Diciembre Nº 85 - Biblioteca Virtual El Dorado
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~Bien. Le tomo la palabra. Yo soy el Diablo a quien busca. Vine<br />
para ver qué pescaba en est,a Noche Buena en el pueblo, y pare;3e que<br />
se me presenta la ocas1ón mejor de lo que esperaba. Yo le entrego la<br />
luna para que usted se la obsequie a su enamorada, y en cambio, dentro<br />
de un año que le doy de plazo, usted me da su alma que yo vendré<br />
a buscar en la próxima Navidad. Le conviene<br />
Sin reflexionar, y sôlo llevado de su despecho, Roberto aceptó el<br />
convenio.<br />
En la cantina del pueblo, mientras tomaban una copa, el demonio<br />
en forma de persona y el joven, firmaron el contrato, que aquel guardó.<br />
~Tome un saco, dijo entonces el Diablo a Roberto, y monte en mi<br />
espalda. Lo cual hecho, los dos se remontaron de un salto al cielo y .:<br />
poco la luna desapareci.ó de éL Las tinieblas más densas invadieron la<br />
tierra y cuando la Misa del gallo hubo terminado, los devotos que salian<br />
del templo se asombraron de la repentina oscuridad de aquella noche<br />
que poco antes estaba tan clara y esplendorosa.<br />
Linda, por su parte, risueña y canturroondo un vilancico, ajena a<br />
lo acontecido a su deshauciado novio, entró a su alcoba despreocupadamente,<br />
y comenzó a desvestirse.<br />
De prontO', llena de asombro vio salir de detrás de su cama y plantarse<br />
ante ella con cara de satisfacción a Roberto, quien con aire de<br />
triunfO' le mostraba el saco que llevaba en las manos.<br />
--Roberto! " , gritó ella dando asustada un paso atrás. Qué hace<br />
usted aquí? Váyase!<br />
~He venido, contestóle el interpelado con tranquildad, a traerte el<br />
objeto de tus deseos y a exigirte el cumplimiento de tu juramento.<br />
Y así diciendo, desat.ô la boca del saco de donde ante los ojos espantados<br />
de la sorprendida joven, salió radiante y luminosa la luna que,<br />
libre, ascendió por una ventana de la alcoba y se remontó a ocupar su<br />
celeste lugar en el firmamento.<br />
Un año ha transcurrido. La Noche Buena, con esa invariab'e regularidad<br />
del tiempO', ha vuelto acompañada de sus dul:¡uras, bUS alegrías<br />
y sus recuerdos. <strong>El</strong> poblado es todo bullcio, todo regocijo. Lo:; viejos Ch2.1lan<br />
cabe el templo, SUS reminiscencias de antaño; los jóvenes se arrullan,<br />
y en la iglesia los muchachos cantan:<br />
"Venid, partorcitos,<br />
venid a adorar<br />
al Rey de los Cielos<br />
que ha venido ya'.<br />
En la alcoba de Linda, alumbrada por las luces del sencilo, pero bello<br />
pesebre erigido en un ángulo de la habitación en honor del Niño Dios,<br />
acostado en su cuna de mimbre hay un hermoso niño que está enfermito.<br />
A su lado, cuidando solícito al hijo que el Cielo cupo darle en bendición,<br />
está sentado y pensativo un hombre gallardo, sano y rebosantl'<br />
de vida. Ese hombre es Roberto.<br />
Los últimos ecos de las campanas que llaman a lo.J fieles a la Misa<br />
del Gallo se pierden en las lejanías de les montes, en tanto que en la<br />
LOTERIA 51