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Descargar PDF - Fundación Elegir

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¿Qué hace la mayoría de las personas cuando alguien<br />

trata de controlarlas?”<br />

Sara pensó por un momento y dijo, “Se resisten,<br />

recuerdo eso”. Eduardo asintió.<br />

“Ése es el punto del primer capítulo. Cuando las<br />

personas se resisten, ¿qué ocurre con la relación<br />

entre ellas y quienes las quieren controlar?”<br />

Los dos dijeron, “La relación se ve afectada”.<br />

“Es como una competencia. Los adolescentes<br />

lo hacen con sus padres todo el tiempo. Pero en<br />

esta competencia Ángela está haciendo más que<br />

resistir. Ha aumentado la apuesta. Decidió que<br />

quiere controlarlos y lo está logrando. Está ganando<br />

la competencia y ganar es agradable. Cuando<br />

les dice que no tiene hambre, les está diciendo<br />

la verdad. Se siente tan bien estar encargada de<br />

toda la casa que se ha vuelto adicta a esa sensación.<br />

Escribí sobre esto; ahora intento explicarlo.<br />

Además, no puede perder porque sabe que ustedes<br />

la aman muchísimo. Las cartas están a favor<br />

de Ángela. Entre más quieran controlarla, menos<br />

comerá. Entre menos coma, más la controlarán.<br />

¿Quieren seguir haciendo esto para siempre?”<br />

Sara dijo, “Pero podría morir; la anorexia puede<br />

ser mortal. No podemos rendirnos”.<br />

“¿Creen que la clínica a la que la enviaron la<br />

dejará morir? ¿Les han dicho que en este momento<br />

está muy cerca de la muerte?”<br />

Eduardo dijo, “No, dicen que está un poco mejor”.<br />

Entonces por qué no los dejan encargarse de<br />

la anorexia y ustedes vuelven a ser sus padres y<br />

se preocupan por su relación con ella. Rompan el<br />

ciclo. Disfruten de ella, ámenla, hagan cosas con<br />

ella, díganle que invite a sus amigos a casa, y no<br />

digan nada sobre su problema si sus amigos van.<br />

Creo que los necesita mucho a los dos, pero no<br />

tanto como para dejar de luchar contra todos sus<br />

esfuerzos por controlarla.”<br />

Sara dijo, “Pero ella empezó. No fuimos nosotros.<br />

Odio volver a decir lo mismo, pero si ella no<br />

quisiera que la controláramos, ¿por qué dejaría de<br />

comer? Si comiera, dejaríamos de controlarla.”<br />

“Lo que dice tiene sentido para usted y para<br />

mí. Pero desafortunadamente no tiene sentido<br />

para Ángela: ustedes no empezaron, fue ella. Pero<br />

¿qué importa saber quién empezó? Lo que tiene<br />

sentido ahora es que ustedes hagan que se detenga.<br />

Creo que ella empezó a hacerlo para ser<br />

delgada, pero pronto todo cambió y empezó a<br />

ser una batalla por el control. No creo que nadie<br />

sepa por qué Ángela atravesó este cambio y pasó<br />

de tratar de perder peso, a estar en una lucha de<br />

poder contra ustedes. Lo que sí sé es que se necesitan<br />

dos partes para competir. Si ustedes están dispuestos<br />

a rendirse, la competencia puede parar”.<br />

Eduardo todavía no estaba satisfecho; dijo, “Pero<br />

esto es una locura. Debe haber una razón”.<br />

“Eduardo, usted está lidiando con la naturaleza humana<br />

y la necesidad de poder. Peleamos una guerra<br />

en Vietnam que empezó por una razón específica,<br />

pero pronto se intensificó y pasó a ser una lucha de poder<br />

para demostrar que ningún país pequeño de Asia<br />

podía controlarnos, y ahora somos países amigos. Si le<br />

pregunta a Ángela cuál es su motivo para matarse de<br />

hambre, ella le dirá que quiere ser más atractiva. Ella<br />

no estará consciente de que está en una guerra por<br />

el control, al igual que quienes iniciaron la guerra de<br />

Vietnam no se dieron cuenta, hasta mucho después<br />

de que terminó la guerra. En el matrimonio, una guerra<br />

puede empezar por la tapa del inodoro, y pronto puede<br />

intensificarse y llevar al divorcio”.<br />

Sara dijo, “¿Puede garantizarnos que no la perderemos<br />

si dejamos de presionarla para que coma?”<br />

“No, no puedo garantizarles nada. Si no tuvieran<br />

buenos médicos, observando su anorexia de cerca,<br />

dudaría en sugerirles lo que acabo de sugerir. Pero justo<br />

ahora, no necesitan lidiar con su problema con la<br />

comida, pueden dejar de hacerlo. Incluso es posible<br />

que ella quiera empezar a comer de nuevo pero no lo<br />

haga mientras ustedes no dejen de controlarla. Si empieza<br />

a comer, o avanza en esa dirección, no digan<br />

nada. Si les pregunta por qué no dicen nada, díganle<br />

que la aman, sin importar si come o no. ¿Creen que<br />

pueden hacer eso?”<br />

Eduardo dijo, “¿Qué opinas Sara?”<br />

“Será difícil, pero creo que vale la pena intentarlo.<br />

La verdad es que en la clínica nos dijeron que los dejáramos<br />

manejar el problema. Le dijeron que si su peso<br />

baja de 40 kilos la obligarán a comer. Odiaba la idea,<br />

pero creo que tienen razón. Está justo por encima de<br />

los 40 kilos”.<br />

“Inténtenlo por unas semanas y luego regresen para<br />

que hablemos un poco más, ¿les parece?”<br />

Cuando salían Eduardo dijo, “Creo que sería una<br />

buena idea volver a leer el material que nos dio”.<br />

ELEGIR Volumen 15 Diciembre de 2010 - Página 16

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