Sermones - Iglesia Cristiana Cimiento Estable
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Juan le oyó: oyó la voz que dijo: "¡ Sea la luz!" Pudo oír aquella voz comparable al sonido de<br />
las muchas aguas. Escuchó también todas sus palabras llenas de gracia, sus "labras acerca de<br />
Dios y -del camino de la paz. Le oyó decir a un pecador: "Confía, hijo; tus pecados te son<br />
perdonados".<br />
Juan le palpó: le tocó, puso sus manos sobre sus manos, sus brazos rodearon los brazos de Él<br />
y su cabeza se reclinó sobre el seno de Jesús. Quizá tocó el pálido cuerpo de Jesús al ser bajado<br />
éste de la cruz, y palpó con sus manos la fría carne del Emmanuel. ¡Oh, muy amados!, es un<br />
Cristo manifiesto y manifestado el que os declaramos. No es el Hijo en el seno del Padre siempre<br />
oculto; el tal nunca os hubiese podido salvar. Es Jesús manifestado en carne; el Hijo de Dios<br />
viviendo y muriendo como un hombre en lugar de los pecadores; a Él os declaramos.<br />
Aprended el verdadero camino de alcanzar la paz. No es otro que contemplar a Jesús<br />
manifestado. Algunos de vosotros pensáis que obtendréis la paz mirando a vuestro propio<br />
corazón. Vuestro ojo ahí queda detenido y está atento a todos los cambios que en él se producen.<br />
SI os fuese dado ver un o rayo de luz penetrando hasta contemplar a Cristo, ¡OH; qué gozo<br />
tendríais! Si pudieseis ver solamente cuán bueno sería mirar a Cristo, si pudieseis ver a vuestro<br />
corazón volviendo a Dios, si pudieseis tener solamente una breve visión de la imagen de Jesús en<br />
vuestro corazón, ¡tendríais paz! Pero no podéis, todo son tinieblas en vuestro interior. No es ahí,<br />
oh queridas almas, donde hallaréis paz. Debéis apartar vuestros ojos de vuestro interior. Habéis<br />
de mirar a un Cristo declarado, manifestado. Creed el testimonio de Dios con respecto a su Hijo.<br />
En los evangelios se halla la narración, o por mejor decir, la descripción del corazón de Jesús, la<br />
historia de los hechos de Jesús y de la gracia de Jesús. Mirad con avidez todos los relatos<br />
evangélicos, hasta que dejen una huella en vuestro corazón. Clamad para que el Espíritu Santo<br />
aliente sobre cada página que leáis y os presente a nuestros ojos de modo completo un Cristo<br />
manifestado, En el momento en que vosotros queráis creer todo cuanto allí se cuenta de Jesús, en<br />
aquel momento brotarán lágrimas de vuestros ojos y cambiarán vuestros suspiros en una nueva<br />
canción de alabanza.<br />
II. EL OBJETIVO QUE JUAN PROSEGUIA CUANDO PREDICABA A CRISTO<br />
1. Que vosotros podáis tener comunión con nosotros. Tener comunión con otra persona es<br />
tener cosas en común con ella. Así, en Hechos 4:32, los primeros cristianos fueron "de un<br />
corazón y de un alma; y ninguno decía ser suyo algo de lo que poseía: mas todas las cosas les<br />
eran comunes". Tenían todas sus posesiones en común; participaban de lo que tenían unos con<br />
otros. Esto es lo que Juan deseaba con respecto a las cosas espirituales.<br />
En el perdón. - Hay quien cree que es imposible tener el mismo perdón que tuvieron los<br />
apóstoles, que sería una pretensión demasiado grande, sería demasiada osadía creer tal cosa. Pero<br />
¿ no es mayor osadía decir que Juan era un mentiroso y hacer al Espíritu Santo mentiroso? Aquí<br />
se nos dice llanamente que toda su predicación y todo su deseo era que nosotros todos<br />
tuviéramos comunión con Él. Sí, pecador, el perdón te es ofrecido tan libremente como lo fue a<br />
Juan. 1* sangre de Jesús, que le lavó de todos sus pecados, está a punto de lavarte a ti y dejarte<br />
más blanco que la nieve. Juan tuvo la misma necesidad que tiene el más vil de cuantos estáis hoy<br />
aquí. Solamente mirad a un Emmanuel declarado. Limpiad vuestro ojo de la incredulidad y<br />
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