Diciembre Nº 85 - Biblioteca Virtual El Dorado

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El regreso, fue silencioso, y triste: Blanquita no hablaba y la anciana
la.
no se atrevía a interrogar
Muchas emocionEs había sufrido esa noche Blanquita, pero nada le
impresionaron tanto, como el reparto de juguetes en aquella hermosa
casa..... .
-Tienen que ser muy buenos, se decía, cuando el Niño Dios, les
manda tantos. . . . . .
Una honda preocupación la dominaba y al llegar a su cuarto, con
tlempo apenas, para que su abuelita se sentase a descansar, se acercó
a ella y la interrogó así:
-Dime, mamacita, los niños de los ricos, SOn buenos?
-Si, hija mía; todos los niños son buenos..... .los pobres y los ricos.
-Entonces abuelita, por qué será que el Niño Dios, no les manda
juguetes a los niños pobres?.....
El gentío era enorme en la calle: frente al templo se alzaba un
precioso edificio en donde se distribuian juguetes. Niños de todas las
edades asomados a los balcones se veian cargados de muñecas, de caji."
tas, de animales; . . . . . . otros salian del edifcio, llevando en brazos obj etos
parecidos. Det.enidas la anciana y Blanquita pudieron verlo todo....
Blanquita se empinaba para ver mejor: ya no cantaba. .. Habia olvidado
la misa, el Pesebre, el velito denso que se levantaba, los bracitos abiertos
y las pajitas amarilas... .No veia otra cosa que muñecas y payasos
y milares de manos pequefías como las suyas.... y aprovechando un
momento en que les era fácil proseguir su camino, dijo a la anciana.
-Entremos a esa casa abuelita, que el Niño Dios está repartiendo
j llguetes. . . . . .
-No, bija mía, contestó apresurada y cariñosamente la anciana; no
podemos entrar a11; esa es una casa particular, en donde los ricos i,e
reunen, para repartirles juguetes a sus niños. .... .
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Por BELISARIO PORRAS,
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La Parábola del Sembrador
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Me escapé de la cárcel por mí mismo, sin auxilio de nadie; me escapé
por el amor ingénito, irresistible, a la libertad; por mi temor ialU-
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LOTERIA