MAYOMBE - Marxistarkiv
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– Sobre todo ahora que somos débiles, que tenemos solamente un efectivo ridículo,<br />
debemos ser prudentes. Nuestros planes deben ser perfectos. Si a la acción, porque sólo es<br />
ella quien agudiza las contradicciones que nos hacen avanzar, pero debe ser una acción<br />
conciente. Ahora estamos ciegos, porque no tenemos los ojos y las antenas que son el<br />
pueblo. Y puesto que somos ciegos, deberemos ir tanteando el camino antes de avanzar,<br />
caso contrario, caeremos en un abismo.<br />
Habían terminado de lavarse. Sin Miedo, encendió un cigarrillo. Hasta ellos llegaba el aroma<br />
del desayuno. El Comisario tosió y dijo:<br />
– Tú eres el Comandante, lo que tú digas es ley para nosotros.<br />
– Somos tres en el Comando, camarada. Si ustedes dos estan en desacuerdo conmigo, yo lo<br />
acepto. No soy un dictador, bien lo sabes.<br />
– ¿Somos tres? ¡Ustedes son dos!<br />
– Sin Miedo lo miró fijamente, con el ceño fruncido.<br />
– ¿Qué quieres decir?<br />
– Simplemente que, cada vez que nosotros no estamos de acuerdo, ustedes son dos y yo<br />
uno: El de Operaciones siempre está de tu lado. ¡No me digas que no te diste cuenta!<br />
– Si, me dí cuenta. ¿Por qué será que él hace eso?<br />
– ¿No te das una idea?<br />
– Tengo dos: O porque yo soy el comandante, o por que tú eres el Comisario.<br />
– ¿Estás bromeando?<br />
– No, no estoy bromeando. Te lo explico; porque yo soy el Comandante y debe apoyarme<br />
para estar bien conmigo y poder ascender, o porque siendo tú el Comisario, cargo que<br />
sigue al de él, debe estar en contra tuyo, destruirte, dejar a la vista tus errores para de esa<br />
manera asumir tu puesto.<br />
– ¿Piensas así?<br />
– ¡Realmente!<br />
– Me parece que tienes razón – Dijo el Comisario – ¡Es una pena! El es un buen militar, por<br />
lo que entiendo. Principalmente cuando yo no participo de ninguna operación y así sus<br />
buenas ideas no pueden venir a ayudar mi prestigio. Cuando yo estoy, él comete toda<br />
clase de errores con la intención de contradecirme. No porque yo tenga siempre la razón,<br />
aunque a veces la tenga...<br />
El Comandante le dio una palmada en el hombro.<br />
– Tienes que habituarte a los hombres y no a los ideales. El cargo de Comisario es espinoso,<br />
está en su naturaleza. Lo curioso es que ustedes, en tu tribu, hasta olvidan que son de la<br />
misma tribu, cuando luchan por un puesto.<br />
– Lo cual no quiere decir que el tribalismo no exista, infelizmente. Además no me vengas a<br />
decir que con los kikongos no sucede lo mismo.<br />
– ¿Yo soy kikongo? ¿Y tú eres kimbumdo? ¿Realmente te parece que es así?<br />
– Nosotros no. Nosotros pertenecemos a la minoría que ya olvidó de que lado nace el sol en<br />
su aldea. Lo que la hace igual a otras aldeas que conocimos. ¿Pero la mayoría,<br />
Comandante, la mayoría?<br />
– Ese es tu trabajo: Enseñarles a ver tantas aldeas a los camaradas, para que se pierdan si<br />
algún día vuelven a la suya. Ese arte de la desorientación se llama formación política.<br />
Y marcharon a tomar el desayuno.<br />
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