El País

sociedad
La igualdad entre varones
y mujeres mejoró en el
país durante 2008, según
un ranking del Foro Económico
Mundial. En el informe “Brecha
global de género”, que mide la
desigualdad entre sexos en 130
países del mundo, la Argentina
avanzó nueve casilleros este año
–con respecto a 2007– y ahora
ocupa el puesto 24. Esto la convierte
en la mejor posicionada de
Latinoamérica, por encima de
Cuba, que sumó 25 puntos. Las
mayor razón de la escalada es el
efecto Cristina, la alta participación
de legisladoras y senadoras
en el Congreso Nacional y un
aumento de las ministras en el
Poder Ejecutivo. Otro factor que
incidió en el ascenso nacional en
la tabla de la igualdad de género
son los logros educativos.
En todo el mundo, el país más
igualitario es Noruega, seguido
por Finlandia, Suecia e Islandia (y
el peor evaluado es Yemen). Pero
los promedios, al menos hablando
de estas pampas, pueden ser
engañosos. La Argentina logró
el primer puesto en el segmento
“Acceso a la política” y sacó un
puntaje similar al de un país desarrollado
–en el lugar número
15– en “Salud y supervivencia”,
ya que la expectativa de vida de
las argentinas es alta: 79,2 años.
En “Logros educativos” bajó al
puesto 57, aunque la conclusión
fue favorable porque mejoró con
respecto al año pasado.
Sin embargo, en “Participación
y oportunidad
económica” la nota
del boletín de género
se fue al bombo.
Cuando se miden el peso
de la billetera, la mayor
desocupación femenina, la
desigualdad salarial (en la
Ciudad de Buenos Aires, por
ejemplo, las trabajadoras ganan
un 30% menos que los trabajadores)
y la exclusión social, la
posición argentina en el ranking
mundial desciende a 80.
En el promedio, las menores
oportunidades para salir a trabajar
o el hecho de que el trabajo
valga igual al de los hombres quedan
escondidos bajo la alfombra
roja por la que camina la Presidenta.
¿Tener
una mandataria
en la Casa Rosada
abre otras
puertas para mejorar
la situación
de sus “hermanas
de género”, o de sus
polleras ejecutivas
no gotea mayor igualdad
hacia las mujeres que ella
gobierna?
“Creo que tener una mujer en
la Presidencia no nos ha abierto
oportunidades”, señala la filósofa
y legisladora porteña –por la Coalición
Cívica– Diana Maffía. En la
Ciudad de Buenos Aires la participación
política también es más
ruido que nueces. “Debe ser muy
grande el mérito
del resto del país para
compensar la misoginia de
Mauricio Macri a la hora de
elegir colaboradores”, señala la
filósofa.
La abogada Haydée Birgin,
presidenta del Equipo Latinoamericano
de Justicia y Género
(ELA), también cuestiona la vista
gorda del informe: “Nosotros es-
17 años después
El bebé de la tapa del disco
Nevermind, de Nirvana, volvió a
la pileta pero ahora adolescente.
tamos entre los cinco países
del mundo con mayor participación
de mujeres en el
Parlamento nacional, con un
promedio de 40% de mujeres.
Pero eso no se condice con lo que
pasa en las legislaturas provinciales
–donde descendió la participación
femenina– y municipales.
Y lo más importante es que tene-
critica de la argentina
Jueves 13 de noviembre de 2008 21
LA ARGENTINA EN EL PUESTO 24 DEL MUNDO Y PRIMERA EN LATINOAMÉRICA
Un ascenso en el ranking de igualdad
En la medición del Foro Económico Mundial sobre inclusión femenina se avanzaron 9 lugares. Las causas fueron el
efecto Cristina y el alto número de legisladoras y ministras. La puntuación baja por la falta de empleo y los salarios bajos.
LUCIANA PEKER
“Tener una presidenta
no nos ha abierto
oportunidades”, señala la
filósofa Diana Maffía.
Fecundidad argentina: de Europa a África
Argentina
Buenos Aires
Misiones
Formosa
Jujuy
1,8
2,4
hijos por
mujer
3,4
3,2
3,0
= Jamaica
= Dinamarca, Finlandia y Reino Unido
= Suazilandia (África)
= Zimbabue (África)
= Namibia (África)
Crítica de la Argentina
En el país las mujeres tienen en promedio 2,4
hijos. Pero en la Capital Federal la tasa de natalidad
es de 1,8 y en Misiones de 3,4. Las porteñas
crían un hijo o dos igual que las noruegas. En cambio,
misioneras, formoseñas o jujeñas dan a luz el
mismo promedio que las madres de Zimbabue. Los
datos surgen del informe “Estado de la población
mundial 2008. Ámbitos de convergencia: cultura,
género y derechos humanos”, del Fondo de Población
de Naciones Unidas (UNFPA). El trabajo fue
presentado ayer y destaca que la desigualdad entre
varones y mujeres sigue estando profundamente
arraigada. “Se lee como una diferencia cultural que
las mujeres pobres tengan más hijos , pero no se
mos una sola gobernadora
(Fabiana Ríos, en Tierra
del Fuego) y sólo 9,8% de
los municipios argentinos
están en manos de intendentas.
El verdadero poder
es el poder local, y ése sigue
siendo un espacio negado a las
mujeres”.
Maffía también hace una autocrítica:
“Creo que un ascenso
el dato
9
es la cantidad de
lugares que subió la
Argentina en el ranking
del Foro Económico
Mundial del año
pasado a éste.
en el ranking por una alta participación
de mujeres en política,
mientras se señala una bajísima
participación en las oportunidades
económicas, es una advertencia
para las mujeres que ocupamos
posiciones políticas en la
actualidad: no se trata de que la
política nos cambie la vida y las
oportunidades a nosotras, sino de
que usemos nuestros lugares para
mejorar las oportunidades de todas
las mujeres”, propone.
El top twenty del Foro Económi-
co Mundial (donde la Argentina le
saca 76 cuerpos de ventaja a Paraguay)
demuestra que algunas mujeres
tienen poder en la Argentina.
Pero una mujer no son todas. La
filósofa subraya: “Hay que atenatender a un aspecto de la brecha de
género que es la desigualdad intragenérica,
es decir, la desigualdad
entre las propias mujeres según
brechas de clase, de etnia, de edad
y de educación”.
Mujeres y maternidad en el país, según Naciones Unidas
ve que esa diferencia forma parte de un contexto
donde la falta de recursos económicos y las dificultades
para acceder a los servicios de salud influyen
en la alta fecundidad”, señala la socióloga Eleonor
Faur, oficial de enlace de UNFPA. ¿Las mujeres
misioneras quieren familias más numerosas que las
porteñas, o la desigualdad en el acceso a métodos
anticonceptivos marca el contraste? “Los derechos
reproductivos no son una imposición, sino una posibilidad
de elección –destaca Faur–. Las políticas
públicas tienen que ser culturalmente sensibles y
respetuosas de los derechos humanos. Lo esencial
es no basarnos en los presupuestos sobre lo que la
gente quiere y, en cambio, sí escuchar y dialogar.”