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Los disidentes del universo - Biblioteca Mexiquense del Bicentenario

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sonriéndole desde el rostro de cada mujer cubierta con un<br />

abrigo de pieles, persiguiéndolo por las calles de ese epicentro<br />

circense en el que se había convertido San Petersburgo. Aunque<br />

la respetó y le dio su lugar y quizá también llegó a quererla,<br />

Lent, el desorbitado Lent, vagando sin rumbo mientras arrojaba<br />

un nuevo billete, tal vez no podía dejar de pensar en esa noche<br />

terrible, en Moscú, en que después de la muerte de su único<br />

hijo, cuando ya era claro que su mujer no se recuperaría de la<br />

fiebre, presa de quién sabe qué arrebato o afán de humillación<br />

o necesidad de cometer alguna bajeza, tuvo la ocurrencia de<br />

vender entradas para que un grupo escogido de nobles presenciara<br />

la agonía de su esposa. Y como si la imprevista venganza<br />

hubiera llegado bajo la forma de un repiqueteo infernal en las<br />

paredes de su cráneo, Lent escuchaba una y otra vez, obsesivamente,<br />

las últimas palabras que salieron de la boca de Julia, y<br />

que no podían estar dirigidas sino a él, a ese hombre con fama<br />

de desalmado que ella sin embargo amaba y a quien le había<br />

perdonado todo, pero que en el momento decisivo se dejó llevar<br />

por la ambición o la cobardía o la infamia, tirando por la<br />

borda, <strong>del</strong> mismo modo imbécil como ahora tiraba el dinero a<br />

las aguas <strong>del</strong> río, todos esos años de vida incierta y humillante<br />

pero también dichosa; y dando tumbos antes de derrumbase<br />

sobre los fríos guijarros a la orilla <strong>del</strong> Neva, mientras una vez<br />

más no podía reprimir una carcajada afónica, Lent se preguntaba<br />

a quién sino a él estaban dedicadas esas palabras que Julia<br />

Pastrana había pensado con sumo cuidado, esas palabras de una<br />

inocultable tristeza, después de todo ásperas, que apenas pudo<br />

pronunciar con su último suspiro: “Muero feliz; sé que he sido<br />

amada por mí misma”.<br />

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