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MAYOMBE - Marxistarkiv

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podía alcanzar? ¿Conciencia política, concientización de las necesidades del pueblo? Palabras<br />

fáciles, palabras que en el fondo, no decían nada. ¿Cómo es que ellas actuan sobre las<br />

conciencias?<br />

Los compañeros comenzaban a moverse, despertándose y el profesor no se había apartado de<br />

sus pensamientos. El Mayombe no dejaba ver la aurora que despuntaba en la copa de los<br />

árboles. Las aves nocturnas cedían su lugar al concierto de los monitos en lo alto. Las aguas<br />

del Lombe disminuían de tono esperando vestirse con su manto dorado. Adelante,<br />

descendiendo el Lombe, a menos de un día de marcha, debía estar el enemigo.<br />

Yo, el narrador, soy Teoría.<br />

Manuela me sonrió y se internó en la espesura, en la densa espesura del Amboin, donde<br />

despunta el café, la riqueza de los hombres. El rojo del café pintaba el verde de la espesura.<br />

De la misma manera que Manuela coloreaba mi vida.<br />

Manuela, Manuela ¿Dónde estarás hoy? ¿En Gabela? Manuela de Gabela, corriendo por la<br />

espesura del Amboin, la verde selva de las serpientes mortales, mortales como el Mayombe,<br />

pero que hace parir el fruto rojo del café, que es la riqueza de los hombres.<br />

Manuela, perdida para siempre, abrazada por otro, por qué la abandoné, por qué Manuela<br />

no fue lo suficientemente fuerte para retenerme en Amboin, y yo escogí el Mayombe, con sus<br />

lianas, sus secretos y sus exiliados.<br />

Perdí a Manuela para ganar el derecho de ser “tal vez” café con leche, una combinación<br />

híbrida, o lo que ustedes deséen. Los rótulos poco me importan, los rótulos sólo le sirven a<br />

los ignorantes que no distinguen por los colores, cual es el líquido encerrado en el frasco.<br />

Entre Manuela y mi propio yo, escogí este último. ¿Por qué será todo tan dramático, siempre<br />

que es necesario elegir, elegir éste o aquél otro camino, un si o un no? ¿Por qué será que en<br />

el mundo no hay espacio para los tal vez? Estoy en el Mayombe, renunciando a Manuela, con<br />

el objetivo de crear en el Universo maniqueista un lugar para el tal vez.<br />

Huí de ella, no la volví a ver, escogí solo, encerrado en la casa, en nuestra casa, en aquella<br />

en que muy pronto un niño habrá de vivir, llorar y sonreír. Nunca lo vi a ese niño, ni nunca<br />

más lo veré. Ni a Manuela. Mi historia es la de un alienado que se sumerge en la<br />

enajenación, esperando liberarse.<br />

De muy pequeño, quería ser blanco, para que los blancos no me dijeran negro. De hombre<br />

quería ser negro, para que los negros no me odiaran. ¿Dónde estoy yo, entonces? Y Manuela<br />

¿Cómo podría ella situarse en la vida de alguién perseguido por el problema de elegir, de los<br />

si, o de los no?<br />

Huí de ella, sí, huí de ella, porque estaba sobrando en mi vida; mi vida que es un esfuerzo por<br />

demostrar a los unos y a los otros que siempre hay un lugar para el tal vez.<br />

Manuela, Manuela, en los brazos de otro, entregando sus caricias a otro. Y yo aquí, mojado<br />

por esta lluvia-mujer que no cesa, fatigado, exiliado, desesperado, sin Manuela.<br />

Sin Miedo fue a lavarse al lado del Comisario. Admiró el torso musculoso y esbelto del otro.<br />

– Estás en forma. Yo ya estoy poniéndome barrigón.<br />

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