35 - Paper de Vidre

las caras de la locura, la máscara de la cordura
haber sido testigos de la aparición de un santo. Éxito social y económico, divismo, intelectualidad
o religión. Todo ello una máscara muy útil de aparente cordura para evitar
las preguntas de verdad sensatas que los volvería locos. La locura es una forma de sincerarse
con el alma. Es muy antiguo aquello que
dicen que sólo los borrachos, los locos y los niños
dicen la verdad. En el Elogio de la locura Erasmo de
Rotterdam cuenta los beneficios de la diosa
Estulticia. Para empezar lamenta el desprecio que
se tiene hacia ella cuando es en realidad una
importante fuente de conocimiento: «El sabio se
refugia en los libros de los antiguos, de los que
aprende meras sutilezas de palabras. El insensato,
en cambio, lo prueba todo, y se enfrenta a los peligros
cara a cara, y con ello, si no me engaño,
adquiere la verdadera prudencia.» También se cuestiona
si es cordura lo que hace que los hombres se
desviven por el dinero, envíen a los pueblos a las guerras, se casen con mujeres sólo
porque son una bonita compañía, se llamen mensajeros del mismo Dios o impartan justicia
sin haber alcanzado como hombres la verdad absoluta. El mundo entero está loco.
Pero la diosa Estulticia sólo favorece a los insensatos que son honestos hacia sí mismos
y hacia los demás, esta especia de locura los hace libres y vitalmente sabios: «La
felicidad que los cristianos buscan con tanto trabajo no es otra cosa que una especie de
locura e insensatez. No os molestéis por las palabras, buscad más bien su sentido.»
«Cierro los ojos y calculo cuánto alcohol puedo tragar. Rezo para morirme y ser mártir
por mi servicio a la Humanidad.» (Gene Rowlands como Jennie en Faces)
Richard (John Marley) y Maria (Lynn Carlin) son un matrimonio burgués «para quienes
todo bienestar material –dice Cassavetes– les ha vuelto pasivos. (...) Han olvidado cómo
se reacciona, cómo se vive en pareja. En este tiempo de comunicación de masas y de
comunicación instantánea, no hay comunicación. Sólo hay largas historias bien conocidas,
pequeñas puyas hostiles o risas. Pero nadie ríe de verdad. Se trata de un ruido histérico
y sin alegría. La traducción sería: ¡Estoy aquí, y no sé por qué!»
Richard conoce a Jennie en un bar llamado «The Loosers». Ella es una mujer de 29 años
que vive sola y que se siente sola. Más bien impotente ante un mundo etiquetado que
no tiene la valentía de escucharla, que en lugar de eso la cataloga por su apariencia
frívola y desprendida. Sus noches de diversión acaban en su casa, con todos los alocados
que ha encontrado durante la juerga. Lo que empieza como una fiesta cómplice
entre todos los juerguistas, como un juego de niños entre risas, bailes y copas, acaba
en trágico malentendido. En más de una ocasión tiene que sufrir el insulto de quien la
toma por una prostituta.
Freddie: ¿Cuánto cobras?
Jennie: Ay, no. No lo estropees, por favor.
F: ¿El qué? Cariño, estoy dispuesto a todo. Sólo quiero saber lo que cobras. Es legítimo.
Sé que tengo que pagar. No es que sepa mucho de esto, pero tu mano encontrará
mi bolsillo.
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