35 - Paper de Vidre
35 - Paper de Vidre
35 - Paper de Vidre
Create successful ePaper yourself
Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.
_32<br />
las caras <strong>de</strong> la locura, la máscara <strong>de</strong> la cordura<br />
J: (refiriéndose a Freddie) Es un hombre triste. Quiere <strong>de</strong>cir que se lo ha pasado muy<br />
bien, que le gusto y que le gusta mi casa. Pero es un grosero.<br />
Los sentimientos <strong>de</strong> ella poco importan, no es convencional, como las <strong>de</strong>más chicas, así<br />
que como no la compren<strong>de</strong>n la <strong>de</strong>sprecian. Está loca. Un hombre le confiesa lo <strong>de</strong>sgraciado<br />
<strong>de</strong> su vida: «¿Sabes qué es ser publicista <strong>de</strong> una firma como la mía? Yo te lo diré.<br />
Conoces a más pretendientes y millonarios <strong>de</strong> los que dirías que existen. Y eso te parece<br />
algo importante, ¿no? ¿Y qué tengo <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> tantos años? Una casa muy gran<strong>de</strong>, una<br />
esposa loca y un hijo que lleva zapatillas.» Están sentados sobre la cama <strong>de</strong> la habitación<br />
<strong>de</strong> Jennie, ella le ha <strong>de</strong>jado claro que no <strong>de</strong>sea mantener relaciones con él así que han<br />
hablado, pero el patetismo <strong>de</strong> este hombre hace que <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> la confesión se <strong>de</strong>speine<br />
el pelo y <strong>de</strong>sabroche los pantalones ante los ojos atónitos <strong>de</strong> ella, para salir al salón<br />
don<strong>de</strong> están el resto <strong>de</strong> invitados y hacer parecer ante los <strong>de</strong>más que se ha acostado con<br />
ella. Jennie no traga alcohol esta vez sino lo absurdo, injusto y estúpido <strong>de</strong> la situación.<br />
Los personajes más locos <strong>de</strong> Faces son también los más humanos. Los que se miran la<br />
vida <strong>de</strong>s<strong>de</strong> las cuerdas los verda<strong>de</strong>ros <strong>de</strong>scarrilados. Hacen locuras para evadirse <strong>de</strong> su<br />
realidad, se comportan tal y como son <strong>de</strong> forma genuina pero <strong>de</strong> forma escapista. Para<br />
levantar por la mañana y volver a escon<strong>de</strong>rse <strong>de</strong>trás <strong>de</strong> la máscara.<br />
Jennie: No sabes cantar. Pero anoche bailaste y cantaste. Te <strong>de</strong>jaste llevar y nos<br />
divertimos, eh? Te gustó hacerme el amor, eh?<br />
Richard: Sí.<br />
J: Eso está bien, ¿no? Y disfrutaste <strong>de</strong> mi compañía, ¿no?<br />
R: Disfruté <strong>de</strong> tu compañía.<br />
J: Dijiste que confiabas en mí, ¿no?<br />
R: Sí.<br />
J: Escuché tu <strong>de</strong>bate loco <strong>de</strong> anoche, ¿no?<br />
R: Sí.<br />
J: Creía que estabas loco. Pero te hice el amor y te abracé toda la noche. ¿Por qué<br />
me odias ahora?<br />
R: Jennie, hazme un favor, no seas tonta. Sé tu misma.<br />
J: Estoy siendo yo! ¿Quién voy a ser sino?<br />
R: Hablo en serio.<br />
J: Definición <strong>de</strong> serio: Bla, bla, bla.<br />
El Hospital <strong>de</strong> Bethlem en Moorfields, al norte <strong>de</strong> la ciudad <strong>de</strong> Londres, fue el primer<br />
centro médico en albergar a los locos en el siglo XVII. Los cuerdos podían ir <strong>de</strong> visita<br />
y admirar las locuras <strong>de</strong> los allí internados. Un periodista <strong>de</strong> la época, Ned Ward, recogió<br />
esta <strong>de</strong>claración <strong>de</strong> uno <strong>de</strong> los internos. Ned Ward lo había acusado <strong>de</strong> traición a<br />
la corona por haber criticado el gobierno <strong>de</strong>l rey:<br />
«En verdad que eres tonto, porque nosotros los locos tenemos el privilegio absoluto <strong>de</strong><br />
<strong>de</strong>cir lo que pensamos (...) podrías <strong>de</strong>cir lo que quisieras y nadie te cuestionaría. Allá<br />
afuera la verdad es perseguida por doquier y acaba por refugiarse aquí, pues se siente<br />
tan segura como un bellaco en una iglesia o una prostituta en un convento. Yo aquí<br />
puedo hacer lo que me viene en gana y eso ya es más <strong>de</strong> lo que tú te atreverías a hacer.»