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Dragón Dorado

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Me acerqué hasta donde tenia las alforjas, saqué una camisa limpia, unos pantalones y<br />

un chaleco. Me fui hacia el manantial, lavé la sangre que me cubría, de paso vería la<br />

profundidad de los cortes, tal y como me había imaginado, la peor parte fue para las<br />

vestiduras.<br />

Cuando terminé de asearme recogí un buen trozo de carne de los que corte dos<br />

buenos filetes, ensarté las tres piezas en un palo y lo puse al fuego. Mientras miraba como se<br />

hacia la carne, le dejé caer la idea del cráneo a Diatros, esté alabó la idea, mientras dábamos<br />

cuenta de lo que para nosotros eran enorme trozo de carne, Diatros hizo, que de un bocado<br />

desapareciera, miró al montón de carne roja, se levantó y cogió un trozo dos veces más<br />

grande que el que Yo le llevé, se sentó otra vez como si nada y ensartó el trozo en el palo, nos<br />

miró y con cara bobalicona dijo. ¡ Oh, perdón! , ¿ Por donde íbamos?.<br />

Comprendí que lo que él quería era retomar la conversación del viaje, lo del dragón fue<br />

una mera pausa. Había que retornar al asunto primario y tenía razón.<br />

Bueno, creo que dado lo acontecido, y gracias al dragón, tenemos comida aunque no<br />

conté con tu apetito Diatros. Creo que la de las opciones sería en este caso la tercera, esto<br />

haría que continuáramos todos juntos. Hoy tuvimos suerte, quizás mañana nos cueste más,<br />

por lo que creo que mientras terminas de recuperarte, pondré unas cuantas trampas, para<br />

ver si nos hacemos con una buena despensa. Diatros asintió con la cabeza, pues creo que<br />

solo queda descansar y recuperar fuerzas, todos necesitaremos estar bien y fuertes.<br />

Me levante y con paso calmo, caminé hasta el camastro asignado, dejé caer mi cuerpo<br />

como si fuera un saco de piedras, cerré los ojos y... soñé, soñé con Candy.<br />

Por la mañana, cuando desperté, quedaban en mi las secuelas de dolor. Los brazos y<br />

las piernas los sentía pesados, tanto que se negaban a obedecer mis mandatos. Con gran<br />

esfuerzo me encaminé hacia Thor, éste golpeó el suelo con su casco delantero, como tenía<br />

por costumbre a la hora de darme los buenos días. Acaricié su suave cuello, delicadamente,<br />

despacio, aspirando profundamente por la nariz al tiempo que lo hacía, esto nos relajaba a los<br />

dos de modo sumamente grato. Con dos palmaditas en el cuello le dije que ya estaba bien de<br />

sentimentalismos y que había que trabajar.<br />

Cuando me disponía a salir, Diatros abrió uno de sus enormes ojos azules, descansa, -<br />

le dije - voy a poner unas cuantas trampas, tanto para cazar, para asegurar el perímetro de<br />

las visitas, digamos inoportunas.<br />

Hacía un par de horas que me marché de la cueva y aunque no estaba muy lejos, cada<br />

dos por tres, mis ojos buscaban la boca de la cueva, para cerciorarme de que todo marcha<br />

bien. La cabeza no paraba de pensar en los preparativos para la marcha,... en Candy, en si el<br />

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