Descargar PDF - Fundación Elegir

por ejemplo, cómo le está yendo en el colegio?”
Eduardo dijo, “Bueno, ella falta mucho al colegio;
no hablamos mucho con ella al respecto, pero ella
puede ver que estamos preocupados con el asunto”.
“De acuerdo, dejen de preocuparse por el colegio.
El colegio no es el problema tampoco. Cuando
empiece a comer, se pondrá al día. ¿Qué hay de su
salud? ¿Hablan mucho al respecto?”
Sara dijo, “Le preguntamos cómo se siente. Lo hacemos
todo el tiempo”.
“¿Pueden determinar cómo se siente? ¿Dice
‘bien’ cuando ustedes saben que no se siente bien?”
Sara dijo, “¿Quiere decir que debemos mantenernos
al margen de su anorexia, hacer de cuenta
que no existe?”
“Escuchen. No les estoy diciendo nada que ustedes
no sepan. Su anorexia existirá por el tiempo que
ella lo desee, y no hay nada que ustedes puedan
hacer al respecto. Ella podría empezar a comer hoy
mismo si así lo quisiera. En mi opinión, entre más se
preocupen, menos comerá. Después de todo este
tiempo… ¿ustedes creen que uno de estos días van
a poderla convencer de que coma?”
Eduardo dijo, “No estamos hablando de cualquier
niña; es nuestra hija. Y usted quiere que ignoremos
el problema”.
“Eso es exáctamente lo que quiero que hagan.
Lo que me gustaría que hicieran es prestarle atención
como si no tuviera este problema. Traté de explicarlo
en lo que leyeron. ¿Ven la diferencia?
Sara dijo, “La veo cuando usted la menciona.
Pero cuando miro a mi hija, y veo su cuerpo raquítico,
no puedo ver la diferencia en absoluto”.
“¿Recuerdan lo que dije en el primer capítulo sobre
cuál es el único problema humano?”
Sara dijo, “Sí, usted dijo que era la infelicidad. Eso
nos pareció demasiado simplista”
Eduardo asintió con la cabeza.
“Es simple. Me gustan las cosas simples. Las cosas
simples son fáciles de entender. La clínica está
tratando a Ángela por su anorexia. Eso es bastante
complicado. Apuesto que no entienden mucho sobre
lo que están haciendo… ¿o me equivoco?”
Sara dijo, “En realidad no; nos han dado algunos
libros para que leamos, pero la mayoría de lo que
explican los libros son cosas que ya sabemos, sólo
por observar a Ángela”.
“Por simple que pueda sonar, ¿creen que Ángela
es infeliz?”
Eduardo dijo, “Por supuesto que es infeliz. Se está
dejando morir de hambre. ¿Cómo podría ser feliz?”
“Ésa es una muy buena pregunta. ¿Cómo podría
ser feliz alguien que se deja morir de hambre? Me
gustaría enfocarme en esa pregunta por algunos mi-
nutos. ¿Recuerdan lo que dije que es la causa de la
infelicidad humana?”
Sara dijo, “Lo recuerdo con exactitud. Dijo que las
personas son infelices cuando no se pueden llevar
bien con las personas importantes de sus vidas, de la
manera que desean”.
Eduardo dijo, “Explicó que tratan de forzar a las
personas con las que no se la llevan bien a hacer cosas
que no quieren hacer. Ése es el control externo
que Sara mencionó hace algunos minutos”.
“¿Creen que Ángela está exenta de ese problema?
¿Quiénes son las personas importantes de su
vida?”
Eduardo dijo, “Somos nosotros. Ella es hija única.
En realidad, no tiene a nadie más”. Sara asintió.
Les pregunté, “En su experiencia del último año,
en las ocasiones en las que compartían con Ángela,
¿ella parece disfrutar cuando le preguntan cómo se
siente, o si tiene hambre, o si quiere comer más?”
Sara dijo, “Hace una mueca”.
Eduardo dijo, “Muchas veces ni siquiera contesta”.
“Pero ustedes siguen mencionándolo”.
Sara dijo, “Pero si ella no quisiera que habláramos
al respecto, empezaría a comer”.
“Exáctamente. Entonces es probable que con todas
las muecas que hace, y al hacer de cuenta que
no escucha lo que le están diciendo, ella quiera que
ustedes hablen sobre ella y su problema. Como ustedes
dijeron, toda la familia gira entorno a lo que
ella come. Mientras que ella no coma, podrá controlar
cada pensamiento que ustedes tengan sobre
ella y cada palabra que salga de sus bocas. ¿Nunca
tienen la sensación de que ella gana algo, al no comer?”
Sara dijo, “Sí, he sentido eso hace un buen tiempo”.
Eduardo dijo, “Los dos lo sentimos. Hemos hablado
al respecto. Pero lo que no sabemos es por qué
querría controlarnos. Siempre fue una persona fácil
de llevar, antes de que esto empezara”.
“¿No quieren controlarla? ¿Todo lo que hablan sobre
su forma de comer, no es para controlarla?”
Eduardo dijo, “Pero es diferente. Somos sus padres.
Tratamos de controlarla porque la amamos”.
“Estoy seguro de que la aman. Ya hablamos de
eso. Pero, ¿cuándo disminuyó, en realidad, lo que
comía? Ustedes ya me lo dijeron; ¿recuerdan cuándo
ocurrió?”
Sara dijo, “Cuando la llevamos al médico. Cuando
nos dieron el diagnóstico”.
Eduardo dijo, “Cuando la enviamos a la clínica”.
“¿Recuerdan lo que dije en el primer capítulo?
ELEGIR Volumen 15 Diciembre de 2010 - Página 15