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CATECISMO CATOLICO (pdf) - Arquidiócesis de San José

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1017 "Creemos en la verda<strong>de</strong>ra resurrección <strong>de</strong> esta carne que poseemos ahora" (DS 854).<br />

No obstante, se siembra en el sepulcro un cuerpo corruptible, resucita un cuerpo incorruptible<br />

(cf. 1 Co 15, 42), un "cuerpo espiritual" (1 Co 15, 44).<br />

1018 Como consecuencia <strong>de</strong>l pecado original, el hombre <strong>de</strong>be sufrir "la muerte corporal, <strong>de</strong><br />

la que el hombre se habría liberado, si no hubiera pecado" (GS 18).<br />

1019 Jesús, el Hijo <strong>de</strong> Dios, sufrió libremente la muerte por nosotros en una sumisión total y<br />

libre a la voluntad <strong>de</strong> Dios, su Padre. Por su muerte venció a la muerte, abriendo así a todos<br />

los hombres la posibilidad <strong>de</strong> la salvación.<br />

Artículo 12 "CREO EN LA VIDA ETERNA"<br />

1020 El cristiano que une su propia muerte a la <strong>de</strong> Jesús ve la muerte como una ida hacia El<br />

y la entrada en la vida eterna. Cuando la Iglesia dice por última vez las palabras <strong>de</strong> perdón <strong>de</strong><br />

la absolución <strong>de</strong> Cristo sobre el cristiano moribundo, lo sella por última vez con una unción<br />

fortificante y le da a Cristo en el viático como alimento para el viaje. Le habla entonces con<br />

una dulce seguridad:<br />

Alma cristiana, al salir <strong>de</strong> este mundo, marcha en el nombre <strong>de</strong> Dios Padre<br />

Todopo<strong>de</strong>roso, que te creó, en el nombre <strong>de</strong> Jesucristo, Hijo <strong>de</strong> Dios vivo, que murió por ti, en<br />

el nombre <strong>de</strong>l Espíritu <strong>San</strong>to, que sobre ti <strong>de</strong>scendió. Entra en el lugar <strong>de</strong> la paz y que tu<br />

morada esté junto a Dios en Sión, la ciudad santa, con <strong>San</strong>ta María Virgen, Madre <strong>de</strong> Dios, con<br />

<strong>San</strong> <strong>José</strong> y todos los ángeles y santos. ... Te entrego a Dios, y, como criatura suya, te pongo<br />

en sus manos, pues es tu Hacedor, que te formó <strong>de</strong>l polvo <strong>de</strong> la tierra. Y al <strong>de</strong>jar esta vida,<br />

salgan a tu encuentro la Virgen María y todos los ángeles y santos. ... Que puedas contemplar<br />

cara a cara a tu Re<strong>de</strong>ntor... (OEx. "Commendatio animae").<br />

I EL JUICIO PARTICULAR<br />

1021 La muerte pone fin a la vida <strong>de</strong>l hombre como tiempo abierto a la aceptación o rechazo<br />

<strong>de</strong> la gracia divina manifestada en Cristo (cf. 2 Tm 1, 9-10). El Nuevo Testamento habla <strong>de</strong>l<br />

juicio principalmente en la perspectiv a <strong>de</strong>l encuentro final con Cristo en su segunda venida;<br />

pero también asegura reiteradamente la existencia <strong>de</strong> la retribución inmediata <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> la<br />

muerte <strong>de</strong> cada uno con consecuencia <strong>de</strong> sus obras y <strong>de</strong> su fe. La parábola <strong>de</strong>l pobre Lázaro<br />

(cf. Lc 16, 22) y la palabra <strong>de</strong> Cristo en la Cruz al buen ladrón (cf. Lc 23, 43), así como otros<br />

textos <strong>de</strong>l Nuevo Testamento (cf. 2 Co 5,8; Flp 1, 23; Hb 9, 27; 12, 23) hablan <strong>de</strong> un último<br />

<strong>de</strong>stino <strong>de</strong>l alma (cf. Mt 16, 26) que pue<strong>de</strong> ser diferente para unos y para otros.<br />

1022 Cada hombre, <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> morir, recibe en su alma inmortal su retribución eterna en<br />

un juicio particular que refiere su vida a Cristo, bien a través <strong>de</strong> una purificación (cf. Cc <strong>de</strong><br />

Lyon: DS 857-858; Cc <strong>de</strong> Florencia: DS 1304-1306; Cc <strong>de</strong> Trento: DS 1820), bien para entrar<br />

inmediatamente en la bienaventuranza <strong>de</strong>l cielo (cf. Benedicto XII: DS 1000-1001; Juan XXII:<br />

DS 990), bien para con<strong>de</strong>narse inmediatamente para siempre (cf. Benedicto XII: DS 1002).<br />

A la tar<strong>de</strong> te examinarán en el amor (<strong>San</strong> Juan <strong>de</strong> la Cruz, dichos 64).<br />

II EL CIELO<br />

1023 Los que mueren en la gracia y la amistad <strong>de</strong> Dios y están perfectamente purificados,<br />

viven para siempre con Cristo. Son para siempre semejantes a Dios, porque lo ven "tal cual<br />

es" (1 Jn 3, 2), cara a cara (cf. 1 Co 13, 12; Ap 22, 4):

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