Ins magistrados, cazdndolos casi, se encontrabanabogadosdistinguidisimos.<br />

Allf tenfan que esperar moderando<br />

sus impaciencias, disimulanda sus iras,y s6lo asf podfan hablarles<br />

a esos seflores ministros, y a medias palabras, casi a la carrera,<br />

concretando su pensamiento, baciendo de su derecho de peticiOn<br />

una especie do recomenclaci6n para su negocio, y convirtiendo<br />

de esa suerte el administrar justicia, con un favor. No todos<br />

aceptaban que se lea hablara: babfa algunos que s6lo concethan<br />

ese favor a sus fntimos, y que ponfan una cara tan avinagrada<br />

pars, todo aquel que no era su amigo, que el mds atrevido se<br />

desoorazonaba; y ellos, de prisa, sin detenerse, casi ni escucbaban<br />

a sus interlocutores. Otros, mis afables, concedian atenci6n y<br />

amabilidad; porn dando sus audiencias al sire libre en ]a puerta<br />

de la calle.<br />

Es cierto que existe un sal6n de audiencias pars, el p6blico,<br />

donde eu realidad las concedfan uno que otro magistrado. Pero<br />

en qu6 rstras ocasiones. iSi entraban como exhalaciones y se sa-<br />

Han corriendo, sin que nadie pudiera detenerlos!<br />

La importancia del negocio obligaba al honrado abogado, desconocedor<br />

del medio, a solicitar una audiencia del ministro revisor.<br />

Se le concedfa; pero desde luego se le avisaba que fuera breve.<br />

iF,xplique usted no negocio largo y embrollado en cinco minutos... I<br />

La audiencia resultaba indtil. Y despu(s de esa tares, cuando el<br />

asunto ya babfa sido despachado por el ministro revisor, quedaba<br />

el trabajo de hablar y convencer a Ins 14 ministros restantes.. .. !<br />

iAllf era Troya! Si pars, uno costsba tanto trabajo, ;para 14 .... ! El<br />

hombrecomenzabitaperderlefe,yaeatabafatigado. Varnos,-no<br />

babla que perder Ins brios, publicarta, un folleto que contuviera I&<br />

sentencia que 61 atacaba, los razonamientos legales que invocaba,

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