Historia y Arte del Convento de San Gil - Cortes de Castilla-La ...
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Eurofoto<br />
Co r t e s d e <strong>Castilla</strong>-la Ma n C h a<br />
Fachada Norte <strong>de</strong> <strong>San</strong> <strong>Gil</strong> con la puerta principal <strong>de</strong> acceso a la antigua iglesia, hoy salón <strong>de</strong> plenos.<br />
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historia d e u n edifiCio, iM a g e n d e u n a C i u da d<br />
<strong>La</strong> marcha y asentamiento <strong><strong>de</strong>l</strong> Rey en Madrid hizo que <strong>de</strong> forma paulatina<br />
nobles y cortesanos en general fueran trasladando sus resi<strong>de</strong>ncias a la nueva capital,<br />
fueran abandonando sus casas en Toledo, para mejor aten<strong>de</strong>r los negocios y<br />
fueran, finalmente, cediendo éstas a las Or<strong>de</strong>nes <strong>de</strong> religiosos que lo necesitaran…<br />
De este modo, el lugar que <strong>de</strong>jan los nobles, las élites sociales y las economías<br />
urbanas fue ocupado por traslados y fundaciones conventuales que hasta entonces<br />
permanecían a extramuros. En este trasvase la ciudad salió perdiendo, puesto que<br />
se produjo un serio retroceso en su mo<strong>de</strong>rnización. Poco a poco, los altos muros<br />
conventuales dieron paso a verda<strong>de</strong>ras murallas que los aislaban <strong><strong>de</strong>l</strong> palpitar ciudadano<br />
y <strong>de</strong> remansos espirituales se transformaron en auténticos feudos cenobíticos<br />
y medievales. El ansia <strong>de</strong> exteriorizarse y abrirse mediante plazas y amplios<br />
espacios se mudó por un <strong><strong>de</strong>l</strong>iberado enclaustramiento e interiorización, en el que<br />
templos, muros, claustros y torres hicieron <strong>de</strong> verda<strong>de</strong>ro corsé. En palabras <strong>de</strong> Antonio<br />
Bonet, la “Roma triunfante” dio paso a una “Jerusalén terrestre”, la ciudad <strong>de</strong><br />
los hombres cedió ante la “Ciudad <strong>de</strong> Dios”.<br />
Como motor i<strong>de</strong>ológico <strong>de</strong> este proceso se ha señalado reiteradamente el i<strong>de</strong>al<br />
contrarreformista <strong>de</strong> la ciudad entendida como “cuerpo místico”. Ciertamente que la<br />
Contrarreforma <strong>de</strong>jó sentir su peso en todos los ámbitos <strong>de</strong> la experiencia humana,<br />
trascendiendo los límites intrínsecos <strong>de</strong> la religión. Potenciada por la Iglesia y encabezada<br />
por moralistas y teólogos, se elaboró la respuesta doctrinal más idónea a la<br />
Reforma protestante. El elemento que subyace en el discurso contrarreformista es,<br />
obviamente, el <strong>de</strong>seo <strong>de</strong> regeneración y <strong>de</strong>puración no sólo espiritual.<br />
Como manifestación utópica nos es fácil hablar <strong>de</strong> la sombra que este fenómeno<br />
proyectó también sobre la concepción <strong>de</strong> una nueva ciudad enraizada en<br />
el pensamiento agustiniano. Uno <strong>de</strong> los textos don<strong>de</strong> mejor se exponen y con<strong>de</strong>nsan<br />
esos conceptos es en el tratado <strong>La</strong> República imaginaria <strong><strong>de</strong>l</strong> italiano Ludovico<br />
Agostini <strong>de</strong> Pesaro, editado en 1588 y traducido y publicado por E. Moreno Chumillas<br />
en 1991.<br />
A lo largo <strong>de</strong> las páginas <strong>de</strong> Agostini se formula el diseño <strong>de</strong> un verda<strong>de</strong>ro<br />
“Estado i<strong>de</strong>al” acogido en la atmósfera <strong>de</strong> la Contrarreforma. Un Estado en el que<br />
la arquitectura urbana ha <strong>de</strong> estar al servicio <strong>de</strong> la comodidad y felicidad <strong>de</strong> sus habitantes.<br />
No es éste el lugar para estudiar en profundidad las i<strong>de</strong>as y consecuencias<br />
que el tratado sugiere, pero sí, ya que tanto se ha hablado <strong>de</strong> esa ciudad contrarreformista,<br />
<strong>de</strong> abordar, al menos someramente, cuáles son los rasgos que la diferencian.<br />
El pensamiento agustiniano que antes citábamos propicia, ante todo, una ciudad<br />
militante –mística y guerrera, en palabras <strong>de</strong> Antonio Bonet– en la que se da la<br />
primacía <strong>de</strong> lo religioso sobre lo civil, la prepon<strong>de</strong>rancia <strong>de</strong> lo espiritual sobre lo<br />
temporal. Y en la que se or<strong>de</strong>na la vida social partiendo <strong><strong>de</strong>l</strong> convencimiento previo<br />
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