Diciembre Nº 85 - Biblioteca Virtual El Dorado
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alcoba, Raberto y su esposa Linda se consagran a los cuidados de su<br />
tierno hijito. Linda besa al niño y sale a preparar un medicamento.<br />
En e.Jte momento, la extraña figura de un desconocido se reveló en<br />
el apo.s'ento y se acercó al grupo formado por Rob'erto y su hijo.<br />
Al verlo el primero, comprendió el objeto de la inesperada presencia<br />
del intruso y con la mayor angustia lo inerepó:<br />
-Por qué has venido? No es tiempo aÚn!<br />
-Sí, contestóle el maligno. <strong>El</strong> año se ha cumplido hoy. Aquí está<br />
nuestro pacto. Es necesario que te vengas conmigo ahora mismo.<br />
-Oh, no! Es imposible! No ves que t.engo un hijo y está enfermo?<br />
Déjame vivir un poco más para mi hijo. Por él te lo ruego.<br />
-Es inúti pretender tal cosa, dijo. impaciente el Diablo. <strong>El</strong> tiempo<br />
urge y tengo que marcharme antes de la consagración.<br />
-No., no! gimió deseperado. No me iré dejando a mi hijito tan pequeño.<br />
Aguarda un tiempo más. . .<br />
-Basta, cO:Jarde!, interrumpióle indignado el Diablo, y avanzó a<br />
cogerlo.<br />
-Linda, Linda!, gritó con desesperaciÓn Roberto, corriendo a refugiarse<br />
tras el pesebre donde el Divino JesÚ3 yacía recostado con los bracitos<br />
abiertos como para darle amparo.<br />
En este momento la .îoven, quien habia oido el grito de socorro de<br />
su eoposo, ¡¡pareció en la habitación y de una mirada comprendió la tragedia<br />
de éste, acobardado espiritualmente ante las exigencias del perwnaje<br />
infernal que lo perseguia.<br />
-Viene por mí!, dijole Raberto indicando a su agresor.<br />
<strong>El</strong>la entonces, veloz como el pensamiento, se dirigió al pesebre y<br />
tomando de él al Nino Dios, se avaIanzó contra el Demonio que no salia<br />
de su sorpresa y :oe lo afirmó con energia en la espalda.<br />
-Suéltame que estallo!, rugió desesperado el espiritu maligno, mientras<br />
se cont.orsionaba sin poder desprenderse de la imagen que la joven<br />
mantenía firme sobre ,m espalda.<br />
-Entré~-ame el pacta que te dio mi esposo!, dijole elIa afirmando<br />
con mayor fuerza la mano.<br />
-Suelta, suelta!, clamaba el Diablo., que me estás haciendo daño!<br />
-Jamás si no entregas ese pacto, gritóle resuelta la joven.<br />
---Tómalo!, dijo al fin el Demonio, arrajando el papel con satánica<br />
furia al suelo.<br />
Presuroso Rab1erto se apoderó del escrito y lo quemó al punto en<br />
las luces del retablo, en tanto que el Diablo, libertado ya de su martirio,<br />
envuelto en espesa humareda abandonaba la estancia, maldiciente y fiirioso.<br />
Y la joven madre, extenuada por las impresiones de aquella violenta<br />
escena, cayó desfallecida en brazos del amante esposo que puso<br />
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LOTERIA