Urbanismo - Aparejadores de Madrid

88
b
i
a
El centenario del Manifiesto Futurista
“¡Futurismo, insurrección, algarada!”
Xavier Reyes Matheus
Un automóvil de carrera con su
vientre ornado de gruesas tuberías,
parecidas a serpientes
de aliento explosivo y furioso... un automóvil
que parece correr sobre metralla,
es más hermoso que la Victoria
de Samotracia”. Así rezaba el punto 4
del “Manifiesto Futurista” que el diario
francés Le Figaro publicó en su portada
el 20 de febrero de 1909. Su autor,
el poeta italiano Filippo Tommaso Marinetti,
tomaba de aquel modo el pulso
al siglo que comenzaba, y que iba a
singularizarse en la historia de la Humanidad
por la paradójica conjunción
de un ingenio creador y de una capacidad
destructora como nunca antes
se habían visto.
Aliento “parricida”
Pronunciándose a través de un manifiesto,
el Futurismo copiaba los modos
combativos de los movimientos sociales
y políticos que desde mediados del
siglo XIX sacudían el orden tradicional
europeo —socialismo, anarquismo--, y
que cifraban de aquel modo, en declaraciones
de principios, los dogmas
ideológicos que signarían
el auge y la caída
de la llamada “modernidad”.
Que la mezcla de industrialización
y agitación
revolucionaria estaba
configurando un
mundo cada vez más
alejado de su pasado
inmediato, era claro
para el grupo al que
pronto se adscribieron
figuras como Giacomo
Cultura
(Arte)
Balla, Luigi Russolo,
Umberto Boccioni,
Carlo Carrà y Gino
Severeni. Nuevos
hombres del Renacimiento,
cultivaban a la
vez varias disciplinas
artísticas: pintura, escultura,
poesía, música.
Y a todas trataron
de llevar el aliento
“parricida” del “Manifiesto”,
ávido de cantar
“las grandes muchedumbres
agitadas
por el trabajo, el placer
o la rebeldía, las
resacas multicolores y
polífonas de las revoluciones
en las capitales
modernas: la vi- Marinetti, en 1915.
bración nocturna de
los arsenales y de los
almacenes bajo sus violentas lunas en la revista Prometeo en abril del mis-
eléctricas, las estaciones ahítas, pomo 1909; y antes incluso, a comienzos
bladas de serpientes atezadas y hu- de ese mes, Rubén Darío lo reseñaba
mosas”.
en un artículo escrito para La Nación
Aunque el documento fundacional se de Buenos Aires. En agosto el poeta
publicara en París, sería sobre todo Amado Nervo le dedica también un
Milán, con su intensa di- amplio comentario, titulado “Nueva Esnámica
industrial, políticuela Literaria”, en el Boletín de Insca
y artística, la ciudad trucción Pública de México. Y en 1910
llamada a convertirse en el propio Marinetti dirige una “Procla-
el cuartel general del Fuma futurista a los españoles”, que puturismo.
Su resonancia, blicará también el inefable Ramón en
sin embargo, sobre cír- Prometeo; una sucesión asindética de
culos de jóvenes intelec- exclamaciones que comienza “¡Fututuales
y artistas de otros rismo! ¡Insurrección! ¡Algarada! (…)
países, sería práctica- Violencia sideral! ¡Circulación en el
mente inmediata.
aparato venoso de la vida! ¡Antiuniver-
En España, Ramón Gósitarismo!”, y que termina con un guiño
mez de la Serna tradujo al Quijote: “¡Bodas de Camacho diver-
y publicó el “Manifiesto” tidas y entusiastas en medio de todos