08.05.2013 Views

Los disidentes del universo - Biblioteca Mexiquense del Bicentenario

Los disidentes del universo - Biblioteca Mexiquense del Bicentenario

Los disidentes del universo - Biblioteca Mexiquense del Bicentenario

SHOW MORE
SHOW LESS

You also want an ePaper? Increase the reach of your titles

YUMPU automatically turns print PDFs into web optimized ePapers that Google loves.

fantasmal habitante de Denver, Colorado, que sin que nadie<br />

reparara en él exigió su derecho a la pasividad, su derecho a simplemente<br />

ser: Roy Robert Smith, aquejado de inapetencia.<br />

Al igual que los ejes obesos <strong>del</strong> mundo, pero sin que mediara<br />

ningún sacrificio cosmogónico <strong>del</strong>irante, ese individuo imposible<br />

practicó una forma sui generis de desaparición (una<br />

desaparición, podríamos decir, de cuerpo presente), a través de<br />

la cual, sin inmiscuirse en nada demasiado grave, pero sin establecer<br />

tampoco afinidades con las cosas comunes y sencillas, se<br />

mantuvo al margen de cualquier ocupación, ya fuera de tipo<br />

ordinaria o extraordinaria, hasta el colmo de llevar su inapetencia<br />

a una suerte de perfección. Como si enflaquecido por tanta<br />

ligereza o por la falta de sustancia, sólo se le hubiera consentido<br />

rozar la superficie de las cosas, atravesar el teatro de su propia<br />

vida a hurtadillas y a deshoras y con la consistencia de una sombra,<br />

Smith dejó tras de sí una estela de renuncias y omisiones,<br />

una estela de negatividad.<br />

En 1936, Roy Robert Smith fue invitado al programa de radio de<br />

Mr. Ripley, Belive It or Not!, a presentar la historia de su vida, o<br />

más bien, su ausencia de historia. El nuevo huésped, que ya para<br />

entonces había cumplido 36 años, merecía formar parte de la<br />

gran enciclopedia de la rareza, no tanto por sus hazañas o sus<br />

habilidades especiales, sino por su aberrante monotonía, su desinterés<br />

exacerbado, su total falta de ánimo. A los pocos segundos de<br />

comenzada la transmisión quedó claro que ese individuo carecía<br />

de toda afición, pasatiempo o inquietud —ya ni se diga vicio—, y<br />

que encarnaba la idea aterradora <strong>del</strong> hombre sin atributos, la idea<br />

<strong>del</strong> hombre sin historia y sin referencias: “Nunca había probado<br />

1 1 5

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!