Historia y Arte del Convento de San Gil - Cortes de Castilla-La ...

Co r t e s d e Castilla-la Ma n C h a
existía con esta advocación. Esta, a mediados del siglo XIX, se encontraba arruinada
y fue reedificada de limosna y con la ayuda de los presbíteros don Joaquín y don Juan
de Villalobos. Tenía unos treinta pies de larga y aproximadamente doce o quince de
ancha. En su testero occidental, frente a la puerta de ingreso, se hallaba el retablo,
que contenía un crucifijo.
M. Maroto
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Enclavado en el barrio de San Cipriano, desde la plaza parroquial se divisa al fondo el cimborrio cuandangular
de Gilitos, como se aprecia en esta fotografía de 1934.
La parroquia de San Cipriano, a la que, como dijimos, pertenecía el Convento
de San José, se documenta ya en 1125, citándose el barrio en 1187. Quizás puedo
ser mezquita con alminar exento y patio de oraciones, que correspondería a la actual
torre y patio que precede a la iglesia. Esta parroquia sufre una importante transformación
por la época que se plantea la edificación de nuestro convento, concretamente
en 1613; fue realizada a costa del protonotario apostólico y canónigo toledano don
Carlos Venero de Leiva, que allí se enterró, y cuyo escudo figura en la portada de
ingreso. La reforma enmascaró el aspecto mudéjar de la antigua iglesia, dotándola
de una estética más moderna, acorde con los tiempos que corrían. En ella se venera
la imagen de Nuestra Señora de la Esperanza, que en 1576 se la denomina Nuestra
Co n v e n t o, C á r C e l, C u a rt e l...
Señora del Destierro. Durante su fiesta, que se celebra el día tercero de la Pascua de
Pentecostés por voto de la parroquia ante una epidemia de peste, tiene lugar una de
las procesiones más largas de Toledo, a la que nuestros frailes asistían asiduamente,
predicando el correspondiente sermón en la iglesia parroquial.
2. El patronazgo
Por la especial devoción que don Francisco y don Juan de Herrera, doctores de
la Universidad de Santa Catalina, profesan hacia los franciscanos descalzos, hacen
la fundación del convento, eligiendo para sí y sus sucesores la capilla mayor como
enterramiento. Así consta en una lápida que se encontraba en el muro de la epístola
y que aún, felizmente, se conserva muy cerca de su emplazamiento original:
ESTA IGLESIA Y CONVENTO FUNDARON EL DOCTOR FRANCISCO
DE HERRERA DECANO DE LA FACULTAD DE CANONES Y EL DOCTOR JUAN
DE HERRERA SU HERMANO, DECANO DE LA DE TEOLOGIA, Y RESERVA-
RON PARA SI Y PARA LOS SUCESORES EN SU CASA EL PATRONAZGO Y
ENTIERRO DE ESTA CAPILLA MAYOR. ACABOSE AÑO DE 1618.
Previamente a la citada fundación, fue necesaria la licencia del cardenal don
Bernardo Sandoval y Rojas, a solicitud del padre guardián Fray Domingo de Santa
María. Fue expedida el 13 de octubre de 1618. Este patronazgo queda recogido
en el testamento de don Francisco de Herrera, que redactó el día 17 de febrero de
1619 ante Gabriel de Morales, escribano público, “estando sano en su juicio y entendimiento”.
Falleció el fundador el 11 de septiembre de 1620, entre las diez y las
once de la noche, y al día siguiente, ante una serie de testigos, se procedió a abrir su
testamento y los memoriales adjuntos. En el testamento, don Francisco de Herrera,
clérigo presbítero y decano de la Facultad de Cánones de la Universidad de Toledo,
declara ser hijo legítimo de Pedro de Herrera y doña María de Herrera, disponiendo
que después de sus días se cumpla lo que dejare dispuesto. En primer lugar, declara
su arrepentimiento de esta manera:
Encomiendo mi anima a Dios Nuestro Señor que la crió y redimió con su
preciosa sangre, muerte y pasión en el árbol de la Santa Cruz y suplico y pido
a su Divina Majestad la quiera perdonar y llevar a su Santa Gloria en compañía
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