MAYOMBE - Marxistarkiv

intenso que quedaba insatisfecho. Ondina se negaba a ver esta cara de la realidad. Por eso,
cubría la relación con un aire intelectual.
– ¿Qué es lo que sucede con Andrés? Me parece que no le tienes simpatía.
– ¡Es un saboteador! En la Base hay hambre, nos envió guerrilleros casi niños,
practicamente sin entrenamiento y no nos envió comida. Yo vengo para arreglar el
problema y él juega a las escondidas. Me da citas en las que no aparece, después dice que
no hay dinero y que buscará préstamos. Sin embargo me pasó un billete de quinientos
francos, sin que yo lo solicitara, y él anda en el jeep de un lado para otro derrochando
gasolina.
– ¡Ustedes son todos iguales! Te dio quinientos francos y todavía refunfuñas. Si no te
hubiera dado, dirías que sólo le da a los civiles y no se importa de los guerrilleros.
¡Siempre encuentras cosas que criticar!
– No es eso, Ondina. Si no hay dinero para comprar comida para la Base, no puede ser que
ande regalando quinientos francos para gastarlos en cerveza. Si hay dinero, lo normal es
que le de a una persona que ha estado más de tres meses perdido en el Mayombe y que
naturalmente tienen necesidades. Pero, eso depende de la situación y las posibilidades...
– Yo creo que Andrés es un buen responsable. El siempre se preocupa de atender las
necesidades de los militantes...
– Eso es falso – Respondió tajante el Comisario – Se preocupa de ciertas personas, y no de
todos los militantes.
– A mi nunca me faltó nada.
– A tí, pero ¿Y a los demás?
Ondina lanzo una carcajada y pellizcando el brazo del Comisario dijo:
– Ahora comprendo, a tí no te simpatiza el Andrés, porque él siempre me trata bien. Estás
celoso de él...
– ¿Yo?
Los ojos espantados del muchacho, convencieron rápidamente a Ondina que había fallado
completamente en el blanco.
– Nunca lo pensé... Que él podría tener algún interés en tí, jamás se me pasó por la cabeza.
Pero, en el fondo, tal vez tengas razón. El es un nguendeiro, 15 tiene un montón de mujeres
por ahí, por lo que dicen. Podría ser que estuviera interesado. Por aquí no hay muchas
como tú, con estudios, bonita...
– No hagas caso de esas calumnias. La gente habla de más. Yo he visto como trata a su
mujer, él no es de los hombres que ande con otras, son calumnias.
– Bueno, la trata exactamente como a la madre de sus hijos...
Ondina lo acarició para suavizar una arruga de preocupación en la frente del Comisario. El
continuó:
– El cuenta con el apoyo de las mujeres, ellas afirman que es un hombre bello. Habla bien,
da la impresión de que tuviera mayores estudios de los que en realidad tiene. Y tiene un
cargo importante. En fin, todo eso cuenta mucho para las mujeres despolitizadas.
– No para todas, y menos aún para las despolitizadas. Pero, dejemos de lado al Andrés.
Cuéntame del combate.
El Comisario le obedeció narrándole todo lo que sucediera. Le explicó también el caso de
Ingratitud y la respuesta del Comandante a su observación poco feliz, sobre los traidores.
15 Mujeriego en Lengua local.
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