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Dragón Dorado

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Delante de mí, la contienda entre los dos colosos continuaban, pero el <strong>Dragón</strong> estaba<br />

en peores condiciones, en muchos aspectos. Se encontraba en una postura en la cual el<br />

Lagarto le tenía medio inmovilizado con una de sus potentes garras, mientras el <strong>Dragón</strong>, se<br />

defendía lanzándole bocanadas de vapor a la cara, cegándole y así desviar con certeros<br />

zarpazos, de su única garra libre, las dentelladas ciegas del enemigo, pero pronto no habría<br />

más vapor que lanzar y entonces.....<br />

Enseguida comprendí que no podía usar la ballesta, se movían demasiado para tener<br />

un blanco seguro, por lo que mi única oportunidad era el garfio, lo gire sobre mi cabeza. El<br />

zumbido que produjo esta acción, distrajo el tiempo necesario para que el Lagarto desviará<br />

momentáneamente la atención, sin darse cuenta, dejando la garganta al descubierto.<br />

Oportunidad que el <strong>Dragón</strong> aprovechó, hincándole sus poderosos colmillos en la carne del<br />

cuello, no era mortal la dentellada. El Lagarto contaba con grandes escamas que cubrían la<br />

casi totalidad de su cuerpo, pero sí lo inmovilizó lo suficiente, como para poder apuntar al<br />

sobaco izquierdo. Esta es la única zona en ellos que esta desprotegida.<br />

La saeta cruzó el aire silbando su canto de muerte, para hendirse hasta el corazón de<br />

la bestia. Dio un rugido que provocó pequeños desprendimientos en algunos puntos de la<br />

cueva y con un espasmo convulsivo se desplomó pesadamente. Mis ojos se encontraron de<br />

frente con los del <strong>Dragón</strong>, su mirada era inteligente y con un parpadeo lento, ceremonioso,<br />

me comunicó toda su gratitud. La mujer estaba ya delante del <strong>Dragón</strong> y le examinaba las<br />

heridas, al tiempo que le consolaba con caricias intentando desesperadamente borrar el<br />

dolor de la bestia.<br />

Los ojos de la mujer buscaron los míos para mostrarme todo su dolor y miedo, unas<br />

lágrimas cubrían sus mejillas y un hilo de voz surgió de sus pálidos labios, temblorosa,<br />

diciéndome. ¡ Es mi hermano mayor, ayúdame por favor!.<br />

Ahí estaba Yo. Me di cuenta de que estaba petrificado y tenía la boca abierta. Con un<br />

rápido parpadeo y un meneo de cabeza, regresé a la realidad. Me acerqué cauteloso y le<br />

pregunte a la dama, que si sabía como podía llegar lo más rápido posible hasta mi alazán.<br />

Fue el <strong>Dragón</strong> quién me miró lentamente y para mi asombro, abriendo sus fauces, me<br />

dijo...., Lo primero es lo primero. Me llamo Diatros y esta es mi hermana Candy. Ahora, ¿<br />

Cual es tu nombre?.... - Tragando saliva, logré responder. Rudolf - Muy bien Rudof, para que<br />

quieres ir hasta vuestra montura.<br />

Mirándole ya fijamente a los ojos, le respondí. En los paquetes que dejé en la otra<br />

cueva, tengo hierbas medicinales, que calmarán tu dolor y ayudarán, considerablemente, a la<br />

sanación de tus heridas. No temas, tu hermana prometió contestar a todas y cada una de mis<br />

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