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EL REFORMADOR JUSTO RUFINO BARRIOS

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descanso continuó la marcha por el amplió camino que conduce a las primeras casas del<br />

pueblo. Al divisarlas hizo alto, desplegó algunas guerrillas y dio orden de atacar las trincheras<br />

del enemigo que se miraban al frente y por ambos lados. Estaba bien entablado el combate,<br />

cuando Barrios se dirigió montado en su yegua a un lugar cercano que quedaba a su izquierda<br />

formando una pequeña prominencia en donde habían unas piedras grandes, árboles de mango<br />

y un rancho de paja solitario, desde donde se podía ver bien el campo enemigo y en particular,<br />

las fortificaciones de la "Casa Blanca". Eran como las once y media de la mañana, Barrios no se<br />

desmontó, llevó su yegua sobre aquella altura, desde donde todo se veía, pero como la yegua<br />

era alta, su jinete también presentaba de lejos un buen blanco en un campo despejado, fácil de<br />

acertarle ya que por doquiera se le podía ver. Los ayudantes seguían detrás, pero todos<br />

quedaban más bajos. El enemigo hacía un fuego nutrido y el General Barrios mientras<br />

examinaba el lugar, se inclinó sobre el cuello de la yegua al lado derecho, para ocultarse de las<br />

trincheras al frente. En esa posición, bajo un fuego muy recio, se le vió soltar las riendas<br />

repentinamente, bambolearse y caer al suelo, quedando la yegua inmóvil parada en el mismo<br />

lugar. El asistente José Angel Jolón, gritó diciendo, el "patrón se ha caído" y todos los ayudantes<br />

inclinándose acudieron a él. Una bala lo había herido fatalmente y cuando sus ayudantes<br />

acudieron a su auxilio, Barrios había ya muerto. La bala le entró por el hombro derecho, le<br />

atravesó el pecho en línea oblicua y salió por el lado izquierdo, matándolo instantáneamente.<br />

La noticia corrió como un reguero de polvora entre las tropas de los dos ejercitos,<br />

envalentonando a los salvadoreños y llenando de desaliento a las tropas guatemaltecas, que<br />

decidieron batirse en ordenada retirada. El cadaver de Barrios fue embalsamado en Cuilapa y<br />

llevado a la ciudad de Guatemala, donde días después fue enterrado con honores, en el<br />

Cementerio General que él mismo inaugurara y fundara en 1881. El mando lo asumió el General<br />

Felipe Cruz, nombrado Mayor General para tal efecto. La batalla debía de seguir, pero el espíritu<br />

de las tropas comenzó a flaquear al saber de la muerte de Barrios. Zavala, Negrete, Enríquez y<br />

Godoy lanzaron un ataque desesperado pero las defensas eran férreas. El General Venancio<br />

Barrios, hijo del Presidente, se lanza contra las trincheras salvadoreñas, encontrando así la<br />

muerte. A las 3 de la tarde se inició la retirada hacia Chingo. El General Barrios había salido del<br />

Cuartel General a las 9 de la mañana con la fuerte impresión que le había causado el mensaje<br />

acerca del Batallón Jalapa y pocas horas después, lo regresaban ya muerto al mismo lugar.<br />

Nosotros creemos sin duda y con convicción, de que el proyectil que mató a Barrios partió de la<br />

más inmediata de las trincheras que quedaban a su lado derecho y que quizás él no pudo<br />

distinguir por las muchas cercas de piedra que las rodeaban, pero desde donde, en realidad, él<br />

estaba al descubierto. La bala le penetró abajo de la clavícula del hombro derecho y le tocó el<br />

corazón, causándole una muerte instantánea.<br />

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