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Ojeó otro libro, para desdeñarlo al instante con una maldición. Enloqueció, apartando<br />
unos libros y otros hasta dar con uno. El más pequeño de todos. Miró con avidez el contenido<br />
de sus páginas mientras distraídamente cogía una manzana de la otra mesa y empezaba a<br />
morderla, mientras paseaba arriba y abajo. ¡ Esto es, lo encontré!. Y nerviosamente otra vez<br />
rebuscó entre los frascos de colores, en pos de otra extraña pócima que al encontrarla la<br />
introdujo en el saquito junto con el otro frasco. Se encamino directamente hacia mí.<br />
¡ En pie pequeño arrogante!. ¡Que equivocado estás si crees que este viejo esta<br />
acabado y senil!. Pronto tus ojos serán testigos de tus verdades y de tus mentiras, antes de lo<br />
que tu crees. Descarado cazador. Enamorado de la hermana de un dragón, ¡ Juventud!.<br />
Pasó por delante de mí como si yo no existiera. Rescató de un tumulto de telarañas, un<br />
largo pergamino, que extendió sobre la mesa en la que todavía, atónito, por las evoluciones<br />
aceleradas de viejo Mago me encontraba sentado.<br />
Señálame el lugar exacto donde los hermanos se esconden esperando nuestro<br />
regreso. Increpó con su huesudo dedo corazón, señalando al mapa. Examiné el plano, era<br />
muy antiguo, algunas de las puntualizaciones del cartógrafo ya no existían o sé habían<br />
cambiado de lugar, como pude apreciar al seguir el trazado del Río Azud o Agua Negra, pues<br />
dependiendo del país por donde pasara se llamaba de diferentes formas, pues también se le<br />
llama Río Arco en Dridam.<br />
Aquí le dije, señalando el lugar con la punta de mi daga, aunque ahora el río pasa por<br />
este otro lado para fundirse, por este otro. En el cauce seco, en una cueva esperan los<br />
hermanos. ¡ Pues bien!. Gritó animoso el Mago. Deja a tu Alazán en mi casa. Nosotros<br />
tomaremos otro transporte más seguro y rápido. Girando se encamino hacia una puerta, la<br />
abrió y sacó un descolorido manto con un color parecido al verde manzana. Acércate a este<br />
viejo y disponte a sentir lo que nadie excepto yo he visto. Conocerás lo que llamo un pliegue<br />
en el espacio. Esto nos permitirá estar en un instante al lado de tus amigos.<br />
Y así lo hizo, nos cubrió a los dos completamente con el manto y cuando volvió a<br />
destaparnos, nos encontrábamos a unos cuarenta pasos de la cueva. Retrocedí aterrado por<br />
el acto de brujería, no daba crédito a mis ojos, un escalofrío recorrió mi espinazo en toda su<br />
longitud, mis ojos parpadeaban alocadamente, queriendo comprender lo ocurrido y mi mente<br />
era un singular interrogante.<br />
Unos gritos de pelea resuenan en la cueva, mirando al viejo Mago y sin decir palabra,<br />
salí corriendo hacia los orígenes, que no eran otros que la cueva, al llegar a su entrada ya con<br />
la espada en la mano, vi como Diatros se entregaba en la lucha con... ¿ La Rosa del Diablo?. Sí<br />
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