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y la achira (Canna edulis),<br />
consumiéndose y quizá<br />
cultivandose el ají (Capsicum<br />
sp.), la lúcuma<br />
(Pouterialucuma), la ciruela del fraile<br />
(Bunchosia armeniaca), la jíquima<br />
(Pachyrrhizus tuberosum) y varios tipos<br />
de yuca (Manihot sp.). Algo más tarde<br />
aún, pero dentro del mismo período,<br />
aparecen otros tipos de frijoles. En todo<br />
este tiempo se seguía recolectando<br />
muchos alimentos que después fueron<br />
cultivados. Las leguminosas<br />
constituyeron, así <strong>desde</strong> el comienzo,<br />
una fuente muy importante de alimentos<br />
para el antiguo habitante del Ande. El<br />
pallar común (Phaseolus lunatus), como<br />
hemos visto, es quizá la planta más antiguamente<br />
cultivada entre nosotros,<br />
junto con algunas calabazas (Cucurbita<br />
sp.) y la achira (Canna edulis). Pronto<br />
estuvo acompañado por diversos<br />
frijoles, casi todos variedades del<br />
Phaseolus vulgaris, aunque uno de el<strong>los</strong>,<br />
que aparece muy temprano también, ha<br />
sido clasificado como Canavalia<br />
ensidomis. Otra leguminosa con historia<br />
larga es el llamado tarwi, tarhui o<br />
chocho (Lupinus mutabilis). Ya<br />
encontraremos a todos estos vegetales<br />
en <strong>los</strong> capítu<strong>los</strong> siguientes.<br />
Los europeos de antes de la<br />
Conquista conocieron únicamente <strong>los</strong><br />
garbanzos, las lentejas, las arvejas o<br />
chicharos y las habas. Encontraron<br />
frijoles en México y el Caribe, pero <strong>los</strong><br />
pallares no fueron conocidos por el<strong>los</strong><br />
sino cuando llegaron al Perú. Su<br />
significativa antigüedad andina y sus<br />
excelentes cualidades alimenticias<br />
43<br />
justifican largamente el<br />
nombre de "frijol de Lima"<br />
(Lima bean) con que se les<br />
conoce mundialnente.<br />
Avanzado ya el período de<br />
agricultura incipiente, el agricultor<br />
paleoandino incorporó el maní (Arachis<br />
hipogea) a su lista de cultivos. Desde el<br />
punto de vista paleobotánico, parece ser<br />
que este utilísimo vegetal apareció en<br />
forma silvestre en la parte septentrional<br />
de <strong>los</strong> Andes.<br />
Como se sabe, la frecuencia con<br />
la que aparecen en la cerámica<br />
paleoperuana imágenes de vainas de<br />
leguminosas no solamente tiene su<br />
explicación en la popularidad de las<br />
legumbres anotadas como alimentos,<br />
sino también en la existencia de otras<br />
leguminosas de significación medicinal,<br />
mágico-religiosa y alucinógena que eran<br />
conocidas y utilizadas en el Antiguo<br />
Perú (Anadenanthera sp.).<br />
Tubércu<strong>los</strong>, legumbres y cereales<br />
constituían así la base esencial de la<br />
alimentación vegetal del hombre<br />
paleoperuano, que supo organizar su<br />
paciente actividad agrícola para<br />
sustentar una población que se calcula<br />
en doce a quince millones de habitantes.<br />
Pero aliado de estas cosechas básicas, el<br />
horticultor produjo una notoria variedad<br />
de frutos y frutas que complementaban<br />
la dieta del hombre común, tal como<br />
veremos más adelante.<br />
Yacovleff y Herrera, en su<br />
magnífica presentación sobre plan-