Historia y Arte del Convento de San Gil - Cortes de Castilla-La ...

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Co r t e s d e Castilla-la Ma n C h a
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Pasillos y estancias que fueron pensadas para
funciones conventuales, son hoy espacios
dedicados a la actividad institucional.
A la luz de estos datos, reconstruir el perfil profesional de Martínez Encabo
se resume en decir de él que fue, como tantos otros de su época, un buen maestro
artesanal. Su responsabilidad al frente de la fábrica del convento de San Gil se puede
establecer de acuerdo en las labores propias del aparejador. Por tanto, se encargaba
de la realización a pie de obra, interpretaba y vigilaba la traslación correcta de las
órdenes dadas por el arquitecto al material constructivo y gobernaba las cuadrillas.
Es evidente que, con la figura del aparejador, la del arquitecto se desentendía por
completo de la ejecución material propiamente dicha. A diferencia de éste, el aparejador
no daba nunca trazas, como mucho y en contadas ocasiones hacia trazas
locales referidas a detalles de perfiles, de formas de capiteles…, pero sin afectar a la
planimetría o volumetría del edificio. Si bien, en el caso concreto de Martínez Encabo,
que sepamos, nunca dio ni una traza.
… los alarifes Juan de Orduña y Mateo Sánchez…
historia d e u n edifiCio, iM a g e n d e u n a C i u da d
Bajo este epígrafe abordamos la última de las nomenclaturas utilizadas en la
arquitectura de esta época. El alarife era un cargo municipal cuya misión consistía en
vigilar el cumplimiento de las ordenanzas relativas tanto a la construcción como al
urbanismo. Pero ya en el siglo XVII, su labor se amplía, pasando a ser el que tasaba
el valor de las propiedades inmobiliarias, declaraba qué obras era necesario hacer o
reparar, velaba por la seguridad del edificio y finalmente, una vez construida, tasaban,
medían y declaraban sobre la calidad de esa obra. Era además el que informaba
si el maestro había actuado de acuerdo con la letra del contrato. Su presencia es, por
tanto, decisiva, sobre todo si tenemos en cuenta que, según el informe y tasación del
alarife, el maestro cobraba su trabajo. Como es de suponer, los alarifes pertenecían a
la profesión y podían se albañiles, carpinteros, yeseros o pedreros. Su cargo duraba
un año y se escogía siempre a los más cualificados. Como tal, el alarife no ejecutaba
la obra, aunque luego e independientemente podía entrar en la subasta –siempre
pública y mediante puja a la baja y remate– para quedarse con ella.
Juan de Orduña es un claro ejemplo. Maestro de albañilería, buen oficial y
artesano, nació en Toledo hacia 1563 y vivió hasta 1628 aproximadamente. A diferencia
de Juan Martínez Encabo, de Orduña existen muchas noticias documentales
que nos informan de su buen hacer, muy vinculado a las grandes figuras de Nicolás
de Vergara el Mozo y Juan Bautista Monegro. Con ellos trabaja en el Hospital de
Tavera, en San Juan de los Reyes, en el Cigarral de Buenavista, en los conventos de
Santo Domingo y San Clemente el Real. También coincide con Martínez Encabo realizando
la albañilería de San Pedro Mártir, siguiendo trazas de Vergara. Pero, como
decimos, las intervenciones de Orduña en la ciudad son numerosísimas, tanto como
maestro de albañilería cuanto como alarife. Desempeñando este puesto informa del
hundimiento de la capilla del Arco de la Sangre en Zocodover, ocurrido en 1616, y
como alarife figura, pues, en la fábrica de San Gil.
Además de las noticias documentales, otra diferencia le separa de Juan
Martínez Encabo la de que Orduña sí llegó a dar unas trazas. Fue en 1616 para
reparar el claustro de los naranjos de San Juan de los Reyes, pero se tratará, como
advertimos antes, de trazas locales y referidas a aspectos muy concretos.
El otro alarife citado en las fuentes es Mateo Sánchez. Pertenecía la saga toledana
de artesanos conocidos por los Sánchez y en concreto Mateo aparece en los
documentos como albañil y yesero. Activo entre 1592 y 1612, año de su muerte,
trabaja bajo las órdenes de Juan Bautista Monegro en San Antonio de Padua, y junto
a él se le cita en relación a las obras de los franciscanos descalzos de San Gil.
Otro de los artesanos relacionado con la fábrica de Los Gilitos es el cantero
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