Imperialismo y teoría marxista en América Latina - Socialismo o ...
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Teoría - Historia<br />
<strong>Imperialismo</strong><br />
el marxismo imperialismo significa guerra perman<strong>en</strong>te, sino que <strong>en</strong> todo caso<br />
repres<strong>en</strong>ta el recurso extremo de las t<strong>en</strong>d<strong>en</strong>cias al conflicto interimperialista. Es<br />
verdad que el carácter “definitivo” de una guerra nuclear interimperialista parece<br />
haber puesto ese recurso “<strong>en</strong> susp<strong>en</strong>so” por décadas, especialm<strong>en</strong>te mi<strong>en</strong>tras<br />
el ord<strong>en</strong> imperialista sea capaz de desplazar el esc<strong>en</strong>ario de conflicto a la periferia<br />
con guerras más conv<strong>en</strong>cionales. Pero cab<strong>en</strong> aquí dos observaciones.<br />
Primero, no hay ningún motivo para confiar indefinidam<strong>en</strong>te <strong>en</strong> la “racionalidad”<br />
del imperialismo; por el contrario, su carácter de fase destructiva e irracional<br />
impide descartar de plano la posibilidad del suicidio de un ord<strong>en</strong> social.<br />
Y segundo, tal como predice la <strong>teoría</strong> <strong>marxista</strong>, no hay “superimperialismo”<br />
(una sola pot<strong>en</strong>cia que oprime a sus rivales y al resto) ni m<strong>en</strong>os “ultraimperialismo”<br />
(acuerdo g<strong>en</strong>eral y duradero <strong>en</strong>tre pot<strong>en</strong>cias imperialistas para explotar<br />
a la periferia). En todo caso, sólo puede afirmarse que por ahora las contradicciones<br />
interimperialistas supuran por vías no bélicas. Pero la actual crisis —y, de<br />
confirmarse ese cambio, la nueva fase del ord<strong>en</strong> imperialista— están lejos de<br />
haber dicho su última palabra y de haber agotado su ars<strong>en</strong>al de sorpresas.<br />
En cuanto a la cuestión de los subimperialismos y de los candidatos al<br />
“asc<strong>en</strong>so de categoría” <strong>en</strong> el ord<strong>en</strong> imperialista, dejando s<strong>en</strong>tado que se trata de<br />
un debate abierto y de una preocupación lícita, nuestro punto de vista es que,<br />
a la luz de las fallidas experi<strong>en</strong>cias de los 60 y los 70 (cuyo fracaso, por otra<br />
parte, no fue inmediatam<strong>en</strong>te visible), convi<strong>en</strong>e ser cauto <strong>en</strong> lo que hace a súbitos<br />
modificaciones de la arquitectura imperialista. El esquema de Charles Albert<br />
Michalet de cuatro categorías de países es un ejemplo posible de cómo dar<br />
cu<strong>en</strong>ta de una geografía política de naciones que, sin ser estática ni mucho<br />
m<strong>en</strong>os, se mueve d<strong>en</strong>tro de límites estructurales que se han revelado hasta hoy<br />
altam<strong>en</strong>te estables. Los cambios de lugar, cuando ocurr<strong>en</strong>, muy rara vez remit<strong>en</strong><br />
a un “asc<strong>en</strong>so” o “desc<strong>en</strong>so” <strong>en</strong> las categorías fundam<strong>en</strong>tales de países, sino<br />
más bi<strong>en</strong> d<strong>en</strong>tro de ellas.<br />
A todas estas consideraciones g<strong>en</strong>erales cabe agregar el criterio metodológico<br />
de que estas modificaciones, especialm<strong>en</strong>te las que hac<strong>en</strong> a períodos de<br />
mayor indep<strong>en</strong>d<strong>en</strong>cia política relativa de regiones de la periferia respecto del<br />
c<strong>en</strong>tro, están indisolublem<strong>en</strong>te ligadas a los procesos de lucha de clases. Por dar<br />
un ejemplo cercano: es evid<strong>en</strong>te la crisis de EE.UU. <strong>en</strong> cuanto su capacidad de<br />
control y dominio sobre <strong>América</strong> <strong>Latina</strong>. Pero esto no se debe exclusivam<strong>en</strong>te a<br />
su declive g<strong>en</strong>eral <strong>en</strong> el concierto de las pot<strong>en</strong>cias imperialistas, sino a las crisis<br />
sociales y políticas a que dio orig<strong>en</strong> esa dominación y la consecu<strong>en</strong>te respuesta<br />
del movimi<strong>en</strong>to de masas, con rebeliones populares que llevaron al<br />
poder a gobiernos de c<strong>en</strong>troizquierda <strong>en</strong> casi toda la región. Ambos procesos se<br />
alim<strong>en</strong>tan recíprocam<strong>en</strong>te: la crisis de hegemonía le impide a EE.UU. responder<br />
con la contund<strong>en</strong>cia de antaño, y las nuevas relaciones de fuerza <strong>en</strong> la<br />
región pon<strong>en</strong> de manifiesto y profundizan esa crisis hegemónica.<br />
No hay correlato mecánico ni relación preestablecida de sobredeterminación<br />
<strong>en</strong>tre dinámica de la acumulación capitalista y lucha de clases, <strong>en</strong>tre ciclos<br />
económicos y ciclos políticos. Sin duda, el imperio de la ley del valor y las exi-<br />
250 <strong>Socialismo</strong> o Barbarie Diciembre 2009