MAYOMBE - Marxistarkiv

– Bueno Vewé, ya eres uno de los nuestros – Dijo Sin Miedo. Espero que no nos des mucho
trabajo, sobre todo al Comisario, cuando tenga que lavarte los pañales.
– Eres duro con él – Le secreteó el Comisario.
– Y no pienses que porque seas mi pariente tendrás algún privilegio. De ninguna manera
voy a ser una gallina cuidando su pollito.
Bautizaron a los restantes y luego oyeron la transmisión radial. Luego, cuando en la casa del
comando solo quedaban los responsables, Sin Miedo dijo:
– Nos mandan más bocas, pero no nos mandan comida. Comisario, tendrás que partir y
conseguir comida. Si alguno de nosotros no va, bien nos podríamos morir de hambre que
los civiles del exterior ni se preocuparían. ¡Así es esta guerra!
El Jefe de Operaciones estaba visiblemente contrariado, ya que pensaba que era él quien
debería ir a Dolisie y de paso, poder pasar unos días con su mujer. Miró con una mirada
cargada al Comisario.
– ¿Quién debería ir eres tú, camarada Comandante – Dijo el Comisario – Hace tres meses
que no sales de aquí. Una semana allá te haría bien.
– ¿Estás bromeando? Estás ansioso por ir allá por las razones que todos conocemos.
Además, sabes bien que los civiles me sacan de quicio, no puedo soportar estar en Dolisie.
No sé como puedes afirmar que es a mí, a quien haría bien una semana allí. Por otro lado
si fuera para allá, iría derecho a partirle la cara a mi primo Andrés, por mandarnos estos
caga-pañales y no nos envía comida. Por eso es mejor que vayas tú, que respetas a Andrés
como tu responsable.
– ¡Un problema de disciplina!
– ¡Te quedan bien esos sentimientos! Por eso mi decisión es la más justa.
– Pero, tal vez el Jefe de Operaciones quisiera ir – Propuso el Comisario.
El Jefe de Operaciones se encogió de hombros, aunque esperaba ansioso la respuesta de Sin
Miedo. Esta fue un chicotazo que retumbó en la selva.
– ¡Pas question! 13 El que vaya, tiene que llevarse a Ingratitud a la carcel. El Jefe de
Operaciones es capaz de dejarlo huir, solamente porque son parientes.
El Jefe de Operaciones se encogió bajo la chicotada, sonrió con la boca torcida intentando
tragar el gusto amargo que se le había pegado en los labios.
– Pero, camarada Comandante ¿Estás bromeando?...!Yo...!
– ¿Bromeando? Nunca hablé más en serio. ¿Te crees que no conozco a mi gente?
El Comisario intentó una respuesta. El Jefe de Operaciones no osaba reaccionar ante la
alusión, era como una alfombra que se medía bajo los pies del Comandante. La hiel lo estaba
sofocando y él continuaba en una actitud servil de perro apaleado.
El Comisario momentos después, se arrepintió de alegrarse por lo sucedido: Para perdonarse,
acabó apresuradamente con la discusión.
– Bien, entonces yo voy. Lo que no me desagrada. Además aquí solo hay comida para tres
días. Si consigo algunas vituallas lo forzaré a Andrés a que las envíe con un grupo de
reabastecimiento. Saldré a la mañana. ¿Hay algunos otros asuntos a resolver allá? Nuestro
13 En Francés: Sin Discusión.
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