LIBRO SEGUNDO - Bicentenario

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nwnto, don Manuel Marroquin y Rivera; Haci&nda, don JoaS Ives
Limantour; Guerra, don Manuel GonzAlez Cosio, y Vamunicazianew,
don Norberto Dominguez,
P9,ra los que hemos conocido y tratado eon mAs o menus intimidad
a todas las personas citadas, de las cuales s6lo, pueden
considerarse como verdaderamente sobresalientes, por su inteligencia,
a Romero Rubio, Baranda y Limantour, no necesitamos
un gran esfuerzo para decir Is situaci6n que guardaron las secretarfas
de Estado que les fueron cricomendadas. Para un don Francisco
Zacarfas Mena, por ejemplo, todo le estaba grande y estorboso.
Su inteligencia, su criterio, su erudici6n y su mezquino
espfrito, de no liaber tenido en su ayuda a gPorfirio^, que lo hizo
diploma'tico, plenipotenciario, general y ministro de Estado, lo
hubieran conducido a ser capataz en a1guna f untlici6n, mayordomo
en cualquier rancho. o a lo mAs cabo segundo de rurales. Y no es
exageraci6n lo que digo. A don Enrique Creel todo lo q ue no era
usura, agio, especulaci6n y ansias de lucro, le venia muy mal. En
toda ocasi6a se recordaba en 461 al despiadado ^empefiero^ de Chilivaliva,
que en sus mocedades prestaba va real en el peso^ por
hilachos y miserias. Y esto es enteramente cierto: el licenciado
don Miguel Bolanos Cacho, que f ue gobernador de Oaxaca, me
mostr6 en una ocasi6n una papeleta de empefto, que guardaba por
curiosidad, firmada por Creel, y en la cual aparecia un pr6stamo
de cincuenta centavos por unas cenaguas indiana azules^.
e'Qud podia haber liecho de prov"hoso don Manuel GGD7A1eZ
Cosio, que fue paseado por cuatro secretarfas de Estado, donde
dej6 recuerdos imperecederos de su bondad, de su apatia y notoria
incapacidad?
i.Y (ion PLdro Hinojosa, de pobrfsimo intelecto? 9Y G6mez Farfas,
que result6 el gran cainelo? iY don Matfas Romero, ya viejo,
incapacitado y enformizo , Francamente, de todas estas personas,
nada, absolutamente nada se podia esperar.
Asf fue que los ministerios respectivos que estuvieron bajo su
cargo durante las tristes 6-pocas que los regentearon, llevaron una
existencia anodina; vegetaron penosamente, lievados al remolque
por la influencia del ministro que a la saz6n fuera el oninipotente.
Hacer una sinopsis de la marcha de las secretarlas de Estado