Historia y Arte del Convento de San Gil - Cortes de Castilla-La ...
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Co r t e s d e <strong>Castilla</strong>-la Ma n C h a<br />
Soleda<strong>de</strong>s fue el primer libro publicado por Antonio Machado. Salió a la calle<br />
en el año 1902, cuando el poeta tenía 28 años. Hasta entonces sus versos solamente<br />
habían sido editados en revistas. Los poemas que componían esta obra, escritos entre<br />
1889 y 1902, <strong>de</strong>jaban vislumbrar una cierta influencia mo<strong>de</strong>rnista, alentada por la<br />
reciente amistad con Rubén Darío, a quien había conocido en París. El libro fue reimpreso<br />
dos años <strong>de</strong>spués, y en 1907 volvió a ser reeditado con una serie <strong>de</strong> piezas<br />
nuevas, agrupadas bajo la sección <strong>de</strong> Galerías.<br />
<strong>La</strong> segunda edición, para la que escribió el prólogo toledano, ampliaba su<br />
contenido con otros textos. En total eran ochenta y dos composiciones presentadas<br />
bajo el título <strong>de</strong> Soleda<strong>de</strong>s, galerías y otros poemas. <strong>La</strong> publicación corrió a cargo <strong>de</strong><br />
la Editorial Calpe, <strong>de</strong>ntro <strong>de</strong> su Colección Universal, <strong>de</strong> la que hacía el número 27.<br />
Esta colección tenía como finalidad publicar las mejores obras literarias, habiéndose<br />
fijado sus promotores la pretensión <strong>de</strong> editar cada mes veinte números nuevos, que<br />
se vendían al precio <strong>de</strong> treinta céntimos <strong>de</strong> peseta y ofreciendo la oportunidad <strong>de</strong><br />
realizar suscripciones trimestrales, semestrales y anuales. Esta obra <strong>de</strong> Antonio Machado<br />
hacía el número 27 <strong>de</strong> la colección, que ya había ofrecido a sus lectores títulos<br />
como Poema <strong><strong>de</strong>l</strong> Cid, Fuenteovejuna <strong>de</strong> Lope <strong>de</strong> Vega, Rojo y Negro <strong>de</strong> Stendhal<br />
o Doble error <strong>de</strong> Merimée.<br />
El texto <strong><strong>de</strong>l</strong> prólogo toledano <strong>de</strong> Antonio Machado ha sido motivo <strong>de</strong> variadas<br />
interpretaciones para sus estudiosos. En el mismo se ha querido ver una comprometida<br />
<strong>de</strong>claración <strong>de</strong> intenciones <strong><strong>de</strong>l</strong> poeta, apostando por una ruptura cultural/social<br />
con sus primeros pasos literarios y por las vanguardias, que se encontraban en plena<br />
efervescencia tras el fin <strong>de</strong> la Primera Guerra Mundial y, sobre todo, la Revolución<br />
Rusa y el auge <strong><strong>de</strong>l</strong> comunismo. Esa presunta relación se encuentra en el tercer párrafo<br />
<strong><strong>de</strong>l</strong> prólogo, cuyo texto completo dice:<br />
“El libro que hoy reedita la Colección Universal se publicó en 1907, y era no<br />
más que una segunda edición, con adiciones poco esenciales, <strong><strong>de</strong>l</strong> libro Soleda<strong>de</strong>s,<br />
dado a la estampa en 1903, y que contenía rimas escritas y aun publicadas muchas<br />
<strong>de</strong> ellas en años anteriores.<br />
Ningún alma sincera podía entonces aspirar al clasicismo, si por clasicismo ha <strong>de</strong><br />
enten<strong>de</strong>rse algo más que el dilettantismo helenista <strong>de</strong> los parnasianos. Nuevos epígonos <strong>de</strong><br />
Protágoras (nietzschanos, pragmátistas, humanistas, bergsonianos) militaban contra toda<br />
labor constructora, coherente, lógica. <strong>La</strong> i<strong>de</strong>ología dominante era esencialmente subjetivista;<br />
el arte se atomizaba, y el poeta, en cantos más o menos enérgicos –recordar al gran<br />
Whitman entonando su “mind cure”, el himno triunfal <strong>de</strong> su propia cenestesia–, sólo pretendía<br />
cantarse a sí mismo, o cantar, cuando más, el humor <strong>de</strong> su raza. Yo amé con pasión<br />
y gusté hasta el empacho esta nueva sofística, buen antídoto para el culto sin fe <strong>de</strong> los<br />
viejos dioses, representados ya en nuestra patria por una imaginería <strong>de</strong> cartón piedra.<br />
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la huella d e an t o n i o Ma C h a d o<br />
Pero amo mucho más la edad que se avecina y a los poetas que han <strong>de</strong> surgir<br />
cuando una tarea común apasione las almas. Cierto que la guerra no ha creado<br />
i<strong>de</strong>as nuevas –no pue<strong>de</strong>n las i<strong>de</strong>as brotar <strong>de</strong> los puños–; pero ¿quién duda <strong>de</strong> que el<br />
árbol humano comienza a renovarse por la raíz, y <strong>de</strong> que una nueva oleada <strong>de</strong> vida<br />
camina hacia la luz, hacia la conciencia? Los <strong>de</strong>fensores <strong>de</strong> una economía social<br />
<strong>de</strong>finitivamente rota seguirán echando sus viejas cuentas, y soñarán con toda suerte<br />
<strong>de</strong> restauraciones; les conviene ignorar que la vida no se restaura ni se compone<br />
como los productos <strong>de</strong> la industria humana, sino que se renueva o perece. Sólo lo<br />
eterno, lo que nunca <strong>de</strong>jó <strong>de</strong> ser, será otra vez revelado, y la fuente homérica volverá<br />
a fluir. Deméter, <strong>de</strong> la hoz <strong>de</strong> oro, tomará en sus brazos –como el día antiguo al hijo<br />
<strong>de</strong> Keleo– al vástago tardío <strong>de</strong> la agotada burguesía, y, tras criarle a sus pechos, le<br />
envolverá otra vez en la llama divina”.<br />
Cuatro años <strong>de</strong>spués Antonio Machado volvería a visitar a su familia en el antiguo<br />
<strong>Convento</strong> <strong>de</strong> <strong>San</strong> José. El propio poeta, en otra anotación <strong>de</strong> Los Complementarios, nos<br />
dice “camino <strong>de</strong> Toledo, encuentro a los literatos madrileños que van a rendir homenaje<br />
a Galdós. Ayala, Baquero, Díez Canedo, Catá, Insúa, González Blanco, Castrovido, Marañón,<br />
etc., etc.”. Este reconocimiento al gran don Benito se celebró el día 15 <strong>de</strong> abril <strong>de</strong><br />
1923. El grupo <strong>de</strong> intelectuales llegados <strong>de</strong>s<strong>de</strong> Madrid se concentraron ante la fachada<br />
<strong><strong>de</strong>l</strong> número 16 <strong>de</strong> la calle <strong>de</strong> <strong>San</strong>ta Isabel, don<strong>de</strong> <strong>de</strong>scubrieron una placa en honor <strong><strong>de</strong>l</strong><br />
escritor canario. En ese inmueble estaba la casa <strong>de</strong> las hermanas Agustina y Benita Figueras,<br />
hidalgas venidas a menos, que admitían huéspe<strong>de</strong>s, principalmente seminaristas, y<br />
don<strong>de</strong> Galdós gustaba alojarse durante sus estancias toledanas. Allí escribió parte <strong>de</strong> su<br />
maravillosa novela Ángel Guerra. Tras almorzar en “<strong>La</strong> Venta <strong>de</strong> Aires” el grupo <strong>de</strong> literatos<br />
visitó los tesoros y bellezas <strong>de</strong> la capital, regresando muy encantados a la Corte.<br />
Otra tercera visita, documentada, <strong>de</strong> Antonio Machado a Toledo se produjo<br />
en septiembre <strong>de</strong> 1924, cuando apadrinó a su sobrina Leonor, la hija más pequeña<br />
<strong>de</strong> Francisco, quien el día 15 fue bautizada en la cercana Iglesia <strong>de</strong> <strong>San</strong> Cipriano,<br />
parroquia a la que correspondía la Prisión Provincial. <strong>La</strong> niña recibió el nombre <strong>de</strong><br />
Leonor en recuerdo <strong>de</strong> la joven esposa <strong><strong>de</strong>l</strong> poeta y con ello su hermano Francisco<br />
quiso rendirle un cariñoso recuerdo. Junto a Antonio, en la pila bautismal estuvo su<br />
cuñada Matea Mone<strong>de</strong>ro Calvo, esposa <strong>de</strong> Manuel Machado.<br />
<strong>La</strong> familia permaneció en Toledo hasta octubre <strong>de</strong> 1929, cuando Francisco fue<br />
promovido a director adjunto <strong>de</strong> la Prisión Celular <strong>de</strong> Barcelona. En sus años <strong>de</strong> estancia<br />
en nuestra ciudad cultivó sus aficiones literarias, dando a conocer sus poesías<br />
en publicaciones tan diversas como El Castellano, El Practicante Toledano o la revista<br />
ilustrada Toledo. Unos meses antes <strong>de</strong> su marcha, en la primavera <strong>de</strong> 1929 publicó<br />
el libro Leyendas Toledanas en verso. Fue el único título que vio impreso en su vida,<br />
siendo reeditado en Madrid tras la guerra civil.<br />
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